¿La OEA debe morir para que América Latina y sus cambios sobrevivan?

25/08/2009
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  • Opinión
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El papel de ministerio de colonias del imperio ha sido un estigma que la OEA aun no se puede quitar de encima. Su posición confusa en estos días, tratando de complacer al amo imperial, deja al desnudo su inutilidad absoluta frente a los problemas comunes que afrontamos los latinoamericanos.
 
Su rol intervencionista en Venezuela a favor de las fuerzas contra revolucionarias sigue vivo, y los “contras” venezolanos siempre guardan la esperanza de que la OEA, un día, ponga sus buenos oficios para repetir en la patria de Bolívar lo que hicieron en Honduras el 28 de junio. Y esas esperanzas son alimentadas desde alguna oscura oficina en Washington.
 
Es también previsible que su posición frente a la amenaza de las bases militares gringas en Colombia sea completamente abyecta y pusilánime. Seguramente Uribe cuenta con ello para llevar adelante esta escalada contra todo el continente,
 
Queda claro que el famoso camino del diálogo de la OEA solo sirve para legitimar procesos ilegítimos. No hay moralidad, ni consciencia sobre las consecuencias de los actos aventureros del imperialismo. Los mandatos de esta organización como diría cualquier amigo mexicano “valen madres”.
 
La imagen de Insulza frente a Roberto Micheletti; o la misma comisión de cancilleres sentada con este dictador, recibiendo el regaño de este, admitiendo que les dijera en su cara que nadie lo va a quitar del puesto que gracias a su inoperancia aún mantiene, es mas que elocuente.
 
Más triste aun es su comunicado final donde dicen que ha habido avances, pero que Micheletti no se quiere ir. Lo único que se obtuvo de este lamentable papelón fue un reconocimiento tácito del régimen fascista y todas las desgracias que esto significa para el pueblo hondureño. 
 
Aunque muchos no esperábamos que nada bueno resultara de esta misión de la OEA, no creímos que adoptarían posiciones que en la práctica ponen a los gorilas al mismo nivel que los ciudadanos que han luchado por la defensa de la institucionalidad. Si, se trataba de escuchar, pero no de rendir el sombrero al golpista y su camarilla.
 
Después de esto queda claro que todos debemos poner el dedo en la llaga. Ya no podemos depender de tipos como Arias. No podemos seguir con tibieza los acontecimientos que nos afectan, y menos aun, podemos seguir confiando en este adefesio continental, que tanto daño ha causado ya.
 
Es evidente que la mayoría de países no pueden poner mucha presión sobre lo que pasa en Honduras. La dependencia que guardamos de los Estados Unidos, hace de estos un actor fundamental, tanto en la ejecución del golpe como en su resolución.
 
Sin embargo, creo que todos los países pueden darse un chance con una iniciativa tipo UNASUR. De hecho este es el momento, y no después cuando sea tarde para todo el continente, en que hay que poner un ultimátum a la OEA; o resuelve en Honduras lo que el imperio hizo o se desmantela este adefesio.
 
Los países latinos, en el camino de encontrar su identidad plena; una sociedad más justa y un futuro común deben asumir posiciones firmes, para prevenir las acciones que el imperio ya lleva a cabo en todos los países progresistas de nuestra América Latina.
 
Los intentos de desestabilización son el factor común desde Guatemala hasta la Argentina. Si no sucede nada extraordinario, Chile volverá a manos de la derecha, y será el acompañante de Colombia en la fase de expansión fascista en el continente.
 
Lo que hoy se puede apreciar en el continente es una posible ola de golpes de estado para regañar posiciones en la OEA, y luego atacar la presa mas codiciada por los gringos: la revolución bolivariana. Los países centroamericanos, exceptuando a Costa Rica son los candidatos mas idóneos para llevar adelante estos planes.
 
Si los presidentes latinoamericanos dejan que esto pase, estaremos perdidos. Sabemos que hay peones de diverso calibre, como el mismo Uribe, Alan García, Calderón, Martinelli que buscaran torpedear cualquier iniciativa unionista. Es incierta la posición que adoptara el Brasil de Lula o la propia Argentina, entonces hay que unir a aquellos que quieran hacerlo.
 
Por lo tanto, es pertinente romper la política de consensos, que lo único que trae es mediatización en los resultados, obteniendo al final híbridos en contra de los pueblos y su voluntad.
 
A final, hoy debemos pensar ya no en las bases militares en Colombia, Uribe ya cerró ese negocio. Hoy la misión consiste en defender lo que hemos logrado. Definir la manera en como reaccionamos frente a la agresión. Implementar las instancias que nos permitan adoptar posiciones conjuntas frente a amenazas claras.
 
La interpretación del caso Honduras, y el mejor apoyo a la institucionalidad y a la lucha del pueblo hondureño, esta en poner presión sobre la existencia misma de la OEA. La situación es simple: o resuelve Honduras o se disuelve.
 
El presidente Chávez había ya planteado esto poco después del golpe; hoy se hace imperativo que la iniciativa sea tomada en serio y lleva adelante cuanto antes. Y no se trata de algo que se debe hacer en meses. Los primeros pasos deben darse de forma inmediata.
 
Si no solucionan nada es un hecho que la OEA debe morir para que Latinoamérica pueda sobrevivir
 
Ricardo Arturo Salgado
Investigador Social
https://www.alainet.org/es/articulo/135950?language=es
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