Injerencia militar y control en América Latina

01/01/2009
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Una nueva amenaza se cierne sobre los procesos de cambio en América Latina. Toda vez que en la región se han emprendido trasformaciones político-ideológicas, a las que se suman cada vez más países del continente, se sitúa sobre ellas la maquinaria imperial que en otras oportunidades se ha encargado de socavar las voluntades progresistas que germinan en el continente, así como las expresiones populares y nuevas formas de organización que han cuestionado el sistema-mundo imperante, exigiendo el reconocimiento de sus derechos y su soberanía.

Son muchas las señales identificables de las actividades que amenazan los ejercicios soberanos de transformación político-social en el continente. Dentro de este ámbito, el Golpe de Estado hondureño es apenas un punto de inflexión que marca el inicio de una época de intervenciones, sutiles y no tanto, en las formas de organización y conducción de nuestros países. Las potencias hegemónicas, a la usanza de décadas anteriores, pretenden aplicar su control absoluto sobre la región; una vez más, la bota militar es usada para “influir” sobre el espíritu revolucionario del continente.

Así como el siglo pasado, el imperialismo justificó la intervención del Estado en la economía a fin de salvaguardar la estabilidad financiera y macroeconómica, mientras generaban una política de contención hacia las tendencias progresistas de muchos movimientos obreros, partidos de izquierda e incluso algunos gobiernos de América Latina y el Caribe; hoy, producto de la crisis estructural del sistema capitalista mundial, pretenden implementar una receta similar que no sólo contempla mecanismos de control financiero, sino que a su vez plantea una fórmula similar a la de antaño, promoviendo un período de intervenciones militares en la región.

La actual disposición del gobierno colombiano de suscribir convenios de cooperación con los Estados Unidos, que permitiría entre otras muchas cosas, la instalación de nuevas bases militares estadounidenses en territorio neogranadino (hasta ahora siete), bajo el argumento del combate al terrorismo y el narcotráfico, deja en evidencia el compromiso de esta nación suramericana con el imperialismo estadounidense, que sólo pretende reeditar su política de contención sobre los vientos de cambio que soplan sobre el continente. Esta nueva-vieja política se reinició, cuando menos formalmente, con el Golpe de Estado perpetrado contra Manuel Zelaya y el pueblo de Honduras.

Además de la injerencia aplicada a través de las “políticas” económicas, culturales, comunicacionales, etc., contra los Estados soberanos de América Latina y el Caribe, la presencia militar sigue siendo una de las estrategias de control preferidas por los EE.UU. Sin lugar a dudas, el anuncio del cierre de las operaciones de la Base Militar de Manta, al norte de Ecuador, fue uno de los factores que aceleró las negociaciones colombo-estadounidenses, que permitirán mantener bajo el estricto ojo militar norteamericano a países como Venezuela y Ecuador. Del mismo modo, el golpe de Estado hondureño y la situación de inconstitucionalidad derivada, podría permitir la reanudación de las operaciones que se venían llevando a cabo en la Base Militar Soto Cano, que el presidente Zelaya destinara para uso exclusivo de vuelos comerciales en 2008.

Es necesario distinguir las antiguas formas de agresión (con nuevas caras), que usa el imperialismo para atentar contra las transformaciones sociales del continente. Aunque algunos de los métodos han sido expuestos por los gobiernos revolucionarios, seguramente seguiremos viendo “nuevas versiones” de los golpes ultraderechistas de otros tiempos. El Golpe de Estado hondureño y la instalación de las bases militares no son hechos aislados, por el contrario forman parte de la arremetida de las potencias hegemónicas y la aplicación de un nuevo experimento de inmovilización, amedrentamiento y reversión de las fuerzas sociales de Nuestra América; podemos estar seguros que nos encontramos ante la inauguración de una época de intervenciones (de todo tipo), donde se seguirán estimulando procesos de desestabilización en naciones hermanas que han decidido alzar su voz a favor de construcción de una nueva concepción del mundo y de las relaciones de poder, donde quepan muchos mundos.

germaniaff@gmail.com

 

https://www.alainet.org/es/articulo/135613
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