Cuál acuerdo con Estados Unidos?

26/07/2009
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Uno de los legados del ex ministro Santos es el anuncio de conversaciones con las autoridades de Estados Unidos, mostrando su complacencia para que la base de Manta clausurada en Ecuador se traslade a Colombia. Luego se despachó y así en seguidilla lo hacen altos funcionarios: “No habrá base militar de Estados Unidos en nuestro territorio”. El desaguisado fue tan repulsivo que nadie quiere reconocer lo existente: lo que se quiere ampliar para ser obsecuentes en la aplicación de la Neo Respice Polum.
 
Bases militares existen en Colombia bajo el signo del encubrimiento. La de Palanquero cuyo radio de operación tiene alcances estratégicos continentales, siendo la más importante en la región, es centro de operación de las unidades militares extranjeras que gozan de inmunidad y por ende de impunidad. Son autónomas para decidir sus operativos y los notifican como fuerza de ocupación que somete la soberanía de Colombia. Se trata de una servidumbre voluntaria del gobierno del Señor Presidente.
 
Lo que está en curso es una negociación para ampliar el sometimiento al intervencionismo militar de la potencia del Norte en coherencia con el Plan Colombia y la Seguridad Democrática. Sin el sometimiento y apoyo de los Estados Unidos la Seguridad Democrática es una entelequia.
 
Además de Palanquero (Cundinamarca) están las bases de Malambo (Barranquilla), ARC Bolívar (Cartagena), Málaga (Pacífico) y Apiay (Llanos Orientales) que serían funcionales a las tropas extranjeras y en la concepción de operar con tecnologías de alta coordinación y movilidad, incluyendo la presencia de portaviones de guerra.
 
Las declaraciones del canciller Jaime Bermúdez cuando afirma que “se trata simplemente de profundizar los acuerdos ya existentes. No estamos inventando nada nuevo” (El Tiempo, Julio 6 de 2009), dicen la verdad, pero a medias. No se trata de un “esquema de cooperación” que data de 1952 sino de cesión ampliada de soberanía nacional.
 
Tal como están las cosas – que la revista CAMBIO reveló – se preserva la inmunidad, léase impunidad para el personal de Estados Unidos. Se garantiza la autonomía en las decisiones y se amplían las facultades operativas de los comandos incluyendo la guerra contra insurgente.   
 
Colombia se está convirtiendo en plataforma de militarización del Continente y de peón de guerra en el vecindario. Las fronteras del país se mantienen calientes. La reacción no se ha hecho esperar: los presidentes de Ecuador, Bolivia y seguirán de otros Estados han prendido las señales de alarma. Por decisión del gobierno del Señor Presidente se acelera el armamentismo y el gasto militar es exorbitante. A los problemas de orden público se les da un tratamiento de guerra. La protesta social se criminaliza y el delito de opinión se esgrime como doctrina jurídica del régimen.
 
El editorial de EL TIEMPO (6 de julio de 2009) afirma: “El apoyo estadounidense, a través del Plan Colombia y de otros mecanismos ha servido para mejorar la capacidad operativa del ejército, ha facilitado su profesionalización e incluso ha introducido concepciones más democráticas en el credo castrense. Como por ejemplo, el rechazo al paramilitarismo con más contundencia y actos concretos que en el pasado”. Lo de eficacia y profesionalización puede aceptarse pero al costo de restar creatividad y liderazgo a nuestra oficialidad. Lo de concepciones más democráticas en el credo castrense es pura propaganda. Se trata del ejército que practica la tortura legalizada, doctrina infame del gobierno Bush y que influencia no sólo en la guerra contra Irak y Afganistán sino que ha permeado en nuestro país.
 
¿Los oficiales, la embajada de Estados Unidos no saben nada, ni tienen nada que ver con la doctrina de los falsos positivos? ¿Esta modalidad criminal del Estado disfrazada de equivocación en la magnitud que ha sucedido no fue percibida por los procónsules de Estados Unidos? ¿No saben nada de la conversión del DAS en un artefacto de persecución y espionaje?
 
Necesitamos un debate nacional, la verdad y toda la verdad. Colombia requiere unas fuerzas armadas nacionales, democráticas y bajo el imperio de la Constitución. Mi propuesta es: Sí a la colaboración y amistad con Estados Unidos, No al sometimiento y a la servidumbre.
 
Especial para Un Pasquín
- Ricardo Sánchez Ángel es profesor Universidad Nacional y Universidad Externado
https://www.alainet.org/es/articulo/135349?language=es
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