La búsqueda de alternativas a la militarización
- Opinión
Contribución a los debates sobre “Integración regional: una nueva oportunidad frente a la crisis”.
La crisis general que hoy atraviesa el sistema político y social imperante es también una buena oportunidad para discutir estrategias de los pueblos destinadas a avanzar desde la soberanía y la integración en la búsqueda de alternativas a los problemas más urgentes de las mayorías populares.
Esta búsqueda que ha de extenderse a todos los campos de la vida económica, política, social y cultural es particularmente válida en lo que se refiere a las acciones y estrategias destinadas a enfrentar las políticas imperiales de guerra y militarización que venimos denunciando como parte inseparable de la estrategia integral de dominación y explotación de nuestros pueblos.
Y la pregunta que nos planteamos es en qué medida los actuales procesos de integración regional ofrecen mayores posibilidades para enfrentar la estrategia imperial en el plano militar y abrir nuevos caminos para la denuncia y rechazo de las doctrinas de seguridad y defensa elaboradas por el Pentágono y que se vienen aplicando desde hace décadas en nuestro continente a contramano de los verdaderos intereses de nuestros pueblos y países.
El Consejo de Defensa Sudamericano, creado por Unasur es un buen ejemplo a analizar. Lo es también la defensa de la institucionalidad democrática en Bolivia, y la investigación de la masacre de Pando, resuelta asimismo por Unasur. Otras medidas adoptadas por países de la región como la determinación del gobierno ecuatoriano de poner fin al uso por el gobierno de Estados Unidos de la base de Manta, o la decisión del gobierno argentino de re-estatizar
Consignar estos hechos positivos y reconocer las posibilidades de avance y diálogo constructivo con los gobiernos de la región de ninguna manera presupone renunciar al reclamo por otras situaciones pendientes. Por el contrario, para seguir avanzando es imprescindible insistir, por ejemplo, en el rechazo a las maniobras conjuntas de fuerzas latinoamericanas bajo la dirección del Pentágono yanqui como las Panamax (relacionadas con el control militar del canal interoceánico), o las realizadas recientemente en Mayport, Florida en la sede de
Las maniobras conjuntas en la sede de la IV Flota
Por su magnitud, complejidad, lugar de emplazamiento y oportunidad de realización, estas maniobras merecen una atención especial.
Identificadas como Unitas Gold 50-09, Partnership in the Americas y Tradewind 2009, tuvieron lugar desde el 20 de abril al 5 de mayo del 2009 y fueron consideradas por el Comando Sur del Pentágono como una verdadera “Cumbre Militar de América” en las que participaron, bajo la dirección del Comando Sur y en coordinación con el Comando Norte, diez países de la región (Argentina –en calidad de observadora según aclaró el Ministerio de Defensa- , Brasil, Canadá, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, México, Perú, Uruguay) y unidades de las Armadas de Francia y Alemania.
Según indica el investigador cubano Antonio J. Guardado Azaret, (ver el trabajo publicado en: http://www.ceid.cubaweb.cu/cumbre_militares_amer.htm) son, en la historia de los operativos Unitas, las más complejas maniobras realizadas hasta la fecha por la magnitud, la multi integración de ejercicios, los componentes militares y la participación multinacional y, significativamente, comenzaron un día después de concluida
Las maniobras, desarrollaron tres ejercicios en uno, con la participación de más de 30 buques de superficie, dos submarinos, cerca de medio centenar de aeronaves y más de 10.000 hombres, en operaciones de: combates navales, interdicción marítima, defensa aérea, desembarcos anfibios, misiones de operaciones especiales, simulacros de incendios y rescate de embarcaciones en dificultades y operaciones humanitarias.
Son sin duda una muestra de la continuidad de la política de fuerza de los Estados Unidos para mostrar a la región y al mundo cuáles son sus prioridades en materia de seguridad y defensa. Igualmente significativo es que tengan como escenario la sede de
Diversos analistas visualizan estas maniobras como un desafío a la voluntad expresada por los gobiernos de Unasur al constituir el Consejo de Defensa Sudamericano con el expreso objetivo de tomar distancia de las estrategias de seguridad del Pentágono y establecer los intereses propios de seguridad de los países de la región.
En camino al Consejo de Defensa Sudamericano
Aunque la voluntad de crear el Consejo de Defensa Sudamericano tomó cuerpo en la reunión constitutiva de Unasur que tuvo lugar en Brasilia el 23 de mayo de 2008, ya desde años anteriores empezó a circular entre los gobiernos de América del Sur la idea de una alianza militar sin Estados Unidos. Y existen estudios sobre el tema que, analizando los antecedentes del CDS, se remiten a la contradicción objetiva entre la política de expansión e intervencionismo de los Estados Unidos y los intereses de los países y pueblos de la región sometidos a la dependencia y el saqueo imperial.
Preguntándose si está en marcha una nueva concepción de
el investigador argentino Gustavo Lahud hace notar que existe “una creciente tendencia hacia la desinstitucionalización de las relaciones político-diplomáticas hemisféricas, cuyo principal indicador ha sido la progresiva erosión del papel desempeñado por
Aquí es oportuno recordar que, desde hace décadas, existe en el esquema institucional de seguridad interamericano una agencia llamada Junta Interamericana de Defensa (JID), anterior incluso a la creación de
En tiempos más recientes fue creado el denominado Comando Norte con sede en suelo estadounidense y con despliegue y operatividad sobre el conjunto del espacio geopolítico del América del Norte, a la vez que se produjo un redimensionamiento de la estrategia político-militar del Comando Sur con la consolidación de fuerzas de despliegue rápido (Forward Locations Operations) con presencia de personal militar y civil fundamentalmente vinculados a la áreas de Inteligencia militar y policial, con importantes bases militares, un fuerte financiamiento y signos evidentes de militarización de la vida político institucional de la región.
Entre los hechos ocurridos en el período previo a la decisión de Unasur de establecer sus propias políticas de seguridad y defensa, es necesario además anotar, por una parte el creciente despliegue militar del Pentágono en la región que incluye las maniobras conjuntas, los operativos “humanitarios”, la reactivación en julio de 2008 de
¿Qué propone el CDS?
El Consejo de Defensa Sudamericano, creado en diciembre de 2008, se constituye con los ministros de Defensa de los doce países de Unasur (Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Surinam, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) con el objetivo declarado de fortalecer la confianza mutua mediante la integración, el diálogo y la cooperación en materia de defensa buscando avanzar en una política común de Defensa para el continente”.
El CDS, según declaraciones del Ministro de Defensa de Brasil, no supone una alianza militar convencional, como
En opinión del ministro de Defensa de Chile, anfitrión de la primera reunión del CDS en marzo de 2009, la creación del Consejo de Defensa Sudamericano marca un "hito histórico" en las relaciones entre los países de la zona y agregó además que no será una alianza militar clásica ni organizará un Ejército propio. Chile también ha propuesto, junto con Argentina, transparentar la información sobre gastos e indicadores económicos de
Por su parte la ministra argentina de Defensa ha señalado entre los principios hasta ahora consensuados que se espera guíen la actuación del CDS, la ratificación de la plena vigencia de las instituciones democráticas, el respeto irrestricto a los derechos humanos y el ejercicio de la no discriminación en el ámbito de
Al respecto es muy interesante la iniciativa del gobierno Argentino, presentada a los Ministros de Defensa de Unasur de crear un Centro Sudamericano de Estudios Estratégicos para
El gobierno argentino también considera necesario promover el establecimiento de un Colegio Sudamericano de Defensa. De concretarse esta idea ya no habría argumentos para que los países de la región siguieran enviando sus efectivos a capacitarse a la tristemente célebre Escuela de las Américas, escuela de asesinos a la que ya algunos países, entre ellos Argentina, han dejado de concurrir.
Por lo dicho hasta aquí es razonable concluir que se ha inaugurado una nueva perspectiva de lucha contra la estrategia imperial de guerra y militarización; una posibilidad de avanzar, por ejemplo, en la resolución pacífica de los conflictos sin renunciar a la soberanía de los pueblos y países del área. Así lo demostró el exitoso tratamiento de la controversia entre Ecuador y Colombia en la reunión del Grupo de Río a raíz de la incursión militar colombiana en territorio ecuatoriano en marzo de 2008.
La fortaleza militar en Malvinas y la descolonización del Atlántico Sur
En ese contexto, creemos que es el momento de llevar a cabo una fuerte ofensiva político-diplomática -como la que plantea Ecuador al anunciar su retiro del CIADI- ofensiva que seguramente contaría con el compromiso de las fuerzas populares de Argentina y de toda Latinoamérica para acabar con esa rémora del siglo XIX que es la ocupación colonial de las Islas Malvinas y otros archipiélagos del Atlántico Sur por parte de la Corona Británica.
Y en virtud de los objetivos declarados por Unasur, así como por la práctica desplegada en su corta existencia, es probable contar con el apoyo de esta nueva experiencia latinoamericana de integración, y no solamente por solidaridad, sino además porque la gran Fortaleza militar con aptitud nuclear, instalada por
Y esperamos asimismo contar con la solidaridad activa de
Como queda dicho, al hablar de estas nuevas posibilidades para la batalla por la paz, no estamos pensando en esperar que la situación evoluciones por sí misma, sino todo lo contrario. Es el momento de ir por más. Porque el imperialismo no abandona su estrategia. La política de guerra, y saqueo de nuestros pueblos es inherente a su propia naturaleza.
El gobierno de los Estados Unidos acaba de sufrir una histórica derrota en
Los hechos indican que la militarización sigue siendo “la herramienta privilegiada de la política estadounidense en el siglo XXI, para garantizar el acceso y monopolización de los recursos naturales estratégicos, para disuadir o reprimir las resistencias, para enfrentar la formación de bloques hegemónicos alternativos y para promover un cambio de normatividades que favorezca los intereses de los grandes capitales y de las estrategias globales del Estado norteamericano” según señalan las conclusiones del VI Encuentro Hemisférico de Lucha Contra los TLCs y por
“En suma, bajo
prosperidad) y escalar y expandir la militarización de la región (esta es la seguridad) que, dado el desprestigio y rechazo a los tratados de libre comercio o al ALCA, no pasa por una negociación ni verificación de congresos, sino en una imposición política que violenta el llamado Estado de Derecho que tanto pregonan de manera retórica”.
En definitiva, el ALCA es un cadáver pero hasta ahora no pudimos enterrarlo. Derrotamos al imperio en
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