Los agrocombustibles

04/05/2008
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  • Opinión
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Últimamente, en todo el mundo, hemos sido testigos de una verdadera ofensiva de las grandes empresas y del capital internacional y financiero para promocionar lo que se ha dado en llamar “biocombustibles”, para referirse a los agrocombustibles.  Como hemos señalado en el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria, realizado en Malí (marzo de 2007), se está utilizando el prefijo bio (relativo a vida) con un sentido claramente manipulador, pues lo correcto es hablar de agrocombustibles respecto a los combustibles producidos a través de la agricultura.

Este inusitado interés por los agrocombustibles se debe a dos razones fundamentales.  Las reservas de petróleo están llegando a su fin, y su precio tiende a aumentar cada vez más –ya bordea los 120 dólares por barril-, haciendo inviable de esta manera el transporte individual y reduciendo las tasas de lucro de las petroleras y de las empresas automotrices.  En segundo lugar, existe un clamor de la humanidad ante las denuncias de los científicos de que nuestro planeta está calentándose peligrosamente y que el aumento de 2 a 4 grados en el calentamiento va a alterar todo el sistema climático, el régimen de lluvias y la producción agrícola, afectando la salud de las personas y poniendo en riesgo varias especies, incluyendo la supervivencia humana.

Frente a estos hechos, y con el objetivo claro de mantener sus tasas de ganancia, se formó una alianza diabólica entre tres sectores del capital internacional: las empresas automotrices, las petroleras y las multinacionales que actúan en el sector agrario.  Y, de este enlace, surgió la propuesta de expandir de manera rápida la producción de agrocombustibles para sustituir el petróleo, sin afectar el sistema de transporte individual y asegurándose de mantener su lucro.

Sin embargo, el alcohol (etanol) y los aceites vegetales no son otra cosa que el resultado de la energía solar condensada, por la fotosíntesis, que sufre una mutación química que le da la energía suficiente para que después en la combustión se muevan los motores.  Por lo tanto, la necesidad básica para producir a gran escala los agrocombustibles se da bajo la existencia de tres factores en abundancia: la tierra, el agua y el sol.

Entonces, estos capitales se volcaron inmediatamente hacia el hemisferio Sur, especialmente a los trópicos con abundancia de tierras, para inducirlos a producir etanol y oleaginosas para exportar a los países desarrollados del hemisferio Norte.  Es así cómo se presentó a los países del Sur la propuesta de producir rápidamente estos agrocombustibles, sea la caña, la palma africana, la soja o el girasol, basados en un modelo capitalista de producción.  Es decir, en grandes explotaciones que puedan utilizar un monocultivo a gran escala, con técnicas de mecanización y uso intensivo de agrotóxicos, sin importarles las consecuencias sobre los trabajadores o sobre el medio ambiente.

En los últimos meses, los gobiernos de Bush y de Lula han visitado el mundo entero, pero especialmente los países del Sur, llevando la propaganda sobre la necesidad de producir agrocombustibles para exportar a los Estados Unidos y a Europa, como si esta fuera la solución para la pobreza del campesinado y de las naciones del hemisferio Sur.

Por otro lado, diversos grupos empresariales imperialistas vinculados a esta alianza, como Cargill, Monsanto, Bungue y otros grupos de inversores especulativos, entre ellos George Soros, migraron hacia diversos países del Sur, con el objetivo de comprar tierras, fábricas, etc.  y comenzar la construcción de alcohoductos, para poder controlar este mercado de producción y la exportación de estos agrocombustibles hacia el Norte.

Consecuencias para la agricultura del Sur

Con la posibilidad de ganar mucho dinero ofrecido por las empresas compradoras del Norte, los hacendados capitalistas han pasado a comprar tierras y a expandir los monocultivos de caña, soja, girasol, palma africana, etc.  Esto está trayendo consigo una enorme concentración de la propiedad de la tierra bajo el control de los grandes terratenientes y de las empresas y en algunos casos, como el de Brasil, inclusive la desnacionalización de la propiedad de la tierra con la compra de ésta por parte del capital extranjero.

Otra consecuencia de esta dinámica es que en muchos países esta expansión del área cultivada por agrocombustibles ha sustituido las áreas dedicadas a los cultivos para la alimentación y el ganado lechero.

Asimismo, al elevar las tasas de ganancia en la producción del etanol, se elevan a su vez las tasas de ganancia de todos los productos agrícolas.  Con esto se aumentan los precios de los productos alimenticios que la población pobre necesita comprar, agudizando la “crisis alimentaria” que en estos días ha ocupado la atención nacional e internacional.  De acuerdo a un estudio de la FAO, en 2007 l
os precios globales de los alimentos aumentaron 37%, superando ampliamente el 14% registrado en 2006, teniendo como una de las causas principales la demanda y costos de los insumos para los agrocombustibles.

De la misma manera, se elevan también los precios de las tierras, haciendo inviables las inversiones de los pequeños agricultores y pequeñas agricultoras o estimulándolos a vender sus tierras a "buenos precios" a sus vecinos hacendados.

Además, en relación al medio ambiente, esta forma de producción en monocultivo y basado en agrotóxicos, va a afectar duramente el entorno, destruyendo la biodiversidad existente, afectando el régimen de lluvias e inclusive ayudando al calentamiento climático.  Pues todo monocultivo, al destruir la biodiversidad, contribuye al desequilibrio y al calentamiento global.

Y, por otra parte, en el caso del uso intensivo de venenos (agrotóxicos) no degradables, estos irán a destruir los microorganismos de la tierra, a contaminar las aguas del nivel freático y finalmente se alojarán en los productos que serán producidos.  En el caso específico de Brasil, las empresas fabricantes de agrotóxicos celebran la expansión de los agrocombustibles y prevén la duplicación en el consumo de venenos para los próximos tres años.  Lo que llevará a este país a convertirse en el mayor consumidor mundial de agrotóxicos hacia el año 2010.

Es por esto que la producción de agrocombustibles en grandes haciendas capitalistas de monocultivo traerá mayores problemas ambientales para los países productores.

Alternativas

Para enfrentar el problema de sustitución del petróleo y del calentamiento global, existe una variedad y diversidad de alternativas.  En primer término, tendríamos que repensar el sistema de transporte en las ciudades y sustituir el transporte individual por el colectivo.  Luego, el simple funcionamiento de los motores ya causa calentamiento y altera la situación de las ciudades, independientemente del combustible que se esté usando.  Existen posibilidades de disminuir en más del 30% el consumo de energía solamente con medidas educativas.

Asimismo, podríamos tener otras fuentes de energía renovables, de la naturaleza, como la energía de los vientos, de las olas o aquella que proviene del sol.  Y también con la mejor utilización de gas originario de la fermentación del estiércol de los animales, que está totalmente desperdiciado.  Igualmente, con la producción de butanol, que es otro sistema más eficiente elaborado con azúcares y una mejor utilización de los aceites vegetales.  Sin embargo, todas estas alternativas no son discutidas porque evidentemente no garantizan un lucro a las grandes empresas.

- João Pedro Stedile es dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y de La Vía Campesina de Brasil

https://www.alainet.org/es/articulo/134316
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