Soldados israelíes reconocen matanza de civiles palestinos

La muerte como moneda corriente

29/03/2009
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Los conflictos bélicos ya no se resuelven entre soldados o milicianos armados. Ahora (o quizá desde hace rato), los civiles son blanco premeditado y la vida de una mujer o un niño tiende a tener poco valor.

Los tiempos que corren acostumbraron a los oídos a escuchar día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, cómo mueren personas inocentes víctimas de ataques bélicos.

Este erróneo acostumbramiento hace que estas masacres -muchas veces genocida- pasen desapercibidas y no sean denunciadas ni rechazadas. No obstante, es de vital importancia que se comience a tomar verdadero conocimiento acerca de lo que sucede en el mundo.

Un mundo que se ha convertido en un gran campo de guerra dónde la vida parece no valer nada y se disipa ante los grandes intereses que se hallan detrás de las guerras y los enfrentamientos armados.

Es así como
el ejército israelí considerado “el más ético del mundo” reconoció la matanza indiscriminada de civiles palestinos durante el último ataque realizado a la Franja de Gaza. Además, de la destrucción masiva de la propiedad privada en territorio palestino durante la llamada Operación Plomo Fundido, suscitada entre el 27 de diciembre y el 19 de enero. (Ver: “Bombas de aquí para allá”. APM 01/01/2009)

Estas declaraciones salieron de boca de los propios efectivos de las
Fuerzas de Defensa Israelíes, quienes afirmaron ante un equipo de investigación del Instituto Militar Isaac Rabin, que durante el período de ataque se asesinaron civiles en Gaza que no resultaban sospechosos, ni eran considerados una amenaza.

Los relatos hielan la sangre por su salvajismo y brutalidad: “Un comandante con 100 soldados bajo su mando vio que una mujer caminaba por la calle lo suficientemente cerca como bajarla de un tiro. Era una anciana, no puedo decir si parecía sospechosa o no. Pero lo que hizo el oficial fue colocar hombres en el techo y pedirles a los francotiradores que la mataran. Pensé que era sencillamente un asesinato a sangre fría”, narró un suboficial de ejército judío.

La muerte se convierte en moneda común y los soldados imbuidos por los
“ideales” bélicos de sus Estados y los odios históricos parecen perder sus condiciones de seres humanos y convertirse en máquinas asesinas carentes de cualquier tipo de sensibilidad.

Para cualquier persona costaría entender qué es lo que pasa por la mente de otro ser que decide ser el dueño de la vida de su par. Sin embargo, para estos soldados el escenario se plantea muy claro y
el fin último es eliminar a quien se tiene en la mira, sin importar si se trata de otro soldado, de un niño, de una anciana o de quien sea.

Según el
Centro Palestino de Derechos Humanos 1.434 palestinos murieron por el ataque israelí, 960 de esas víctimas eran civiles y entre ellas había 288 niños y niñas. A su vez, los habitantes de Gaza denunciaron las atrocidades cometidas por los oficiales israelíes y la destrucción indistinta de miles de hogares.

La pandemia de la Doctrina de Seguridad

Así como Estados Unidos presenta el “peligro del terrorismo” y acciona de acuerdo con su vieja Doctrina de Seguridad para justificar todos sus ataques bélicos hacia otras naciones, Israel utiliza una estrategia similar.

Ambos Estados hacen uso de sus pasados para fundamentar sus maneras de obrar.
El Estado judío implanta la idea de antisemitismo cada vez que surge algún tipo de polémica en torno a su presencia en Palestina.

Asimismo,
Estados Unidos desde del 11S utiliza su argumento para justificar sus embestidas bélicas contra países de condiciones de inferiores. (Ver: “Israel: El mejor alumno de Washington”. APM 27/07/2006)

No obstante, la guerra se platea no sólo como un enfrentamiento de intereses y rencores sino también como un gran negocio. La industria bélica es una de las más redituables a nivel mundial en la actualidad.

De esta manera, no sólo se construyen y se comercializan armas, naves y tanques de guerra, bombas, entre miles de otros artefactos armamentísticos sino que también,
para el 2015, Estados Unidos planea poseer un ejército de soldados robots.

Según el diario estadounidense
The New York Time, estos soldados robotizados harán que Estados Unidos se convierta en una gran fuerza de combate del siglo XXI. La potencia mundial invierte en este proyecto más de 127 millones de dólares.

En tiempos de crisis, el país presidido por
Barack Obama apuesta a este proyecto denominado Sistemas de Combate del Futuro -el mayor contrato militar de su historia- para resguardar su poderío bélico y con él sus intereses políticos y económicos a nivel mundial.

A los robots
“no les da hambre. No tienen miedo. No olvidan sus órdenes. No les importa si un compañero acaba de recibir un disparo”, planteó Gordon Johnson, jefe del programa de robótica del Comando de Fuerzas Conjuntas del Pentágono.

Tampoco saben el significado de la vida, cabría agregar a las declaraciones de la autoridad estadounidense, quien se encuentra a cargo de la planificación de estos
“soldados sin alma”.

Aunque se trata de una innovación a futuro, actualmente funcionan cientos de robots que
“desentierran bombas en Irak, exploran cuevas en Afganistán y sirven como vigías armados en depósitos de armas”.

Asimismo, funcionarios del Pentágono y autoridades militares afirmaron que
“el ideal de la guerra automatizada es el combate sin bajas”. Pero este polémico y controversial tema presenta en su interior decenas de interrogantes: ¿Será posible un combate sin bajas cuando el campo de guerra es el mismo dónde habitan los personas? ¿O sólo se consideran bajas a las muertes de los soldados y no de los civiles?

Otro factor en juego y el más importante para estos países es el económico, ya que Estados Unidos ya no estaría dispuesto a pagar los millones de dólares que anualmente gasta en jubilaciones, sueldos y pensiones de soldados y veteranos de guerra. Por ello, la creación de estos robots.

El negocio de la guerra aumenta a medida que las vidas humanas disminuyen.

Parafraseando al
escritor uruguayo Eduardo Galeano, “para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos”.

Del Holocausto judío a la matanza en Palestina

La cuestión bélica se plantea en términos de aliados/enemigos, las armas reemplazan a las palabras y el consenso y el valor de la vida se disipa entre balas, bombas e intereses.

En aquellas tierras, los niños cambian los juguetes por armas, corrompiendo su integridad física, psíquica y moral, y sumergiéndose en un escenario colmado de violencia, muerte y dolor.

Realizando un paralelismo entre el genocidio judío llevado a cabo por el régimen nazi y las acciones de los soldados israelíes en Palestina, se puede presuponer que
el Estado judío con sus políticas invasivas y destructoras en la Franja de Gaza desoye el dolor de su propia historia.

La misma historia que dejó miles y miles de muertos inocentes, parecen no pesar a la hora de atacar al
“enemigo”.

Cabría preguntarse si el tiempo y lo sucedido durante el Holocausto judío, dejó una enseñanza en el mundo israelí o contribuyó al acrecentamiento del odio entre las etnias y las diferentes culturas.

Asimismo, el interrogante se extendería hacia otros genocidios y sus consecuencias tales como la matanza de los pueblos originarios de los diferentes continentes del llamado
Tercer Mundo, el exterminio armenio, entre muchas otras matanzas que se dieron desde que el mundo tiene memoria. ¿El mundo tiene memoria?

Las autoridades judías -ante las acusaciones palestinas acerca de las barbaries llevadas a cabo- rechazaron las mismas y las tildaron de
“propaganda anti-israelí”. Sin embargo, fueron los miembros de sus filas del ejército quienes reafirmaron las crueldades realizadas y dieron detalles acerca de las mismas.

Fue así cómo, de acuerdo a lo contado por un comandante, un
“francotirador vio a una mujer con dos niños que se le acercaban, cruzaron la línea que le habían dicho que nadie debía pasar y les disparó de inmediato. Y, al final, lo que sucedió fue que los mató. No creo que se sintiera muy mal porque, en lo que a él respecta, estaba haciendo su trabajo según las órdenes que había recibido".

El mundo se halla bajo una amenaza mortal: los seres humanos -sin hacer distinciones de soldados o civiles- se matan entre sí, la vida y el día a día se colman de crueldad y muerte y
el caos protagoniza el escenario internacional.

Desde la Redacción de APM
megarciasimone@prensamercosur.com.ar

 

Fuente: http://www.prensamercosur.com.ar

https://www.alainet.org/es/articulo/133037
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