¿Se nos agota el tiempo?1
- Opinión
Este texto se propone una lectura angustiada sobre las condiciones que hoy confrontamos en el planeta Tierra, tanto desde el punto de vista de las condiciones de la supervivencia de la vida, como desde el punto de vista de las posibilidades de la construcción de sociedades democráticas, equitativas, culturalmente plurales y diversas, sociedades que vivan en paz, orientadas a la celebración de la vida, no de la guerra, la destrucción y la muerte.
De la multiplicidad de tendencias y procesos a los cuales podría hacerse referencia para la caracterización del tiempo actual, o de la época contemporánea, aquí se abordaran sólo cinco procesos globales que se retroalimentan como principales tendencias que conforman el presente y el futuro de la humanidad y de la vida: 1) las tendencias a la destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra; 2) la creciente mercantilización de todas las dimensiones de la vida, tanto social como natural; 3) la guerra permanente y la creciente militarización del planeta; 4) el ocaso histórico de la democracia liberal; 5) las múltiples, variadas expresiones de la resistencia, de la re-existencia de pueblos, comunidades, organizaciones y movimientos que desde la más amplia pluralidad de experiencias históricas y culturales en todo el planeta se oponen a estos procesos destructivos y reivindican la vida, la democracia y la diversidad cultural de los pueblos.
1. Las tendencias a la destrucción, a corto y mediano plazo, de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra.
La más severa de todas las amenazas que hoy confrontan a humanidad y la vida en el planeta tierra es precisamente la destrucción de las condiciones que han hecho posible la vida. Si no se detienen los acelerados procesos destructivos que hoy nos amenazan, si no hay vida, todo lo demás carece de sentido. Las principales amenazas a la vida son hoy claramente una consecuencia de la acción humana, de sus dimensiones demográficas, modalidades de ocupación territorial, de sus modelos y estilos tecnológicos, de sus patrones de consumo, de sus imaginarios y de sus concepciones de lo que constituye la riqueza y la buena vida.
Desde hace décadas, cuando se dieron las primeras señalas de alarma global2, las tendencias a la destrucción de la vida y la inviabilidad de los actuales patrones de relacionarse los humanos con el resto de la naturaleza son crecientemente conocidas. Basta con leer los principales medios de comunicación para estar al tanto. Se celebran innumerables conferencias y pactos internacionales. Los estudios ambientales y ecológicos ocupan un espacio creciente en el ámbito académico. Se generalizan en todos los países los organismos públicos como los ministerios del ambiente y las leyes y las regulaciones ambientales. Y sin embargo, los procesos de destrucción de la vida, no sólo no se han frenado, sino que se aceleran.
Hay muchas formas de conceptualizar y de evaluar y/o medir el impacto de la actividad humana en los sistemas de vida del planeta Tierra. Hay significativos niveles de incertidumbre y continúan las confrontaciones sobre las dimensiones que tienen estos problemas. Lo que parece estar claro es que, más allá de las polémicas en torno a conceptualizaciones y mediciones, desde ya hace algunos lustros los seres humanos, en su conjunto, y por supuesto, en forma extremadamente desigual, estamos utilizando la capacidad de carga del planeta Tierra mucho más allá de su capacidad regenerativa.
Uno los esfuerzos más ampliamente conocidos para evaluar estos impactos, es la aproximación de la llamada huella ecológica, esto es, una medida que recoge en forma sintética el impacto humano sobre el planeta, tanto por el consumo de recursos y energéticos, como por el uso de la capacidad de procesamiento de desechos que tienen los sistemas naturales. Esto se expresa en términos de superficie biológicamente productiva requerida para fines humanos. Se ha estimado que el impacto de la actividad humana sobrepasó la biocapacidad global del planeta en la década de 1980, y no ha dejado de crecer desde entonces. Entre 1960 y al año 2001, la huella ecológica global habría crecido en un 160%. De acuerdo a estos cálculos, en el año 2001 la huella ecológica global superaba a la biocapacidad global del planeta en aproximadamente 21%.3 El índice del planeta viviente, es un cálculo del estado de la biodiversidad del planeta que mide la densidad de las poblaciones de las especies vertebradas que viven en zonas terrestres, aguas dulces y sistemas marinos en todo el mundo. Se estima que el índice ha tenido un descenso de aproximadamente 40% entre 1970 y 2000.4
No se trata, sin embargo, de una responsabilidad abstracta de “la humanidad”. Estas condiciones de sobre-utilización de la capacidad de carga del planeta se dan con profundas y crecientes desigualdades en el acceso a los bienes que hacen posible la vida humana. Centenares de millones de personas, sobre todo, pero no únicamente, en el Sur, carecen de los bienes requeridos para una vida digna.
Los habitantes de los países del Norte tienen una huella ecológica cuatro veces mayor que los habitantes de los países del Sur.
Mientras que la población de los países que no pertenecen a la OECD está viviendo -en conjunto- apenas en el límite de la capacidad productiva biológica de los territorios ocupados por sus respectivos países. El conjunto de los países de la OECD está utilizando más del doble de la capacidad productiva biológica de los territorios que ocupan.5 Esto quiere decir que sus niveles de consumo son más del doble de los niveles de consumo sostenibles. Para ello utilizan gran parte de la capacidad productiva biológica que correspondería a los habitantes de los países que no pertenecen a la OECD, esto es, de la mayoría de las poblaciones del Sur. De acuerdo a estos cálculos, un poco más de 100% del exceso de huella ecológica actual de la humanidad (con relación a la capacidad productiva biológica de la Tierra) es producto de los países de la OECD. Así, por ejemplo, mientras que la población africana utiliza sólo 77% de la capacidad productiva ecológica del territorio que ocupa, en Europa Occidental la huella ecológica sobrepasa en 53% la capacidad productiva ecológica disponible en su territorio. Esta cifra es de 55% en los Estados Unidos, a pesar de su densidad poblacional relativamente baja, de la inmensa extensión de su territorio, y de la extraordinaria dotación de recursos naturales con los cuales cuenta.6
Esto implica que habiendo deteriorando la capacidad productiva biológica de estas regiones del mundo, se está apelando a proporciones crecientes de la capacidad productiva biológica del resto del planeta. Dada la creciente preocupación ambiental de los habitantes de los países del Norte, y la incorporación del ambiente como criterio de calidad de vida en las últimas décadas, y dadas las profundas desigualdades en la distribución del poder existente entre los países del Norte y del Sur, el incremento de la huella ecológica de los países del Norte no se ha expresado en un deterioro significativo de sus ecosistemas entre los años 1970 y 1999.7 La mayor parte del deterioro de esas tres décadas ocurre en los ecosistemas del Sur. Ello implica que el incremento sostenido los niveles de consumo de los habitantes del Norte es directamente responsable de este deterioro, por la vía de niveles de vida mucho más elevados que los que sus propios recursos naturales les permitirían sostener. Esto quiere decir que los patrones de consumo de los países del Norte (ubicados principalmente en las zonas templadas) son los responsables principales de la pérdida de riqueza natural que está ocurriendo en las zonas tropicales y las zonas templadas del Sur.8
A partir del momento en que la actividad humana sobrepasa la capacidad productiva biológica del planeta Tierra, las relaciones entre poblaciones en el uso que éstas hacen de la capacidad productiva ecológica del planeta pasa a operar dentro de un juego suma-cero. En estas condiciones mientras los ricos del planeta (independientemente de dónde habiten, sea en el Norte o en el Sur) continúen incrementado sus niveles de consumo (y por esa vía su huella ecológica), estarán apropiándose de proporciones creciente de la capacidad productiva ecológica que le correspondería a los habitantes excluidos. A partir de estas condiciones de juego suma-cero, mientras más ricos sean los habitantes del Norte, necesariamente las mayorías del Sur tendrán menos acceso a los bienes de la vida. Más allá de posibles innovaciones tecnológicas que trasformen en forma radical y acelerada la eficiencia en el uso de los recursos y energéticos y reduzcan drásticamente la producción de desechos, -tecnologías que no están a la vista- este juego suma-cero conduce igualmente el consumo de los recursos y de la capacidad de carga que corresponde a las futuras generaciones (humanas y no-humanas). Esto es, evidentemente, insostenible.
Quizás el asunto que ocupa la mayor atención -y reconocimiento de las urgencias implicadas- en los debates sobre las transformaciones de los sistemas que sustentan la vida es el del cambio climático. Aquí es indispensable referirse a algunas investigaciones recientes que ilustran dramáticamente la gravedad de los cambios en curso y apuntalan la urgencia de transformaciones profundas en los patrones e imaginarios de la vida humana. Lo que ya parece estar más allá de toda duda es que la acción humana es responsable de la mayor parte del calentamiento de la Tierra ocurrido durante el último medio siglo, así como de la continuación proyectada de esas tendencias. De acuerdo al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático: “Hay nueva y más fuerte evidencia de que la mayor parte del calentamiento global observado durante los últimos 50 años es atribuible a actividades humanas”.9 Hoy en día sólo los lobbies y los científicos asalariados de algunas transnacionales del petróleo como la Exxon-Mobil, los think tanks de la derecha estadounidense (defensores fundamentalistas de un mercado libre de toda regulación), y el gobierno de Bush niegan la responsabilidad humana en el cambio climático.10
Desde el inicio de la revolución industrial la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado como en 35%. La temperatura promedio global ha aumentado 0.6 grados centígrados. De acuerdo a los cálculos de la Agencia Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas, desde 1990 al 2004 se dieron los 10 años más calientes desde que se comenzó a tener registros confiables en 1861.11 Y las temperaturas siguen subiendo. De acuerdo a la NASA, el año 2005 ha sido el más caliente sobre la superficie de la Tierra desde que se cuenta con dichos registros confiables.12 El Panel Intergubernamental de Cambio Climático, considera probable que, como consecuencia de la continuidad de la concentración de gases con efecto invernadero, se produzca un aumento en la temperatura media de la superficie del planeta “de 1,4–5,8 ºC en el período 1990–2100. Esta cantidad es de 2 a 10 veces superior al valor central del calentamiento observado durante el siglo XX, y es muy probable que la velocidad proyectada del calentamiento no tenga precedentes durante, al menos, los últimos 10.000 años.”13 La tendencia no es sólo a temperaturas promedio más altas, sino igualmente a que las olas de calor, como las que han producido en Europa miles muertos en los últimos años, sean cada vez más frecuentes.14
El primer estudio sistemático de las alteraciones que ocurren en toda la región del Ártico caracteriza tendencias a transformaciones del clima globales aún más aceleradas y severas se las previstas hasta el momento.15 De acuerdo a las conclusiones de este masivo estudio, en la región del Ártico, la temperatura ha aumentado a un ritmo casi dos veces mayor que en el resto del planeta. Se proyecta que la temperatura promedio de la región aumente entre 4 y 7 grados centígrados durante los próximos 100 años.16 En Alaska y el occidente de Canadá la temperatura promedio ha aumentado entre 3 y 4 grados en los últimos 50 años.17 Las superficies cubiertas por nieve, los glaciares y los hielos marinos han tenido reducciones significativas durante las últimas décadas como consecuencia de estos aumentos de temperatura. Durante los últimos 30 años, el área cubierta por hielo marino se ha reducido en aproximadamente 8%. La reducción en el verano ha sido mucho mayor, de 10 a 15%, llegando en algunas áreas a reducciones de hasta de 40 % entre 1960 y 1990.18 Dependiente de los supuestos que se asuman -especialmente en torno a los niveles de emisiones futuras de gases con efecto invernadero- se proyecta que de aquí a fin de siglo ocurra una desaparición entre 50% y 100% del casquete polar ártico.19
La cobertura de nieve se ha reducido en la región ártica en un 10% en los últimos 30 años. Se proyecta que se reduzca en un 10 a un 20% adicional para el año 2070.20 La superficie de glaciares que se derrite en el verano aumentó en Groenlandia en 16% desde el año 1979 al presente.21 Paralelamente ocurre el descongelamiento de vastas extensiones de tundra. Todo esto incrementa las descargas de agua dulce, aumentando el nivel del Ártico y disminuyendo su salinidad. Se estima que los glaciares del Ártico, siendo los más importantes los que cubren a Groenlandia, contienen suficiente agua como para elevar el nivel de todos los océanos en unos 8 metros,22 a lo cual habría que agregar el incremento del nivel de los mares atribuible al incremento del volumen del agua como consecuencia del aumento en su temperatura.
Aparte de las traumáticas consecuencias regionales que estas aceleradas transformaciones están produciendo sobre la vida de seres humanos y las especies de animales y plantas que ocupan dichos territorios, son previsibles grandes impactos de estos cambios sobre el clima global. De acuerdo a los autores de este estudio, la mayor parte de los modelos de cambio climático se basan en el supuesto de un incremente progresivo de la temperatura. Pero existe la posibilidad de que el cambio climático gradual pueda -pasado no determinado punto de inflexión no conocido y por lo tanto no previsible- desencadenar una dinámica de cambio climático en un patrón no lineal.23
Esta posibilidad de cambios abruptos, no previstos, está incrementada tanto por la evidencia de que cambios climáticos anteriores en la región ocurrieron en espacios de muy pocos años24, como por los potenciales efectos retroalimentadores que cambios en la región del Ártico pueden producir en los sistemas climáticos globales. Tres potentes mecanismos que pueden operar en este sentido son descritos en este informe. En primer lugar, como consecuencia del descongelamiento de los casquetes polares, de los glaciares y de las superficies cubiertas de nueve, se produce una reducción de la superficie terrestre capaz de reflejar y devolver a la atmósfera una importante proporción de la luz solar. Tanto los mares como la tierra sin cubierta de nieve o hielo absorben más calor, contribuyendo por esa vía a acelerar el aumento de la temperatura.25 En segundo lugar, pueden producirse alteraciones en las corrientes marinas que desempeñan un papel vital en la regulación de los sistemas climáticos globales. La diferencias de temperatura y de salinidad entre los de la zona tropical y de la zona templada produce las corrientes que regulan las temperaturas del Atlántico Norte y llevan lluvia y moderan los inviernos de Europa Occidental. Este proceso depende de un equilibrio delicado, y podría interrumpiese si se elevan las temperaturas del Ártico o disminuye su salinidad.26 En tercer lugar, en la medida en que con los aumentos de temperatura se descongelen millones de kilómetros cuadras de la superficie de la tundra, quedaría librada mucha de la materia orgánica atrapada en el permafrost. Las consecuentes emisiones de metano y dióxido de carbono podrían acelerar los aumentos de temperatura producida por los gases con efecto invernadero.27
Existen otros procesos con potenciales efectos retroalimentadores que pueden acelerar el cambio climático global y conducir a rupturas abruptas con las transformaciones lineales. Ha sido ampliamente documentada en este sentido el papel de los bosques en la regulación climática, de los ciclos hídricos y en la absorción de gases invernadero. La reducción de la superficie cubierta por bosques, sobre todo por bosques tropicales, avanza en forma sostenida tanto como resultado de la acción humana voluntaria -como la expansión de la frontera agrícola de la soya transgénica en la Amazonía brasileña28- como por los incendios forestales que son vez más frecuentes debidos las sequías y a los aumentos de las temperaturas. Así, a la vez que se incrementa la emisión global de gases invernadero, se reduce la capacidad de los bosques para contrarrestar parcialmente su efecto.
Existe un creciente consenso sobre la probabilidad de que se produzcan dicho cambios abruptos, no lineales. De acuerdo al informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático:
“Las simulaciones proyectan que la creciente concentración atmosférica de gases de efecto invernadero tenga como resultado cambios en la frecuencia, intensidad y duración de fenómenos extremos... Muchos de estos cambios proyectados podrían provocar un aumento del riesgo de inundaciones y sequías en muchas regiones, e impactos predominantemente adversos en los sistemas ecológicos, los sectores socioeconómicos y la salud humana”. “Algunos de los cambios proyectados repentinos y no lineales en los sistemas físicos y en las fuentes naturales y sumideros de gases de efecto invernadero podrían ser irreversibles, pero no [se] conocen cabalmente algunos de los procesos subyacentes”.29
Varios estudios recientes han llegado a la conclusión de que el aumento de la intensidad de los huracanes que ha ocurrido en los últimos años es el resultado del incremento de la temperatura del Atlántico causada por la acción humana.30 Portavoces del Pentágono han advertido que los cambios climáticos abruptos representan una severa amenaza para la seguridad mundial y podrían conducir a guerras, conflictos nucleares, sequías, hambrunas y otros desastres.31
Los impactos del cambio climático recaerán de forma desproporcionada en los países del Sur y las poblaciones más desfavorecidas de todos los países, lo que contribuirá a aumentar aún más las desigualdades en materia de salud y acceso a alimentos adecuados, agua limpia y otros bienes. La población de los países de Sur se encuentra expuesta a riesgos relativamente más elevados de sufrir los impactos adversos producidos por el cambio climático. Como lo han demostrado los huracanes que han afectado a Centroamérica y el Caribe en los últimos años, y incluso el Katrina que destruyó a New Orleans en el año 2005, tanto la posibilidad de tomar medidas preventivas, como la capacidad de recuperación después de eventos climáticos extremos es menor mientras más pobre y excluida sea la población en cuestión, mientras menos poder político tenga. Adicionalmente, “En la mayoría de las zonas tropicales y subtropicales, se proyecta que el rendimiento de las cosechas disminuya con la mayoría de los incrementos de temperatura previstos”.32
Son muchos otros los procesos destructivos que hoy amenazan la supervivencia de la vida en el planeta. Se está produciendo una acelerada reducción de la diversidad genética, procesos que podrían conducir en muchas áreas a colapsos de los sistemas ecológicos. La vida marina ha sido sobre-explotada, llegándose a situaciones en las cuales grandes extensiones oceánicas se encuentran hoy prácticamente sin vida orgánica. Los volúmenes de muchas de las principales variedades de peces comestibles se han reducido en forma severa. Las fuentes de agua dulce están siendo explotadas más allá de su capacidad de reposición, y están siendo igualmente contaminadas. Tiende a disminuir la disponibilidad de tierra agrícola como resultado de la sobreexplotación y contaminación con agroquímicos.
Puede afirmarse, a partir de este sombrío pero conocido diagnóstico, que no hay para la humanidad hoy asunto más urgente. Que más allá de declaraciones genéricas, es este un problema que debe ocupar el primer lugar en todas las agendas nacionales e internacionales y que debe formar parte expresa, principal, de todo debate y política pública, así como de la producción de conocimiento en la academia. Evidentemente, esto no es lo ocurre. Las políticas públicas y los modelos productivos en la casi totalidad de los países del planeta continúan avanzando en un sonambulismo irresponsable como si bastara con ignorar estos asuntos para éstos, por si mismos, desaparecieran. Hace más de 30 años que existe información global sobre las consecuencias previsibles del cambio climático. Los límites del planeta han sido reconocidos, podría esperarse que se tomasen algunas medidas y que hubiese algunas indicaciones de que los acuerdos internacionales y conferencias climáticas tuviesen algún impacto. En realidad es difícil saber si estos esfuerzos han siquiera disminuido el ritmo de incremento de los factores destructivos.
Decisiones que se están tomando en presente, lejos de frenar, acentúan estas tendencias destructivas. Es ilustrativo en este sentido el modelo de desarrollo chino. Cuando hace unos pocos años el gobierno chino le dio impulso a su actual modelo de desarrollo capitalista (neoliberal), se encontraba en una situación en la cual todavía era posible definir un modelo de trasporte alternativo al del automóvil individual. Sin embargo, asumiendo el modelo de consumo de los Estados Unidos como el patrón a imitar, se optó por la cultura del automóvil. Con tasas de crecimiento económico sostenidas cercanas al 10% durante las últimas dos décadas, en China el mercado interno de automóviles pasó de 220.000 en el año 1999 a dos millones en el año 2003, con un aumento en las ventas de 69% en el año 2003. De continuar estas tendencias, el país tendrá 30 millones de automóviles en el año 2010 y más automóviles que los Estados Unidos en el año 2030. Se estima que 40% del incremento de la demanda global de petróleo entre los años 2000 y 2004 se produjo en China. Para tener en promedio dos automóviles por familia, como en los Estados Unidos, se requerían 600 millones de automóviles, más que el total existente hoy en todo el planeta.33
La continuidad de la vida en el planeta sólo sería posible si se realiza una radical redistribución del acceso a los recursos del planeta, lo que exigiría una profunda, fundamental, reducción de los patrones de consumo energético y de recursos por parte de las minorías ricas de la Tierra. Pasa por una transformación cultural igualmente radical en los imaginarios -y modos de producción de conocimiento- en torno a la riqueza y a la buena vida. De lo contrario avanzaremos en forma aparentemente inexorable hacia crisis ambientales cada vez más profundas, con afectaciones profundamente desiguales. Mientras las poblaciones que no tengan acceso a recursos o que sean víctimas de los mayores desastres naturales tratarán de desplazarse hacia lugares donde sean mayores sus posibilidades de supervivencia, la reacción de los privilegiados será un aumentó el racismo, de los muros anti-migratorios, de las guerras.
Uno de los escenarios (o pesadilla) a los cuales la falta de acción inmediata podría conducir es aquel en el cual -una ver reconocidas las amenazas reales a la sobrevivencia- los más poderosos, ante en el crecimiento demográfico y el consumo “irresponsable” de la población, logren establecer un Estado global de autoritarismo ambiental, un big brother, para salvar la vida en el planeta. Este Estado autoritario-tecnológico regularía, supervisaría y controlaría de tal modo las amenazas destructoras representadas por la acción humana, que la vida, en estas condiciones, dejaría de ser propiamente vida.
2. Las tendencias a la mercantilización radical de todas las esferas de la vida
Forma parte de la lógica del régimen del capital la tendencia inexorable y expansiva a la incorporación de cada vez más territorios, mercados, recursos naturales, capacidad de trabajo y conocimientos a sus exigencias de la acumulación. En toda la historia del capitalismo se han dado pugnas a propósito de los procesos de apropiación y privatización de lo que en diferentes contextos ha sido considerado como parte de los bienes comunes. Las tendencias a la mercantilización de todo no constituyen, de modo alguno, una novedad histórica. Sin embargo, después de cinco siglos de expansión capitalista global, proporciones significativas de la actividad humana y de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra no se encuentran sometidas plenamente a la lógica del capital. Las tendencias a la mercantilización han confrontado límites y obstáculos de la más diversa índole. Los bienes comunes son valorados y defendidos por comunidades, pueblos y movimientos en todo el planeta.
Lo que constituye hoy una extraordinaria novedad histórica, que define un nuevo momento en la expansión del capital, son las formas en las cuales hoy se está buscando superar estos límites y las múltiples y simultáneas confrontaciones que se dan globalmente a propósito de éstos. Es posible destacar en términos gruesos cuatro tipos de obstáculos históricos a la apropiación/mercantilización de modos de vida, saberes y recursos: geopolíticos; democráticos; tecnológicos; e ideológico/cultuales/comunicacionales. En torno a cada uno de estos obstáculos la lógica de la mercantilización que acompaña a la expansión del capital busca despejar barreras a su avance y está generando con ello nuevos ámbitos de confrontación civilizatoria con quienes resisten.
Los límites geopolíticos. Se refiere esto a los territorios, recursos y poblaciones de que algún modo han estado al margen de las posibilidades de la apropiación por razones geopolíticas. Históricamente estos límites han estado representados principalmente por territorios no-colonizados o no-sometidos al dominio imperial. En el siglo XX el límite geopolítico más importante fue la existencia del bloque socialista. Con el colapso del socialismo soviético y el giro capitalista de China estos límites son cada vez menores. La incorporación de la mayoría de los países del planeta a la OMC es una medida clara de hasta dónde ha avanzado este proceso.
Límites democráticos. Estos obstáculos son consecuencia de las múltiples formas en las que las luchas populares en diferentes partes del mundo han logrado conquistar derechos que pusieron límites al sometimiento de todos los procesos de vida a la lógica del capital. Este ámbito se refiere fundamentalmente a la existencia de una esfera pública, a los derechos económicos y sociales, (educación, salud, seguridad social, agua, etc.) que gracias a las conquistas de las luchas democráticas han operado con criterios políticos, y no formaban directamente parte de los procesos de valorización del capital.
Hoy uno de los principales ámbitos de la lucha política global se da a propósito de la defensa de la esfera pública y del ámbito de los derechos en contra de las tendencias a la privatización y la mercantilización de estos ámbitos que impulsa la agenda neoliberal. Han sido muy radicales las transformaciones operadas en las últimas décadas en este sentido. Ha habido un acotamiento radical de lo público y la transformación de derechos en mercancías. Del acceso a bienes y servicios como derecho que se exige colectivamente, políticamente en el ámbito público, se pasa a la relación contractual privada entre una empresa y un cliente que tiene acceso al bien o servicio en la medida en que tenga capacidad de pago. Esta agenda se ha ido imponiendo mediante el dispositivo político de la deuda externa, las políticas de ajustes estructurales y privatizaciones. La transformación del papel del Estado y la consolidación de estas reformas como normas de obligatorio cumplimiento se han estableciendo mediante los tratados llamados “comerciales”, vía la Organización Mundial de Comercio, y los TLCs, que han venido construyendo un nuevo orden constitucional global.
Límites tecnológicos y/o de costos. Esto se refiere a los límites que encuentra el proceso de mercantilización cuando, como consecuencia de la tecnología disponible, no le es posible la conversión de un determinado bien en mercancía, o esto sólo es posible a un costo demasiado elevado para ser rentable. Característicos de estos límites son los recursos naturales poco inaccesibles o con elevados costos de producción o transporte hacia los mercados como los depósitos de hidrocarburos no-convencionales -arenas bituminosas, petróleos pesados, depósitos mar adentro y/o de mucha profundidad- los depósitos de minerales en regiones poco accesibles, etc. La progresiva superación tecnológica actual de estos límites se puede constatar en la explotación de petróleo a grandes profundidades mar adentro, en la selva amazónica o en las arenas bituminosas del Canadá.
El agua se va convirtiendo en mercancía no sólo por su creciente escasez sino por la creación de capacidades tecnológicas que lo hacen posible.
La búsqueda de la superación de estos límites se refiere de manera aún más fundamental a los procesos científico-tecnológicos de manipulación/apropiación de la vida y de la materia (biotecnología, nanotecnología, y las combinaciones de éstas con la informática y la observación satelital), mediante las cuales se ha dado pasos colosales en el control sobre de las capacidades generativas de la vida para su conversión en mercancía. Esto está acompañado de la biopiratería y demás modalidades de apropiación de los conocimientos de pueblos indígenas y campesinos de todo el planeta para transformarlos igualmente en mercancía.
La actividad agrícola representa hoy la principal frontera de la expansión de la lógica mercantil en todo el planeta. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aproximadamente 60% de la tierra agrícola del planeta es cultivada por campesinos tradicionales o de subsistencia, mayoritariamente mujeres (FAO, 1998). Esta agricultura es asumida como un modo de vida, no fundamentalmente como una actividad económica dirigida a la producción de mercancías. La diversidad genética de las plantas presentes en las granjas, campos y bosques del Sur ha estado tradicionalmente disponible para todos34, ha sido concebida como un bien común.
Mientras la actividad agrícola esté desempeñada por centenares de millones de campesinos y productores independientes, con una extraordinaria diversidad genética, en una muy amplia pluralidad de contextos ecológicos, con una extrema variedad de modalidades y técnicas de cultivo, utilizando experiencias y conocimientos igualmente variados, y con una producción destinada principalmente al autoconsumo y a los mercados locales y/o regionales, son severas las limitaciones para que esta actividad pueda ser subordinada como ámbito de valorización de las grandes corporaciones. La transformación de la agricultura campesina y de productores independientes en una actividad sometida al control y la valorización del capital requeriría profundos cambios tanto en la gama de variedades genéticas utilizadas, como en el papel del conocimiento campesino. La agricultura industrializada requiere la uniformidad genética y la estandarización de los patrones productivos. Exige la reproducción de la exitosa (para el capital) experiencia histórica de la llamada organización científica del trabajo35, y llevar a cabo un proceso sistemático de apropiación/desvalorización del conocimiento de campesinos y demás productores independientes y su sustitución por un conocimiento científico-tecnológico controlado por las empresas de la agroindustria.
Para el logro de este ambicioso objetivo, la agroindustria cuenta con dos instrumentos paralelos: el primero de naturaleza científico-tecnológico y el segundo de carácter jurídico. Los nuevos desarrollos de la biotecnología que hacen posible la manipulación genética para la creación de nuevas variedades estandarizadas de semillas con algunas características específicas consideradas como valiosas, buscan reemplazar la inmensa diversidad genética (no controlable ni comercializable) por unas pocas. Los instrumentos jurídicos de la defensa de la propiedad intelectual permiten patentar estas nuevas variedades e incorporarlas a los paquetes tecnológicos orientados a incrementar el control por parte de las empresas agroindustriales, con la consecuente pérdida de autonomía de los productores. De esta manera se va produciendo un desplazamiento del conocimiento de campesinos y productores directos, conocimiento que responde a las particularidades de los diferentes contextos ecológicos y culturales (tipo de suelo, régimen de lluvias, modalidades productivas, etc.) y a la diversidad genética de sus cultivos, por unas pocas o una sola variedad genética y por las normas estandarizadas establecidas por las empresas a las cuales se les compra la semilla. Esto representa una amenaza de muerte para la vida campesina del planeta.
Límites culturales/ideológicos y comunicacionales. Estos límites se refieren a una gama de asuntos que operan en muy diversos ámbitos. Uno, estrechamente ligado a los cambios tecnológicos, y extraordinariamente significativo en las últimas décadas, se refiere al ámbito de los medios de comunicación social y su creciente expansión planetaria. La globalización de la comunicación mediante la televisión satelital se ha convertido en un poderoso instrumento de divulgación de la expectativa de acceso universal al patrón de consumo representado por imagen que de los Estados Unidos difunden su cine y televisión.
Un ámbito relativamente reciente y particularmente significativo de los procesos de expansión de la lógica mercantil hacia ámbitos en los cuales hasta hace pocas décadas no se consideraba adecuado, es el acelerado proceso de sometimiento de la investigación científica y tecnológica en forma cada vez más directa a las exigencias de la valorización del capital. Está operando aquí una profunda transformación cultural que está re-significando las concepciones anteriores sobe la ciencia y la universidad. Esto ocurre con mayor vigor en las disciplinas asociadas a la biotecnología y a la biomedicina.36 Estos desplazamientos culturales están aceleradamente dejando atrás el ethos de la ciencia y la academia tal como este aparece en el modelo idealizado que describió Robert Merton. De acuerdo a esta formulación clásica del ethos de la ciencia como institución de la sociedad liberal moderna, la actividad científica se caracteriza por el cumplimiento de las siguientes prescripciones normativas: universalismo (supone que el conocimiento científico trasciende las culturas particulares); el comunalismo (el conocimiento científico es fruto de un esfuerzo compartido, no puede ser apropiado sino considerado como conocimiento público); y es un conocimiento desinteresado (en la búsqueda del conocimiento científico el investigador no debe buscar su propio provecho, debe estar orientado por la búsqueda de la verdad y el bien común).37
Las exigencias inmediatas de la valorización del capital -a través principalmente del control sobre el financiamiento- están crecientemente definiendo las agendas de investigación, la selección de especialidades por parte de los nuevos estudiantes, el régimen de remuneración y premiación del personal docente, las modalidades de la divulgación y utilización de los resultados de las investigaciones y en general toda la cultura académica. Si bien es claro que es en las universidades de los Estados Unidos donde este sometimiento de ciencia, tecnológica y academia a las exigencias directas de la valorización del capital está más avanzada, es igualmente constatable que las universidades del resto del mundo caminan hoy en la misma dirección.
Cada uno de estas tendencias a la mercantilización, como se verá más adelante, genera ámbitos de luchas, resistencias y confrontaciones sociales, que pueden ser propiamente caracterizados como combates de una guerra civilizatoria global.
3. El ocaso de la democracia liberal
La democracia liberal como construcción de una sociedad de ciudadanía universal, con reconocimiento de la igualdad de derechos políticos, con la conquista de crecientes derechos económicos y sociales, que hicieron posible una reducción tendencial de las profundas diferencias sociales características de la sociedad capitalista, ha sido históricamente una experiencia muy excepcional concentrada en unos pocos países centrales del sistema-mundo. No ha sido esta la experiencia de la mayor parte del mundo del Sur, del mundo ex-colonial. Hoy, en el momento en que los centros de poder celebran la universalización de este modelo de democracia, éste se encuentra globalmente en franco proceso de agotamiento o reversión, incluso en los pocos países en los cuales más se avanzó en forma significativa en la construcción de experiencias históricas de democracias liberales: Europa Occidental y Estados Unidos. El orden global de mercantilización -la creciente prioridad de los derechos del capital sobre los derechos de la gente- y la militarización que caracterizan a la globalización neoliberal está socavando las condiciones de posibilidad de este régimen político.
En la Unión Europea, cuya experiencia de Estado de bienestar social en las décadas de la postguerra representó el grado máximo de democratización de la sociedad bajo el régimen liberal, este modelo de Estado se encuentra en franco retroceso. El debate político al interior de la Unión Europea hoy no gira en torno a opciones sociales básicas (modelos alternativos de la sociedad que se quiere), o en torno a nuevas conquistas democráticas. Se debate a propósito de la velocidad con la cual se irán erosionado las conquistas sociales y políticas de la época de oro del Estado de bienestar social, para mejor adaptarse -y competir- en las condiciones creadas por la globalización neoliberal. La Constitución de la Unión Europea busca consolidar, constitucionalizar y, por esa vía, hacer irreversibles, las reformas neoliberales de las últimas décadas. Esto explica el rechazo a este texto en los referenda de Francia y los Países Bajos.
Para explorar el estado de salud de la democracia liberal, no hay mejor caso que el país que hoy se atribuye la misión divina de llevar la democracia y la libertad a todos los pueblos del mundo, si es necesario, por la fuerza: los Estados Unidos. Ese país vive hoy una profunda crisis constitucional. Está muy distante la situación actual del sistema político estadounidense de la utopía de Lincoln sobre un gobierno del pueblo, para el pueblo, por el pueblo. Como nunca antes, el poder de los grandes financistas de las campañas y el control corporativo de los de medios de comunicación determinan quién puede ser candidato, y quién puede resultar electo. Los fraudes electorales en las elecciones de Florida en el año 2000 y en Ohio en el 2004, fraudes que hicieron posible tanto la primera elección como la reelección de George Bush, han sido amplia y convincentemente documentados.38
El control simultáneo del Ejecutivo, del la Corte Suprema y de las dos ramas del Congreso por parte de un Partido Republicano cada vez más controlado por intereses corporativos, la derecha radical y el fundamentalismo religioso cristiano, ha producido en los últimos años transformaciones profundas en el sistema político. La llamada “guerra contra el terrorismo” y la promoción sistemática del miedo en la población se han convertido en eficaces instrumentos para justificar, paso a paso, un significativo acotamiento de los derechos políticos que se supone están garantizados en el Bill of Rights39 o Carta de Derechos que forma parte de la Constitución, así como un debilitamiento severo de la separación de poderes, concentrándose cada vez más decisiones en el Ejecutivo. Se inician y justifican guerras contra Estados “soberanos” sobre la base de una manipulación sistemáticamente distorsionada de la información de inteligencia. El gobierno amplía el ámbito de los campos en los cuales opera en secreto para impedir la evaluación pública de su gestión. La aprobación de nuevas leyes severamente restrictiva de los derechos de los ciudadanos, como es el caso de las Actas Patrióticas I y II, y la reinterpretación de normas legales por parte de las cortes para autorizar políticas que, hasta ese momento, habían sido consideradas como claramente anticonstitucionales, dan cuenta de desplazamientos profundos del sistema político. Todo esto acompañado de unos medios de comunicación crecientemente controlados por grandes corporaciones y cada vez menos dispuestos a cuestionar y/o denunciar las acciones del gobierno. En ocurre en parte como resultado de amenazas y persecuciones contra quienes divulgan información perjudicial al gobierno,40 pero es principalmente una reflejo de los intereses de las corporaciones matrices de los grandes conglomerados comunicacionales. ¿Podría esperarse por parte de la NBC -cadena de televisión propiedad de la General Electric, una de las principales contratistas militares de los Estados Unidos- una mirada crítica sobre la invasión a Irak?
Una de las expresiones más alarmantes de la creciente concentración del poder en una presidencia cada vez más imperial, ha sido la utilización recurrente de la figura de los llamados signing statements, mediante los cuales, Bush, cuando está en descuerdo con algunos aspectos de una ley aprobada por el Congreso, el lugar de vetarla, al firmarla (convirtiéndola así en ley de obligatorio cumplimiento para todos, incluso para el Presidente), se reserva el derecho a incumplir dicha ley cuando él considere que ésta entra en contradicción con su interpretación de la Constitución. De este modo, asume para sí el poder de formular e interpretar tanto leyes como la Constitución mismas, atribuciones éstas que la Constitución le otorga al Congreso y a las cortes.41 Esta práctica ha sido considerada como una grave amenaza al sistema constitucional de separación de poderes42. La American Bar Association creó un grupo de trabajo conformado por reconocidos constitucionalistas para evaluar las implicaciones de estas prácticas. En su informe el grupo de trabajo concluye por unanimidad que los signing statements constituyen una violación del estado de derecho y de la separación de poderes establecida en la Constitución.43
El informe final de una investigación exhaustiva sobre la actual crisis del orden constitucional de los Estados Unidos preparada bajo la responsabilidad del Representante John Conyers, Jr. (Demócrata de Michigan)44, entre muchos otros asuntos concluye que el gobierno de Bush ha violado la Constitución y las leyes en los siguientes asuntos: 1) haber decidido la guerra a Irak antes de obtener la autorización por parte del Congreso; 2) manipulación de la información de inteligencia sobre la posesión de armamentos por parte del gobierno de Irak, para justificar la llamada “guerra preventiva”; 3) persecución y castigos contra críticos de la guerra y de las políticas del gobierno, muchos de ellos funcionarios públicos; 4) mentiras y decepciones sobre el desarrollo de la guerra, sobre su costo y su impacto; 5) espionaje ilegal de ciudadanos inocentes sin autorización de las cortes; 6) encubrimiento de hechos ilegales en los cuales ha habido responsabilidad del gobierno; 8) negación a suministrar información al Congreso y a la población; 7) y un deterioro general de las libertades civiles. Entre los aspectos más controversiales del Patrotic Act, de acuerdo a este informe, está la autorización al FBI para supervisar sin orden judicial, y sin previo aviso, las llamadas telefónicas y comunicaciones por Internet y el acceso por parte de las agencias de inteligencia a historias médicas, a registros de compras en librerías y consultas en bibliotecas, así como historias de consumo.45
En flagrante violación de la Constitución, el gobierno defiende su derecho a detener a ciudadanos estadounidenses sin la formulación de acusación formal alguna.46 Denominando a los prisioneros de guerra como “combatientes ilegales”47, el gobierno de los Estados Unidos declara que para ellos no se aplican las normas de la Convención de Ginebra. La práctica generalizada de la tortura ha sido ampliamente documentada, tanto en Guantánamo48 como en Abu Ghraib49. El gobierno de Bush argumenta que tiene derecho a la utilización de torturas como parte de tu “guerra contra el terrorismo”50. No se sabe qué ocurre en la amplia red de centros de detención secretos que operan los Estados Unidos en diversas partes del mundo a las cuales no tiene acceso ni siquiera la Cruz Roja.51
Consecuencia del ejercicio de esta modalidad de gobierno del capital, por el capital y para el capital es la reducción de los impuestos a ricos, un incremento acelerado de las desigualdades sociales, el deterioro de la educación pública, millones de personas sin seguro médico, muros, guardias y milicias armadas para impedir la entrada de inmigrantes...
En la mayor parte de los países del Sur, y ciertamente en América Latina, no llegaron a constituirse históricamente Estados nacionales democráticos ni soberanos. Con significativas diferencias entre países, con avances y retrocesos, la mayoría de la población de este continente, después de las independencias políticas de comienzos del siglo XIX, siguió viviendo en sociedades con un patrón de poder colonial, racialmente jerarquizadas, con patrones de ciudadanía altamente excluyentes.52 Las profundas, e incluso crecientes, desigualdades sociales que caracterizan a América Latina en la actualidad permiten constatar la persistencia y continuidad histórica de estos mecanismos de exclusión. Países que nunca fueron propiamente soberanos han confrontado en estos tiempos neoliberales reducciones tendenciales de su autonomía. Operan en un contexto global dominado por el capital transnacional, un grupo pequeño de países del Norte, y las instituciones financieras, comerciales y militares que defienden sus intereses. La base territorial de la democracia liberal, el Estado nacional, ha dejando de ser el ámbito pertinente para la toma de las principales decisiones que afectan a las poblaciones de dichos territorios. El derecho internacional democrático que, con retrocesos y avances, logró ampliar las definiciones de los derechos de la gente y de los pueblos en el período de la segunda posguerra, se encuentra hoy en franca regresión. En un orden global imperial, las normas del derecho internacional y sus instituciones son acatadas sólo en la medida en que correspondan al interés de la potencia hegemónica. Los proyectos de desarrollo, de industrialización, de integración subregional o continental latinoamericanos actuales están montados sobre imaginarios y apuestas a patrones de producción y niveles de consumo y abundancia material que ya no son sostenibles. Todo parece indicar que es ya, históricamente, demasiado tarde para todo esto. En el presente contexto global la aspiración de los pueblos del Sur a lograr Estados nacionales “desarrollados”, con una democracia liberal inclusiva, capaz de garantizar la igualdad y los derechos universales efectivos para todos, constituye una carrera hacia el pasado. Es demasiado tarde. Son necesarias otras opciones.
4. La época de la guerra permanente
Otra característica central de nuestra época es el estado de guerra permanente, tal como lo había previsto Orwell en 1984. La llamada guerra global contra el terrorismo es por definición una guerra que no tiene límites ni en el espacio ni en el tiempo. Es la guerra infinita, una guerra que no tiene fin. En la medida en que las tensiones tan características en los tiempos de la democracia liberal entre acumulación y legitimidad han estado siendo resueltas a favor de la acumulación, se va constituyendo un régimen de creciente dominación sin hegemonía. Crecientemente se reemplaza la búsqueda del consenso y la legitimidad por la promoción del miedo y el uso de la fuerza. Este ejercicio descarnado del poder necesariamente genera múltiples formas de resistencia. Por ello, en el orden neoliberal, lo militar es una dimensión esencial y constitutiva. El complejo industrial-militar tiene creciente poder económico, político y comunicacional, e incluso ha encontrado un nuevo ámbito de valorización al operar como subcontratista en las nuevas dinámicas de privatización corporativa de la guerra.
En Afganistán, Irak, Palestina, Líbano, con bombas llamadas “inteligentes”, se asesina sistemática e impunemente a la población civil y se tiene el cinismo de llamar estas masacres “daño colateral”. El homicidio indiscriminado de civiles -preferiblemente a distancia para no tener que presenciarlo- se naturalizan como hecho inevitable de la vida contemporánea, sus imágenes televisivas en Fox News y CNN en poco se diferencian, en su estética y su nulo impacto moral, de las películas de Hollywood.
La política imperial tiene como consecuencia inevitable una creciente militarización del planeta. Irak no fue invadido por tener armas de destrucción masiva, sino precisamente porque las agencias de inteligencia de los Estados Unidos y del Reino Unido sabían que el gobierno Sadam Husseim carecía de la capacidad militar para resistir la invasión.
La pesadilla de la guerra nuclear, que parecía haberse superado con el fin de la Guerra Fría se ha colocado nuevamente sobre el tapete. Las principales potencias nucleares incumplen las obligaciones que adquirieron con la firma del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares de reducir de sus arsenales nucleares. Países “amigos” de los Estados Unidos como Israel, Paquistán y la India no encuentran obstáculo alguno en la llamada “comunidad internacional”, en el Agencia Internacional de Energía Atómica ni de las Naciones Unidas para desarrollar sus programas de armamentos nucleares. No ocurre lo mismo, por supuesto, con Irán y Corea del Norte. ¿Qué ocurrirá cuando más y más países asuman que sólo la posesión de misiles y de armas nucleares puede ofrecer algún nivel de protección en contra de un ataque militar por parte de los Estados Unidos cuando éste decida que algún país alberga o patrocina “terroristas”, que pertenece al “eje del mal”, o simplemente que no le gustan sus políticas? Para Estados más pequeños o grupos sub-estatales que no tengan esas posibilidades militares siempre existirán otras opciones. El llamado terrorismo y el fundamentalismo religioso y étnico-identitario parece estarse convirtiendo en la respuesta de los débiles, los desesperados, de los acorralados, de pueblos cuya existencia misma está siendo amenazada.
Nada de esto augura un futuro de paz.
5. De la resistencia y la re-existencia: la lucha por la vida
Estos procesos civilizatorios que apuntan en la dirección de la muerte están confrontados hoy por una extraordinaria gama de formas de existencia y de resistencia, de movilización y lucha de pueblos, comunidades, organizaciones, movimientos y redes locales, regionales y globales que, desde la más vasta gama de experiencias, reivindican la defensa de la vida. No se trata sólo de una confrontación al régimen del capital, sus formas de propiedad, de explotación y a sus formas del ejercicio del poder. Se trata igualmente del rechazo a un modelo civilizatorio caracterizado históricamente a la idea del control y sometimiento de la naturaleza -incluidos los seres humanos-, modelo que, de no ser detenido, conduciría inexorablemente a la destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra. Por ello, la lucha anticapitalista, la resistencia a este modelo civilizatorio no es principalmente una expresión de contradicciones internas al régimen del capital, contradicciones que operan dentro de una apuesta compartida por la sociedad industrial, (tal esta como fue imaginada por el marxismo en su apuesta al papel protagónico del proletariado industrial), sino una lucha desde la experiencia, desde la memoria, desde la comunidad, desde la historia, una lucha desde la vida que está siendo sometida y amenazada. Es este carácter propiamente civilizatorio lo que hace posible la convergencia de la más extraordinaria diversidad de sujetos en todo el planeta. No se basa esta convergencia en acuerdos sobre un modelo de sociedad alternativa, se da en torno a principios de preservación de las culturas, de los saberes, de la naturaleza, de la vida, de la re-existencia.
¿Se nos agota el tiempo?
Como se señaló anteriormente, hoy el régimen del capital cuenta con nuevos recursos geopolíticos, tecnológicos, comunicacionales, militares y jurídico-políticos con los cuales busca la superación de los múltiples obstáculos que le han impedido históricamente la plena mercantilización de todas las dimensiones de la vida y la realización de la utopía del mercado total. 53
Retomando e integrando asuntos señalados anteriormente, es posible, identificar dos nuevas condiciones que definen con precisión una nueva época histórica. La primera es la capacidad de los seres humanos de destruir a corto plazo las condiciones que hacen posible la vida, tanto por la vía del impacto de sus actividades productivas como por el efecto de un holocausto nuclear global. La segunda, se refiere a las confrontaciones -que se hacen por primera vez propiamente globales ya que operan en forma muy diversa pero simultánea en todos los rincones del planeta- en torno de los procesos de la mercantilización de todas las dimensiones de la cultura y la vida, para someterlos en forma directa, no mediada a las exigencias de la valorización del capital. Esta dinámica de mercantilización de la vida a su vez no puede sino acelerar los procesos de su destrucción.
Estas dos condiciones obligan a repensar las formas como ha sido concebido el tiempo. En los principales imaginarios sobre el futuro de la sociedad asociados a la experiencia moderna y al capitalismo, ya sean estos celebratorios o críticos, el tiempo ha sido concebido como un bien infinitamente disponible a futuro. La sociedad del bienestar, de la abundancia, de la libertad, de la igualdad sería posible en el futuro. Lo que no sea posible lograr en el presente o en el corto plazo, lo sería con seguridad a más largo plazo. Sin embargo, ¿qué ocurre si reconocemos que ya estos supuestos dejaron de ser sostenibles? ¿Qué implicaciones tendría asumir que nos encontramos en una época histórica decisiva, en un punto de inflexión tal que si no logramos como humanidad en las presentes generaciones detener el avance de estos dispositivos de sistemática destrucción de culturas y de vida, no habría garantía de futuro?
Esta consideración sobre la concepción del tiempo y su disponibilidad se fundamenta en las dos condiciones de nuestra época señaladas arriba. Los cálculos y las proyecciones de los diversos modelos sobre el futuro del planeta pueden variar y estar sujetos a polémicas, pero no queda duda de que los patrones civilizatorios actuales no son sostenibles y que están socavando las condiciones que hacen posible la vida. ¿Cuánto tiempo nos queda antes de que estos procesos destructivos sean irreversibles? Evidentemente, no es mucho...
Desde el punto de vista de las pugnas civilizatorias en torno a lógica productivista-depredadora de la sociedad industrial -radicalizada en sus actuales expresiones neoliberales- es igualmente este un tiempo histórico crítico. La mayor parte de las capacidades de la resistencia en contra de la mercantilización de todas las expresiones de la cultura y la vida no se dan desde imaginarios o de proyectos de sociedades alternativas a futuro, sino -como ya se señaló- desde experiencias, tradiciones, historias, identidades, vida en comunidad, vivencias y memorias de que las cosas han sido y pueden ser de otra manera. Ocurre desde el tejido socio-cultural de la propia existencia histórica de los pueblos, desde la subjetividad de lo que ha sido la experiencia humana. Si hoy se resiste tan vigorosamente la transformación del agua en una mercancía no es sólo porque el agua es condición de la vida. Es igualmente porque en la experiencia de pueblos y comunidades el agua ha sido históricamente un bien común, porque el acceso al agua como derecho humano ha sido una conquista de las luchas democráticas en diferentes partes del mundo. Si esta memoria histórica y esta defensa de las conquistas democráticas son derrotadas, y el capital global logra imponer la plena privatización y mercantilización del agua, las próximas generaciones asumirían el agua como una mercancía más. Se aceptaría como natural que quien no tenga cómo pagarla no tenga acceso a ésta. Las pugnas se desplazarían hacia problemas de calidad y precio en la relación entre los clientes y las empresas comercializadoras que vendan el servicio. De igual manera, después de una o dos generaciones en las cuales el acceso a la educación, los servicios de salud o la seguridad social sólo sea posible por la vía mercantil, podrían desaparecer de la memoria colectiva los patrones político-culturales que hoy definen el acceso a estos bienes como derechos.
Es este exactamente el mismo patrón que define, por ejemplo, las confrontaciones globales actuales entre el modo de vida campesino y el modelo productivo de la agroindustria. No es ésta sólo una confrontación más en la progresiva expansión histórica de la frontera de la agricultura capitalista, una batalla que continúa tendencialmente las dinámicas de décadas y siglos anteriores. Hoy, como se ha señalado arriba, el capital cuenta con nuevas disponibilidades tecnológicas (especialmente la biotecnología), y jurídico-políticas (OMC, los TLC y las correspondientes normas de propiedad intelectual). Podríamos estar en presencia una gran confrontación final, de una arremetida global en la cual está en juego la existencia misma de los complejos culturales que constituyen la vida campesina, no en algunas regiones acotadas del mundo, sino en todo el planeta. El impacto devastador que en sólo una década ha tenido el TLCAN sobre millones de indígenas y campesinos productores de maíz en México ilustra la extraordinaria velocidad con la cual operan estos procesos. Las condiciones materiales y territoriales que hacen posible la extraordinaria diversidad de culturas o modos de vivir en el planeta están siendo amenazadas.
Todo esto define el presente -y aquí sería necesario debatir sobre el rango temporal que debemos entender como “el presente”- como un momento en el cual ha de resolverse si es posible la continuidad de la vida y de la diversidad de culturas en el planeta Tierra. Se nos agota el tiempo. En las múltiples formas actuales de la resistencia, creación y re-creación de otras formas de vivir que luchan por frenar esta lógica expansiva de mercantilización, sometimiento y destrucción, esto es, al patrón civilizatorio del progreso, está en juego el futuro de la vida.
Notas:
1. Versión parcial de conferencia presentada en la Plenaria 4: "Panorama y retos de las ciencias sociales en América Latina y el Caribe" de la XXII Asamblea General de CLACSO/IV Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, “Herencias, crisis y alternativas al neoliberalismo”, Río de Janeiro, 25 de agosto de 2006.
2. Entre los primeros textos que contribuyeron a dar inicio a estos debates globales a partir de las décadas de los 60 y los 70 del siglo pasado destacan: Silent Springs de Rachel Carson (Boston: Houghton Mifflin Co., Boston, 1962); y el famoso informe comisionado por El Club de Roma, The Limits to Growth, de Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jorgen Randers y William W. Behrens III, (Universe Books, Nueva York, 1972).
3. WWF, The UNEP World Conservation Monitoring Centre, Global Footprint Network, Living Planet Report 2004, Gland, Suiza, 2004, p.10.
[http://assets.panda.org/downloads/lpr2004.pdf].
4. Op. cit., p. 2.
5. World Wide Fund International, The UNEP World Conservation Motinoring Centre, Redefining Progress, The Centre for Sustainable Development y Norwegian School of Management, Living Planet Report 2000. Table 2. Ecological Footprint Data: 1996., p. 24.
6. Op. cit. p. 27.
7. Op. cit. p. 1.
8. Op. cit. p. 1. El consumo de recursos y de capacidad de carga del planeta es, por supuesto, profundamente desigual, tanto en el Norte como en el Sur. Las cifras correspondientes a estas definiciones territoriales por tratarse de promedios, presentan como homogéneo lo que son profundas desigualdades al interior de cada territorio. Estas cifras, por lo tanto ocultan dimensiones significativas de la desigualdad existente en el acceso a los recursos de la naturaleza.
9. WMO, UNEP, Intergovernmental Panel on Climate Change, Climate Change 2001: Working Group I: The Scientific Basis [http://www.grida.no/climate/ipcc_tar/wg1/007.htm]
10. Para una mirada crítica de estas posturas, ver: ClimateScienceWatch, Promoting integrity in the use of climate science in government. Global Warming Denial Machine, [http://www.climatesciencewatch.org/index.php/csw/C25/]
11. Kevin Gray, “2004 Among the Hottest Years on Record” Associated Press, Buenos Aires, 16 de diciembre, 2004.
12. Timothy Gardner, “Undersea gas could speed global warming - study”, Reuters, 20 de julio,
LANDER | Tendencias dominantes de nuestra época | 15
2006.[http://today.reuters.com/news/newsarticle.aspx?type=scienceNews&storyid=...
13. United Nations Environmental Program (UNEP) y World Meteorological Organization (WMO), Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), Cambio Climático 2001: Informe de síntesis. Resumen para Responsables de Políticas, Wembley, Reino Unido, septiembre, 2001.
[http://www.grida.no/climate/ipcc_tar/vol4/spanish/009.htm]
14. Kovats, R Sari y otros, “Climate change and human health in Europe”, British Medical Journal, no. 318, pp.1682-1685, 19 de junio 1999.
15. Susan Joy Hassol, Impacts of a Warming Arctic, Arctic Climate Impact Assessment, Cambridge University Press, Cambridge, 2004. Es este el primer estudio comprensivo de evaluación global del impacto del cambio climático en el Ártico, y sus consecuencias planetarias. Centenares de científicos de todos los países circundantes al Ártico (Canadá, Finlandia, Rusia, Estados Unidos, Noruega, Reino Unidos, Suecia, Islandia) trabajaron durante cuatro años, contando igualmente con la participación de las comunidades aborígenes de la región.
16. Op. cit., p. 9.
17. Op. cit., p. 22.
18. Op. cit., p. 25.
19. Op. cit., p. 30.
20. Op. cit., p. 12
21. Op. cit. p. 13.
22. Op. cit., p. 40.
23. Op. cit., p. 32.
24. Susan Joy Hassol, op. cit., p. 33
25. Op. cit. p. 36. Ver igualmente: “Climate Variability and Change”, Our Changing Planet The U.S. Climate Change Science Program for Fiscal Year 2006, p. 42.
[http://www.usgcrp.gov/usgcrp/Library/ocp2006/ocp2006-hi-clivar.pdf]
26. Op. cit., p. 36.
27. Op. cit., p. 38; Janet Wilson, “Global Warming Threat Is Seen in Siberian Thaw”, Los Angeles Times, Los Angeles, 16 de junio 2006. Igualmente, extraordinarios volúmenes de metano, cuyo efecto invernadero es muy superior al del dióxido de carbono, podrían ser librados a la atmósfera como consecuencia del impacto del calentamiento del más sobre los inmensos depósitos de hidratos de metano existente en el fondo de los océanos.Ver: Timothy Gardner, “Undersea gas could speed global warming - study”, Reuters, 20 de julio, 2006. [http://today.reuters.com/news/newsarticle.aspx?type=scienceNews&storyid=... 20T192854Z_01_N19270382_RTRUKOC_0_US-ENVIRONMENT-METHANE-SEAS.xml&src=rss]
28. Daniel Howden, “Huge soya farms financed by Cargill, the largest privately owned company in the world, are the rainforest's new worst enemy”, The Independent, Londres, 17 de julio, 2006.
29. UNEP. WMD, Intergovernamental Panel on Climate Change, Cambio Climático 2001: Informe de síntesis. Resumen para responsables de políticas. (Pregunta cuatro).[http://www.grida.no/climate/ipcc_tar/vol4/spanish/010.htm]
30. Michael Mann y Kerry Emanuel “Atlantic hurricane trends linked to climate change,” EOS, Transactions, American Geophysical Union, 13 de junio, 2006; Kevin Trenberth and Dennis Shea, “Atlantic hurricanes and natural variability in 2005,” Geophysical Research Letters , 27 de junio, 2006; John Schwartz , “2 Studies Link Global Warming to Greater Power of Hurricanes”, The New York Times, 31 de mayo 2005.
31. United nations Environment Programme, Geo-Yearbook 2004-2005. An Overview of our Changing Environment,
16 | Worlds & Knowledges Otherwise | Fall 2007
Nairobi, 2005, p. 3.
32. Idem.
33. Newsday “Editorial: 1.3 Billion Reasons to Worry about Oil”, domingo 15 de agosto, 2004.
34. FAO, Food and Agricultural Organization of the United Nations Sustainable Development Department (SD) 1998 “Special: Biodiversity for Food and Agriculture”, SD Dimensions, febrero. [http://www.fao.org/WAICENT/FAOINFO/SUSTDEV/EPdirect/EPre0040.htm]
35. Taylor, Frederick W. 1971 Principios de la administración científica del trabajo (México: Herrera y Hermanos, Sucs., S.A.).
36. Ver: Edgardo Lander, “La ciencia neoliberal”, en Ana Esther Ceceña, Los desafíos de las emancipaciones en un contexto militarizado, CLACSO, Buenos Aireas, 2006.
37. Krimsky, Sheldon 2003 Science and the Private Interest. Has The Lure Of Profits Corrupted Biomedical Research?, Rowman & Littlefield Publisher, Inc., Lanham, 2003:, pp., 76-77.
38. Sobre las elecciones del año 2000, ver: David Margolick, Evangelina Peretz and Michael Shnayerson, “The Path to Florida”, Vanity Fair, octubre, 2004; y Greg Palast, The Best Democracy Money Can Buy, Plume, Nueva York, 2003,; Sobre las eleccionmes del 2004, ver: U.S. House of Representatives, Status Report of the House Judiciary Committee Democratic Staff, Preserving Democracy: What Went Wrong in Ohio, 5 de enero 2005.
[http://www.house.gov/judiciary_democrats/ohiostatusrept1505.pdf]; Bob Fitrakis, Harvey Wasserman and Steve Rosenfeld, Did George W. Bush Steal America's 2004 Election? Ohio's Essential Documents, The Free Press, The Columbus Institute for Contemporary Journalism; Robert F. Kennedy Jr., “Was the 2004 Election Stolen?”, Rolling Stone.1 de junio 2006.
39. Ann Fagan Ginger, Editora, Challenging U.S. Human Rights Violations Since 9/11 (Report by Meiklejohn Civil Liberties Institute), Prometheus Books, 2005.
40. The Associated Press, “Fearing Legal Battle, Ohio Newspaper Holds Stories”, 9 de julio, 2005.
41. Charlie Savage, “Bush Challenges Hundreds of Laws”, The Boston Globe, 30 de abril, 2006.
42. Statement of Senator Patrick Leahy, Ranking Member, Judiciary Committee, Hearing on Presidential Signing Statements, June 27, 2006.
[http://judiciary.senate.gov/member_statement.cfm?id=1969&wit_id=2629]
43. American Bar Association, Task Force on Presidential Signing Statements and the Separation of Powers Doctrine, 2006. [http://www.abanet.org/op/signingstatements/]
44. The Constitution in Crisis, Final Investigative Report Prepared at the Direction of
Rep. John Conyers, Jr, August 2006. [http://www.house.gov/judiciary_democrats/iraqrept2.html].
45. Op, cit., p. 132. Ver: Barton Gellman, “The FBI's Secret Scrutiny”, The Washington Post, 6 de noviembre, 2005.
46. Tom Jackman, “US a Battlefield, Solicitor General Tells Judges” The Washington Post, 20 de julio, 2005.
47. Patrice de Beer, "Illegal Combatants, a False Debate", Le Monde, Paris, 29 de junio, 2004.
48. AFP y The Independent “Constata la Cruz Roja Internacional torturas a presos en Guantánamo”, La Jornada, México, 1 de diciembre de 2004; Neil A. Lewis, “Fresh Details Emerge on Harsh Methods at Guantanamo”, The New York Times, 1 de enero, 2005; Carol D. Leonnig, “Further Detainee Abuse Alleged”, The Washington Post, 26 de diciembre, 2004; Andrew Buncombe, The Independent, Londres, “Green light for Iraqi prison abuse came right from the top”, 3 de abril, 2005; Rosa Miriam Lizalde, “La tortura, estimulada por Bush, acusa vocero de grupo de juristas estadounidenses”, La Jornada, México, 26 de noviembre de 2005.
49. Suzanne Goldenberg, “Abuse 'continued after Abu Ghraib'”, The Guardian, Londres, 9 de diciembre, 2004.
50. Edward Alden, “Dismay at Attempt to Find Legal Justification for Torture”, Financial Times. Londres, 10 de
LANDER | Tendencias dominantes de nuestra época | 17
junio, 2004.
51. Andrew Buncombe “Bush 'operating secret gulag in eastern Europe'”, The Independent, Londres, 3 de nobiembre, 2005; AFP Y DPA “Cerrar centros de detención secretos, exigen ONU y OEA a Washington”, La Jornada, México, 29 de julio de 2006; John Hendren, “CIA May Have Held 100 'Ghost' Prisoners”, Los Angeles Times, 10 de septiembre 2004; AFP Y Notimex, “Detectan más de mil vuelos secretos de la CIA por naciones de la UE”, La Jornada, México, 27 de abril de 2006; DPA, Reuters y AFP, “Estuvo en Polonia el mayor centro de detención secreto de la CIA: HRW”, La Jornada, México, 10 de diciembre, 2005; Afp, The Independent y DPA, “EU ha creado un archipiélago de centros de detención, denuncia AI”, La Jornada, México, 6 de junio, 2005.
52. Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en Edgardo Lander, La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, CLACSO, UNESCO, Buenos Aires, 2000.
53. Edgardo Lander, "La utopía del mercado total y poder imperial", Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, vol. 8, no. 2, mayo-agosto 2002.
Fuente: http://www.dariovive.org
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