Cuando los antiguos querían saber sobre su futuro consultaban a los adivinos. En realidad se trataba de adivinas. Entre ellas las más conocidas eran la pitonisa del oráculo de Delos, en Grecia, y la sibila de Cumas, cerca de Nápoles. Todas ellas daban respuestas a sus consultantes bajo la forma de acertijos. Se sospecha que podían actuar bajo el influjo de drogas suministradas por los sacerdotes de los respectivos templos.

La sibila, por ejemplo, según Publio Virgilio Marón, fue la que auguró la ventura de Roma cuando el troyano Eneas pasó por la Campania camino del Lazio. Según parece sus enigmáticos pronósticos se registraban en los “Libros sibilinos” que, de acuerdo con la tradición, fueron llevados a la Ciudad Eterna durante el período de los reyes etruscos.

Uno de los visitantes célebres que tuvo la pitonisa de la isla de Delos, sede de la confederación helénica liderada por Atenas, fue Filipo II de Macedonia. El rey argeida demandó por el porvenir de su hijo, el futuro Alejandro Magno.

Sabido es que en nuestro tiempos también se consulta al más allá. Así como en el Telestereon de Eleusis habitaba el hierofante (el que habla con los dioses), en nuestros tiempos no faltan los gobernantes que consultan a adivinos, magos y predicadores. Existe una abundante literatura en la materia. Un caso paradigmático fue el del presidente William MacKinlay, de Estados Unidos de América, quién alguna vez comentó de sus caminatas nocturnas conversando con el propio Dios por los pasillos de la Casa Blanca, la sede gubernamental.

Bueno, si los padres olímpicos se le aparecían a los hombres en los tiempos arcaicos, ¿por qué no iba a suceder lo mismo más modernamente cuando está claro que un presidente estadounidense hoy es mucho más poderoso que cualquier reyezuelo griego y hasta a algún emperador romano?.

Por eso los habitantes transitorios de la Casa Blanca también merecen ser considerados como una manifestación de la divinidad. En general como una plaga. Así, de repente conviene tratar de descifrar el mensaje oculto que se nos enviara a los mortales.

En Delos se solía dar a los visitantes como prueba muy difícil de resolver la duplicación de un cubo dado. Había que encontrar uno cuyas dimensiones implicaran dos veces el volumen original. Algo que no se resuelve con simples instrumentos sino con un complejo cálculo.

La Casa Blanca nos ha mandado en dos ocasiones un mensaje a descifrar. George Walker Bush. George, Jorge en español, es un término de origen griego que significa “labrador”; Walker, derivación del verbo inglés “to walk” (caminar), es entonces algo o alguien “que camina”; y, finalmente. Bush, también en inglés, implica maleza. El mensaje sibilino aparece descifrado. GWB es “la maleza que avanza sobre el que labra”.

El acertijo tiene una diferencia con el de su progenitor que es GHWB, porque incluye la H de Herbert (del germano, Heriberto, “el que da gloria al ejército”), aunque sea victimando a los que trabajan, ya que los resultados de Afganistán e Irak no parecen, hasta el presente, que vayan a enaltecer a las fuerzas armadas de su país ni garantizar la prosperidad de éste.

* Nota editada en 2005 con motivo de la reelección de G. H. Bush y editada en el Foro Libre de Latinovisión Media, de San Francisco, California, Estados Unidos de América. Reproducida a la luz de los resultados.

- Fernando Del Corro es periodista, historiador graduado en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA en "Historia Económica Argentina" y subdirector de la carrera de "Periodismo económico" y colaborador de la cátedra de grado y de la maestría en "Deuda Externa", de la Facultad de Derecho de la UBA. De la redacción de MERCOSUR Noticias. www.mercosurnoticias.com

Publicado el (03 de Marzo de 2009)