Los tiempos cambian:

China auxilia a Estados Unidos

02/03/2009
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La reciente gira de la nueva secretaria de Estado estadunidense tuvo objetivos muy precisos. Fue a Indonesia para darle desde allí un mensaje amistoso al mundo musulmán, tal como lo había anunciado en su comparecencia ante el congreso de su país para ser confirmada en el cargo. También estuvo en Japón y Corea del Sur, aliados en la zona, y finalmente llegó a China, país que hoy se perfila como el más importante en esa región del mundo y que expande sus relaciones e inversiones en todas las latitudes.

En el evidente colapso del orden internacional impuesto al término de la segunda guerra mundial, todos los análisis apuntan a que el nuevo ordenamiento que surgirá de la actual crisis no sólo no será unipolar, como lo fue desde la caída de la Unión Soviética, sino que habrá varios polos de poder y uno de ellos estará en esa parte de Asia encabezado por China. Algunos incluso estiman que Rusia estaría en segundo nivel en ese polo que podría abarcar países árabes productores de petróleo.

La administración Bush enfrentó esa perspectiva en los términos agresivos que caracterizaron sus políticas en todas partes. Violadores de los derechos humanos a nivel mundial, los estadunidenses se declararon defensores de esos derechos en China, en especial en el Tibet. Hostigaron a China en la Organización Mundial de Comercio pero no pudieron frenar el ingreso de productos chinos a Estados Unidos que tiene con el país asiático un desbalance comercial de cientos de miles de millones de dólares.

Hillary Clinton llegó a China como portadora de una política distinta. Declaró abiertamente que el asunto de los derechos humanos no podía bloquear la cooperación entre Washington y Beijing en asuntos tan importantes como la crisis económica, el cambio climático y los tratados de seguridad como el relativo al programa nuclear de Corea del Norte.

Pero la razón de fondo para el cambio de actitud radica en que China es el mayor tenedor de los bonos del Tesoro estadunidense, son centenares de miles de millones de dólares los que ha comprado y a Washington lo que le interesa es que los siga comprando. En una entrevista televisiva Hillary Clinton así se lo pidió a China, afirmando que las economías de los dos países están tan interconectadas que “realmente subimos o caemos juntos”. China los seguirá comprando y la secretaria de Estado lo agradeció.

La expansión china

Ya hemos visto que los chinos dejaron de ser esos seres malvados que empezaron a aparecer en las series televisivas y películas de espionaje estadunidenses cuando se hizo evidente el progreso que registraba la nación asiática. Ahora veamos la forma en que China ha ido expandiendo su economía y ocupando un lugar relevante en el plano económico gracias a su propio esfuerzo. Se le formulan críticas porque se sostiene que el crecimiento del país no llega a toda la población y que las desigualdades persisten.

Aunque algunas críticas son ciertas, los logros son contundentes y no se pueden minimizar, se trata del país con mayor población en el mundo, cuna de una de las civilizaciones más importantes y que después sufrió invasiones y períodos de explotación colonial hasta que se independizó y realizó su revolución en la primera mitad del siglo XX. Desde entonces se ha registrado una evolución constante, como se mostró en la inauguración de los Juegos Olímpicos el año pasado.

Esa evolución se puede ilustrar con cifras. En noviembre pasado el presidente chino Hu Jintao estuvo en América Latina, donde tiene un tratado comercial con Chile y visitó Perú, país con el cual establecerá un convenio similar. En esa oportunidad el mandatario chino pronunció un discurso en el parlamento peruano, en el que señaló que su país podría jugar un papel más importante en América Latina, antes había estado en Cuba y Costa Rica y anteriormente en otros países de la región.

En los últimos días y mientras Hu Jintao se encontraba en Africa en un viaje de “Amistad y Cooperación”, se informó que China acordó realizar las siguientes inversiones en América Latina: un préstamo de 6 billones de dólares a Venezuela para su industria petrolera y otro de 10 billones de dólares a Brasil. Ambos préstamos son a cambio de aumentar la producción y al mismo tiempo la venta a China, a precios de mercado durante los próximos 20 años. Un convenio del mismo tipo fue firmado con Rusia a la que le prestaron 25 billones de dólares a cambio de 15 millones de toneladas de petróleo al año durante 20 años.

China también ha invertido en el petróleo de Africa, región que le abastece el 30 por ciento de sus requerimientos energéticos. Las reservas petroleras africanas son cuantiosas y aún falta mucho por explorar en esta materia en ese continente. Pero China no sólo está invirtiendo en petróleo, sino también en otras materias primas cuyos precios han caído al igual que los del petróleo. Todos estos productos China los necesita para su desarrollo interno, como la construcción de casas y la fabricación de bienes de consumo y a los países productores les conviene en un momento en que las ventas y precios han bajado.

China también está compitiendo en otros rubros, como la aeronáutica, para ejemplificar. Está construyendo aviones que compiten con Boeing y Airbus, ya hace un tiempo una filial de General Electric le pidió cinco con opción a 20 del ARJ 21, denominado avión avanzado para el siglo XXI. El gobierno chino también proyecta invertir en Australia en una empresa minera y en otros países en gas natural.

Estados Unidos-China

 

Como resultado del viaje de Hillary Clinton a China, las relaciones de los dos países aparecen en un nivel amistoso. Sin embargo hace ya tiempo que se han realizado estudios que señalan que para el año 2020 los dos países de disputarán el mayor grado de influencia mundial. Ya no se habla mucho de potencias porque en un cuadro económico como el actual no se pueden hacer pronósticos sino a lo más estimaciones.

Es evidente que el orden económico mundial colapsó, lo cierto es que hace años que se venía anunciando que los acuerdos de Bretón Woods ya no servían, pero paralelamente en el mundo se estaban produciendo otros cambios. Los imperios económicos creados al estilo de las recomendaciones de John D. Rockefeller no tenían la capacidad de impedir los movimientos y demandas populares. Tampoco podían asegurar en forma permanente los intereses de las empresas transnacionales.

La crisis económica mundial ha puesto de relieve el fracaso de todos los modelos experimentados en las últimas décadas y ha hecho emerger otras realidades como la de China. Pero aún cuando se perfilan tres centros de poder: Estados Unidos, la Unión Europea y China encabezando la región asiática, no se advierten salidas a la actual situación porque no se quiere admitir que hay que volver a las buenas costumbres de velar por el interés general, lo que significa devolverle al Estado el rol que le corresponde. El mejor ejemplo está en la discusión sobre qué hacer con los quebrados bancos estadunidenses: nacionalizar o seguir dándole dinero a los banqueros.

- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.

https://www.alainet.org/es/articulo/132596
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