Una discusión que se impone por la crisis

Los subsidios al agro estadounidense en la mira

02/03/2009
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  • Opinión
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Imagínese el lector de qué magnitud es la crisis que se desató en Estados Unidos que el presidente Barak Obama anunció su deseo de reducir los subsidios a la producción agrícola doméstica. El martes 24 de febrero, el ocupante de la Casa Blanca reiteró su promesa de recortar las ayudas federales a las empresas agrícolas de magnitud, tema que recién se inicia y que promete dar mucho que hablar.

El líder demócrata participó el martes de una sesión conjunta del Congreso. En pleno Capitolio, Obama pronunció un discurso en el que afirmó su voluntad de reducir los pagos directos al sector agrícola doméstico como parte de un esfuerzo de toda la nación para recortar gastos y reducir el déficit fiscal que ya no vale la pena cuantificar.

La información periodística menciona 5.200 millones de dólares como ayudas del Tío Sam a los granjeros. Pero esta cifra parece bastante modesta con respecto a lo que efectivamente perciben los farmers estadounidenses. Ya que la presencia de subsidios internos es el principal escollo para la finalización feliz de la Ronda del Desarrollo de Doha.

Recordemos qué es la Ronda de Doha. La Organización Mundial del Comercio (OMC) inició en 2001 el último intento por liberalizar el intercambio mundial en la capital de Qatar. El objetivo era eliminar las restricciones a los movimientos de bienes y servicios entre los países integrantes de la OMC.

Ocho años después, no es descabellado afirmar que la Ronda de Doha culminó en fracaso. A la hora de hallar el tema responsable del fallido, debemos centrarnos sin temor a equivocarnos en la cuestión agrícola: la negativa de las naciones desarrolladas a eliminar los subsidios a la producción agrícola.

En 2001, la Unión Europea (UE) destinó subsidios, en el marco de su Política Agrícola Común, por 105.624 millones de dólares; Estados Unidos, por su parte, reservó 95.259 millones de la misma moneda, en tanto que Japón aportó 59.126 a sus productores internos. La cifra correspondiente a la patria de Obama es bastante mayor a la mencionada por la prensa estadounidense.

No es lo que parece

No obstante los anuncios, no trascendieron demasiados detalles de cómo la Secretaria de Agricultura implementaría los recortes. Pero más allá de eso, la prensa internacional refleja la apatía que la novedad produjo en los sectores relacionados al comercio internacional. Los denominados “analistas” coinciden en que esta tenue reducción de las ayudas domésticas no va a destrabar el nudo en que se encuentran las negociaciones globales.

"Cualquier cosa que reduzca los subsidios a los agricultores en Estados Unidos será considerada favorable por el resto del mundo", dijo Ross Korves, economista de Truth about Trade and Technology, un grupo que promueve el libre comercio en agricultura. En declaraciones reproducidas por la agencia Reuters, el economista agregó que "… es lo que pasa después, cuando las cosas se complican lo que explicaría el impacto a largo plazo de la política agrícola interna estadounidense” en las conversaciones en la OMC.

La eliminación de los subsidios a la producción y a la exportación agrícola es un antiguo reclamo de los países integrantes del Grupo de los 20 (G-20), liderado por China, India, Brasil, Sudáfrica y Argentina. Si bien las cifras de subsidios se reducen año a año, esta situación se dio en un contexto mundial de aumentos de los precios agrícolas. A raíz del estallido de la burbuja inmobiliaria en setiembre de 2007, todos los precios mundiales se encuentran a la baja.

Los agricultores se defienden al argumentar que dependen de los 5.200 millones de dólares como una forma de brindar estabilidad en medio de los inestables precios de las materias primas, los altos costos de los fertilizantes y otros gastos, y los caprichos del clima.

Del otro lado del Atlántico o del Pacífico, ni Bruselas ni Tokio han modificado sus posturas con respecto a los subsidios internos. Tanto en el Viejo Continente como en el país del Sol Naciente la distribución de subsidios es tanto una política económica como social. Los productores domésticos no podrían sobrevivir sin las subvenciones gubernamentales, lo que desataría un caos social. Menos aún en estos momentos, donde el desempleo crece en todas las regiones del orbe como hacía décadas no sucedía.

El Presupuesto Fiscal 2009 de la primera potencia económica fue presentado al Capitolio y en él figuran estos recortes, según destaca la prensa internacional. Pero el énfasis puesto por el presidente estadounidense en la prudencia fiscal hace fácil concluir que la medida de reducir los gastos en subsidios agrícolas se basa en cuestiones domésticas: la necesidad de disminuir un déficit monstruoso de aquí a 2013, tras la suba prevista para el próximo año fiscal. Se trata de un billón 750.000 millones de dólares, y está previsto reducirlo a 500.000 millones en 2013.

Aunque aún faltan demasiadas aclaraciones para saber qué rumbo va a tomar el gobierno de Obama para lograr la recuperación -o habría que decir qué grado de proteccionismo va a adoptar- ya se vislumbra que las medidas van a ser pragmáticas. Aunque cabría preguntarse cuándo las naciones no se han guiado por estos principios.

Para el comercio internacional, por lo tanto, no debe esperarse demasiado. Ni Washington, ni Bruselas ni Tokio van a introducir cambios domésticos en tiempos de subas del desempleo. La historia nos muestra diversos ejemplos de que esto no ha pasado en el ámbito de las potencias, así que no debiera por qué pasar ahora.

- APM | Agencia Periodística del Mercosur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=4212

https://www.alainet.org/es/articulo/132591?language=en
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