Guerra, política y legitimidad

14/01/2009
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La guerra es normalmente un medio, un instrumento para obtener un objetivo que casi siempre es político. Alain Joxe anota, que “la finalidad de la guerra no es siempre una finalidad  de Estado aunque sí es siempre una finalidad política. La guerra de Estado no parece tener sino dos objetivos posibles: la destrucción total del adversario o su conquista (por seducción o sumisión).” Clausewitz, el filósofo de la guerra, dice que “la guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad... (y añade más adelante) La fuerza, es decir la fuerza física (porque no existe una fuerza moral fuera de los conceptos de ley y de Estado) constituye así el medio; imponer nuestra voluntad al enemigo es el objetivo.” Y plantea su tesis a propósito de la relación entre guerra y política, “...la guerra no constituye simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de ésta por otros medios... el propósito político es el objetivo, mientras que la guerra constituye el medio y nunca el medio cabe ser pensado como desposeído de objetivo.”

Esto es importante recordarlo permanentemente, porque algunos parecieran creer que la guerra es solamente el resultado de un balance de poder militar y la historia ha mostrado que en varias ocasiones aunque la guerra se gane militarmente, termina perdiéndose políticamente.

Los propios manuales de contrainsurgencia norteamericanos para conflictos de baja intensidad señalaban que el éxito en los mismos se debía basar en cinco principios básicos: 1. un objetivo claro, definido y obtenible, -es determinante la comprensión de qué significa el éxito de la misión y qué podría llevar a finalizar la operación antes de obtener ese objetivo-; 2. unidad de esfuerzo y grado aceptable de seguridad; 3. adaptabilidad de la fuerza en función de los objetivos políticos; 4. perseverancia para lograr los objetivos y 5. legitimidad para que exista la percepción en la población local y la opinión pública en general de la legalidad, moralidad y corrección de las operaciones; el núcleo duro de estos enfrentamientos es la legitimidad.

Las anteriores reflexiones son pertinentes cuando pensamos en el atroz enfrentamiento y a toda luz desproporcionado, entre el Estado de Israel y los palestinos de Gaza con Hamas a la cabeza -Hamas ganó las últimas elecciones realizadas en esta región con supervisión internacional-, que para algunos tiene básicamente intereses electorales israelíes. Los cientos de civiles muertos por los bombardeos israelíes –no es suficiente con que Israel haya reconocido el error de bombardear una escuela administrada por la ONU donde murieron 42 palestinos- y los miles de heridos, además de todos los que han perdido sus bienes y han sido traumatizados, se convertirán en los referentes internacionales que harán que lo que es una victoria militar incuestionable, se convierta en una nueva derrota política para los halcones del actual gobierno israelí, quienes, si quieren una paz permanente, inevitablemente van a tener que negociarla con Hamas y demás organizaciones palestinas.

Para que no haya lugar a duda hay que señalar que consideramos la existencia del Estado de Israel con reconocimiento internacional y fronteras seguras como un pre-requisito para la paz y estabilidad en la región. Pero igualmente es indispensable la existencia de un Estado Palestino con territorio adecuado, seguridad, autonomía y resolución del problema de los refugiados palestinos –muchos de ellos expulsados violentamente de sus tierras en el pasado-.

La guerra no se puede ganar a cualquier costo, esto es una inobjetable enseñanza para el caso de Israel y Palestina, pero también lo debe ser para nuestras Fuerzas Armadas, que deben hacer todo lo posible para que casos como los llamados ‘falsos positivos’ y otras violaciones graves del derecho internacional humanitario no vuelvan a repetirse.

- Alejo Vargas Velásquez es profesor Universidad Nacional

https://www.alainet.org/es/articulo/131826?language=es
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