Cita Uribe-Chávez: ¿moverá al ELN?
10/07/2008
- Opinión
Por estos días se cumplen diez años de la reunión de personas representativas de la sociedad colombiana con el ELN en Maguncia (Alemania), que en su momento despertó una gran expectativa acerca de las posibilidades de un proceso de paz exitoso con esta guerrilla, e igualmente una gran controversia en otros, que malinterpretaron el alcance del documento de buena voluntad suscrito por los asistentes a este encuentro.
Pero transcurrió todo el gobierno de Andrés Pastrana, en el cual se avanzó en precisar la agenda y los aspectos procedimentales de la llamada por el ELN Convención Nacional, sin embargo, la prioridad dada por el gobierno Pastrana a las conversaciones con las Farc, las vacilaciones y ambigüedades del ELN y la incapacidad de las partes de ponerse de acuerdo acerca de una zona de encuentro para la realización de la misma -y por supuesto el descrédito de la zona de despeje del Caguán- hicieron imposible para el gobierno Pastrana poder viabilizarla.
Con el gobierno Uribe y después del fracaso de la facilitación mexicana por factores internos y externos conocidos, la iniciativa del grupo de garantes de situar a Francisco Galán en Casa de Paz crea las condiciones para que junto con el importante trabajo adelantado por Galán con su organización y del Alto Comisionado de Paz, se logre dar inicio a las rondas de conversaciones de La Habana en las cuales, luego de los normales altibajos de estos procesos, se logra llegar a un documento-borrador del llamado 'acuerdo base' que viabilizaría un cese de hostilidades, la liberación de todos los secuestrados por el ELN y el inicio de un período de diálogo político hacia un acuerdo de paz definitivo.
A finales del año anterior y aduciendo la crisis bilateral con la terminación de la facilitación del presidente Chávez y de Piedad Córdoba, el ELN suspendió unilateralmente las conversaciones con el Gobierno colombiano. Al reanudarse esta semana formalmente las mismas, con la reunión entre los presidentes Uribe y Chávez, no hay ninguna excusa para que a la mayor brevedad se retomen las conversaciones -en La Habana o en Caracas, según lo acuerden- y podamos finalmente decir que los acercamientos de más de una década con los elenos empiezan a dar resultados.
Durante la ofensiva del Gobierno colombiano en los últimos tiempos contra las Farc, el ELN, como se dice coloquialmente 'ha pasado de agache', no sólo porque no ha sido la prioridad estratégica para las Fuerza Pública colombiana, sino porque realmente su presencia nacional cada vez es más irrelevante. Lo deseable sería que su conducción político-militar, especialmente Nicolás Rodríguez, Antonio García y Pablo Beltrán entiendan las realidades políticas de la hora actual, el cambio del escenario estratégico del conflicto armado colombiano y las claras actitudes de los gobiernos progresistas o de izquierda en la región latinoamericana, de condena al uso de las armas para hacer política, y tengan el valor y la capacidad política para conducir a su organización a dar el salto en la dirección de la salida negociada, para terminar definitivamente con esta confrontación, sin sentido en estos momentos de la historia. Aún guardamos la esperanza que los dirigentes del ELN tengan el 'olfato político' para entender que persistir en el uso de la violencia por razones políticas no tiene ninguna justificación y que la estrategia de 'resistir' es un sinsentido, cuando podrían sumarse a una actividad política dinamizadora de sus propuestas desde la civilidad.
Con seguridad quienes estuvimos en Maguncia hace diez años, así como las comisiones facilitadoras, las iniciativas de paz y en general los diversos sectores de la sociedad civil colombiana estaremos dispuestos a acompañar unas conversaciones que lleven a un proceso de terminación de la confrontación armada, realista y serio.
- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Universidad Nacional.
Pero transcurrió todo el gobierno de Andrés Pastrana, en el cual se avanzó en precisar la agenda y los aspectos procedimentales de la llamada por el ELN Convención Nacional, sin embargo, la prioridad dada por el gobierno Pastrana a las conversaciones con las Farc, las vacilaciones y ambigüedades del ELN y la incapacidad de las partes de ponerse de acuerdo acerca de una zona de encuentro para la realización de la misma -y por supuesto el descrédito de la zona de despeje del Caguán- hicieron imposible para el gobierno Pastrana poder viabilizarla.
Con el gobierno Uribe y después del fracaso de la facilitación mexicana por factores internos y externos conocidos, la iniciativa del grupo de garantes de situar a Francisco Galán en Casa de Paz crea las condiciones para que junto con el importante trabajo adelantado por Galán con su organización y del Alto Comisionado de Paz, se logre dar inicio a las rondas de conversaciones de La Habana en las cuales, luego de los normales altibajos de estos procesos, se logra llegar a un documento-borrador del llamado 'acuerdo base' que viabilizaría un cese de hostilidades, la liberación de todos los secuestrados por el ELN y el inicio de un período de diálogo político hacia un acuerdo de paz definitivo.
A finales del año anterior y aduciendo la crisis bilateral con la terminación de la facilitación del presidente Chávez y de Piedad Córdoba, el ELN suspendió unilateralmente las conversaciones con el Gobierno colombiano. Al reanudarse esta semana formalmente las mismas, con la reunión entre los presidentes Uribe y Chávez, no hay ninguna excusa para que a la mayor brevedad se retomen las conversaciones -en La Habana o en Caracas, según lo acuerden- y podamos finalmente decir que los acercamientos de más de una década con los elenos empiezan a dar resultados.
Durante la ofensiva del Gobierno colombiano en los últimos tiempos contra las Farc, el ELN, como se dice coloquialmente 'ha pasado de agache', no sólo porque no ha sido la prioridad estratégica para las Fuerza Pública colombiana, sino porque realmente su presencia nacional cada vez es más irrelevante. Lo deseable sería que su conducción político-militar, especialmente Nicolás Rodríguez, Antonio García y Pablo Beltrán entiendan las realidades políticas de la hora actual, el cambio del escenario estratégico del conflicto armado colombiano y las claras actitudes de los gobiernos progresistas o de izquierda en la región latinoamericana, de condena al uso de las armas para hacer política, y tengan el valor y la capacidad política para conducir a su organización a dar el salto en la dirección de la salida negociada, para terminar definitivamente con esta confrontación, sin sentido en estos momentos de la historia. Aún guardamos la esperanza que los dirigentes del ELN tengan el 'olfato político' para entender que persistir en el uso de la violencia por razones políticas no tiene ninguna justificación y que la estrategia de 'resistir' es un sinsentido, cuando podrían sumarse a una actividad política dinamizadora de sus propuestas desde la civilidad.
Con seguridad quienes estuvimos en Maguncia hace diez años, así como las comisiones facilitadoras, las iniciativas de paz y en general los diversos sectores de la sociedad civil colombiana estaremos dispuestos a acompañar unas conversaciones que lleven a un proceso de terminación de la confrontación armada, realista y serio.
- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Universidad Nacional.
https://www.alainet.org/es/articulo/128686?language=es
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