Panamá tiene que contribuir a la paz en Colombia
11/06/2008
- Opinión
Los países fronterizos con Colombia hacen esfuerzos por poner fin a la guerra civil en ese país. Quizás la única excepción es Panamá, que mantiene a un grupo de marinos colombianos acusados de ser guerrilleros detenidos y que acaba de detener a un hombre embera “sospechoso” de colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez le pidió a las FARC que cambiara su táctica política y abandonara la lucha armada en las selvas colombianas. En un programa de televisión, el presidente bolivariano dijo que "creo que llegó la hora de que las FARC liberen a los que están en la montaña, sería un gran gesto humanitario ¿A cambio de qué? A cambio de nada. Y eso pudiera ser el primer paso (para) que se acabe la guerra interna en Colombia".
Chávez agregó que “ustedes en las FARC deben saber que se han convertido en una excusa del imperio (Estados Unidos) para amenazarnos a todos nosotros (América latina). El día que haya paz en Colombia se le acabó la excusa al imperio norteamericano".
La propuesta de Chávez tiene sentido si contribuye a fortalecer las alternativas al gobierno militarista actualmente en el poder. ¿Puede debilitar la alianza militarista llamada “Plan Colombia” de Bogotá con Washington? ¿Eliminará a los traficantes de drogas y armas protegidos por el gobierno? ¿Le dará nuevos aires a la izquierda colombiana que ha conquistado las alcaldías de varias ciudades, entre ellas la de Bogotá?
En la ciudad de Panamá, los gobiernos de Ecuador y Colombia negocian un acuerdo mediante el cual Bogotá reconozca su incursión injustificada sobre territorio ecuatoriano. Las negociaciones son difíciles, sobre todo teniendo en cuenta los intereses norteamericanos envueltos en la crisis.
En Brasil se acaba de estructurar la UNASUR, acuerdo regional que busca cooperación entre todos los países del continente suramericano. El presidente del Brasil, Lula de Silva, trató de sumar a Colombia pero Estados Unidos impidió que Bogotá participara en la iniciativa de los gobiernos de la región.
Estados Unidos insiste, tanto antes como después de la invasión a Panamá (1989) y de la evacuación de sus bases militares (1999), en militarizar a la Policía Nacional. Según ese país, la Policía panameña sirve al Pentágono para proyectarse en el país y en la región.
Los gobiernos panameños han acomodado los intereses de Estados Unidos. No se sabe hasta qué punto las maniobras de Washington han comprometido a Panamá en la guerra civil colombiana. Hace varias décadas la diplomacia panameña le servía a las partes en disputa en Colombia para encontrar soluciones a sus conflictos, en la actualidad Panamá sólo sirve para echarle carbón al fuego.
Hace apenas algunos días, el sociólogo colombiano, Orlando Fals Borda, hizo un llamado al pueblo de su país a no resignarse a convivir con la violencia. Se preguntó “hasta cuando los colombianos seguirán con la violencia, la guerra, las masacres y las muertes”.
Panamá junto a los demás vecinos de Colombia tiene la obligación de contribuir a poner fin a uno de los epicentros de la “guerra infinita” de Bush, que representa la mas grande herida que tiene el continente.
Panamá, 12 de junio de 2008.
- Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez le pidió a las FARC que cambiara su táctica política y abandonara la lucha armada en las selvas colombianas. En un programa de televisión, el presidente bolivariano dijo que "creo que llegó la hora de que las FARC liberen a los que están en la montaña, sería un gran gesto humanitario ¿A cambio de qué? A cambio de nada. Y eso pudiera ser el primer paso (para) que se acabe la guerra interna en Colombia".
Chávez agregó que “ustedes en las FARC deben saber que se han convertido en una excusa del imperio (Estados Unidos) para amenazarnos a todos nosotros (América latina). El día que haya paz en Colombia se le acabó la excusa al imperio norteamericano".
La propuesta de Chávez tiene sentido si contribuye a fortalecer las alternativas al gobierno militarista actualmente en el poder. ¿Puede debilitar la alianza militarista llamada “Plan Colombia” de Bogotá con Washington? ¿Eliminará a los traficantes de drogas y armas protegidos por el gobierno? ¿Le dará nuevos aires a la izquierda colombiana que ha conquistado las alcaldías de varias ciudades, entre ellas la de Bogotá?
En la ciudad de Panamá, los gobiernos de Ecuador y Colombia negocian un acuerdo mediante el cual Bogotá reconozca su incursión injustificada sobre territorio ecuatoriano. Las negociaciones son difíciles, sobre todo teniendo en cuenta los intereses norteamericanos envueltos en la crisis.
En Brasil se acaba de estructurar la UNASUR, acuerdo regional que busca cooperación entre todos los países del continente suramericano. El presidente del Brasil, Lula de Silva, trató de sumar a Colombia pero Estados Unidos impidió que Bogotá participara en la iniciativa de los gobiernos de la región.
Estados Unidos insiste, tanto antes como después de la invasión a Panamá (1989) y de la evacuación de sus bases militares (1999), en militarizar a la Policía Nacional. Según ese país, la Policía panameña sirve al Pentágono para proyectarse en el país y en la región.
Los gobiernos panameños han acomodado los intereses de Estados Unidos. No se sabe hasta qué punto las maniobras de Washington han comprometido a Panamá en la guerra civil colombiana. Hace varias décadas la diplomacia panameña le servía a las partes en disputa en Colombia para encontrar soluciones a sus conflictos, en la actualidad Panamá sólo sirve para echarle carbón al fuego.
Hace apenas algunos días, el sociólogo colombiano, Orlando Fals Borda, hizo un llamado al pueblo de su país a no resignarse a convivir con la violencia. Se preguntó “hasta cuando los colombianos seguirán con la violencia, la guerra, las masacres y las muertes”.
Panamá junto a los demás vecinos de Colombia tiene la obligación de contribuir a poner fin a uno de los epicentros de la “guerra infinita” de Bush, que representa la mas grande herida que tiene el continente.
Panamá, 12 de junio de 2008.
- Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
https://www.alainet.org/es/articulo/128119?language=es
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