21 de mayo: Día Mundial de la Diversidad Cultural
18/05/2008
- Opinión
“La identidad no es sólo lo que somos sino lo que no queremos ser”
Saúl Sosnowski
¿Para qué sirve un día mundial y éste en particular? En principio es pretexto para tratar cuestiones frecuentemente subestimadas en su importancia real. Nuestra diversidad cultural refiere a lo que somos como sociedad, nuestros usos y costumbres propias, alimentadas por los aportes de quienes antes caminaron estos suelos: habitantes naturales o aborígenes en proceso de recuperación biológica y cultural grupal a pesar del pretendido exterminio, la población africana traída en la cruenta diáspora de la esclavitud, visiblemente presente en rasgos, color de la piel y expresiones artísticas, y los colonizadores europeos de los cuales se formó el criollismo y el gauchismo en el lógico mestizaje. A eso agregamos los inmigrantes, contingente humano que pobló nuestras tierras mayoritariamente huyendo de pasados conflictos bélicos.
Si como resultado de las históricas mezclas tenemos una forma de ser representativa, original y única, necesariamente debemos proyectarla y darla a conocer para reafirmar su existencia.
La huella digital uruguaya inserta en la música, el canto, las danzas, las comidas, el idioma y sus giros, las creencias, tradiciones y costumbres en general, contiene lo que somos, nuestros parámetros de convivencia, desarrollo y cohesión social.
Es muy importante defender la producción cultural local para conservar nuestro adn nacional.
Las películas, la radiodifusión, los libros, las canciones, los juegos digitales, los dibujos animados, las propagandas comerciales y los programas de televisión en general, contienen una visión del mundo, nos presentan valores y disvalores, e inducen fatalmente a odiar o amar determinados paradigmas y modelos de ser. Debemos estar atentos a estos mensajes masivos, pues si nos invade lo foráneo, tenderemos al desarraigo implícito en menospreciar la propia idiosincrasia y anhelar lo que no somos, antesala de la emigración.
Claro que si no hay oportunidad de mostrar lo nuestro con equidad, no tendremos chance de competir con el mundo, y no se tratará ya solo de transacciones económicas, sino de invasión cultural y pérdida de la identidad que tantos siglos y enfrentamientos nos costó formar.
Si el mercado de símbolos e imágenes sobreabunda de ciertos patrones formativos, no existe real libertad de elección y el sorteo se hará siempre entre las mismas opciones. A la casi imposibilidad de producir por dificultades internas y de ofrecer con llegada internacional la creación lograda, se agrega el consumir mucho más cultura extranjera que local, un gran déficit para el país junto al peligro de desvirtuar las propias raíces.
Sin haber todavía números oficiales la simple percepción es abrumante.
La Convención Internacional sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, más conocida como Convención para la Diversidad Cultural es una normativa internacional de carácter vinculante para los Estados ratificantes entre los que Uruguay se encuentra.
La flamante herramienta jurídica actualmente en fase de organizar sus postulados, entró en vigor el año pasado y es una enorme victoria en la lucha por la protección integral de la cultura desde una visión global e internacional. La idea es que los tratados comerciales no regulen la oferta cultural como cualquier mercancía, protegiendo la producción de saberes domésticos de la invasión globalizadora basada en el poderío económico, así como facilitar la llegada de nuestros bienes culturales al mundo. La Convención para la Diversidad Cultural ha sido un éxito incontestable debido a su pronta ratificación por diversos Estados, habiendo otros muchos que se encuentran en ese proceso.
En estos momentos está desarrollando sus contenidos para implementar las distintas acciones que subyacen en el texto, especialmente los artículos dedicados a la cooperación internacional, los que están recibiendo el primer impulso de las naciones para su plena operatividad. La UNESCO ha realizado una Primera Reunión de Expertos sobre esta temática en Madrid, en un evento que han desarrollado la Agencia Española de Cooperación Internacional en el plano institucional y el Instituto Interuniversitario para la Comunicación Cultural, en el lado académico. Los resultados de esta reunión se han debatido en la Primera Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención que se reunió en Ottawa (Canadá) en diciembre de 2007.
Las economías de los países tercermundistas no están capacitadas por si solas para salir al mercado mundial con su producción cultural a iguales niveles de competitividad, y este organismo se plantea corregir tal inequidad. Esperemos activamente mientras buscamos promover nuestra manera de ser para continuar sellando la impronta en diferentes expresiones, logrando que Uruguay, el pequeño gigante, siga siendo un potente generador de inteligencia y creatividad reflejadas en la cultura.
El asado más grande del mundo, declarado de interés nacional por Presidencia de la República, la Ley del Candombe Patrimonio Nacional, son ejemplo de acciones de repercusión internacional que tomó el Gobierno actual, dando a conocer globalmente parte de las características de nuestra diversidad más típica.
Recomponer los orígenes es apelar a la esencia de nuestra identidad valorizando lo que somos. Otras formas de ser y de sentir casi siempre postergadas, tienen derecho a darse a conocer a eventuales públicos consumidores. Por eso un “Día de la Diversidad Cultural” es importante y lo recordaremos en el Cabildo el miércoles 21 de mayo a las 18 y 30 horas, en acto organizado por la Unidad de Atención la Diversidad Cultural y el Programa Esquinas del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo.
Saúl Sosnowski
¿Para qué sirve un día mundial y éste en particular? En principio es pretexto para tratar cuestiones frecuentemente subestimadas en su importancia real. Nuestra diversidad cultural refiere a lo que somos como sociedad, nuestros usos y costumbres propias, alimentadas por los aportes de quienes antes caminaron estos suelos: habitantes naturales o aborígenes en proceso de recuperación biológica y cultural grupal a pesar del pretendido exterminio, la población africana traída en la cruenta diáspora de la esclavitud, visiblemente presente en rasgos, color de la piel y expresiones artísticas, y los colonizadores europeos de los cuales se formó el criollismo y el gauchismo en el lógico mestizaje. A eso agregamos los inmigrantes, contingente humano que pobló nuestras tierras mayoritariamente huyendo de pasados conflictos bélicos.
Si como resultado de las históricas mezclas tenemos una forma de ser representativa, original y única, necesariamente debemos proyectarla y darla a conocer para reafirmar su existencia.
La huella digital uruguaya inserta en la música, el canto, las danzas, las comidas, el idioma y sus giros, las creencias, tradiciones y costumbres en general, contiene lo que somos, nuestros parámetros de convivencia, desarrollo y cohesión social.
Es muy importante defender la producción cultural local para conservar nuestro adn nacional.
Las películas, la radiodifusión, los libros, las canciones, los juegos digitales, los dibujos animados, las propagandas comerciales y los programas de televisión en general, contienen una visión del mundo, nos presentan valores y disvalores, e inducen fatalmente a odiar o amar determinados paradigmas y modelos de ser. Debemos estar atentos a estos mensajes masivos, pues si nos invade lo foráneo, tenderemos al desarraigo implícito en menospreciar la propia idiosincrasia y anhelar lo que no somos, antesala de la emigración.
Claro que si no hay oportunidad de mostrar lo nuestro con equidad, no tendremos chance de competir con el mundo, y no se tratará ya solo de transacciones económicas, sino de invasión cultural y pérdida de la identidad que tantos siglos y enfrentamientos nos costó formar.
Si el mercado de símbolos e imágenes sobreabunda de ciertos patrones formativos, no existe real libertad de elección y el sorteo se hará siempre entre las mismas opciones. A la casi imposibilidad de producir por dificultades internas y de ofrecer con llegada internacional la creación lograda, se agrega el consumir mucho más cultura extranjera que local, un gran déficit para el país junto al peligro de desvirtuar las propias raíces.
Sin haber todavía números oficiales la simple percepción es abrumante.
La Convención Internacional sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, más conocida como Convención para la Diversidad Cultural es una normativa internacional de carácter vinculante para los Estados ratificantes entre los que Uruguay se encuentra.
La flamante herramienta jurídica actualmente en fase de organizar sus postulados, entró en vigor el año pasado y es una enorme victoria en la lucha por la protección integral de la cultura desde una visión global e internacional. La idea es que los tratados comerciales no regulen la oferta cultural como cualquier mercancía, protegiendo la producción de saberes domésticos de la invasión globalizadora basada en el poderío económico, así como facilitar la llegada de nuestros bienes culturales al mundo. La Convención para la Diversidad Cultural ha sido un éxito incontestable debido a su pronta ratificación por diversos Estados, habiendo otros muchos que se encuentran en ese proceso.
En estos momentos está desarrollando sus contenidos para implementar las distintas acciones que subyacen en el texto, especialmente los artículos dedicados a la cooperación internacional, los que están recibiendo el primer impulso de las naciones para su plena operatividad. La UNESCO ha realizado una Primera Reunión de Expertos sobre esta temática en Madrid, en un evento que han desarrollado la Agencia Española de Cooperación Internacional en el plano institucional y el Instituto Interuniversitario para la Comunicación Cultural, en el lado académico. Los resultados de esta reunión se han debatido en la Primera Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención que se reunió en Ottawa (Canadá) en diciembre de 2007.
Las economías de los países tercermundistas no están capacitadas por si solas para salir al mercado mundial con su producción cultural a iguales niveles de competitividad, y este organismo se plantea corregir tal inequidad. Esperemos activamente mientras buscamos promover nuestra manera de ser para continuar sellando la impronta en diferentes expresiones, logrando que Uruguay, el pequeño gigante, siga siendo un potente generador de inteligencia y creatividad reflejadas en la cultura.
El asado más grande del mundo, declarado de interés nacional por Presidencia de la República, la Ley del Candombe Patrimonio Nacional, son ejemplo de acciones de repercusión internacional que tomó el Gobierno actual, dando a conocer globalmente parte de las características de nuestra diversidad más típica.
Recomponer los orígenes es apelar a la esencia de nuestra identidad valorizando lo que somos. Otras formas de ser y de sentir casi siempre postergadas, tienen derecho a darse a conocer a eventuales públicos consumidores. Por eso un “Día de la Diversidad Cultural” es importante y lo recordaremos en el Cabildo el miércoles 21 de mayo a las 18 y 30 horas, en acto organizado por la Unidad de Atención la Diversidad Cultural y el Programa Esquinas del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo.
https://www.alainet.org/es/articulo/127548?language=es
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