Monedas en enjambres furiosos

24/04/2008
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A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.


Esta es una de las poderosas imágenes que Federico García Lorca utilizó en su poema La Aurora, incluida en su obra Poeta en Nueva York. A veces esta imagen parece tomar forma en mi mente cuando me informo sobre el papel que juegan sobre todo los fondos de inversión de alto riesgo con su insaciable preocupación por producir beneficios rápidos y copiosos para sus inversores y directivos. Tras leer un artículo en Spiegel sobre el papel de los especuladores en la crisis mundial de alimentos básicos fue precisamente la imagen del poema de Lorca la que se me vino a la mente.

La crisis mundial de alimentos básicos está siendo retratada por los medios de comunicación dominantes, como suele ser costumbre, de una manera bastante superficial y sesgada. Las causas que se le achacan a la crisis suelen ser principalmente el uso de los biocombustibles, el crecimiento de la población mundial y el mayor consumo sobre todo en países como la India o China. Es decir, la culpa de la crisis recae, como siempre, en los países en vías de desarrollo, que debido a su mayor uso de biocombustibles (con el caso de Brasil como ejemplo más citado) o su desmesurado número de habitantes parecen crear una crisis que sobre todo les afecta a ellos mismos.

Se le ha dado bombo y platillo a las declaraciones de un experto de la ONU que comparó el uso de los biocombustibles con "un crimen contra la humanidad". A pesar de que tanto el uso de los biocombustibles como el incremento del consumo en los países en vías de desarrollo tienen un papel importante en el marcado incremento de precios de alimentos básicos, se deja pasar entre otras cosas el impacto de los subsidios agrarios en Europa y EE UU y sobre todo el papel que los fondos de inversión de alto riesgo tienen en la crisis, y ello a pesar de que también desde la ONU se hace hincapié en este último tema. Es decir, se deja de lado la parte de culpa que le correspondería a los países ricos e industrializados en la crisis. De esta manera, los medios de comunicación dominantes prefieren echar mano de los biocombustibles y el aumento de la población mundial, quizás porque son temas más fáciles de entender y porque le dan un carácter más sensacionalista a la noticia.

Según la ONU las reservas de cereales mundiales están casi al límite de agotamiento. Los precios han aumentado desde principios de 2006 un 217% para el arroz, 137% para el trigo, 125% para el maíz y 107% la soja. Además se necesitarían unos $500 millones (€312 millones) de ayuda alimentaria inmediata para evitar catastróficas hambrunas.

Pero como se apunta en el artículo de Spiegel, la teoría clásica económica de la oferta y la demanda no puede explicar en su conjunto las recientes subidas vertiginosas de precios. Y es aquí donde los fondos de inversión de alto riesgo, como también los bancos de inversión, fondos en índices y de pensiones, juegan su papel distorsionador cuando en su pulular alrededor del mundo atacan los mercados de alimentos básicos como monedas en enjambres furiosos.

Muchos de estos inversores parecen no tener consideración alguna o estar ajenos a los efectos que tienen sus apuestas en el casino mundial en el que se juegan sus fortunas. Como bien dicen en el artículo de Spiegel, estas prácticas son el equivalente de jugarse la provisión diaria de alimentos de los más pobres del mundo. Estos fondos de inversión y sus directivos solo están preocupados por el rendimiento de sus inversiones, es decir, han de dar el mayor beneficio en el menor tiempo posible. Para ellos el contexto donde estos juegos de azar tienen lugar no es relevante, a no ser que repercuta negativamente en el rendimiento.

Por ilustrar de alguna manera la actitud de los inversores y directivos arriba mencionados, se les podría comparar con una compañía farmacéutica que desarrollase medicamentos sin hacer ningún estudio sobre los posibles efectos secundarios de los mismos y que directamente los administrase a los pacientes sin ni si quiera preocuparse de observar los efectos post-tratamiento. Es de hecho como si se le administrase medicinas a un paciente a sabiendas que el paciente se pondrá incluso más enfermo.

Si la crisis mundial de precios de alimentos básicos nos ha de servir de algo es no solo para que se cuestione el uso de los biocombustibles y el reparto de alimentos básicos en el mundo, ha de ser utilizada como otro argumento más para domar o incluso exterminar esos enjambres furiosos de capital especulativo que no tienen consideración alguna por nada que no sea el beneficio puro y rápido.

- Alfonso Salgueiro Lora, español, es licenciado en estudios internacionales.
https://www.alainet.org/es/articulo/127174
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