Paz y justicia
03/04/2008
- Opinión
La diplomacia latinoamericana ha quedado absolutamente deslucida. Dignatarios de países otrora “hermanos” se dan a la tarea de alzar la voz, con razón o sin ella, insultándose mutuamente, sin importar que su propia imagen y la de sus respectivas naciones queden por el suelo. La guerra mediática no se hace esperar, para la ciudadanía de a pie, alimentada por noticieros radiales y televisivos sin ningún análisis previo o posterior de la información, de un momento a otro debemos encerrarnos en nuestras casas colombianas con las provisiones para cualquier cantidad de tiempo, mientras dure la confrontación. El asunto va más allá de las fronteras de Colombia.
Los extremismos se hacen sentir. Tanto los derechistas como los izquierdistas dicen tener la razón, mientras que los del centro han quedado sin voz ni voto. La premisa primordial en esta tensa situación (como la conocida “guerra fría”) que hace carrera es la de: “Desacreditar al contradictor o contradictores con cualesquiera argumentos”, como decían nuestros antecesores: “En la guerra y en el amor todo se vale”.
Conflicto interno colombiano desbordado
Como si fuera poco, el conflicto interno colombiano ha trascendido sus propias fronteras. Se ha desbordado inconteniblemente, tal como se venía anticipando por parte de conocedores en la materia, desde hace unos años. Por ello, la guerra verbal entre los mandatarios de Colombia, Ecuador y Venezuela avanza en una espiral inatacable que se ensancha cada vez más. Tanto así que, Ortega desde Nicaragua aportó sus granitos discursivos al asunto. Viejas rencillas se han actualizado, diferendos limítrofes casi olvidados han tomado auge inesperado.
Desde Ecuador se escuchan reclamaciones por fumigaciones con glifosato, lo que ante la mirada de las autoridades colombianas son más que extemporáneas, sin fundamento. Lo que ha causado malestar en la cúpula del poder ejecutivo ecuatoriano fue la violación de sus fronteras por parte de la fuerza pública colombiana, en el tan publicitado operativo con el que dieron de baja al número 2 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. El Ministro de la Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, ante cámaras, micrófonos, grabadoras de la prensa mundial, al respecto, manifestó: “Es una acción legítima de guerra, y la seguiremos llevando a cabo donde sea necesario con tal de dar de baja a todos los que atentan contra el Estado colombiano”. La legitimación a la que alude el referido funcionario quedó en entredicho, al reconocerse la violación de la soberanía ecuatoriana por los militares colombianos. En cuanto a la alusión a la guerra, inquieta, por decir lo menos.
Venezuela no se queda atrás, en un amplio despliegue de varias unidades militares trasladadas a la frontera colombo-venezolana dio muestras de su ofensiva belicista, a costa de suplir otras necesidades más urgentes para el pueblo venezolano. De las interminables alocuciones del Presidente Chávez todo mundo habla en las calles, como si se tratara de alguna nueva estrella de la música ó del deporte, en cualquiera de sus disciplinas.
Además, los ribetes internacionales se amplían al norte de América. Estados Unidos aparece doblemente implicado por los ahora llamados “Contratistas”, anteriormente conocidos como mercenarios, secuestrados por las FARC; México, con su cuota de víctimas aparecidas en el bombardeo colombiano realizado en territorio ecuatoriano contra el campamento de la guerrilla de Colombia; y hasta del antiguo continente, Francia, con la secuestrada colombo-francesa, Ingrid Betancourt.
Desaciertos diplomáticos a la orden del día
El gobierno colombiano acaba de designar una Comisión de alto nivel para buscar afanosamente la salida al secuestro de Ingrid Betancourt, de quien se dice se encuentra en condiciones de extrema delicadeza en cuanto a salud se refiere, y circulan versiones aún más preocupantes sobre su posible deceso, las que a la fecha nadie confirma.
En la indiscutiblemente valiosa misión recién concedida a delegados de España, Francia y Suiza, resulta lamentable que no hayan incluido a Venezuela. Salta a la vista que las rencillas continúan vigentes entre: por una parte, Álvaro Uribe, Presidente de Colombia, y su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y por la otra, Hugo Chávez Frías, Presidente Venezolano. Lo que ratifica una vez más que, en los “inamovibles” (criterios que esgrime el primer mandatario de los colombianos para dilatar el tan anhelado “Acuerdo Humanitario” con el que se pretende dar fin al cautiverio de todas y todos los secuestrados, incluyendo por supuesto a Ingrid Betancourt) priman aspectos personalísimos por encima de todo cuanto significa la dignidad de toda una nación.
Nóbel de paz hace llamado a la cordura
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de Paz, máximo dignatario del Servicio Paz y Justicia en América Latina, ha hecho sendos llamados a los mandatarios colombiano, ecuatoriano y venezolano, al respecto.
Por considerar de suma importancia los documentos mencionados, pasamos a transcribirlos, en su orden respectivo.
**********
Carta al Presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez:
Sr. Presidente de Colombia.
Don Álvaro Uribe
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.
Le envío esta carta como hermano latinoamericano, preocupado por la escalada belicista y la violación de la soberanía del Ecuador por parte de tropas colombianas.
No hay justificativo que avale la acción del gobierno colombiano contra el Ecuador que genera una tensa situación que afecta a todo el continente y pone en riesgo la paz entre pueblos hermanos. Sr. Presidente, usted sabe perfectamente que tanto Venezuela como el Ecuador están tratando de ayudar humanitariamente a la liberación de los rehenes en manos de las FARC. Y también en la necesidad de establecer un canje de prisioneros entre el gobierno colombiano y las FARC.
Los logros alcanzados hasta el momento por Venezuela, han sido significativos y es necesario continuarlos hasta lograr sus objetivos. Lo que debiera ser apreciado y valorado por el gobierno colombiano.
Lamentablemente, debo decirle que no hubo de parte del gobierno que Usted preside, la misma intención. El intervencionismo de los Estados Unidos en América Latina y en especial a través del Plan Colombia, no hace otra cosa que incrementar las tensiones y continuar con una guerra interna que lleva cerca de 50 años sin solución, agravando la situación y la escalada de violencia contra un pueblo hermano, el Ecuador, y el aumento de la tensión con el gobierno venezolano.
Es necesario establecer los caminos de diálogo que lleven a la Paz, e impedir una escalada bélica entre pueblos hermanos en la región que afectará a todo el continente.
Existe el derecho internacional, también organismos internacionales como la OEA y la ONU a fin de alcanzar una solución justa y humanitaria para poner fin al conflicto, sin dañar y poner en riesgo la soberanía e integridad de un pueblo, en este caso el Ecuador.
El problema regional y colombiano no se ha de resolver a través de las armas. Es necesaria la voluntad política y la serenidad necesaria para lograr bajar las tensiones y encontrar las alternativas para la paz y unidad de los pueblos.
Confiamos señor Presidente, que tenga la serenidad y humildad necesaria para acercarse al gobierno ecuatoriano y restablecer el diálogo y pedir disculpas por el daño ocasionado, violatorio de la soberanía nacional de ese país. Se necesita más coraje que tomar un arma.
Le saludo fraternalmente como hermano latinoamericano y le insto a fortalecer los lazos de Paz y Unidad entre los pueblos.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo de 2008.
**********
Carta al Presidente ecuatoriano, Rafael Correa:
Sr. Presidente de la República del Ecuador
Don Rafael Correa
Reciba el fraterno saludo solidario de Paz y Bien.
En primer lugar quiero expresarle toda nuestra solidaridad y apoyo frente a la brutal agresión por parte de las fuerzas armadas colombianas, que violan la soberanía del Ecuador.
No hay justificativo alguno para la agresión de parte del gobierno colombiano y su presidente Álvaro Uribe, en la frontera ecuatoriana. Acción apoyada por el gobierno de los Estados Unidos, buscando provocar un conflicto armado regional para desestabilizarla y llevar a un enfrentamiento entre pueblos hermanos, es decir a una guerra fraticida.
Tanto el gobierno ecuatoriano, como el venezolano han tratado de apoyar acciones humanitarias a fin de liberar a rehenes en manos de las FARC así como también para alcanzar un canje de prisioneros entre el gobierno colombiano y las FARC, objetivos que se han alcanzado parcialmente y que deben continuar hasta lograrlos en su totalidad.
Sr. Presidente, como usted bien sabe, la actitud belicista no es nueva en el continente. La potencia del norte busca imponer el control hegemónico sobre los pueblos de América Latina. En su momento fue la implantación de las dictaduras militares a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, con un alto costo en vidas y destrucción de la capacidad productiva de nuestros pueblos.
Hoy, esa política de dominación se afirma a través del Plan Colombia y los ejes continentales del Plan Puebla - Panamá y la Triple Frontera, buscando imponer el control en el continente.
A pesar de la agresión cometida por el gobierno de Colombia contra el pueblo ecuatoriano es necesario buscar una solución justa y de reparación a través del diálogo y la intervención de los organismos internacionales y regionales como la OEA y la ONU, pero fundamentalmente, es necesario que los países de América Latina se pronuncien solidariamente por la Paz y la Unidad y evitar que pueblos hermanos se enfrenten en una guerra que nos afectaría a todos.
En los mismos términos de buscar soluciones y el fortalecimiento de la Paz, me dirijo a los Presidentes de Colombia y Venezuela, reclamándoles serenidad y voluntad política para encontrar los caminos de diálogo y resolución de los conflictos y evitando una escalada bélica.
Le reitero toda nuestra solidaridad y apoyo deseándoles a Usted y todo el pueblo del Ecuador, mucha fuerza y esperanza.
Fraternalmente:
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo de 2008.
**********
Carta al Presidente venezolano, Hugo Chávez Frías:
Sr. Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela.
Don Hugo Chávez Frías.
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.
Quiero expresarle toda la solidaridad y apoyo por su labor humanitaria para lograr la liberación de prisioneros en manos de la FARC en Colombia. Una acción solidaria con los pueblos del continente y muy en especial con el colombiano. Lamentablemente el presidente Álvaro Uribe, no ha apoyado esa iniciativa humanitaria, negándose a colaborar para lograr la liberación de los rehenes.
La situación actual provocada por la intervención militar colombiana es de suma gravedad al violar la soberanía del Ecuador y preocupante al poner en serio riesgo la paz regional y continental. Es una actitud que rechazamos y condenamos categóricamente.
Es evidente que el presidente Álvaro Uribe no actúa sólo, sino con el apoyo explícito del gobierno de los Estados Unidos que busca desestabilizar la región y provocar un conflicto armado con consecuencias imprevisibles para todo el continente. Las declaraciones del presidente de los EEUU, George W. Bush lo confirman al dar su apoyo incondicional a Colombia, basándose en las "guerras preventivas”, como en Irak y Afganistán.
Es necesario tener presente lo que representa el Plan Colombia en el continente, el Plan Puebla Panamá, para Centro América y el Caribe y la Triple Frontera, para el Cono Sur, donde las bases militares norteamericanas buscan fortalecer y mantener su hegemonía continental.
Los pueblos y gobiernos latinoamericanos deben condenar la acción armada de Colombia contra el Ecuador. No es posible que se violen impunemente los Tratados Internacionales, Pactos y Protocolos que los Estados miembros de la OEA y la ONU han firmado y ratificado.
Señor Presidente, es necesaria mucha serenidad y fortaleza para no dejarse arrastrar a un conflicto armado entre pueblos hermanos; sería una guerra fraticida, y lo reitero, con consecuencias imprevisibles para todo el continente.
Es urgente promover negociaciones diplomáticas y evitar el uso de las armas. El diálogo y la reparación deben ser los objetivos para bajar la tensión regional y preservar la paz entre pueblos hermanos.
El conflicto armado colombiano ya lleva cerca de 50 años sin solución alguna y continúa deteriorándose. La comunidad internacional debe actuar a fin de lograr poner fin al mismo, lo cual sólo podrá alcanzarse a través de negociaciones que conduzcan a la paz y entendimiento entre los diversos sectores del pueblo colombiano.
Señor Presidente, le deseo mucha fuerza y esperanza para alcanzar la Paz en bien de los pueblos.
Fraternalmente.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo del 2008.
**********
Saquen sus propias conclusiones.
Finalizamos citando la frase que publica Serpaj en su página web:
"...La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la no violencia...".
"Mahatma Gandhi (1869-1948)".
- Fabio Monroy, Abogado y periodista, Presidente de la corporación deberes y derechos
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas, Corporación Viva la Ciudadanía.
Los extremismos se hacen sentir. Tanto los derechistas como los izquierdistas dicen tener la razón, mientras que los del centro han quedado sin voz ni voto. La premisa primordial en esta tensa situación (como la conocida “guerra fría”) que hace carrera es la de: “Desacreditar al contradictor o contradictores con cualesquiera argumentos”, como decían nuestros antecesores: “En la guerra y en el amor todo se vale”.
Conflicto interno colombiano desbordado
Como si fuera poco, el conflicto interno colombiano ha trascendido sus propias fronteras. Se ha desbordado inconteniblemente, tal como se venía anticipando por parte de conocedores en la materia, desde hace unos años. Por ello, la guerra verbal entre los mandatarios de Colombia, Ecuador y Venezuela avanza en una espiral inatacable que se ensancha cada vez más. Tanto así que, Ortega desde Nicaragua aportó sus granitos discursivos al asunto. Viejas rencillas se han actualizado, diferendos limítrofes casi olvidados han tomado auge inesperado.
Desde Ecuador se escuchan reclamaciones por fumigaciones con glifosato, lo que ante la mirada de las autoridades colombianas son más que extemporáneas, sin fundamento. Lo que ha causado malestar en la cúpula del poder ejecutivo ecuatoriano fue la violación de sus fronteras por parte de la fuerza pública colombiana, en el tan publicitado operativo con el que dieron de baja al número 2 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. El Ministro de la Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, ante cámaras, micrófonos, grabadoras de la prensa mundial, al respecto, manifestó: “Es una acción legítima de guerra, y la seguiremos llevando a cabo donde sea necesario con tal de dar de baja a todos los que atentan contra el Estado colombiano”. La legitimación a la que alude el referido funcionario quedó en entredicho, al reconocerse la violación de la soberanía ecuatoriana por los militares colombianos. En cuanto a la alusión a la guerra, inquieta, por decir lo menos.
Venezuela no se queda atrás, en un amplio despliegue de varias unidades militares trasladadas a la frontera colombo-venezolana dio muestras de su ofensiva belicista, a costa de suplir otras necesidades más urgentes para el pueblo venezolano. De las interminables alocuciones del Presidente Chávez todo mundo habla en las calles, como si se tratara de alguna nueva estrella de la música ó del deporte, en cualquiera de sus disciplinas.
Además, los ribetes internacionales se amplían al norte de América. Estados Unidos aparece doblemente implicado por los ahora llamados “Contratistas”, anteriormente conocidos como mercenarios, secuestrados por las FARC; México, con su cuota de víctimas aparecidas en el bombardeo colombiano realizado en territorio ecuatoriano contra el campamento de la guerrilla de Colombia; y hasta del antiguo continente, Francia, con la secuestrada colombo-francesa, Ingrid Betancourt.
Desaciertos diplomáticos a la orden del día
El gobierno colombiano acaba de designar una Comisión de alto nivel para buscar afanosamente la salida al secuestro de Ingrid Betancourt, de quien se dice se encuentra en condiciones de extrema delicadeza en cuanto a salud se refiere, y circulan versiones aún más preocupantes sobre su posible deceso, las que a la fecha nadie confirma.
En la indiscutiblemente valiosa misión recién concedida a delegados de España, Francia y Suiza, resulta lamentable que no hayan incluido a Venezuela. Salta a la vista que las rencillas continúan vigentes entre: por una parte, Álvaro Uribe, Presidente de Colombia, y su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y por la otra, Hugo Chávez Frías, Presidente Venezolano. Lo que ratifica una vez más que, en los “inamovibles” (criterios que esgrime el primer mandatario de los colombianos para dilatar el tan anhelado “Acuerdo Humanitario” con el que se pretende dar fin al cautiverio de todas y todos los secuestrados, incluyendo por supuesto a Ingrid Betancourt) priman aspectos personalísimos por encima de todo cuanto significa la dignidad de toda una nación.
Nóbel de paz hace llamado a la cordura
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de Paz, máximo dignatario del Servicio Paz y Justicia en América Latina, ha hecho sendos llamados a los mandatarios colombiano, ecuatoriano y venezolano, al respecto.
Por considerar de suma importancia los documentos mencionados, pasamos a transcribirlos, en su orden respectivo.
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Carta al Presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez:
Sr. Presidente de Colombia.
Don Álvaro Uribe
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.
Le envío esta carta como hermano latinoamericano, preocupado por la escalada belicista y la violación de la soberanía del Ecuador por parte de tropas colombianas.
No hay justificativo que avale la acción del gobierno colombiano contra el Ecuador que genera una tensa situación que afecta a todo el continente y pone en riesgo la paz entre pueblos hermanos. Sr. Presidente, usted sabe perfectamente que tanto Venezuela como el Ecuador están tratando de ayudar humanitariamente a la liberación de los rehenes en manos de las FARC. Y también en la necesidad de establecer un canje de prisioneros entre el gobierno colombiano y las FARC.
Los logros alcanzados hasta el momento por Venezuela, han sido significativos y es necesario continuarlos hasta lograr sus objetivos. Lo que debiera ser apreciado y valorado por el gobierno colombiano.
Lamentablemente, debo decirle que no hubo de parte del gobierno que Usted preside, la misma intención. El intervencionismo de los Estados Unidos en América Latina y en especial a través del Plan Colombia, no hace otra cosa que incrementar las tensiones y continuar con una guerra interna que lleva cerca de 50 años sin solución, agravando la situación y la escalada de violencia contra un pueblo hermano, el Ecuador, y el aumento de la tensión con el gobierno venezolano.
Es necesario establecer los caminos de diálogo que lleven a la Paz, e impedir una escalada bélica entre pueblos hermanos en la región que afectará a todo el continente.
Existe el derecho internacional, también organismos internacionales como la OEA y la ONU a fin de alcanzar una solución justa y humanitaria para poner fin al conflicto, sin dañar y poner en riesgo la soberanía e integridad de un pueblo, en este caso el Ecuador.
El problema regional y colombiano no se ha de resolver a través de las armas. Es necesaria la voluntad política y la serenidad necesaria para lograr bajar las tensiones y encontrar las alternativas para la paz y unidad de los pueblos.
Confiamos señor Presidente, que tenga la serenidad y humildad necesaria para acercarse al gobierno ecuatoriano y restablecer el diálogo y pedir disculpas por el daño ocasionado, violatorio de la soberanía nacional de ese país. Se necesita más coraje que tomar un arma.
Le saludo fraternalmente como hermano latinoamericano y le insto a fortalecer los lazos de Paz y Unidad entre los pueblos.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo de 2008.
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Carta al Presidente ecuatoriano, Rafael Correa:
Sr. Presidente de la República del Ecuador
Don Rafael Correa
Reciba el fraterno saludo solidario de Paz y Bien.
En primer lugar quiero expresarle toda nuestra solidaridad y apoyo frente a la brutal agresión por parte de las fuerzas armadas colombianas, que violan la soberanía del Ecuador.
No hay justificativo alguno para la agresión de parte del gobierno colombiano y su presidente Álvaro Uribe, en la frontera ecuatoriana. Acción apoyada por el gobierno de los Estados Unidos, buscando provocar un conflicto armado regional para desestabilizarla y llevar a un enfrentamiento entre pueblos hermanos, es decir a una guerra fraticida.
Tanto el gobierno ecuatoriano, como el venezolano han tratado de apoyar acciones humanitarias a fin de liberar a rehenes en manos de las FARC así como también para alcanzar un canje de prisioneros entre el gobierno colombiano y las FARC, objetivos que se han alcanzado parcialmente y que deben continuar hasta lograrlos en su totalidad.
Sr. Presidente, como usted bien sabe, la actitud belicista no es nueva en el continente. La potencia del norte busca imponer el control hegemónico sobre los pueblos de América Latina. En su momento fue la implantación de las dictaduras militares a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, con un alto costo en vidas y destrucción de la capacidad productiva de nuestros pueblos.
Hoy, esa política de dominación se afirma a través del Plan Colombia y los ejes continentales del Plan Puebla - Panamá y la Triple Frontera, buscando imponer el control en el continente.
A pesar de la agresión cometida por el gobierno de Colombia contra el pueblo ecuatoriano es necesario buscar una solución justa y de reparación a través del diálogo y la intervención de los organismos internacionales y regionales como la OEA y la ONU, pero fundamentalmente, es necesario que los países de América Latina se pronuncien solidariamente por la Paz y la Unidad y evitar que pueblos hermanos se enfrenten en una guerra que nos afectaría a todos.
En los mismos términos de buscar soluciones y el fortalecimiento de la Paz, me dirijo a los Presidentes de Colombia y Venezuela, reclamándoles serenidad y voluntad política para encontrar los caminos de diálogo y resolución de los conflictos y evitando una escalada bélica.
Le reitero toda nuestra solidaridad y apoyo deseándoles a Usted y todo el pueblo del Ecuador, mucha fuerza y esperanza.
Fraternalmente:
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo de 2008.
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Carta al Presidente venezolano, Hugo Chávez Frías:
Sr. Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela.
Don Hugo Chávez Frías.
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.
Quiero expresarle toda la solidaridad y apoyo por su labor humanitaria para lograr la liberación de prisioneros en manos de la FARC en Colombia. Una acción solidaria con los pueblos del continente y muy en especial con el colombiano. Lamentablemente el presidente Álvaro Uribe, no ha apoyado esa iniciativa humanitaria, negándose a colaborar para lograr la liberación de los rehenes.
La situación actual provocada por la intervención militar colombiana es de suma gravedad al violar la soberanía del Ecuador y preocupante al poner en serio riesgo la paz regional y continental. Es una actitud que rechazamos y condenamos categóricamente.
Es evidente que el presidente Álvaro Uribe no actúa sólo, sino con el apoyo explícito del gobierno de los Estados Unidos que busca desestabilizar la región y provocar un conflicto armado con consecuencias imprevisibles para todo el continente. Las declaraciones del presidente de los EEUU, George W. Bush lo confirman al dar su apoyo incondicional a Colombia, basándose en las "guerras preventivas”, como en Irak y Afganistán.
Es necesario tener presente lo que representa el Plan Colombia en el continente, el Plan Puebla Panamá, para Centro América y el Caribe y la Triple Frontera, para el Cono Sur, donde las bases militares norteamericanas buscan fortalecer y mantener su hegemonía continental.
Los pueblos y gobiernos latinoamericanos deben condenar la acción armada de Colombia contra el Ecuador. No es posible que se violen impunemente los Tratados Internacionales, Pactos y Protocolos que los Estados miembros de la OEA y la ONU han firmado y ratificado.
Señor Presidente, es necesaria mucha serenidad y fortaleza para no dejarse arrastrar a un conflicto armado entre pueblos hermanos; sería una guerra fraticida, y lo reitero, con consecuencias imprevisibles para todo el continente.
Es urgente promover negociaciones diplomáticas y evitar el uso de las armas. El diálogo y la reparación deben ser los objetivos para bajar la tensión regional y preservar la paz entre pueblos hermanos.
El conflicto armado colombiano ya lleva cerca de 50 años sin solución alguna y continúa deteriorándose. La comunidad internacional debe actuar a fin de lograr poner fin al mismo, lo cual sólo podrá alcanzarse a través de negociaciones que conduzcan a la paz y entendimiento entre los diversos sectores del pueblo colombiano.
Señor Presidente, le deseo mucha fuerza y esperanza para alcanzar la Paz en bien de los pueblos.
Fraternalmente.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 5 de marzo del 2008.
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Saquen sus propias conclusiones.
Finalizamos citando la frase que publica Serpaj en su página web:
"...La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la no violencia...".
"Mahatma Gandhi (1869-1948)".
- Fabio Monroy, Abogado y periodista, Presidente de la corporación deberes y derechos
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas, Corporación Viva la Ciudadanía.
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