Comunicación y democracia participativa

13/11/2007
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La Democracia Participativa, tiene la obligación de crear un nuevo modelo comunicacional, pues sólo es posible una verdadera participación popular si el pueblo es protagonista del proceso y para ello el pueblo debe reconocerse, reencontrarse y articularse, es decir, comunicarse.  Y esa comunicación pasa por el uso de los medios masivos.  Hasta ahora el paradigma comunicacional dominante, como dice Ignacio Ramonet, es la dictadura mediática; es un modelo basado en el poder mediático y es el sustento fundamental de la democracia liberal burguesa: la democracia representativa.  Es la bisagra que une a las grandes mayorías con los sectores dominantes.  Este modelo de comunicación pretende la identificación de los sectores populares, desposeídos; con las visiones, discursos y objetivos de un pequeño sector económico y políticamente poderoso, ligado a intereses trasnacionales.

La representación mediática de las masas, la suplantación del sujeto en el hecho comunicacional, otorga a una elite de la sociedad el poder de expropiar al pueblo su voz e imagen propias.  Una reducida gama de periodistas, dirigentes políticos, especialistas y artistas de la farándula se convierten en la expresión cultural y política de un pueblo.  El espacio público se ve reducido al escenario mediático, el montaje para la pantalla excluye casi totalmente al referente real.  Los contextos y procesos desaparecen; lo que no se invisibiliza, se banaliza o estigmatiza; el pueblo mestizo, indígena, afrodescendiente, campesino y trabajador es una especie de fenómeno de circo que aparece de vez en cuando, pero siempre con un reconocido y flamante domador al lado, que dirige, controla y traduce las emociones de la bestia.  La democracia representativa solo puede ser “democracia” con una plataforma mediática que silencie las luchas del pueblo, de otra manera, la cara oculta del sistema: la represión, la desigualdad, la injusticia y la pobreza quedarían al descubierto y el régimen que impone la burguesía y el imperio mostraría su verdadera naturaleza.

El reino de la globalización tiene como arma fundamental la plataforma tecnológica de las telecomunicaciones, extraordinaria fuente de acumulación de capital, herramienta que le permite al sistema llegar más rápido, más lejos y a más gente y finalmente, púlpito desde donde se puede juzgar a los vivos y a los muertos con la sacrosanta inquisición mediática.  Un mundo conectado instantáneamente a la sociedad de consumo donde todo es mercancía, como dice Morin: “la economía invade todos los sectores humanos”, nada es gratuito, todo se compra y se vende.

Conectados pero incomunicados

Paradójicamente esta globalización que une el planeta necesita un mundo de individuos aislados, conectados, pero incomunicados; el capitalismo ha ido construyendo, de alguna manera, una sociedad autista con su entorno, incapaz de interrelacionarse con el otro, individuos vacunados contra el germen de un “proletariado” global.  El colmo es que en esta sociedad individualista, el autismo no está ligado a una especie de ensimismamiento, de mirada interior, concentración del individuo en su propia humanidad; esto nos convertiría en una especie de monjes o de ermitaños; pero no, al contrario, este extrañamiento con respecto al otro, es también consigo mismo; es la desintegración del individuo, una especie de individualismo sin individualidad; el ser no importa, no interesa su voluntad, ni su albedrío.  Interesa su capacidad de consumo, la posibilidad de condicionarlo y sobre todo de “masificarlo”.

La sociedad capitalista necesita de una masa que pueda ser moldeada con facilidad, ni individuos, ni colectivos, es decir sólo se interesa por la masa manipulable.  Un estado de particular esquizofrenia, donde no “somos”.  Si mi referente no está en mí, ni en mi entorno, entonces dónde y cuándo me realizo como sujeto y como ser social.  Una masa consumidora, conectada pero no comunicada que no tiene conciencia de su propia existencia colectiva.  Se masifica el aislamiento implantando universos virtuales a un mundo de sordos-ciegos que se tropiezan, se desconocen y temen el contacto.  Cuál es entonces el modelo de comunicación en el capitalismo, la respuesta está en el rebaño, oímos órdenes y nos dirigimos mansamente al matadero.  Una gran masa, rebaño, sin voluntad propia y sin conciencia; con el agravante, de que su pastor, el dios mercado; un dios sin principios, que usa y desprecia todo, puede llevar el rebaño al despeñadero.

De tal manera, que los medios masivos de comunicación en las democracias burguesas son fundamentales e indispensables, pues logran incomunicar a las grandes mayorías; sustituyen a los sujetos de la comunicación y se convierte en el único emisor en un mundo de espectadores pasivos de la información.  La inquisición mediática a través de la “opinión pública” persigue a la resistencia, no permite la diferencia y legitima y justifica la represión.  Y el ruido mediático esconde el grito de los pueblos.  Finalmente no existe la democracia neoliberal, burguesa, democracia representativa, sin dictadura mediática.  Es la dictadura mediática el modelo comunicacional dominante.

Pero las contradicciones siguen como fantasmas recorriendo el mundo, la oferta de una vida plena de riqueza, belleza y placeres que se adquieren rápida y fácilmente con una tarjeta de crédito y un poco de iniciativa, cada vez es menos creíble.  La soledad y el aislamiento que genera este modelo comunicacional produce competencia, frustración y violencia.  Las enormes desigualdades entre la realidad virtual y la realidad real hacen perder la fe en el progreso, el desarrollo y toda oferta de futuro del capitalismo; el circo ya no es suficiente.  Todo el modelo entra en crisis.

¿Cómo transformar el modelo? De la resistencia cultural…

Todo ser vivo tiene la capacidad de interrelacionarse con el mundo exterior; toda sociedad, ya sea de hormigas o de elefantes se comunica para buscar la comida, para advertir el peligro, etc. la comunicación es su única posibilidad de supervivencia.  Si algo nos determina como seres humanos, es nuestra capacidad de comunicarnos, de “ser” en sociedad, de convertir sentimientos y pensamientos, en palabras y signos que pueden hacerse comunes, comunicarse.  Comunicación es la acción de comunicar de hacer “común” a todos lo que no es privativamente de ninguno.  El elemento fundamental de la comunicación es que sus signos sean comunes, pertenezcan a todos.  Hemos podido sobrevivir como especie por esa extraordinaria capacidad de comunicarnos, elemento fundamental de nuestra evolución.

El pensamiento se desarrolla en la medida en que toma forma y puede expresarse y manifestarse.  Si es para destruir al “otro”, no es necesario desarrollar esa capacidad de comunicación, pero es imprescindible, si queremos construir con el “otro”.  Si hay algo que nos determina es la capacidad de comunicarnos, de entender la existencia ligada al “nosotros”.  Durante años los pueblos han resistido con diversas estrategias y distintas herramientas comunicacionales: la tradición oral, el arte, la asamblea como espacio de encuentro, los murales, los graffiti, los periódicos, las pancartas, los cine clubes, los videos, los medios comunitarios, las redes de Internet, etc.  La resistencia ha sido la única garantía de supervivencia cultural y política.  Pero obviamente, la disputa por el derecho a comunicarnos la han ganado los propietarios de los medios masivos.  La hegemonía comunicacional burguesas la ha determinado la posesión de los medios; sin embargo, la comunicación humana sigue resistiendo el avasallamiento mediático desde el seno del pueblo.  El pueblo ha sido refugio de la comunicación verdadera, dialógica, horizontal y esencialmente humana.  Esa comunicación es el espíritu que nos une como humanidad y es la garantía de que halla futuro para la vida en el planeta.

El avance de los pueblos en América Latina, nos coloca frente a una situación política donde es indispensable pasar de la resistencia a la ofensiva comunicacional.  La consolidación del proceso de construcción de poder popular pasa, por lograr el protagonismo de la voz y la imagen del pueblo.  No existe Democracia Participativa, Popular, Socialista sin el desarrollo de una comunicación humana, verdadera, plural, dialógica y horizontal, entre sujetos pensantes.  Recuperar la comunicación humana es una tarea de todos los que creemos en una verdadera democracia; el derecho de la comunicación no puede estar en manos de minorías privilegiadas, los medios masivos no pueden estar sólo en manos de los sectores económicos privados; recuperar el espacio público, la vida como escenario de diálogo, sacándolo del fetiche mediático donde sólo somos espectadores de algo que no nos pertenece, es una condición absoluta de la democracia verdadera, la democracia socialista.

La comunicación en el marco de la democracia participativa y protagónica tiene un papel fundamental y determinante.  Tiene la tarea de dar al pueblo la posibilidad de reconstruir su propia imagen, esa imagen que hasta ahora, ha sido no sólo desdibujada sino invisibilizada por los medios masivos.  Aunque en la República Bolivariana de Venezuela, aun vivimos una feroz dictadura mediática, se están tejiendo las bases para el desarrollo de un proceso extraordinario de democratización de las comunicaciones.  El impulso y desarrollo de los medios comunitarios, la discusión pública de una Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión que da a los usuarios y usuarias el derecho de participar activamente en la contraloría pública de los medios de comunicación, que obliga a establecer cuotas importantes en la programación de producción nacional y de producción independiente para garantizar la diversidad y la pluralidad en los medios.

…a la ofensiva comunicacional.

La conquista del poder político permite pasar a la ofensiva cultural y comunicacional, revisando y transformando el marco jurídico que ha permitido que se despoje al pueblo de sus derechos.  En el caso de Venezuela, en 1999 se da el proceso constituyente donde pudo participar todo el pueblo venezolano: campesinos y campesinas, indígenas, afrodescendientes, trabajadores y trabajadoras, niños y niñas, jóvenes, ancianas y ancianos, intelectuales, comunicadores alternativos y comunitarios, quienes entre muchos otros movimientos y organizaciones sociales, pudieron crear la constitución de la República Bolivariana de Venezuela.  Su preámbulo sintetiza el espíritu democrático y participativo que ha permitido a través de estos últimos años la organización y profundización de la participación del pueblo en la construcción de la Nueva República.

Los medios comunitarios, a través del proceso constituyente logran su reconocimiento y el Estado no sólo está obligado a habilitarlos legalmente sino que, debe garantizar que las comunidades tengan las herramientas para ejercer libremente su derecho a la comunicación.

Por otra parte, ante la evidente oportunidad de avance del poder popular reaccionan los poderosos, quiénes han mantenido la hegemonía del poder y a través del control mediático sostenían la falsa democracia “representativa” y se radicalizan.  Los medios privados se convierten abiertamente en verdaderos partidos políticos que auspician y apoyan el sabotaje, la disolución de los poderes, la destitución de los funcionarios electos, el odio, la intolerancia, el desconocimiento de la voluntad popular y artífices del golpe de Estado.  Pero de igual manera, con base en la nueva Constitución, y con la conciencia del poder ejercido en el tiempo por los propietarios de los medios, en las comunidades, en los hogares, en los medios comunitarios, se discute y se analiza el poder del discurso mediático y la importancia de la democratización del espectro radioeléctrico con la clara conciencia de la necesidad de luchar contra la concentración del poder en unos pocos dueños de medios en el mundo.  De esta manera y como respuesta ante el descaro mediático surgen los comités de usuarios, pero además se producen fuertes manifestaciones frente a los canales televisivos comerciales, exigiendo que transmitan la verdad.

El ambiente se torna difícil sobre todo para los reporteros que representan los medios privados y para moderadores de programas de opinión que habían tomado partido al lado de los dueños de los medios que a su vez representaban al modelo político agotado decadente y que además se sentía seriamente amenazado con el avance de la conciencia, organización y poder popular.  El Estado, a través de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, CONATEL, promueve, junto con los medios comunitarios y los comités de usuarios, la elaboración del proyecto de Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, y se inicia un interesante debate con medios comunitarios, comités de usuarios, representantes de las universidades, de la iglesia, de organismos de protección al niño y adolescentes y de protección al usuario, en fin, de todo aquel que estuviese preocupado por el enorme daño que ejercen los medios de comunicación que no están sometidos a regulaciones por parte del Estado, se realizan numerosas investigaciones con relación a experiencias de regulación de medios en el mundo y se propone la creación de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.

VIVE comunicación hacia el socialismo

Además, se creó en noviembre del 2003 la TV pública VIVE que es una propuesta de televisión educativa y cultural, innovadora y experimental que se construye con el pueblo y que junto al movimiento de medios comunitarios, es una especie de linterna mágica, fuente de luz que nos ha permitido iluminar nuestros rostros.  Los rostros y voces de nuestros campesinos y campesinas, indígenas, afrodescendientes y mestizos y mestizas; los excluidos hoy tienen un espejo donde verse, reconocerse y encontrarse.

No hay contenido revolucionario sin una forma revolucionaria, y para ello, es imprescindible un quehacer revolucionario.  Hasta ahora, la estructura del canal se ha ido encaminando hacia un modelo de producción integral, donde todas las trabajadoras y trabajadores rotan y comparten roles, participando activamente de los procesos de creación y producción.  Para lo cual, hemos impulsado la escuela de formación audiovisual donde la técnica está ligada a la ideología y donde el trabajo se asume como un compromiso de vida.  Muchas compañeras y compañeros provienen del seno de comunidades populares, ligados a organizaciones sociales; algunos compañeros de diversas áreas dentro del canal, transporte y mantenimiento, entre otros, se han incorporado al proceso escuela y se han formado como productores integrales.  A dicho proceso se han integrado, además, comunicadores comunitarios, profesionales y estudiante de distintas disciplinas.

Uno de los cambios fundamentales en el proceso de transformación socialista de la institución, es la política de regionalización de la producción y la difusión, creando nuevas subsedes de VIVE en el país; ya que de esta manera, se impulsa la nueva geometría del poder, dándole verdadero protagonismo a las regiones y diversificando el epicentro comunicacional.  Luego de la consolidación de VIVE Zulia, estamos desarrollando actualmente VIVE Apure y VIVE Bolívar, además de que pronto se instrumentará la creación de VIVE Lara, VIVE Táchira, VIVE Anzoátegui.  Se jerarquizan las regiones con poblaciones indígenas para impulsar el desarrollo de la interculturalidad y las regiones fronterizas para impulsar la integración de nuestros países.  Igualmente, la defensa ambiental y cultural de las regiones desde el fortalecimiento del poder popular, es un objetivo fundamental en el impulso del proceso de regionalización de VIVE.

Transformar la realidad

Otro aspecto importante que hemos incorporado, es la creación de la consultoría social, figura que estamos tratando de hacer permanente y vinculante.  Esta es una instancia de planificación y evaluación, integrada por voceros de comunidades campesinas, indígenas, obreras y afrodescendientes; así como colectivos de mujeres, jóvenes y cultores.  Esta instancia impide incurrir en proceso de aislamiento institucional, siendo éste un vínculo permanente con la realidad para no olvidar el objetivo último de nuestro trabajo, servir al pueblo venezolano y a su revolución.

Esta televisión pública debe crear, a través de la imagen, relaciones que permitan transformar la realidad, ir más allá de las apariencias.  Debemos servirnos de ella para ver, para despertar nuestra conciencia.  Es una especie de microscopio social, que permite ver la sociedad para transformarla.  Es necesario contraponer realidades para provocar la reflexión.  Un contenido revolucionario debe tener una forma revolucionaria.  Por ello debe ser una nueva televisión.  Al igual que en un proceso de educación para la libertad, una comunicación libertaria debe surgir de una praxis creadora que desarrolle nuevas teorías de la comunicación.

Para este momento, septiembre del 2007, seguimos ganando terreno en materia de participación y en materia de comunicación.  Nos encontramos debatiendo en una intensa y hermosa jornada de discusión del Anteproyecto para la Primera Reforma Constitucional, propuesta del Presidente Hugo Chávez, que nos permitirá profundizar en nuestro modelo político orientado hacia el Socialismo del Siglo XXI y en materia de comunicación, el Estado pudo recuperar, luego del vencimiento de su concesión, una de las señales que estaba en manos del grupo económico que más violentó la legislación venezolana a lo largo de los últimos 50 años, y se creó un nuevo de canal de servicio público, dedicado a la recreación y al impulso de la producción nacional independiente.

El triunfo de gobiernos que proclaman la participación protagónica del pueblo en la construcción del poder nos coloca ante un nuevo escenario comunicacional.

El nuevo paradigma

El concepto de comunicación en el socialismo, tiene que rescatar la esencia de la comunicación, que es el encuentro con el otro, es la búsqueda del nosotros.  La comunicación socialista, no aísla, integra; no avasalla, escucha; no promueve el odio, el miedo y la competencia; sino el amor, la confianza y la solidaridad.  La comunicación socialista es dialógica, horizontal, inclusiva, popular; es una comunicación de sujetos activos, concientes y libres.  Donde los medios están al servicio del pueblo y no del capital; y son instrumentos que permiten la comunicación pero que no suplantan a los sujetos que se comunican.  La comunicación socialista es liberadora, promueve el encuentro y el reconocimiento del otro, promueve la identidad y la comprensión de las diferencias; devela, descubre; y posibilita la creación y la trascendencia.  La comunicación en la sociedad socialista debe estar asociada a la vida en comunidad y en armonía con la naturaleza; la comunicación socialista nos hace parte del todo, corresponsales protagonistas conectados con nuestra historia, integrados al presente y forjadores del futuro.  Recuperar la comunicación humana, la que permitió desarrollar la palabra, la que enseñó a sembrar, la que hizo verdad los sueños; es construir el Socialismo.

Blanca Eekhout, periodista,  es presidenta de Vive-TV de Venezuela.

https://www.alainet.org/es/articulo/126541?language=en

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