El comercio de las injusticias
06/03/2008
- Opinión
"No puedo vivir sin ti, y no puedo vivir contigo", comentó jocosamente alguien para caracterizar la embarazosa situación de los países subdesarrollados que soñaron el maná y ahora sufren los tratados de libre comercio firmados con Estados Unidos.
En la comisión que abordó el tema del comercio mundial en tiempos de globalización, fue controvertida la disertación sobre la experiencia de la República Dominicana en tal sentido, presentada por el señor Daniel Guerrero Taveras, embajador de ese país en Cuba.
Guerrero reconoció la resaca de iniquidades que ha traído para ese país el haberse adherido tácitamente al CAFTA, sin plenas negociaciones ni ventajas, y sí con franca erosión de preferencias; aunque, al propio tiempo excusó la decisión aduciendo que la nación quisqueyana no tenía otra escapatoria, teniendo en cuenta que el 85 % de su comercio lo hace con Estados Unidos.
Los presentes, entre ellos varios delegados dominicanos, mostraron el carácter arrasador de tal convenio bilateral para la economía quisqueyana, y la inoperancia del mismo en cuanto a oportunidades de desarrollo, empleos e igualdad de condiciones con el socio mayor y poderoso.
También fue elocuente el análisis hecho por Rosibel Hidalgo, del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana; caracterizó la inmovilidad de la Ronda de Doha, como el fracaso que pone en tela de juicio la voluntad de los poderosos para cumplir verdaderamente con un comercio libre y justo, con un tratamiento diferenciado.
Una integración auténtica llamada ALBA
Sin un proceso de integración auténtica no es posible avanzar en la consecución del desarrollo para nuestros países, es la esencia de la presentación con la que debutó en el foro de Globalización la joven economista colombiana, radicada en Cuba, Zulma Ramírez Cruz, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central de Las Villas.
En su estudio sobre las empresas transnacionales, la integración en la región y sus principales problemas, destacó las perspectivas que se abren con el proyecto ya hecho realidad dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
En contraste con el instinto avasallador y mercantil de las compañías monopólicas se fundan hoy las llamadas grannacionales como una alternativa necesaria y viable para enfrentarlas y acceder a un verdadero desarrollo regional.
Entidades que nacen sobre la base de principios de solidaridad, reciprocidad, complementariedad, cooperación y sustentabilidad, con mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones y con las miras puestas en sociedades más justas, cultas y participativas.
La especialista fundamentó su ponencia, presentada en la comisión sobre Integración en América Latina, en los beneficios que reportan las empresas transfronterizas latino-caribeñas por corresponder a las necesidades de la región, con la concepción de ayudar a los países más débiles y garantizar complementación productiva sobre bases de racionalidad.
En una integración dentro del ALBA el comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, un trato especial y diferenciado, además de acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo y el fomento de inversión de los capitales nacionales.
Petrocaribe ilustra el aprovechamiento de las ventajas existentes en los países de la región en favor de su desarrollo por implicar ahorro de recursos, ampliación del empleo útil y una unión que garantiza el acceso a mercados sustentados en una verdadera solidaridad y la protección de su industria de la acción dominante de las trasnacionales.
Sectores estratégicos como el energético involucra a Ecuador, Venezuela, Brasil y Bolivia o el farmacéutico que suma a Argentina, Brasil y Cuba.
Ejemplos de la concreción de estos afanes integracionistas son UNASUR, el Tratado y el Consejo Energético Suramericano, que representan la obtención de electricidad mediante energía hidráulica o eólica para la seguridad energética y el gran Gasoducto del Sur, unos ocho mil Km. entre Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, más el transguajiro entre Colombia y Venezuela.
En el transporte se podría ilustrar, con la Corporación Grannacional de aerolíneas estatales, ALSUR (alas del sur), la Empresa Naviera Grannacional del Sur para transporte de carga y pasajeros, y la de mantenimiento del transporte de carga.
Poco más que lo elemental
El tema del impacto de las remesas en el desarrollo de América Latina prometía ser sumamente interesante, en particular desde la óptica del Banco Mundial, sin embargo, y a diferencia de la inmensa mayoría de las ponencias presentadas en este décimo encuentro, el trabajo de Pablo Fajnzylber nos dejó con los deseos de escuchar algo nuevo.
Para empezar, las estadísticas mostradas cerraban el análisis en el ya lejano 2005 y como se sabe, mucho ha cambiado la región desde entonces. En general el análisis se movió en las aguas menos conflictivas y más superficiales del asunto, y fue expuesto con un injustificado exceso de velocidad.
El funcionario recordó al plenario, por supuesto, que las remesas tienen un impacto positivo para las economías que las reciben, a la vez que tienen un alto costo humano, como la separación familiar, la reducción de la fuerza de trabajo de los países emisores de migrantes y la fuga de talentos, fenómenos que apenas fueron mencionados, siempre acompañados por frases de conmiseración hacia los que se alejan de casa, por motivos totalmente soslayados.
Fajnzylber tuvo también el gran mérito de decir lo que ya sabíamos: las remesas no pueden sustituir las políticas de desarrollo. No obstante, entre las gráficas presentadas una de las más interesantes fue la relativa a la alta cifra de profesionales que emigran del Caribe, aunque no se citaban las naciones de destino ni otras estadísticas vinculadas que permitirían ofrecer más luz sobre las desigualdades entre el Norte rico y el Sur subdesarrollado y saqueado hasta en sus recursos humanos.
Durante el debate, algunos de los asistentes se interesaron por los mecanismos que podrían profundizar el impacto de las remesas en el crecimiento económico de los países pobres, sin embargo el ponente no aportó ninguna idea o ejemplo práctico sobre formas de incentivar el uso de las remesas con fines productivos y se limitó a sostener que el vínculo entre el migrante emisor y el receptor no debía ser mediado de modo alguno por políticas públicas, y cuando más, convenía tener un banco cerca, en la zona rural, para que las familias pudieran utilizarlo si se les ocurría ahorrar.
Quedaron en ascuas otros aspectos apenas apuntados, como las vías informales por las que transitan volúmenes incalculables de remesas, y lo que pueden hacer los gobiernos, para encauzar esta entrada de financiamiento por los canales institucionales, de modo que resulte más provechosa y alcance más peso en el progreso económico. Al comentar sobre el empleo del dinero, por ejemplo, se limitó a citar el consumo, con un breve desliz hacia el reconocimiento del hecho irrefutable de que en la región, una buena parte de esos fondos se lo tragaban, hasta 2005, los gastos en educación y salud. ¿Por qué será?
El dramatismo del muro construido por Estados Unidos en la frontera con México (y sí que era perverso el de Berlín), la incertidumbre de millones de emigrantes ilegales que hasta arriesgan la vida para ir tras el sueño de un paraíso de nuevas oportunidades, la absorción cultural de las etnias minoritarias, entre otras desgarradoras aristas del asunto, para nada estuvieron reflejadas en la ponencia del Banco Mundial, aunque son inseparables consecuencias de obligado examen económico.
Nada, que también aquí se hace evidente, que para sobrevivir, esa institución tendrá que dar un salto mortal.
Por Ledys Camacho, José Alejandro Rodríguez y María Isabel González
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia4_8/comercio.html
En la comisión que abordó el tema del comercio mundial en tiempos de globalización, fue controvertida la disertación sobre la experiencia de la República Dominicana en tal sentido, presentada por el señor Daniel Guerrero Taveras, embajador de ese país en Cuba.
Guerrero reconoció la resaca de iniquidades que ha traído para ese país el haberse adherido tácitamente al CAFTA, sin plenas negociaciones ni ventajas, y sí con franca erosión de preferencias; aunque, al propio tiempo excusó la decisión aduciendo que la nación quisqueyana no tenía otra escapatoria, teniendo en cuenta que el 85 % de su comercio lo hace con Estados Unidos.
Los presentes, entre ellos varios delegados dominicanos, mostraron el carácter arrasador de tal convenio bilateral para la economía quisqueyana, y la inoperancia del mismo en cuanto a oportunidades de desarrollo, empleos e igualdad de condiciones con el socio mayor y poderoso.
También fue elocuente el análisis hecho por Rosibel Hidalgo, del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana; caracterizó la inmovilidad de la Ronda de Doha, como el fracaso que pone en tela de juicio la voluntad de los poderosos para cumplir verdaderamente con un comercio libre y justo, con un tratamiento diferenciado.
Una integración auténtica llamada ALBA
Sin un proceso de integración auténtica no es posible avanzar en la consecución del desarrollo para nuestros países, es la esencia de la presentación con la que debutó en el foro de Globalización la joven economista colombiana, radicada en Cuba, Zulma Ramírez Cruz, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central de Las Villas.
En su estudio sobre las empresas transnacionales, la integración en la región y sus principales problemas, destacó las perspectivas que se abren con el proyecto ya hecho realidad dentro de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
En contraste con el instinto avasallador y mercantil de las compañías monopólicas se fundan hoy las llamadas grannacionales como una alternativa necesaria y viable para enfrentarlas y acceder a un verdadero desarrollo regional.
Entidades que nacen sobre la base de principios de solidaridad, reciprocidad, complementariedad, cooperación y sustentabilidad, con mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones y con las miras puestas en sociedades más justas, cultas y participativas.
La especialista fundamentó su ponencia, presentada en la comisión sobre Integración en América Latina, en los beneficios que reportan las empresas transfronterizas latino-caribeñas por corresponder a las necesidades de la región, con la concepción de ayudar a los países más débiles y garantizar complementación productiva sobre bases de racionalidad.
En una integración dentro del ALBA el comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, un trato especial y diferenciado, además de acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo y el fomento de inversión de los capitales nacionales.
Petrocaribe ilustra el aprovechamiento de las ventajas existentes en los países de la región en favor de su desarrollo por implicar ahorro de recursos, ampliación del empleo útil y una unión que garantiza el acceso a mercados sustentados en una verdadera solidaridad y la protección de su industria de la acción dominante de las trasnacionales.
Sectores estratégicos como el energético involucra a Ecuador, Venezuela, Brasil y Bolivia o el farmacéutico que suma a Argentina, Brasil y Cuba.
Ejemplos de la concreción de estos afanes integracionistas son UNASUR, el Tratado y el Consejo Energético Suramericano, que representan la obtención de electricidad mediante energía hidráulica o eólica para la seguridad energética y el gran Gasoducto del Sur, unos ocho mil Km. entre Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, más el transguajiro entre Colombia y Venezuela.
En el transporte se podría ilustrar, con la Corporación Grannacional de aerolíneas estatales, ALSUR (alas del sur), la Empresa Naviera Grannacional del Sur para transporte de carga y pasajeros, y la de mantenimiento del transporte de carga.
Poco más que lo elemental
El tema del impacto de las remesas en el desarrollo de América Latina prometía ser sumamente interesante, en particular desde la óptica del Banco Mundial, sin embargo, y a diferencia de la inmensa mayoría de las ponencias presentadas en este décimo encuentro, el trabajo de Pablo Fajnzylber nos dejó con los deseos de escuchar algo nuevo.
Para empezar, las estadísticas mostradas cerraban el análisis en el ya lejano 2005 y como se sabe, mucho ha cambiado la región desde entonces. En general el análisis se movió en las aguas menos conflictivas y más superficiales del asunto, y fue expuesto con un injustificado exceso de velocidad.
El funcionario recordó al plenario, por supuesto, que las remesas tienen un impacto positivo para las economías que las reciben, a la vez que tienen un alto costo humano, como la separación familiar, la reducción de la fuerza de trabajo de los países emisores de migrantes y la fuga de talentos, fenómenos que apenas fueron mencionados, siempre acompañados por frases de conmiseración hacia los que se alejan de casa, por motivos totalmente soslayados.
Fajnzylber tuvo también el gran mérito de decir lo que ya sabíamos: las remesas no pueden sustituir las políticas de desarrollo. No obstante, entre las gráficas presentadas una de las más interesantes fue la relativa a la alta cifra de profesionales que emigran del Caribe, aunque no se citaban las naciones de destino ni otras estadísticas vinculadas que permitirían ofrecer más luz sobre las desigualdades entre el Norte rico y el Sur subdesarrollado y saqueado hasta en sus recursos humanos.
Durante el debate, algunos de los asistentes se interesaron por los mecanismos que podrían profundizar el impacto de las remesas en el crecimiento económico de los países pobres, sin embargo el ponente no aportó ninguna idea o ejemplo práctico sobre formas de incentivar el uso de las remesas con fines productivos y se limitó a sostener que el vínculo entre el migrante emisor y el receptor no debía ser mediado de modo alguno por políticas públicas, y cuando más, convenía tener un banco cerca, en la zona rural, para que las familias pudieran utilizarlo si se les ocurría ahorrar.
Quedaron en ascuas otros aspectos apenas apuntados, como las vías informales por las que transitan volúmenes incalculables de remesas, y lo que pueden hacer los gobiernos, para encauzar esta entrada de financiamiento por los canales institucionales, de modo que resulte más provechosa y alcance más peso en el progreso económico. Al comentar sobre el empleo del dinero, por ejemplo, se limitó a citar el consumo, con un breve desliz hacia el reconocimiento del hecho irrefutable de que en la región, una buena parte de esos fondos se lo tragaban, hasta 2005, los gastos en educación y salud. ¿Por qué será?
El dramatismo del muro construido por Estados Unidos en la frontera con México (y sí que era perverso el de Berlín), la incertidumbre de millones de emigrantes ilegales que hasta arriesgan la vida para ir tras el sueño de un paraíso de nuevas oportunidades, la absorción cultural de las etnias minoritarias, entre otras desgarradoras aristas del asunto, para nada estuvieron reflejadas en la ponencia del Banco Mundial, aunque son inseparables consecuencias de obligado examen económico.
Nada, que también aquí se hace evidente, que para sobrevivir, esa institución tendrá que dar un salto mortal.
Por Ledys Camacho, José Alejandro Rodríguez y María Isabel González
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia4_8/comercio.html
https://www.alainet.org/es/articulo/126162?language=es
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