Globalización, el futuro del capitalismo y las potencias emergentes

03/03/2008
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Las potencias emergentes y el futuro del capitalismo.

Si miramos la escena internacional en el inicio del siglo XXI veremos de un lado la pérdida de dinámica del capitalismo central, de las instituciones que lo sostienen y de su condición de ordenador de la economía mundial.  De otro lado, nuevas potencias emergen en el escenario global determinando cambios cada vez más importantes a pesar de insuficientes para cambiar totalmente la calidad del sistema mundial.  Pero se trata claramente de una fase de transición hacia una nueva orden mundial y un nuevo sistema mundial que se regirá muy claramente por fuertes capitalismos de Estado cuya acción conjunta buscará regular el comercio, el movimiento de capitales y los servicios, así como el movimiento de mano de obra en nivel mundial.

Durante este período de transición las potencias continentales y las integraciones regionales jugarán un rol muy importante para organizar este nuevo sistema mundial siguiendo una filosofía política que servirá de base doctrinaria para el pleno desarrollo de una civilización planetaria, pluralista, democrática e igualitaria, en la cual los Estados nacionales verdaderamente modernos cumplirán un rol ordenador y regulador, estableciendo una nueva distribución de renta e instituciones internacionales capaces de asegurar la justicia de fuerte base colectivista, apoyada en los derechos humanos y el derecho de los pueblos, en la paz y en el respecto a la soberanía nacional.

Como expresión de esta nueva realidad podríamos citar la crisis del sistema monetario de la pós guerra con la pérdida de función del FMI y del Banco Mundial, las dificultades de la implantación de la Organización Mundial del Comercio, con el fortalecimiento del Grupo de los 20, el aparecimiento del Tribunal de los Derechos Humanos.  La necesaria reforma de las Naciones Unidas, a partir de la superación del Consejo de Seguridad creado en la pos segunda guerra mundial, la superación de la guerra fría impuesta por los Estados Unidos en la Pos Guerra para asegurar su control ideológico de Europa y el concepto de estrategia atlantista fundada en la OTAN y en la unidad hemisférica, Para culminar esta transición, el Grupo de los 7 creado dentro del espíritu de la Trilateral, en contra de la unidad del Tercer Mundo y el campo socialista, incorpora la Rusia y empieza a abrir sus puertas para las potencias emergentes del Tercer Mundo.

Este cuadro indica mucho más la decadencia del orden anterior que los términos del nuevo orden.  Sin embargo, las cúpulas de las Naciones Unidas, realizadas entre 1992 (ECORIO) y 2004 ( implantación de las Metas del Milenio) ya indican el sentimiento dominante en los pueblos y los Estados en el planeta.  Ellos destacan la importancia de unas Naciones Unidas más próximas de los pueblos y más distanciadas de las cúpulas del poder mundial.

Desde el Tercer Mundo, cabe señalar sobretodo la consolidación de un movimiento empresarial que tiene por fundamento la superación y la incorporación al mismo tiempo de sus técnicas, de los carteles que dominaron, y en parte aún dominan, la economía mundial.  La OPEP vino a sustituir el cartel de las siete hermanas que manejaron la oferta mundial de petróleo hasta los años 70 del siglo pasado.  Su éxito es resultado del realismo económico en que esta organización basa sus acciones.  En un ambiente internacional dominado por la retórica del llamado “libre mercado” la OPEP se ajusta a la práctica efectiva del mercado mundial, predominante desde el final del siglo XIX, es decir, el mercado monopólico y oligopólico con fuerte asiento en el apoyo de los Estados Nacionales.  Asimismo, su conducción actual asocia los viejos métodos de dominación y explotación monopolista, con las prácticas colonialistas que fueron finalmente cuestionadas y solo parcialmente superadas después de la Segunda Guerra Mundial.

Del otro lado del mundo, el gran gigante del petróleo que no participa de la OPEP pero que utiliza con mucho gusto las consecuencias de precio y de poder geopolítico de su existencia y de su práctica ( la Rusia de Putin ) se re-articula con la economía mundial contemporánea, utilizando como arma principal su gran reserva petrolera y del gas.  Al comprender finalmente que el libre mercado es un concepto trampa para ilusionar a los débiles, el equipo económico y estratégico de Putin prepara una OPEP del gas al se aliar con los productores de gas de la región geopolítica de la antigua Unión Soviética que Rusia busca reorganizar bajo su hegemonía.

Es interesante notar como estos fenómenos hacen parte de un reordenamiento estratégico mundial en el cual pesa mucho la ampliación de la demanda china y sus movimientos para asegurar el abastecimiento de su espantoso crecimiento económico.  La cooperación entre China y Rusia es uno de los elementos claves de esta nueva fase del sistema económico mundial.  En buena hora el liderazgo ruso percibió dos datos fundamentales para entender la fase actual del sistema mundial.

En primer lugar, después de varios ensayos de alianza estratégica con los Estados Unidos, quedó claro que este país no tiene más poder financiero, al vivir cada vez más del capital externo, después de convertir se en el mayor deudor del planeta.  Siendo al mismo tiempo dependiente cada vez más de las importaciones ha alcanzado el estadio de parasitismo que caracteriza a los poderes imperialistas en su auge e inciio de decadencia.  En mi libro de 1978, Imperialismo y Dependencia, que se reedita próximamente en la Colección Ayacucho de clásicos latinoamericanos, yo llamaba la atención para la entrada definitiva de Estados Unidos en este estadio económico que pudimos observar en el auge colonial ibérico, holandés y sobretodo inglés, muy estudiado por Hobson y por Lenin.  Cualquier país que pretenda tener un rol importante en la economía mundial tiene que interactuar con los Estados Unidos como un poder hegemónico decadente.  Sugiero a los lectores que busquen actualizar este análisis en la colección de 4 volúmenes sobre Hegemonía y Contra-hegemonía que he organizado para el editorial de la Universidad Católica de Rio de Janeiro y las ediciones Loyola.

En segundo lugar, Rusia tuvo que disciplinar los intereses privados que se crearon a partir de un verdadero asalto al Estado ruso.  Este proceso aún está en curso y su resultado será una enorme revitalización del capitalismo de Estado que organizó casi sin contraste interno la sociedad soviética que Rusia deshizo.  Es interesante señalar que el gobierno norteamericano actual ya acusó esta situación con la intervención crítica directa del vicepresidente Cheney y el recomienzo de una estrategia de cerco sobre la Rusia que muestra una vez más que la “contención” soviética, inaugurada con la Guerra Fría, no era una estrategia ideológica y sin geopolítica.

¿Podrá los Estados Unidos sin recursos financieros propios convencer el resto del mundo a financiar esta nueva aventura de contención del gran espacio euro-asiático que une el viejo camino de la seda que va del mediterráneo hasta China?

En este contexto, llaman la atención dos encuestas.  De un lado, el Pew Research Center muestra el estado de choque de la política internacional de Estados Unidos y la opinión pública mundial.  Los países donde hay una opinión favorable de los Estados Unidos superior a 50% se reducen a Japón (60%), Nigeria (60%)Gran Bretaña (54%) e India (58%).  China y Rusia están próximos pero abajo de los 50%.  Francia y Alemania están en torno de los 40%.  Indonesia, Egipto, Pakistan, España, Jordania y Turquía están debajo de los 30%.  Más importante aún es constatar que una gran mayoría de países entienden que el mundo se hizo más inseguro con la guerra en contra del Irak.  (International Herald Tribune, june, 14, 2006)

Por ultimo es interesante
constatar los resultados del estudio del GlobeScan y la Universidad de Maryland sobre la aceptación de la llamada libre empresa y libre mercado como el régimen ideal para construir el futuro.  Después de la inmensa propaganda del pensamiento único sobre la victoria final del liberalismo y el consecuente fin de la historia, solamente el 36% por ciento de los franceses dicen que SÌ a este régimen económico, solamente los 47% de los turcos lo aceptan, 59% de los italianos, 63% de los españoles, 65% de los canadienses y alemanes, 66% de los británicos.  Los índices del 70% quedan reservados para los Estados Unidos, India y China.

Aparentemente se trata de una fuerte mayoría, pero es impresionante que encontremos índices de rechazo tan fuertes en varios países que están bajo en bombardeo ideológico de los grandes medios de comunicación mundial.  Asimismo si comparamos los dos datos, vemos por lo menos que se piensa en un capitalismo que no acepta la hegemonía norteamericana.

Hay que profundizar estos análisis para acompañar el desarrollo de la subjetividad mundial que se aparta a pasos largos de la unanimidad del pensamiento único.  Y hay que pensar con cuidado la reacción de esta subjetividad frente a la reorientación de la distribución de fuerzas mundiales.  En este contexto crece el interés por el fenómeno de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) al cual incorporamos Sudáfrica que tiende a liderar un continente que tendrá más de 1 millón de habitantes en los próximos 30 años.

Todo indica por lo tanto que la experiencia neoliberal está en crisis y que nuevas propuestas macroeconómicas y de régimen económico social se pondrán en el centro del debate mundial.  Mientras tanto, la virada electoral hacia gobiernos social demócratas y de centro izquierda crean una situación cada vez más crítica: son los partidos de base obrera y popular que se encargan de gestionar la economía y la sociedad capitalista.  Por cuanto tiempo se mantendrá esta contradicción debemos buscar en los antecedentes históricos como el absolutismo europeo, que reguló el avanzo del capitalismo comercial europeo en el siglo XVIII hasta que varias revoluciones y movimientos de reforma abrieron camino para el pleno desarrollo de la economía capitalista moderna, con base en la revolución industrial y en el régimen de trabajo asalariado.

La cuestión de la hegemonia

Mantener un poder hegemónico en una economía mundo de dimensión planetaria es una tarea excepcional.  Pretender mantener el control del planeta desde una perspectiva unilateral, con una economía endeudada y deficitaria, es una aventura peligrosa.

En los últimos años hemos asistido a la difusión de la idea de que los Estados Unidos son hoy día una superpotencia cuyo poder es incontrastable.  Esto le aseguraría la capacidad de ejercer una hegemonía global indiscutible.  Los hechos indican sin embargo una situación opuesta.  Nunca la hegemonía del sistema mundial estuvo tan amenazada, a pesar de la dificultad de identificar la existencia de un poder alternativo capaz de imponer orden y lógica al conjunto.

¿Estaríamos asistiendo el final de las hegemonías sobre el sistema mundial? ¿Estaríamos caminando en forma de sobresaltos hacia un nuevo tipo de sistema mundial basado en relaciones más horizontales? ¿Serían necesarias varias guerras como ocurrió en el pasado para definir una posible alternativa ao poder hegemónico actual? ¿Habrá un período de transición, en el cual se establecerá una hegemonía compartida, hacia una nueva orden que podríamos llamar una civilización planetaria en la cual no habrá un poder hegemónico nacional sino un conjunto de naciones que sostendrán en un sistema de pesos y contrapesos un nuevo sistema mundial?

En realidad estas son las alternativas que he barajado en los últimos veinte años en los cuales he rechazado las varias modas dominantes: decadencia americana en los años ochenta con la perspectiva de una recentraje asiático; ultra hegemonía estadounidense en los años noventa; hegemonía unilateral estadounidense en los años 2000.

En realidad, creo que el escenario de seguridad mundial estará cada vez más marcado por la retomada del hinterland, formado por la interacción creciente entre Europa, los países de la antigua Unión Soviética y sobretodo la China, sin despreciar el rol de la India y del llamado Oriente Medio en una retomada del papel central de la masa terrestre euroasiática que abrigó la ruta de la seda durante milenios de historia universal.

El cambio hacia el poder marítimo como centro de la estrategia mundial se inició en el siglo XV con las descubiertas marítimas y se consolidó en el siglo XIX con el barco a vapor y la superioridad tecnológica europea a partir de la revolución industrial.  Sin embargo caminamos hoy día para el dominio del espacio extraterrestre, de la aviación y de los transportes terrestres que dependan lo menos posible del petróleo en extinción.  Esto puede asegurar también una posición importante para continentes que fueron excluidos de los poderes hegemónicos del siglo XIX hasta nuestros días como la América del Sur y la África.

Un nuevo factor que deberá influir significativamente en la reordenación geopolítica del mundo es la biodiversidad, que se concentra en los países tropicales y seme tropicales.  La importancia de esta biodiversidad se hará cada vez más crucial en la medida en que se hagan necesarias las fuentes energéticas basadas en materiales renovables o biomasas.  En realidad no estoy hablando de perspectivas seculares sino de décadas.

Debemos incluir en esta revisión geopolítica los fenómenos demográficos, cuando la población mundial se concentra en los países del sur, particularmente en Asia.  Sin dejar de señalar que América Latina y Asia serán también partes significativas de la población mundial en los próximos 20 años.

En este cuadro planetario es difícil creer que los Estados Unidos y la perspectiva de poder atlántico, a través del cual se consolidó su hegemonía, pueda sostenerla.  Y no solamente por la importancia del Océano Pacífico, como se insistía en los años ochenta, sino también por la incorporación de la dimensión euroasiática como lo señalé.

Pero la limitación más grave para el proyecto hegemónico se encuentra en el plano económico.  Los Estados Unidos pasaron en los últimos veinte años de una economía superavitaria y acreedora hacia el resto del mundo para una economía deficitaria y deudora.  Este cambio no es una cuestión coyuntural, tratase de un resultado necesario de la condición brutal de ejercer la hegemonía mundial.

Tratase de los costos impresionantes que representan las investigaciones y el desarrollo de productos y procesos para mantener una fuerza militar capaz de intimidar todo el mundo.  Sin contar los costos de mantener una moneda mundial sobrevaluada para garantir el dominio monetario y financiero sobre el planeta.

Después de la lucha del gobierno Clinton para bajar el déficit fiscal (que se convertió en superavit fiscal al final de su gobierno) y su poco exitosa lucha para bajar el déficit comercial con el resto del mundo, el gobierno Bus hijo, al intentar imponer una superioridad estratégica mundial unilateral, retomó en niveles insanos el déficit fiscal y el déficit comercial y cambiario de los Estados Unidos.

Una economía en déficit colosal no puede mantener una moneda fuerte.  El dólar está en caída, que deberá continuar hasta el final de la presente década.  Mientras tanto el euro se consolidará como moneda de circulación regional y ya apunta hacia la condición de moneda de reserva internacional que lo elevará a la condición de una segunda moneda mundial.

En Asia, a pesar de la importancia de los dólares asiáticos, asistimos a una creciente integración continental en torno de los mercados japonés y chino, con el despertar del mercado hindú, entre otros.

El costo de la hegemonía es demasiado elevado para ser asumido por un solo país o una sola economía.  En los próximos veinte años la economía mundial vivirá cambios colosales que pocos se han atrevido a pensar.  En este cuadro, el factor más estabilizador del orden colonial existente son las políticas recesivas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional.  Ellas retiran de la escena económica internacional países tan importantes como Brasil , condenados a la recesión y a la regresión de sus exportaciones hacia la vieja economía agro o mineral exportadora.  ¿Por cuanto tiempo sus pueblos aceptarán este destino?

Desarrollo y economía mundial

Vista desde un plan económico global, vivemos una situación de recuperación económica de largo plazo, una nueva fase a de las ondas largas de Kondratiev, que tiene su centro en la economía norte-americana.  Pero esta recuperación está apoyada en colosales desequilibrios económicos, como los déficits fiscal, comercial y cambiario norte-americano.  En este contexto hay un espacio espectacular para la expansión de las exportaciones y formación de superávits comerciales que permiten una cierta retomada del crecimiento económico en los países del sur.  Es ahí donde se sitúa el caso chino que tanto preocupa el resto del mundo.

 Las luchas políticas locales y regionales sugieren la necesidad de una retomada del crecimiento económico, como lo hemos visto en varios artículos.  El elector rompe definitivamente con las diatribes neoliberales y con las previsiones de inflación en un mundo en deflación.  La impactante victoria de Lula en Brasil, la victoria del Frente Amplio en Uruguay, la relección de Kirchner en Argentina, la reafirmación de la presidencia de Hugo Chavez en Venezuela, la espectacular afirmación de Evo Morales en Bolivia, el desafío impresionante de Ollanta Humala en Perú, la fuerza de López Obrador en México, las sucesivas victorias de candidatos en contra del neoliberaliso e Ecuador, el fortalecimiento de la izquierda en Salvador y en Nicaagua y tantos otros casos son prueba de esta afirmación.

Sin embargo, estos hechos aislados deben ser vistos en el contexto del conjunto de la economía mundial.  Nuestros estudios sobre el tema se han caracterizado por cultivar este tipo de enfoque que se ha profundizado en varios libros y en los seminarios realizados en varias oportunidades, entre otros, aquellos realizados por las redes en que participo ( www.reggen.org.br,www.redem.buap.mx, www.pekea.org, www.redcelsofurtado.edu.mx)

Es cada vez más claro que el conjunto de la economía mundial ha superado las tendencias inflacionarias que se imponían hasta el comienzo de la década del 90 e inició una fase de crescimiento económico global que se manifestó en índices cada vez más altos de crecimiento de los PBI nacionales desde 1994 a 2000.  En este año vimos el intento del FED de contener este crecimiento con la elevación de la tasa de interés lo que produjo una amenaza de recesión grave y obligó a estos hechiceros de la economía a rebajar drásticamente la tasa de interés de Estados Unidos para el 1%.

En el presente año, los aventureros que comandan los Bancos Centrales, particularmente el estadounidense, están aumentando nuevamente la tasa de interés pero no han logrado aún contener seriamente el crecimiento.  Muy pronto van a tener que bajarla cuando sintieren los efectos depresivos de sus ataques atávicos al pleno empleo generado por el crecimiento.

En esta coyuntura, el gobierno del señor Bush hijo optó por utilizar el déficit fiscal como instrumento privilegiado de retomada del crecimiento.  Tomando en consideración la dimensión colosal de la deuda pública norteamericana y su dependencia creciente de capitales externos para mantener las inversiones vemos las dificultades que tiene este país para garantizar indefinidamente su crecimiento económico.

Para disponer de recursos para la compra de sus títulos públicos cada vez más desmoralizados los Estados Unidos tienen que profundizar su déficit comercial, generando superávits comerciales a tuerto y a derecho.  Estos superávits provocan una gran liquidez mundial en dólares cada vez menos deseados frente a la debilidad intrínseca de una moneda de un país deudor y deficitario.  Sin embargo, países como China y Japón se ven aún en la necesidad de comprar estos títulos para garantizar el mercado para sus exportaciones.

Son pues muy evidentes los límites de estas “soluciones” tan creativas cuan aventureras.  Ellas indican graves crisis al final de estos equilibrios insoportables.  En la punta final, en el máximo en unos 15 AÑOS, está la desvalorización colosal del dólar.  Este no alcanza resistir a largo plazo y ya presenta su debilidad en la actualidad con la valorización del euro y del yen.  El yan chino resiste a una valorización más fuerte pero no deja de presentar valorizaciones significativas al resistir a la desvalorización durante la crisis asiática de 1997 y al realizar valorizaciones moderadas poteriormente.

En América Latina continuamos asociados al dólar, con graves prejuicios en nuestro poder de compra internacional.  Pero, por otro lado, la paridad con el dólar permite mejorar el precio de nuestros productos en el mercado mundial y aumentar significativamente nuestras exportaciones para mercados en expansión, como los asiáticos, el Oriente Medio y hasta Europa.

No hay duda que se trata de una coyuntura favorable para la expansión de las exportaciones y la formación de reservas significativas para los países de la región.  Bien manejados, estos instrumentos macroeconómicos podrían ayudar a la retomada del crecimiento económico, si acompañados de políticas industriales basadas en la evolución de la revolución científica y tecnológica que es el sostén de esta recuperación global.

Se puede notar lo grave que representa la prisión del pensamiento económico de la región a las nociones absurdas y superadas de la estabilidad monetaria ( bastante falsa por sinal porque exenta los pagos de intereses de la categoría de gastos públicos cuando son ellos los principales responsables de presiones inflacionarias en la región) .  Estas nociones son sistematizadas por las doctrinas inspiradas en el neoliberalismo, ideología completamente ultrapasada en el contexto histórico del siglo XX y XXI.  Si mantenemos esta subserviencia a los principios restritivos al crecimiento, esta será más una oportunidad que perderemos de insertarmos positivamente en esta coyuntura mundial en favor de Asia.

Por esto, como ocurre hoy día en toda parte, todas las reuniones internacionales terminan con un gran debate sobre el crecimiento chino y las perspectivas de este país asumir un rol cada vez más hegemónico en las relaciones internacionales.  Y se repite sistemáticamente la comparación entre América Latina fracasada y el Asia bien sucedida.

Nuevas relaciones sur/sur

La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (CNUCED) más conocido por su sigla en inglés (UNCTAD), fue creada a partir de los planeamientos teóricos de Raúl Prebish, el economista argentino cuya obra es un marco radical para el pensamiento universal sobre el comercio mundial y el desarrollo, la UNCTAD fue hasta poco dirigida por Rubens Ricúpero, destacado diplomático brasileño, ex ministro de economía, que prolonga en gran parte el marco teórico de Prebish adaptado a la época contemporánea.  Sus directores anteriores y el actual siguen esta tradición y se esfuerzan para garantir esta actualización.

Esta adaptación tiene por lo menos tres ejes:

a) la consideración del fuerte clima internacional de baja de tarifas iniciado después de la Segunda Guerra Mundial, pero sobretodo en los años 80 y noventa, a partir de la ronda de Tokio.  Es interesante señalar que no hubo un movimiento similar en el comercio entre los países del Sur.  Persisten aún altas tarifas aduaneras entre estos países.

La UNCTAD se esfuerza hoy día en aumentar el comercio sur-sur promoviendo rondas de rebaja de tarifas o tratados de libre comercio horizontales entre los países del sur o aún procesos más profundos de integración entre los mismos.  Paralelamente a su asamblea general se realiza la reunión del grupo de los 77 que abriga hoy más de 130 países en desarrollo, dependientes o periféricos.

b) La UNCTAD se preocupa también y sobretodo con la nueva forma de barreras comerciales desarrollada después de la Segunda Guerra Mundial a través del crecimiento espectacular de los subsidios agrícolas en la tríada, EE.UU.-Europa- Japón.

Esta propuesta, que unifica los intereses de los países en desarrollo, fue recogida con gran entusiasmo por el Grupo de los 20+ en Cancún y se convirtió en uno de los elementos claves para la unión de las potencias emergentes en la fase actual de las negociaciones económicas internacionales.

Tratase evidentemente de un movimiento sobretodo táctico ya que no se puede esperar que la Tríada abandone sus políticas de subsidio agrícola que tienen fuertes raíces en las luchas sociales internas y en los objetivos de soberanía nacional de los países centrales, particularmente en función de la importancia estratégica de los productos alimenticios y las materias primas durante las dos guerras mundiales del siglo XX.

c) El crecimiento del sector de servicios en el intercambio internacional ha llamado la atención hacia nuevas cuestiones como la propiedad intelectual, asociada sobretodo a las patentes de nuevas formas de vida creadas por la investigación en biotecnología.  Al mismo tiempo se profundiza el debate sobre le libre movimiento de capitales propuesto por los países centrales en las relaciones norte-sur ya que entre ellos existen restricciones no salvables para este libre movimiento.  Esto se entronca con las cuestiones de las privatizaciones de empresas publicas y de gran parte de los servicios públicos.  Tratase de enfrentar la demanda de los países centrales en favor de la libre contratación de empresas internacionales en las concurrencias públicas.

Se estableció así una fuerte agenda contemporánea motivada por el avance de las propuestas neoliberales y el fortalecimiento de las empresas multinacionales y de su articulación con los Estados de origen de las mismas, particularmente los Estados Unidos.  Tratase de debilitar los Estados nacionales de las economías periféricas y dependientes mientras los Estados centrales se fortalecen cada vez más y actúan de manera cada vez más articulada con los intereses del gran capital internacional, con una especial énfasis en el sector financiero en los últimos veinte años.

La UNCTAD se ve así en una encrucijada: o intentar mantener una agenda puramente comercial o de adaptarse al clima internacional vigente radicalizando propuestas liberales para ponerlas al servicio de los países en desarrollo.

No se debe olvidar sin embargo que uno de los puntos más exitosos del movimiento de afirmación del sur pasa por el fenómeno de la OPEP.  En vez de pretender liberar el comercio petrolero, las economías nacionales que asumieron el control de la prospección y producción del petróleo, en el final de la década del 60, prefirieron articularse en un cartel que asume con claridad el carácter monopolista y oligopolista del comercio mundial contemporáneo, como lo hemos señalado anteriormente..

El camino de la OPEP había avanzado en los años 70s con la creación de la Organización de los Países Productores de Cobre que tenía su cabeza en el Chile de la Unidad Popular.  En la actualidad, se habla de un cartel de los productores de soya del tercer mundo y otros casos como el gas ruso.

La verdad es que la negociación internacional de las materias primas y productos agrícolas y mineros se encuentra dominada por los grupos financieros que operan en las bolsas de futuro de las commodities (entre las cuales se encuentra el petróleo a pesar del cartel de productores).  Un enfoque realista sobre el comercio mundial tendría que actuar en estas bolsas y someterlas a objetivos estratégicos de los países en desarrollo.

Como se ve la agenda del llamado Tercer Mundo es muy amplia y no se agotó.  Al contrario ella se amplió aún más y exige órganos de actuación cada vez más complejos para identificar y conducir estas negociaciones.  La UNCTAD es una de estas instancias que los cnetro de poder mundial pretenden desestructurar incorporándola a la Organización Mundial del Comercio.  Como se ve el tema primero de esta agenda es garantir su propia existencia.

¿El renacer del Tercer Mundo?

El presidente Lula ha asumido en gran pare esta agenda internacional que hemos señalado a partir de las relaciones sur-sur y de su imposición a los países del norte que insisten en ignorar la realidad del sur y sus demandas.

En un exitoso viaje a China el afirmó que su gobierno busca establecer un nuevo padrón en las relaciones internacionales de Brasil y que pretende, conforme sus palabras, “abrir una nueva fase en la geografía del comercio mundial”.  Los medios conservadores son unánimes en criticar estas afirmaciones que harían renacer la retórica tercermundista de la cual esperaban estar definitivamente libres, desde la caída del muro de Berlin y de la implantación definitiva del “pensamiento único” y del fin de la historia.

Pero será solamente una cuestión de retórica o hay una realidad que hace renacer permanentemente el anhelo de una cooperación entre los países del sur.  En el presente período, este anhelo se canaliza a través de una propuesta de una acción mancomunada entre las potencias emergentes en la economía mundial: China, India, Brasil, Sudáfrica y Rusia.  Esta acción conjunta encontraría en el grupo de los 20+ su resonancia más inmediata con efectos concretos en las reuniones de la Organización Mundial del Comercio.

Se puede decir que la aprensión de los conservadores tiene un cierto fundamento.  Los países llamados “en desarrollo” se encuentran nuevamente en plena ofensiva en el cuadro político y diplomático internacional y tienen en la cabeza tres países en la punta del crecimiento económico mundial: China, India y Rusia, mientras que Brasil y Sudáfrica tienen liderazgos políticos que inspiran gran esperanza en el resto del mundo, a pesar de la debilidad económica revelada por sus dirigentes.

Tratase no solamente de importantes potencias económicas y demográficas que cubrirán la mayor parte de la población de la tierra en el siglo XXI, sino también de polos de desarrollo y crecimiento que atraen regiones enteras del globo en colaboración con otras potencias regionales e internacionales.

Asimismo, tratase también de importantes centros de irradiación cultural que reflejan condiciones ambientales las más diversas y sintetizan una diversidad cultural y biológica fundamental para el desarrollo de las ciencias biotecnológicas que deben ser el núcleo de las nuevas fases del desarrollo científico y tecnológico de la humanidad.

Este movimiento nos hace acordar la importancia histórica de la reunión de Bandumg en 1955, que dio origen al Movimiento de los No-Alineados que llegó a reunir en los años 70s y 80s la mayor bancada de Estados Nacionales dentro de las Naciones Unidas.  Los conservadores intentan negar cualquiera importancia a este movimiento a pesar de reunir la mayor parte de la población de la humanidad y haber logrado terminar con la guerra fría contra la cual se opuso intrínsicamente al proclamar su no-alineamiento en la escena internacional.

En aquél momento se afirmaba el fin del colonialismo y nacían los nuevos Estados nacionales de los escombros de los imperios coloniales.  China, India, Egipto, Indonesia y Yugoslavia eran el centro de aquél movimiento.  Notase la ausencia de América Latina, que ya tenía sus Estados nacionales desde el inicio del siglo XIX.  La África negra estaba aún en los inicios de la instalación de sus Estados Nacionales y países como Sudáfrica se encontraban bajo el tacón del apartheid.

Podemos decir que hoy día hay una situación muy distinta: Importantes procesos de integración regional se desarrollan y transforman estas potencias en fuerzas mucho más amplias que en los años 1950s.  La falsa idea de que la URSS era una super potencia alternativa a los Estados Unidos ya está superada.  El mundo árabe se ha independizado y domina gran parte del petróleo mundial.  Japón se convirtió en una potencia mundial y se ve obligado a cooperar con China en un proyecto de desarrollo asiático.  Europa reconstruida asume su identidad continental y abre camino hacia el Oriente encontrándose con Rusia y restableciendo el camino del “hinterland”, el gigantesco continente euroasiático que fue el centro de la economía mundial a través de la “ruta de la seda”, bajo la hegemonía de China hasta los descubrimientos marítimos que reorganizaron la economía mundial en torno de los Océanos.

En este cuadro, las Américas deberán decidir se intentan se integrar bajo el signo del “panamericanismo” de inspiración norteamericana (ALCA) o si se articulan entre sí y con el resto del mundo.  Brasil podrá tener un rol importante en este proceso por sus vínculos con la América del Sur y con África.  Que se note también la importancia del MERCOSUR y de una alianza más fuerte con Europa.

Para desesperación de los conservadores, los dirigentes chinos creen en este rol protagónico de Brasil y por esto lo declararon “aliado estratégico de China” desde el principio de los años 1990.  Solo ahora las elites brasileñas empiezan a entender que sus posibilidades históricas pasan por estas nuevas rutas de la seda, ahora verdaderamente planetarias.

La incorporación consciente de Brasil en el mundo periférico que camina hacia el centro al reforzar se mutuamente en una alianza sur-sur, solo es posible al superar el dominio de una oligarquía ligada al comercio exterior y al capital financiero internacional.  Es hora de asumir las responsabilidades de ser una nación libre y soberana, sobre la base de su pueblo y no de sus dominadores.

Los bricas

El Banco Merrill Linch produjo un estudio prospectivo sobre la economía mundial que está generando mucha repercusión.  Él localiza cuatro países claves para la economía mundial en la mitad del siglo XXI que quedaron conocidos como los BRIC, formado con las iniciales de Brasil, Rusia, India y China.  Como este enfoque refleja en gran parte realidades regionales creemos necesario incluir entre ellos una potencia económica más modesta pero capaz de representar una realidad demográfica y cultural sustancial para pensar el siglo XXI.  Tratase de África del Sur.  Esto nos lleva a los BRICAS.

Los bancos llevan tan en serio este estudio que los presidentes de los 350 bancos privados más importantes, reunidos en el Institute of Internacional Finance (IIF) han encaminado por medio del FMI una propuesta para la transformación del Grupo de los Siete (G-7) en el Grupo de los Once (G-11).  En este caso se incluirían los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) o las llamadas potencias emergentes entre los miembros de este grupo cambiando dramáticamente su naturaleza.

Según materia del periódico O Globo de Rio de Janeiro, el director gerente del IIF, Charles Dallara, justificó esta propuesta con la afirmación de que “precisamos tener un nuevo forum que refleje, al mismo tiempo, las realidades del mundo globalizado de hoy y la creciente importancia de los mercados emergentes”.

Es necesario señalar que esta propuesta busca, al mismo tiempo, someter el G-11 al control del FMI creando lo que ellos llaman “un enfoque internacional coordinado” que asegure un “ajuste suave y ordenado de los desequilibrios globales”.  Tratase de buscar un enfoque coordinado de las “reformas macroeconómicas y estructurales” que garantice acciones concertadas en el plano de la energía, del comercio libre y fortalezcan el sistema financiero internacional.

Como se ve, el capital financiero internacional ha localizado su centro estratégico.  Y en él se encuentra evidentemente la sumisión de China sobretodo y también de Rusia, India y Brasil y las regiones por ellos influenciadas a la disciplina del capital financiero internacional, Es desnecesario decir que en vez de asegurar el equilibrio de la economía mundial esta sumisión significaría la acentuación de los brutales desequilibrios globales patrocinados por el FMI y el sistema financiero internacional.

Para discutir este y otros problemas fundamentales asociados a la emergencia de nuevas potencias internacionales y regionales, la Cátedra y Red de la UNESCO y de la Universidad de las Naciones Unidas sobre “Economía Global y Desarrollo Sostenible” (REGGEN), que dirijo, convocó su Seminario de 2005 en Río de Janeiro, entre el 8 y el 13 de Octubre próximo.  Su convocatoria se encuentra en www.reggen.org.br

Al lado de este seminario se inicia una fuerte articulación entre universidades y centros de investigación de Brasil, Rusia, India, China y África del Sur (los BRICAS) con el objetivo de estudiar y pensar sistemáticamente el destino de estas potencias emergentes en la economía mundial.

Es claro que no se trata de excluir las demás naciones y economías regionales.  Es claro, por ejemplo, que Brasil solo está en este clube reservado por su rol en la creación del MERCOSUR y en la coordinación de los estados suramericanos, la cual avanza cada vez más rápido, entre otras cosas por el fuerte apoyo que la Venezuela ha dado a este objetivo.

Es evidente también que nos interesa incluir a África del Sur en este proyecto por la importancia estratégica de África y del Atlántico Sur en cualquier articulación de esta dimensión estratégica y geopolítica.  En verdad, su desarrollo se encuentra, como el caso brasileño, limitado dramáticamente por la influencia del pensamiento neoliberal, esta manifestación moderna de la escolástica medieval, sobre sus direcciones políticas.  En el momento que se liberen de estas influencias arcaicas, deberá presentar importantes tasas de crecimiento y creciente importancia estratégica.

Lo importante es señalar sin embargo el enfoque avanzado de estas cuestiones demostrado por los investigadores de China.  La reacción de la Academia de Ciencias Sociales de China a esta propuesta ha sido definitiva.  Ella envía a esta reunión una delegación de 7 investigadores bajo el liderazgo del vicepresidente de la Academia de Ciencias Sociales, sin contar los invitados chinos independientes.

Es impresionante constatar la visión estratégica que el liderazgo político e intelectual de China ha incorporado.  Esta visión se hizo clara cuando en los años noventas se buscó terminar con el Instituto del Tercer Mundo en la Academia de Ciencias Sociales de este país.  La decisión de mantener este centro revelaba una visión estratégica correcta.

El Tercer Mundo no es el mundo del atraso y de la pobreza.  Esta es una realidad circunstancial, fruto de su posición subordinada en el sistema mundial generado por la expansión mundial del capitalismo.  El Tercer Mundo, como el Tercer Estado que sirvió de imagen a este concepto, representa la rebelión de los pueblos colonizados y dependientes.  Ellos no se liberaron del dominio colonial para llorar su pobreza sino para imponer sus objetivos propios en el Planeta.

China sabe que su creciente papel en la economía mundial debe tener también un significado emancipador para las grandes mayorías de la humanidad, que no lograron pertenecer al sistema mundial generado por la expansión colonial e imperialista.  Esta es la manera de convertirse en uno de los polos principales de una nueva economía mundial que empezará a tomar cuerpo en la mitad del siglo XXI.  La solidariedad con los BRICAS puede ser uno de los puntos cruciales del Consenso de Beijing que empieza a dibujarse en la escena contemporánea.

Aún sobre los bricas

Hemos llamado la atención en varios libros y artículos sobre los estudios estadísticos que prevén un escenario mundial para los años 2050 en el cual las principales potencias mundiales serían entre las hoy existentes los BRIC, es decir Brasil, Rusia, India y China.  La asesoría económica del Price Water House Coopers acaba de publicar nuevos datos que reforzan estas previsiones poniendo a China como el mayor producto mundial, a los Estados Unidos en segundo lugar, a India en tercero y a Brasil en cuarto, antes de Japón y Alemania.  Para que esto ocurra es necesario solamente que Brasil mantenga una tasa de crecimiento mediano en el período, del 4,5%, mientras Estados Unidos, por ejemplo, mantendría un 2,5% en media.

Como se ve, no se tratan de parámetros absurdos sino bastante razonables y conservadores pues un país como Brasil podría crecer mucho más que esto si fuera entregue a un comando político-social más decidido.  Es importante señalar también que no se consideran algunos o impactos sociales y demográficos fundamentales, como el crecimiento populación al del Tercer Mundo en detrimento del crecimiento populación al del llamado primer mundo.

No se considera también la probable devaluación del dólar que deberá disminuir de mucho el producto bruto de Estados Unidos comparado al resto del mundo.  Es facto que se trabajó en estos estudios también con datos del poder de compra real de estos países que hacen distanciar aún más la importancia de los BRICs y otros países del llamado Tercer Mundo.  Es importante ver por ejemplo como la posición relativa de México se presenta en excelente situación superando el PIB de Rusia en varios cálculos.

Estos estudios econométricos solo hacen aumentar la angustia de los sectores productivos de nuestros países, particularmente de Brasil, que solo alcanzó cerca del 2,3% de crecimiento del PIB en el año pasado, después de alcanzar el 5% en 2004 después de una moderada disminución de la tasa de interés oficial del 25% al 16% anual.

Atemorizado con el crecimiento del 2004, las autoridades del Banco Central, basadas en no se sabe que criterio "científico", resolvieron reverter la baja de la tasa de interés subiéndola al 19,5% en pocos meses.

Frente a la reacción enfurecida de las Federaciones industriales y comerciales del país, de la Iglesia, de los sindicatos, de los colegios y principales centros de pensamiento económico del país, el presidente Lula afirma que no pretende mantener una alta tasa de crecimiento que "los economistas llaman de no sustentable".

Es decir, el presidente y su ministro de economía médico pretenden desafiar los conocimientos de economía de los colegios de economistas, de las principales universidades del país, de sus principales teóricos de prestigio mundial, de su vice-presidente que es una de las mayores autoridades empresariales del país.

Si los economistas del presidente confunden crecimiento sustentable ( que adviene de sus sustentabilidad ambiental para las próximas generaciones) con la sustentabilidad de una tasa de crecimiento, economistas de buena calidad no lo son.  Deben ser los economistas de tercer rango que, según Stiglitz, dirigen el FMI y el Banco Mundial.

Si miramos los datos del crecimiento del país vemos que los economistas que dirigen el país hoy día son responsables por varios años de depresión y baja tasa de desarrollo en el país, sobretodo desde 1980 cuando el crecimiento del PIB llegó al 9,2% en Brasil.  En seguida los sustentadores del desarrollo impusieron una baja para el -4,3% en 1981, el 0,8% en 1982 y el -2,9% en 1983.  Con el cambio de política económica (que se esperaba en el gobierno de la oposición democrática que se elige en el colegio electoral de la dictadura) tenemos una ola de crecimiento del 5,4%, 7,8%, 7,5% en los años de 1984, 1985,1986 cuando los llamados no-ortodoxos del plan cruzado tomaron cuenta de la política económica a pesar de todos los errores que nosotros, economistas críticos, les apuntamos.

Después de ganar de punta a punta las elecciones de 1986, los dirigentes del PMDB traicionaron los que creyeron en su disposición de asegurar las condiciones de "sustentabilidad" de su política, que exigía cambios sociales profundos que no estaban dispuestos a realizar.  Los electores los punieron en las elecciones de 1989 pero cometieron el error de entregar el país a un joven irresponsable que realizó locuras económicas increíbles.  El gobierno Fernando Color dio continuidad a que caracterizaron as políticas de recesión combinadas con altas tasas de inflación la última fase del gobierno Sarney.  Es así que el crecimiento cae para el 3,5% en 1987, el -0,1% en 1988, el 3,2% en 1989, el -4,3% en 1990, el 1,0% en 1991, el -0,5% en 1992.

Con la caída de Collor sube a la presidencia Itamar Franco que logra restablecer el crecimiento para el 4,9% en 1993, el 5,9% en 1994, cuando se aplica el plan real que logra contener la inflación cuando la coyuntura mundial ya había liquidadado todas las grandes inflaciones del mundo.  Sin embargo el equipo de Fernando Henrique Cardoso logra reestablecer a caída del crecimiento con el 4,2%, el 2,7%, el 3,3%, el 0,1%, el 0,8%, 4,4%, el 1,3%, el 1,9%, entre los años del 1995 y 2002.

Estos derrumbadores de crecimiento son los economistas del " desarrollo durable" que se pretendió realizar todo este tiempo sin ningún resultado.  Todos ellos aparecen en la prensa brasileña como excelentes y exitosos economistas.  !Dios mío! ?Hacia donde vamos a parar con tal falta de respecto a la verdad?

En resumen: Brasil podrá hacer parte del BRICAS y alcanzar las posiciones que los escenarios le atribuyen, pero nunca con estos "economistas".

- Theotonio Dos Santos es Profesor titular de la Universidad Federal Flumínense y director de la Cátedra y Red de la UNESCO y de la Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible (www.reggen.org.br) .

(Paper basado en las ideas presentadas al Seminario Internacional REGGEN 2005.)

https://www.alainet.org/es/articulo/126048
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