Por el acuerdo humanitario: no a la guerra, no al secuestro
29/01/2008
- Opinión
El Polo Democrático Alternativo convoca a una jornada por el Acuerdo Humanitario, contra la guerra y contra el secuestro, el 4 de febrero de 2008, a las 11:00 a.m., y para tales efectos invita a sumarse a las iniciativas de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Federación Colombiana de Educadores (FECODE), los Alcaldes de Bogotá, Cali y los gobernadores de Nariño, Santander y Cesar.
El Polo Democrático Alternativo juzga urgente en la presente coyuntura dar a conocer sin ambages cuál es su posición, ya que la marcha convocada por todos los medios de comunicación puede dar lugar a contradictorias interpretaciones y el Polo no puede permitir que su actitud se asuma ni como connivente con las FARC, el secuestro y los crímenes de guerra y lesa humanidad ni como apoyo al gobierno de Álvaro Uribe, al que se opone de modo inequívoco por su carácter autoritario y regresivo.
1. No podemos aceptar, por falso, el dilema que se les ha planteado a la ciudadanía y a la comunidad internacional como inexorable: o las FARC o el gobierno de Uribe.
2. Condenamos sin vacilación el secuestro y los demás crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por las FARC, atentatorios a la dignidad de la persona y a todos los derechos y bienes que de ella se derivan tales como la autonomía, la libertad, el derecho a no ser sometidos a tratos inhumanos y crueles y a no ser privados injustamente de la familia y la proximidad a los seres queridos.
3. Condenamos con idéntica fuerza a todos los grupos armados al margen de la ley, insurgentes y paramilitares, cuyos delitos atroces, de ser mostrados en imágenes dramáticas como lo han sido los secuestrados de las FARC, recientemente, tendrían que producir en todo el mundo igual sentimiento de repulsión y de condena.
4. Denunciamos y condenamos con indignación y tristeza las condiciones ignominiosas en que viven aproximadamente 4 millones de desplazados, producto del despojo violento de sus tierras por parte de grupos paramilitares y en ocasiones también de las guerrillas.
5. Denunciamos y condenamos aun con mayor vigor e indignación los crímenes horrendos cometidos por la fuerza pública mediante acciones monstruosas como las ejecuciones de campesinas y campesinos inocentes, de docentes y sindicalistas, presentados luego como insurgentes caídos en combate para materializar los siniestros “falsos positivos”.
Y los condenamos con más fuerza porque revelan la inversión horripilante que ocurre cuando quienes tienen a su cargo la protección de las personas, se tornan en sus verdugos despiadados.
6. Todo lo anterior delata sin atenuantes, la existencia de un conflicto armado que aqueja al país desde hace más de 40 años, negado maliciosamente por un gobierno que se obstina en escamotear el fenómeno para soslayar la exploración de sus causas y presentar la respuesta militar, atroz en muchas ocasiones, como la contribución de Colombia a la lucha contra el terrorismo global.
7. Señalamos entonces que el dilema explícita o implícitamente presentado como inexorable admite y reclama una tercera opción: el Estado social de derecho, bajo la forma política de la democracia participativa, plasmado en la Constitución del 91 que tan denodadamente se ha empeñado este gobierno en destruir, y que el Polo ha adoptado, en lo que atañe a su filosofía igualitaria y garantista, como su hoja de ruta.
8. Tenemos la firme convicción de que sólo mediante el reconocimiento honesto de la existencia del conflicto y de que hay en su origen factores sociales y económicos que es urgente enfrentar, es posible emprender el camino para ponerle término.
9. Afirmamos que el ejercicio legítimo de la fuerza del Estado debe estar precedido y acompañado de un propósito de diálogo dirigido a reconocer, sin reticencias, los graves errores en que han incurrido los actores y a sumar esfuerzos para construir, en el marco de un Estado con la soberanía recobrada, una sociedad justa que se parezca muy poco a la inicua y violenta que hoy tenemos.
10. Creemos necesario que mientras el fin anhelado de esta guerra inhumana que padecemos se logra, es preciso urgir la celebración de acuerdos humanitarios que mitiguen los crueles efectos de la confrontación bélica, dando efectividad a los Convenios y Protocolos de Ginebra y a nuestra propia Constitución Política y demandando simultáneamente que todos los secuestrados civiles (rehenes) en poder de los grupos irregulares alzados en armas sean puestos en libertad sin condiciones, tal como lo exige el Derecho Internacional Humanitario.
11. Piensa el Polo que en la prosecución de esos objetivos la comunidad internacional, los países amigos y particularmente nuestros vecinos, pueden cumplir tareas de acompañamiento, buenos oficios e intermediación con cuidadoso respeto por la soberanía del país y con un trato considerado y respetuoso de éste hacia aquellos que condesciendan en cumplir tal función.
12. Como vemos que no son todos éstos los objetivos y razones que convocan a la marcha que ha tomado fuertes visos de oficial, hemos resuelto manifestar en la misma fecha pero en otro momento con todas las organizaciones y personas que compartan nuestros propósitos, plasmados en las siguientes consignas:
¡No a la guerra!
¡No al secuestro!
¡Sí a la vida!
¡Sí a los acuerdos humanitarios!
¡Sí al diálogo que ponga término al conflicto!
Comité Ejecutivo Nacional del PDA, Bogotá, enero 28 de 2008
El Polo Democrático Alternativo juzga urgente en la presente coyuntura dar a conocer sin ambages cuál es su posición, ya que la marcha convocada por todos los medios de comunicación puede dar lugar a contradictorias interpretaciones y el Polo no puede permitir que su actitud se asuma ni como connivente con las FARC, el secuestro y los crímenes de guerra y lesa humanidad ni como apoyo al gobierno de Álvaro Uribe, al que se opone de modo inequívoco por su carácter autoritario y regresivo.
1. No podemos aceptar, por falso, el dilema que se les ha planteado a la ciudadanía y a la comunidad internacional como inexorable: o las FARC o el gobierno de Uribe.
2. Condenamos sin vacilación el secuestro y los demás crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por las FARC, atentatorios a la dignidad de la persona y a todos los derechos y bienes que de ella se derivan tales como la autonomía, la libertad, el derecho a no ser sometidos a tratos inhumanos y crueles y a no ser privados injustamente de la familia y la proximidad a los seres queridos.
3. Condenamos con idéntica fuerza a todos los grupos armados al margen de la ley, insurgentes y paramilitares, cuyos delitos atroces, de ser mostrados en imágenes dramáticas como lo han sido los secuestrados de las FARC, recientemente, tendrían que producir en todo el mundo igual sentimiento de repulsión y de condena.
4. Denunciamos y condenamos con indignación y tristeza las condiciones ignominiosas en que viven aproximadamente 4 millones de desplazados, producto del despojo violento de sus tierras por parte de grupos paramilitares y en ocasiones también de las guerrillas.
5. Denunciamos y condenamos aun con mayor vigor e indignación los crímenes horrendos cometidos por la fuerza pública mediante acciones monstruosas como las ejecuciones de campesinas y campesinos inocentes, de docentes y sindicalistas, presentados luego como insurgentes caídos en combate para materializar los siniestros “falsos positivos”.
Y los condenamos con más fuerza porque revelan la inversión horripilante que ocurre cuando quienes tienen a su cargo la protección de las personas, se tornan en sus verdugos despiadados.
6. Todo lo anterior delata sin atenuantes, la existencia de un conflicto armado que aqueja al país desde hace más de 40 años, negado maliciosamente por un gobierno que se obstina en escamotear el fenómeno para soslayar la exploración de sus causas y presentar la respuesta militar, atroz en muchas ocasiones, como la contribución de Colombia a la lucha contra el terrorismo global.
7. Señalamos entonces que el dilema explícita o implícitamente presentado como inexorable admite y reclama una tercera opción: el Estado social de derecho, bajo la forma política de la democracia participativa, plasmado en la Constitución del 91 que tan denodadamente se ha empeñado este gobierno en destruir, y que el Polo ha adoptado, en lo que atañe a su filosofía igualitaria y garantista, como su hoja de ruta.
8. Tenemos la firme convicción de que sólo mediante el reconocimiento honesto de la existencia del conflicto y de que hay en su origen factores sociales y económicos que es urgente enfrentar, es posible emprender el camino para ponerle término.
9. Afirmamos que el ejercicio legítimo de la fuerza del Estado debe estar precedido y acompañado de un propósito de diálogo dirigido a reconocer, sin reticencias, los graves errores en que han incurrido los actores y a sumar esfuerzos para construir, en el marco de un Estado con la soberanía recobrada, una sociedad justa que se parezca muy poco a la inicua y violenta que hoy tenemos.
10. Creemos necesario que mientras el fin anhelado de esta guerra inhumana que padecemos se logra, es preciso urgir la celebración de acuerdos humanitarios que mitiguen los crueles efectos de la confrontación bélica, dando efectividad a los Convenios y Protocolos de Ginebra y a nuestra propia Constitución Política y demandando simultáneamente que todos los secuestrados civiles (rehenes) en poder de los grupos irregulares alzados en armas sean puestos en libertad sin condiciones, tal como lo exige el Derecho Internacional Humanitario.
11. Piensa el Polo que en la prosecución de esos objetivos la comunidad internacional, los países amigos y particularmente nuestros vecinos, pueden cumplir tareas de acompañamiento, buenos oficios e intermediación con cuidadoso respeto por la soberanía del país y con un trato considerado y respetuoso de éste hacia aquellos que condesciendan en cumplir tal función.
12. Como vemos que no son todos éstos los objetivos y razones que convocan a la marcha que ha tomado fuertes visos de oficial, hemos resuelto manifestar en la misma fecha pero en otro momento con todas las organizaciones y personas que compartan nuestros propósitos, plasmados en las siguientes consignas:
¡No a la guerra!
¡No al secuestro!
¡Sí a la vida!
¡Sí a los acuerdos humanitarios!
¡Sí al diálogo que ponga término al conflicto!
Comité Ejecutivo Nacional del PDA, Bogotá, enero 28 de 2008
https://www.alainet.org/es/articulo/125403?language=en
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