Manifiesto Contra Todas las Formas de Violencia Contra las Mujeres
- Opinión
Puente de San Miguel- Rumichaca
Frontera Colombia Ecuador-
En el marco de la conmemoración del día internacional del No a la violencia contra las mujeres, La Organización Femenina Popular (OFP), Las Mujeres y Organizaciones Ecuatorianas y la RUTA PACÍFICA DE LAS MUJERES COLOMBIANAS unidas en un encuentro sororo en el Movimiento de Mujeres Contra la Guerra y las violencias y con mujeres ecuatorianas, manifestamos:
A todas las mujeres aquí presentes, a las ausentes, a sus organizaciones sociales y políticas, a las autoridades de Ecuador y Colombia, en cabeza de sus presidentes Rafael Correa y Álvaro Uribe Vélez, a la Comunidad Internacional, a todo el pueblo de mujeres y hombres reunido en este territorio del Sur de Colombia, que les queremos entregar nuestro manifiesto, nuestras voces y el llamado a la conciencia frente a todos los horrores de la guerra que se están viviendo en este lugar del país.
Hoy 25 de Noviembre día del No a la violencia contra las mujeres, queremos retomar la conmemoración de esta fecha, de lo que en 1981 el naciente movimiento social de mujeres definió en el primer encuentro feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Bogotá en homenaje simbólico a la muerte y asesinato de las hermanas Mirabal de Republica Dominicana y a todas las mujeres violentadas del mundo.
Hoy también nosotras lo conmemoramos en el Sur de Colombia con nuestras hermanas Ecuatorianas en homenaje a la semilla libertaria de, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, Manuelita Sáenz, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, Policarpa Salavarrieta, Manuela Beltrán, Flora Tristán, María Cano, Manuela Ramos, las luchadoras sufragistas latinoamericanas y a todas esas mujeres populares, campesinas, afrodecendientes, indígenas, jóvenes y feministas que nos han dejado el legado de la rebeldía y la insumisión al sistema patriarcal.
Hoy, hermanadas y hermanados por este espíritu que le hemos impreso las mujeres a la historia de nuestros países, con nuestras luchas por lograr la transformación de nuestras necesidades como mujeres y como países hermanos, pero también por los corajes, las valentías que nos convocan a juntar nuestras apuestas en la construcción del sueño de resistencia pacífica de las mujeres Ecuatorianas, Colombianas y latinoamericanas; traemos con esta movilización no violenta de mujeres, nuestro abrazo solidario y sororo, en la conmemoración del día internacional de la No violencia Contra las Mujeres, por la vida, por la dignidad y la soberanía de las mujeres y de los pueblos.
En Colombia, la vindicación feminista y de las mujeres por una vida libre de violencias para las mujeres, es de larga trayectoria, se podría afirmar que data desde el momento en el cual las mujeres tenemos conciencia de nuestra situación de opresión y subordinación y decidimos vivir en rebeldía y desobediencia contra la cultura patriarcal. La desobediencia ha sido y es el mecanismo que el feminismo y las mujeres hemos utilizado para protestar y rebelarnos contra las normas, leyes y formas de vida impuestas por dicha cultura. La desobediencia ha sido pacífica y noviolenta, manteniendo siempre una actitud de protesta y de rebeldía contra la autoridad patriarcal, con el propósito de poner fin a su opresión, subordinación y explotación y de exigir un mundo a la medida de las mujeres.
Como feministas y como mujeres organizadas hacemos el llamado a subvertir y transformar la sociedad y la cultura patriarcal y a transformar su visión y acción androcentrica (lo masculino como el centro y medida) y su autoritarismo, mediante actos públicos y privados, noviolentos, conscientes y políticos, con el propósito de buscar transformaciones en el conjunto de las relaciones de poder y con el objetivo de construir otras maneras diferentes a la estrategia utilizada por el patriarcado.
En contextos políticos de represión, tortura, desapariciones forzadas y cierre a las libertades individuales, las feministas y las mujeres nos tomamos las calles, las noches, los muros de las ciudades y los pueblos, para desde allí ejercer nuestro sagrado derecho a la rebeldía y para desafiar al patriarcado. Se han juntado las ganas, los deseos, las necesidades y las ausencias y continuamos como nuestras ancestras feministas hablando en primera persona. Sacamos de nuestros diarios, cuerpos y experiencias el dolor producido por las violencias vividas. Señalamos en tono desafiante y decidido el desprecio del patriarcado por las mujeres y le dimos nombre a nuestra opresión y subordinación.
Las feministas, no tuvimos miedo de hacer el ridículo ante los ojos de los varones pero si temimos vernos ridículas ante los ojos de las otras mujeres y finalmente reencontrarnos como una deuda, como un vinculo por el dolor vivido, por las mordazas que nos inmovilizaban, por las rebeldías compartidas.
Feminismos y movimiento hechos realidad, experiencias puestas en común, denuncias, encuentros y desencuentros, fuerza y ganas para colocar en lo público lo no-nombrado, lo oculto, lo invisible: la violación contra las mujeres, las violencias en sus múltiples formas y escenarios, los efectos en el cuerpo y vida de las mujeres por los abortos clandestinos, las esterilizaciones forzadas, el amor entre las mujeres, las violencias perpetradas por los actores armados. Con creatividad y un deseo presente en cada poro de la piel las mujeres y las feministas colombianas nos dimos a la ardua tarea de construir por más de 26 años el 25 de noviembre como el día internacional del No a la violencia contra las mujeres. Ha sido y es una acción de la política de crédito-deuda con nosotras y con las otras, con todas las mujeres que en sus cuerpos, almas, sueños y esperanzas les ha quedado marcada las violencias perpetradas contra nosotras. Y desde el 25 de noviembre de 1981, la calle ha sido el espacio privilegiado para conmemorar el Día Internacional del No a la Violencia, haciendo carne lo personal como una acción política.
Por ello nuevamente las mujeres de la Organización Femenina Popular (OFP), Las Mujeres y organizaciones Ecuatorianas y la Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas, continuamos con nuestras acciones de rebeldía aunando con mujeres de diferentes rincones del país y del Ecuador urdiendo la esperanza en un país en guerra, y desandando los militarismos que pueblan nuestra memoria, nuestros cuerpos, nuestras ideas y nuestras razones, militarismos que generan violencias, que colonizan nuestro sueño de un país distinto, militarismos que privilegian el uso del totalitarismo, de las armas, de las violencias, de la posesión del cuerpo de las mujeres, del uso de la fuerza y de la muerte. Por eso, unidas desde puntos equidistantes estamos en el Puente Internacional de Rumichaca, nos encontramos acompañando y acompañadas solidariamente mujeres colombianas y mujeres ecuatorianas, mujeres desplazadas y refugiadas que viven en el Ecuador.
Al sur, en la frontera de Colombia y Ecuador, por la irracionalidad de la postura guerrerista y su estrategia de la violencia que obliga a salir y abandonar los territorios, más de 250.000 mil personas se han desplazado: indígenas, mujeres, afro descendientes, varones, niñas y niños han tenido que huir de la guerra; y a su paso, en cada huella huida, la incertidumbre, el miedo, la estigmatización y la preocupación.
En este territorio compartido hoy por nosotras, miles de mujeres han sido desterradas y desplazadas forzosamente a otro país y a dar pasos agigantados para que fueran y sean reconocidas como refugiadas. Otras, aunque salieron en condiciones similares esperan como Penelopes, tener el refugio. Pero hay otras, en este devenir, las que ni esperan, ni son, porque hacen parte de la travesía y el éxodo de las negadas, de las que nadie quiere, de las que poco escuchan y cuya historia fue invisibilizada.
Ellas, como nosotras, nos rebelamos y buscamos salidas noviolentas a una guerra que no hemos elegido y que no hacemos y continuamos denunciando sin vacilación la disputa de nuestros territorios, sus recursos y su biodiversidad que los actores armados hacen a nombre de los grandes poderes; el que nuestros cuerpos y el de nuestras hijas continúen siendo botín de guerra y “su propiedad”, porque la violación sexual continua siendo un arma de guerra y actúa como amenaza a toda una comunidad, porque deja marcas irreparables en la vida de las mujeres y sienta los precedentes para continuar profundizando la cultura patriarcal que se apropia y domina la vida, las mujeres, la naturaleza y los pueblos.
También con esta Movilización de mujeres rebeldes e insumisas nos oponemos a todas las negociaciones que se hacen a espaldas de nosotras y del país en general como son:
- La construcción del canal interoceánico BELEN-DOPARA-TUMACO. – que bajo el pretexto de crear la intercomunicación entre Nariño-Putumayo-y Brasil, acabará con Reservas de flora y fauna de toda esa región.
- La explotación maderera de nuestros campos, para ser reforestados con la siembra de palma aceitera, caucho o cacao como parte de los megaproyectos de las multinacionales, convirtiendo nuestros campos en territorios de saqueo.
- La extracción de los recursos naturales y la biodiversidad, atentando contra la herencia de nuestros pueblos y generaciones futuras de mujeres y hombres, la naturaleza y el medio ambiente.
- La construcción del gasoducto –Venezuela- Colombia- Ecuador, sin consulta y negociación con las ciudadanas y ciudadanos.
Nos oponemos radicalmente a la creciente militarización, donde la salida guerrera parece convertirse en la única solución. Familias completas cercadas por las fumigaciones sin tener otra opción que desplazarse del territorio y despojadas de lo poco o mucho que tenían y vulneradas en sus derechos fundamentales, en su derecho a vivir con dignidad, sin guerra y violencias. Porque detrás de los desplazamientos, del despojo de las tierras, hay intereses económicos trasnacionales y nacionales, de quienes utilizan los diferentes ejércitos y su trabajo sucio para instalar el terror y el miedo y hacer que muchas familias, mujeres con sus hijos e hijas, comunidadades enteras de pueblos afro descendientes, indígenas y campesinas salgan corriendo. Sobre estas vidas, sobre sus esperanzas, sobre las comunidades se erige una estrategia de guerra que beneficia a los más poderosos.
Nos seguimos movilizando desde muchas regiones de Colombia, en acto de desobediencia civil porque continúan las violaciones a los Derechos Humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario cometidas contra las mujeres y las poblaciones rurales y urbanas, por parte de agentes del estado y por parte de los diferentes grupos armados que existen en Colombia.
Porque el segundo Plan Colombia tiene efectos generando éxodo, miseria, violencias, hambre, militarización e inseguridad en este territorio y sobre las mujeres y las comunidades que viven en la Frontera Colombo-Ecuatoriana, como por ejemplo la comunidad de Sucumbio articulada a esta movilización, la cual vive los efectos de ser receptora de los desplazamientos de Colombia.
Porque las desplazadas y los desplazados hacia el Ecuador, son estigmatizados y señalados como delincuentes por provenir de Colombia. Son señaladas y señalados, convertidos y convertidas en amenazas latentes, sin preguntarse qué fue lo que genero tal problemática, qué esta ocurriendo en el vecino país… quiénes las y los están despojando y sin generar alternativas de apoyo, protección, verdad, justicia y reparación para con las mujeres y las comunidades en general.
Por todas esas razones, hoy volvemos a desandar los caminos de nuestro país hacia el sur en Movilización Binacional a la frontera Colombia- Ecuador, continuando con nuestras acciones de rebeldía. Las mujeres pazharemos para visibilizar la situación de desplazamiento y refugio de las personas y en especial de las mujeres en el sur del país.
Por esto decimos:
Basta ya de hablar en nuestro nombre, Basta ya de impunidad, Basta ya de atropellos, Basta ya de violencias que nos ultrajan, Basta ya a la negación de nuestros derechos, Basta ya al uso de la fuerza física, psicológica, al amedrantamiento, a la manipulación del cuerpo y vida de las mujeres, de nuestras familias y comunidades. Basta ya a seguir robándonos las posibilidades de construir el país que queremos, el país que soñamos, el país que necesitamos las mujeres.
Nos rebelamos y nos hacemos insumisas al sistema, porque las violencias contra las mujeres y los asesinatos sistemáticos de las mujeres hoy recrudecidos, están a la orden del día y se intensifican en contextos de guerra sin verdad, sin justicia ni reparación. Porque muchas mujeres, que cruzan la frontera, con ninguna posibilidad de sobrevivencia y de rehacer la vida, se ven forzadas a prostituirse sin tener las garantías de vivir una vida digna.
Nos rebelamos a que en este contexto político y social de Colombia, el gobierno de nuestro país carezca de una política integral de paz, niegue la solución política y social del conflicto armado y rompa los intentos de negociación del acuerdo humanitario que se venían haciendo por parte de la representante por Colombia Piedad Córdoba y el gobierno Venezolano; negando además a nivel internacional la existencia de dicho conflicto político, social y armado, las consecuencias de la militarización, las fumigaciones, y la aplicación de la política de seguridad democrática; sumado a las acciones de los actores armados que profundizan la crisis humanitaria y ponen en riesgo la vida de las mujeres y de las comunidades.
Por todo lo anterior, nuestras vindicaciones y exigencias hoy, en el marco del 25 de noviembre de 2007 son:
- La solución política al conflicto armado y social del país.
- El acuerdo humanitario ya y su solución política.
- Que el gobierno colombiano y ecuatoriano respete los compromisos y acuerdos internacionales en lo referente a la protección de los derechos de las mujeres y de las víctimas de las violencias y del destierro y desplazamiento forzado.
- Que el Gobierno cumpla con las normas nacionales e internacionales como Ley 70 y el convenio 169 de la OIT que ordena la consulta y negociación previa a las comunidades, ciudadanas y ciudadanos para la implementación de megaproyectos en el país y específicamente en la región.
- Garantía para las mujeres del derecho a la justicia, la verdad, la reparación y la no repetición de los hechos violentos.
- Garantías pare el goce efectivo de los derechos de las mujeres y cumplimiento del Estado Colombiano de la Sentencia T 025 de la Corte Constitucional
- Comprometerse por parte de los dos gobiernos de Colombia y Ecuador, con las propuestas de las mujeres de ambos países recogiendo la situación y problemática del destierro, el desplazamiento forzado, el exilio y el refugio.
- El inicio de una Mesa de interlocución Binacional y el establecimiento de mesas de trabajo regionales como un aporte y resultado del proceso que ha llevado esta movilización de mujeres.
- A la comunidad Internacional, solicitarle apoyo, veeduría, seguimiento y acompañamiento en relación a la situación de las mujeres refugiadas y a la crisis humanitaria de las mujeres desplazadas y refugiadas.
Firman el anterior manifiesto:
Mujeres y organizaciones Ecuatorianas
Organización Femenina de Barrancabermeja (OFP)
Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas
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