Instinto autoritario?

11/10/2007
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Cuando querrá Dios del Cielo,
que la tortilla se vuelque.
Que los pobres: coman pan,
y los ricos: mierda, mierda.
Canción de la guerra civil española

Diego Oquendo, en servicio a sus patrones actuales los Wrigth[1] -uno de los grupos familiares más poderosos del Ecuador desde el inicio de la República, cuando con el ejercito del Libertador arribó su antecesor Thomas Wrigth Montgomery, quien casó en 1931 con María de los Angeles Rico y Rocafuerte, sobrina del ex presidente Vicente Rocafuerte- se ha atrincherado en consuno con la ultraderecha ecuatoriana, para atacar al Presidente Rafael Correa, acuñando, entre otras tonterías, la acusación de que éste sufre de “instinto autoritario” como en forma reiterada lo hace en su programa diario. Y es que Oquendo, como es habitual en él, recurre a tonterías cuando de mejor servir se trata. Como no calificar así a su afirmación, a la luz de los siguientes conceptos elementales:

1. Instinto se define como pauta hereditaria de comportamiento. ¿Es que Oquendo entiende lo brutal de la agresión en contra de la familia Correa Delgado y todos sus antecesores cuando se permite tal aseveración?;

2. Es universal y común a toda la especie, de lo que se deriva que todos los hombres adolecemos, según Oquendo, por cierto, de “instinto autoritario”. En términos nacionales todos los ecuatorianos hemos heredado el “instinto autoritario como pauta de comportamiento”, según Diego Oquendo. ¡Nada más ni nada menos!;

3. Los instintos humanos reconocidos por la biología son el gregario, el de supervivencia y el de reproducción. A ellos Freud añade el instinto sexual y el de la muerte. En consecuencia señor Oquendo, su “aporte”, que seguramente lo supone superlativo, no es más que una superchería para manipular la opinión pública.

Dada la torpeza de Diego Oquendo, que por su fragilidad no debe ser objeto de esta artículo, nos resta por descubrir cual es la razón para esos anómalos, agresivos y excesivos epítetos contra el Presidente Correa. La razón es evidente: se les viró la tortilla. Simplemente ello. Pruebas al canto.

Cuando en esta democracia representativa pactada, esto es una democracia en que las clases dominantes acordaron sus reglas, cuando se cometían atropellos, Oquendo y compañía las denominaban “ejercicio de autoridad”;

Cuando los trabajadores y obreros iniciaban una huelga, reclamaban por atropellos a la “majestad de la autoridad”;

Cuando desmantelaban la propiedad de la sociedad en su conjunto y le entregaban a sus mandamases de turno, le calificaban como procedimiento adecuado para “reducir las dimensiones de un Estado obeso”.

Al inicio de clase en que se constataban las infames condiciones en que operaban la mayoría de escuelas públicas, demandaban y justificaban los aportes de los padres en cumplimiento del “proceso autogestionario”. Esto es el método utilizado para iniciar la privatización en la educación y salud pública.

Cuando se eliminaba el riesgo en las inversiones de las empresas petroleras transnacionales, al establecer que el estado deberá pagar cuando el precio era menor a 24 dólares inicialmente pactados, como es el caso de los contrato de asociación vigentes, lo calificaban como “acción adecuada para incentivar la inversión extranjera”.

Si los obreros y trabajadores de los sectores públicos iniciaban un paro preventivo, ponían el grito en el cielo, e incitaban a que se “cumplan las normas constitucionales”. Más cuando se violaba la Constitución a favor de sus poderosos patronos, ello respondía al “interés nacional”.

Si los indios iniciaban sus protestas, a las que nos sumábamos la mayoría de ecuatorianos mestizos en contra de la firma del TLC, en tono apocalíptico nos advertían de las “ingentes pérdidas que ello ocasionaría al país”, ocultando incluso que las pérdidas no tenían la magnitud que anunciaban.

Cuando se anuncia que no se renovará el inconstitucional e ilegal Convenio de la Base de Manta, en defensa de la Soberanía Nacional, “solicitan cautela”, ante la posibilidad dicen de que los Estados Unidos, sus amos de siempre, adopten represalias, sin reparar en la humillación que ello implica.

Si el Presidente Correa adopta medidas de emergencia para atender los sectores de salud y educación, si se vende urea a precios subsidiados, si se eleva el subsidio a los más pobres, nos asaltan enloquecidos con el demonio del “neopopulismo que afecta al equilibrio de las finanzas públicas”.

Cuando reconocemos que desde hace 77 años en las constituciones del Ecuador consta que las tierras que no cumplen con su función social, deben revertirse al Estado, y que esa norma nunca aplicada y que hoy se aplicará como corresponde, saltan embravecidos en “defensa de la propiedad privada”.

Hoy, cuando la tortilla empieza a voltearse y los pobres inician el camino hacia el pan, los Oquendo y compañía agraden al Presidente Correa sin miramiento, “con tontería y todo”.

Más, su comportamiento es explicable: el miedo a perder sus prebendas y privilegios, los aterra. No poder utilizar más el poder político para sus intereses privados, les llama al combate para recuperarlo. Ante ello, no sólo es menester descubrir la verdadera catadura de los Oquendos y compañía. Es prioritario alinearnos y participar activamente en los combates para recuperar el pan y devolverlo, a quienes desde siempre lo amasaron y amasan: la mayoría del pueblo ecuatoriano.


Quito, 12 de octubre del 2007.

Nota

[1] La familia Wrigth es hoy la principal accionista de Radio Visión.

https://www.alainet.org/es/articulo/123741?language=en
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