Tiburones defienden tiburones

04/08/2007
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Quito

Cuando la oposición agudiza y crispa su rabiosa operación, toda acción u omisión es buena para desatar la crítica mordaz.

Cualquier rotativo grande de circulación nacional (El Comercio, El Universo, Expreso, Hoy), así como los canales de TV (Teleamazonas, Ecuavisa) sus noticias y comentarios tienen una evidente carga para agredir, criticar y condenar a Correa y su régimen.

Eso es lo que se está sintiendo cuando los tiburones que manejan la prensa-tv-radio desatan su verborrea porque se les ha desatado un sorpresivo y apasionado amor por los peces.

Parte de la manipulación en las críticas es confundir lo que pasa en Galápagos y lo que sucede en la costa continental, especialmente en Manta.

Sobre esto de la pesca de tiburcios, los tiburones humanoides de la oligarquía comunicacional nunca dijeron antes, con la agresividad y permanencia de ahora, una sola palabra.

Si usted abre Google en el Internet puede en pocos minutos conocer lo que pasa en el mundo con la pesca de tiburones y de la criminal finning que es la pesca de aletas, porque el cuerpo del animal agonizante es lanzado al mar para que termine muriendo en el fondo del océano.

Se puede enterar que hay 470 especies de este pez y que sus aletas se comercializan como si fueran drogas, porque está prohibida su captura y así como la mayor parte de la cocaína y la marihuana se consume en los países del primer mundo, las aletas se comercializan por miles de toneladas. Los mayores consumidores son Hong Kong, Francia, España. En el año 2000 se compró 77 mil toneladas de puras aletas. En los balnearios del 1er. mundo se colocan redes para proteger bañistas y en ellas se enredan centenares de tiburones que mueren sin atenuantes. Y de Latinoamérica el país en el que se registra la mayor pesca finning es Costa Rica.

El organismo que controla la depredación de especies es la FAO, que pertenece a las Naciones Unidas e introduce el concepto de “pesca responsable” o casual o accidental, que hacen los pescadores artesanales en todo el mundo con canoas o pangas abiertas de pequeño calado y sin aparejos especiales.

Comparado con el tráfico de las drogas, no se considera al pescador artesanal como un "traficante", sino como aquella persona que es detenida con una cantidad mínima de cocaína o marihuana para consumo personal y eso no es delito.

En uno de los programas de Radio Democracia, en un panel sobre esto de los tiburones, participó un invitado que habló con acento extranjero, racionalmente sostuvo que el decreto de Correa se alineaba con las políticas emanadas por las Naciones Unidas, a través de la FAO. Pero los tiburones que allí peroraban ni siquiera lo escucharon y siguieron irresponsablemente, sin ningún conocimiento, agrediendo por agredir.

La lucha en la humanidad es permanente contra los depredadores de peces y de otros animales de la fauna que pueden desestabilizar el ecosistema de la naturaleza, pues casi siempre quienes agreden y destruyen el medio ambiente, lo hacen por esa voracidad de enriquecimiento que caracteriza al mundo capitalista.

No es lo mismo una empresa que arrasa con los bosques para convertir la madera en papel, y comete un grave delito frente a un campesino que se ve obligado a usar leña para cocinar, porque no tiene otro combustible alternativo (electricidad, gas o diesel).
Tampoco es lo mismo un traficante de drogas que contrabandea su veneno en grandes barcos y aviones con la complicidad de autoridades de control de los Estados Unidos y Europa, que un pobre individuo que cayó en las garras del vicio y que carga en su bolsillo un paquetito de droga para autoconsumo.

Finalmente, tampoco es comparable la depredación que con el finning hacen las grandes empresas de pesca de alta mar, que recaudan toneladas de sólo aletas, a lo que puede capturar un pescador artesanal que, además, puede y debe ser controlado, cuando llega con su canoa o panga a la orilla del mar, en las playas desde donde salen y habitan en extrema pobreza, los que capturan unas pocas unidades, que puede ser de forma casual o intencional, pero que de ninguna manera inciden en el brutal comercio internacional delictivo de esa pesca depredadora, en el que Ecuador participa con menos del 1% de la captura mundial.

En el colmo de la ridícula acción distorsionante de la oposición, un tiburón guayaquileño, también llamado pelucón, está exhibiendo gratuitamente en un costoso cine la afamada película "Tiburón" que nada tiene que ver con la pesca finning o con la artesanal (casual o responsable, según la FAO) pero que puede ayudar en la promoción de los ataques contra el régimen, que está tratando de hacer justicia para que los pescadores artesanales no sean tratados como delincuentes cuando comercializan unas pocas aletas mientras las grandes empresas de tiburones antropófagos humanoides pasan desapercibidos gracias al silencio sobornado de los verdaderos tiburones, disfrazados de personas.
https://www.alainet.org/es/articulo/122548

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