El método noruego:
Sobre política de alianzas y experiencias de lucha contra el neoliberalismo
26/06/2007
- Opinión
A pesar de la ofensiva neoliberal que aún asola nuestros países, los movimientos y la izquierda en Noruega han tenido algunos éxitos en los últimos años. Se han construido nuevas alianzas no tradicionales. Se han desarrollado nuevos métodos de trabajo. Se han logrado algunas victorias importantes. Hemos conseguido empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda en algunos temas importantes.
En 2005 nos deshicimos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca nuestro país, y lo reemplazamos por un gobierno de centro izquierda, con participación del Partido Laborista (socialdemócrata), el Partido del Centro (1) y el Partido de la Izquierda Socialista. La plataforma política de este gobierno de coalición es probablemente la más progresista en la Europa de hoy (2).
En el marco de la correlación de fuerzas desfavorable que prevalece hoy en la sociedad, estos son logros importantes, y nuestros compañeros de otros países han expresado gran interés por las experiencias noruegas en estas áreas. Por lo tanto puede resultar útil analizar más en profundidad lo que ha sucedido, lo que se ha logrado, y lo que hemos aprendido de las experiencias concretas –de las buenas y de las malas.
El contexto político
Cuando comenzaron a desarrollarse estas nuevas tendencias en la izquierda política durante la década de 1990, la situación en Noruega se caracterizaba también por la existencia de una ofensiva neoliberal. Las privatizaciones y licitaciones competitivas eran los temas centrales de la agenda. Los servicios públicos sufrieron el ataque. El movimiento sindical estaba a la defensiva. La desregulación y los ataques generalizados al sindicalismo y los derechos de los trabajadores no encontraron mayor resistencia, entre otras cosas porque se negociaban concesiones y se entregaban posiciones en las mesas de negociación. Un movimiento obrero relativamente despolitizado, des-radicalizado y burocratizado fue tomado por sorpresa por la ofensiva neoliberal, y la ideología del pacto social no fue capaz de explicar las nuevas políticas agresivas de las fuerzas capitalistas. Como resultado, se produjo una gran confusión ideológica y se recibieron golpes muy duros.
El liderazgo socialdemócrata "pragmático y realista" siguió las tendencias políticas dominantes y adoptó muchas de las ideas neoliberales. El clímax de este proceso en Noruega se alcanzó cuando un gobierno laborista llevó adelante en 2000-2001 algunas de las reformas de mercado más importantes de los tiempos modernos. Allí se concretó la privatización parcial de la empresa estatal de telecomunicaciones (Telenor) y de la empresa petrolera estatal (Statoil), y también se reestructuró todo el sector hospitalario en base a un modelo orientado al mercado. Al mismo tiempo, el Partido habilitó la licitación competitiva para los servicios públicos a nivel municipal.
La reorientación del movimiento sindical
En esta situación, algunos compañeros y compañeras dentro del movimiento sindical comenzaron a reevaluar sus políticas. El Sindicato de Empleados Municipales y Generales y su Presidente, Jan Davidsen jugaron un rol decisivo en estos acontecimientos –además de numerosos consejos obreros locales y ramas sindicales. Reconocieron que el movimiento sindical enfrentaba una situación nueva, y defensiva, y comenzaron a discutir y a analizar nuevas formas de enfrentar y detener la ofensiva neoliberal.
Se identificaron, en forma más o menos clara, nuevos objetivos, que se pueden resumir en los siguientes puntos:
- detener la política privatizadora
- cambiar la opinión pública
- torcer la hegemonía política hacia la izquierda
- empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda
´- crear una alianza de mayoría de centroizquierda en el Parlamento
- cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad.
En otras palabras, ya no se trataba sólo de una lucha sindical estrechamente concebida, sino de un proyecto más amplio y general para cambiar la sociedad. Entre otras cosas, la derechización del partido socialdemócrata fue un elemento importante que hizo necesario que el movimiento sindical asumiera una responsabilidad política de mayor envergadura. La situación exigía una renovación –organizativa además de política.
Distintas corrientes e iniciativas de izquierda en el movimiento sindical, así como en los movimientos aliados, han seguido de muchas maneras este camino, y en una evaluación retrospectiva, podemos identificar cuatro pilares centrales que han contribuido a obtener resultados positivos:
1. Poner el énfasis en nuestros propios análisis –nuestra comprensión de los acontecimientos actuales.
2. La construcción de nuevas alianzas, amplias y no tradicionales.
3. La generación de alternativas concretas a la privatización y a la mercantilización.
4. El desarrollo de los sindicatos como actores políticos independientes.
A continuación, presento un análisis de estos cuatro pilares y de lo que se ha conseguido a partir de la reorientación de una parte (todavía minoritaria) del movimiento sindical –así como de las fuerzas y movimientos aliados.
Nuestro propio análisis
Es importante realizar un análisis exhaustivo de las relaciones económicas y sociales imperantes ya que esto resulta decisivo para el desarrollo de estrategias y alternativas. Por este motivo, hemos elaborado documentos de análisis, y organizamos proyectos de formación de carácter amplio para poder explicar y difundir en qué consiste realmente la ofensiva neoliberal mundial. La cuestión del poder social ha sido el centro de este proceso, y se ha enfatizado que detrás de la noción, aparentemente neutral, de la "globalización", existe en curso una enorme lucha de intereses. Hoy, esta lucha, a través de la desregulación, las privatizaciones y la actual orientación de mercado, socava la democracia y nos lleva a un enorme giro negativo en la correlación de fuerzas en la sociedad.
Por supuesto, también ha habido luchas internas políticas e ideológicas en este proceso –tanto dentro del movimiento sindical como en la izquierda política. La globalización presentada por los neoliberales como un proceso inmodificable, que encuentra su expresión más fuerte en las palabras de Margaret Thatcher "No hay alternativa) (TINA por sus siglas en inglés), había ganado pie también en porciones importantes del movimiento sindical, así como en los partidos políticos de la izquierda tradicional. "La globalización ha llegado para quedarse" se había transformado en una expresión muy corrientemente formulada, y el corolario implícito era que el movimiento sindical tendría que aceptar ese hecho y adaptarse. De esta forma, el aumento de la competitividad se transformó en la principal estrategia para asegurar los puestos de trabajo. Las políticas de privatización, en el mismo sentido, también fueron interpretadas como una modernización necesaria de un sector público demodé y burocratizado.
Esta actitud aprehensiva fue rechazada por el sindicato de los trabajadores municipales y por muchas otras alianzas e iniciativas que se crearon. A través de la producción de pequeños folletos, la organización de nuestras propias conferencias, la participación en incontables reuniones y eventos de otras organizaciones, así como en el debate público general, quienes participamos en la alianza conocida como Campaña por el Estado de Bienestar (ver más adelante) planteamos otra visión muy distinta, centrada en la cuestión del poder social, la resistencia y las alternativas.
Alianzas sociales amplias
El cambio general de la correlación de fuerzas en la sociedad también llevó a la comprensión de que era necesario construir nuevas alianzas fuertes y amplias dentro del movimiento sindical y entre los sindicatos y otras organizaciones y movimientos. La Campaña por el Estado de Bienestar (3) fue uno de los resultados de esta reorientación, cuando seis sindicatos nacionales del sector público –tanto independientes como asociados a la mayoritaria Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega—unieron sus fuerzas en 1999 para luchar contra los ataques constantes a los servicios públicos (4). El Sindicato de Empleados Municipales y Generales noruego fue el que inició el proceso, y seis sindicatos se unieron a éste más adelante y luego otros nueve –la mayoría de ellos del sector privado- al igual que los sindicatos de productores rurales y la asociación nacional de jubilados, y organizaciones de mujeres, estudiantes y usuarios. En su máxima expresión esta alianza reunió 29 organizaciones, que juntas representaban más de un millón de miembros (y esto no es para nada menor en un país con 4,5 millones de habitantes).
También se tejieron alianzas en otros ámbitos. A medida que la situación financiera de las municipalidades se fue restringiendo cada vez más a consecuencia de haberse producido una redistribución general de la riqueza desde el sector público al sector privado durante la década de 1990 (5), se generalizó el descontento entre los políticos locales. Un número cada vez mayor de alcaldes presentó peticiones y se organizaron muchas manifestaciones contra el presupuesto anual del Estado formulado por el gobierno nacional. En la Campaña por el Estado de Bienestar consideramos que la situación estaba madura para organizar una oposición aún más amplia. Conjuntamente con algunos alcaldes y movimientos populares locales (6), en 2002 tomamos la iniciativa de organizar el Movimiento Popular por los Servicios Públicos. Se creó un Comité Coordinador donde participaron representantes de todos los grupos involucrados. En el correr de un año, 90 de las cerca de 430 municipalidades de Noruega ya habían adherido a la acción. Ésta fue la primera vez que las municipalidades se habían organizado en una acción fuera de las estructuras formales (La Asociación Noruega de Autoridades Locales y Regionales es su agremiación profesional), y esto contribuyó significativamente a aumentar la presión sobre el gobierno nacional y el parlamento.
Antes de la 5ª Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en diciembre de 2005 en Hong Kong, la Campaña por el Estado de Bienestar emprendió una nueva iniciativa para generar una alianza de organizaciones más amplia con más de 800.000 integrantes, en apoyo a una declaración que exigía la ruptura con las políticas de comercio neoliberales. Los sindicatos y las organizaciones de agricultores fueron quienes sostuvieron esta iniciativa, que luego fue continuada a través de la red noruega de la Campaña contra el Libre Comercio. Muchas de las fuerzas impulsoras de esta alianza fueron las mismas que unos años antes habían impulsado el Foro Social de Noruega –que fuera la parte noruega en el nuevo movimiento por la justicia social y la solidaridad y contra el neoliberalismo y la guerra. A través del desarrollo de estos procesos de alianza se produjo una radicalización de los participantes.
La iniciativa de crear una alianza parlamentaria entre el Partido Laborista, el Partido del Centro y el Partido de Izquierda Socialista también se generó en las mismas coordenadas. Hasta un año antes de las elecciones parlamentarias de 2005, el liderazgo del laborismo rechazaba por completo la posibilidad de formar un gobierno de coalición junto con el Partido de Izquierda Socialista. Fue el movimiento sindical el que llevó a buen puerto esta alianza, ya que con el pasar del tiempo, también la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega se sumó con todo su peso al proyecto. En 2001, la mayoría del congreso de esta organización decidió –contra la recomendación del Comité Ejecutivo—apoyar financieramente no sólo al Partido Laborista, sino que, por primera vez en la historia, también al Partido de Izquierda Socialista. Para el siguiente congreso, cuatro años después, también la dirección había cambiado su posición política en este tema y el líder del Partido de Izquierda Socialista fue invitado a hablar en el congreso. El sindicato de los trabajadores municipales comenzó a promover reuniones de contacto entre el Partido de Izquierda Socialista y el Partido de Centro, además del Partido Laborista. Junto con el aumento de los porcentajes de apoyo al Partido de Izquierda Socialista en las encuestas en ese momento, esto generó una presión sobre la dirección del Partido Laborista.
En Oslo se generó otra alianza antes de las elecciones parlamentarias de 2005 –centrada en la necesidad de una nueva orientación política (7). En ella participó una amplia gama de organizaciones: el consejo obrero local, Attac Noruega, la Campaña por el Estado de Bienestar, el Consejo Noruego para África, el Comité de Solidaridad con América Latina, la organización juvenil de Salvemos los Niños y un par más de sindicatos. Bajo el paraguas de Oslo2005, estas organizaciones unieron sus fuerzas para exigir el fin de las políticas neoliberales llevadas adelante por los distintos gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, durante los 20 o 25 años previos. La campaña no se centró en ningún partido político en particular sino en la necesidad de un nuevo rumbo político para el país.
Nuestras alternativas
Cuando comenzó el ataque a los servicios públicos en la década de 1980, los políticos neoliberales explotaron el amplio descontento de la población con los servicios públicos asociado a su burocratización, la baja calidad y la accesibilidad limitada. Para aquellos de nosotros que queríamos defender las muchas conquistas obtenidas a través del Estado de Bienestar, era importante admitir estas debilidades, para luchar por mejorar los servicios, pero sin dar lugar a las reformas neoliberales.
Esto se resolvió por medio de una posición de principios contra las privatizaciones y las licitaciones competitivas, al mismo tiempo que aceptamos la reorganización y el desarrollo de los servicios públicos según nuestras propias premisas –y dentro del sector público. En el clima político existente en ese momento, no resultaba fácil mantener esta posición. Las soluciones de mercado eran lo que estaba de moda y la licitación competitiva había llegado para quedarse, esto era lo que se decía. Como sindicato, debíamos centrarnos en asegurar los salarios, las condiciones de trabajo y los derechos sindicales dentro del sistema de competencia, así nos aconsejaban. Ésta era incluso la posición de fuertes corrientes dentro de la dirigencia sindical y del Partido Laborista. Nosotros rechazamos esta posición. Nuestro punto de vista era que la desregulación y la propia privatización representaban una amenaza, que socavaba las condiciones de trabajo. Esta posición central clara determinó que tanto nuestro sindicato como su presidente, fueran sistemáticamente objeto de críticas abusivas en los editoriales de los periódicos dominantes.
Sin embargo, el sindicato no se limitó a una táctica defensiva. También tomó la iniciativa de realizar un esfuerzo ofensivo –a través del llamado Proyecto de Municipalidad Modelo. El sindicato celebró acuerdos tri-anuales con una serie de municipalidades con mayorías políticas afines. La meta era movilizar a los empleados para que desarrollaran y mejoraran la calidad de los servicios públicos –en el marco de que se asumieran las siguientes tres precondiciones: sin privatizaciones, sin licitación competitiva y sin despidos.
El proyecto se formuló y operó como un proceso de abajo hacia arriba, en el que las experiencias, la competencia y las calificaciones de los trabajadores eran el elemento fundamental, en conjunto con las experiencias y necesidades de los usuarios de los servicios. Dos instituciones de investigación independientes hicieron el seguimiento de la primera Municipalidad modelo (Sørum) y concluyeron que: el proyecto había conseguido una mayor satisfacción de los usuarios, mejores condiciones laborales para los empleados y una mejor situación financiera para la municipalidad –una situación beneficiosa para todos (8). Más que nada, esta fue una demostración clara de que la política de privatizaciones no apunta fundamentalmente a mejorar los servicios públicos, sino que se trata de una lucha ideológica y política para cambiar la sociedad a favor de los intereses de las fuerzas del mercado.
El nuevo gobierno de centro izquierda que accedió al poder en 2005, adoptó ahora el Proyecto de Municipalidad Modelo como política gubernamental, lanzando en otoño de 2006 el llamado Proyecto de Municipalidad de Calidad. Se trata en realidad de una versión modificada del Proyecto de Municipalidad Modelo, pero la meta es aumentar la calidad de los servicios públicos y fortalecer la democracia local –sin privatizaciones y sin licitaciones competitivas. Esto fue una victoria importante en la lucha contra las privatizaciones.
Un movimiento sindical políticamente más independiente
Finalmente tenemos el ejemplo de Trondheim, que nos sirvió de enorme inspiración en la lucha contra el neoliberalismo en Noruega. Antes de las elecciones locales de 2003, el consejo obrero de Trondheim, junto con sus socios y aliados, rompió con una vieja tradición sindical. Habitualmente el rol de los sindicatos durante las campañas electorales ha sido apoyar los partidos políticos de izquierda (la mayor parte de las veces al Partido Laborista) y los programas políticos con que realizaban sus campañas.
Antes de las elecciones de 2003 el consejo obrero se transformó en un actor político importante. A través de un proceso general y democrático, se implementaron 19 demandas concretas sobre cómo debía gobernarse Trondheim en los siguientes cuatro años. Las demandas fueron enviadas a todos los partidos políticos –con el siguiente mensaje: estamos dispuestos a apoyar a los partidos que apoyen nuestras demandas. Esto tuvo por resultado un efecto fuertemente educativo sobre varios partidos políticos –entre ellos el Partido Laborista, que no estaba en condiciones de perder el apoyo del movimiento sindical.
La nueva iniciativa de Trondheim tuvo respuestas positivas de la parte del Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista, la Alianza Electoral Roja, los Verdes, el Partido de los Jubilados y una lista local. El Partido del Centro apoyó cerca de la mitad de las demandas, y como gesto amistoso fue incluido entre los que las apoyaron. Seguidamente, la alianza sindical instó a sus integrantes y a los electores a votar por alguno de esos partidos, al tiempo que continuaba haciendo campaña por su propia plataforma política (las 19 demandas). Ese año se suspendió el tradicional apoyo financiero del consejo obrero al Partido Laborista, ya que los recursos se utilizaron preferentemente en su propia campaña.
De esta manera, un movimiento sindical más politizado fue decisivo para poner en evidencia las contradicciones políticas reales en la sociedad, y también para empujar al Partido Laborista y a otros partidos de izquierda más pequeños hacia la izquierda. El Partido Conservador, que había dominado esta ciudad (la tercera) de Noruega durante los últimos 14 años, fue el principal perdedor de la elección. La alianza política iniciada por el sindicato conquistó una clara victoria, con más del 60% de los votos. Los tres partidos vinculados al movimiento sindical –el Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista y la Alianza Electoral Roja—lograron por sí mismos la mayoría absoluta de los votos (51%). Los tres, junto con los Verdes, y con una sólida representación proveniente del sindicalismo, trabajaron juntos para desarrollar una plataforma política conjunta para la nueva mayoría. Posteriormente también se les unió el Partido del Centro, en una plataforma que incluyó la mayor parte de las 19 demandas de la alianza sindical.
La plataforma política de la nueva mayoría incluía no sólo terminar con la política de privatizaciones, sino además recuperar los servicios públicos ya privatizados. Hasta ahora, el resultado ha sido que dos guarderías y la mitad de los servicios de recolección de residuos de Trondheim, que habían sido privatizados a través de una licitación en el período anterior bajo la mayoría conservadora, han vuelto ahora a manos del sector público. Lo mismo ha sucedido con el mantenimiento de los edificios públicos. Los beneficios sociales han aumentado, los precios del transporte público se redujeron y se ha introducido un programa amplio de mantenimiento y construcción de escuelas públicas. A través de un acuerdo con los sindicatos municipales, Trondheim ha logrado sumarse a un creciente número de municipalidades modelo.
Antes de las elecciones parlamentarias de 2005, la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega (LO por sus siglas en noruego) siguió parcialmente este modelo. Desarrolló un proyecto de carácter amplio, denominado "Usted decide – LO está de su lado", para recoger las demandas y prioridades de sus miembros. Se recibieron 155.000 propuestas de los 44.000 miembros. Se identificaron 54 demandas concretas y se enviaron a los partidos políticos. Sus respuestas fueron recogidas y enviadas a los 800.000 miembros, al mismo tiempo que la LO se movilizó a lo largo de la dilatada campaña electoral (9), en pos de un cambio en el rumbo político, incluyendo a la mayoría a favor de un gobierno de coalición compuesto por los tres partidos: el Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista y el Partido del Centro – que también ganaron la mayoría.
¿Entonces qué es lo que hemos logrado?
La construcción de alianzas, los nuevos movimientos sociales y los sindicatos más politizados representan nuevos elementos que han contribuido en gran medida a la consecución de cambios importantes en la izquierda en Noruega en los últimos años, y como consecuencia hemos obtenido algunas victorias importantes. Hemos estado generando un cambio en la opinión pública, de una situación en la cual la mitad de la población estaba a favor de las privatizaciones a mediados de la década de 1990 a casi el 70% en contra según las encuestas de opinión pública realizadas antes de las elecciones de 2005. Esto contribuyó mucho para que el Partido Laborista pasara de una plataforma pro-privatizaciones a una contra las privatizaciones en ese mismo período.
Hemos conseguido, cada vez más, develar las contradicciones reales de la sociedad y agudizar el debate político ideológico –a tal grado que al proclamar cuál era su principal enemigo en las elecciones locales de 2003, el Partido Conservador señaló al Sindicato de Empleados Municipales y Generales, que obviamente no era una opción electoral, pero que era visto acertadamente de todas maneras por los conservadores como el principal obstáculo que debían enfrentar en su ofensiva neoliberal. Obviamente ésta situación fue altamente positiva para el sindicato, que de esta forma pudo fijar mejor incluso que antes los términos del debate político.
Tanto en el ejemplo de Trondheim como en las elecciones parlamentarias de 2005, se produjo una polarización política mayor que la habitual entre la derecha y la izquierda. Estas experiencias han confirmado en la práctica que cuando las distintas opciones políticas aparecen claramente formuladas, cuando quedan a la vista las verdaderas contradicciones sociales, es allí cuando la izquierda puede movilizarse con mayor éxito. La interpretación simplista de que si los votantes se mueven a la derecha los partidos de izquierda también deben virar a la derecha para poder captar a los votantes de centro, ha demostrado nuevamente ser un error. Los movimientos políticos no son lineales –se trata más bien de intereses en conflicto, tanto como de la claridad o la confusión que exista en el plano político-ideológico.
En el curso de los últimos años, a través de nuestras alianzas, la politización de los sindicatos y nuestras alternativas hemos conseguido enlentecer y parcialmente detener la política de privatizaciones, y de librarnos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca Noruega. Lo hemos reemplazado por un gobierno de centro izquierda luego de las elecciones de 2005 en las que los tres partidos políticos tuvieron que hacer campaña con una plataforma anti-privatizaciones, fundamentalmente porque habíamos tenido éxito en cambiar la opinión pública, apoyándonos fuertemente en que la privatización ya no era simplemente una promesa teórica, sino experiencias concretas, muy lejanas a las doradas expectativas alentadas por los expertos neoliberales.
También fue importante, por supuesto, que el Partido Laborista hubiera sufrido una gran derrota electoral en 2001, cuando los votantes lo castigaron por los excesos neoliberales que cometió en el período anterior. La representación del partido se redujo de 36 (en 1997) a 24 por ciento, la menor desde comienzos de la década de 1920. La exigencia de un nuevo rumbo político recibió entonces asimismo un fuerte respaldo de gran parte de las bases del propio partido. Al moverse hacia la izquierda en las elecciones de 2005, el partido recuperó gran parte de su electorado.
La plataforma política del gobierno de coalición de los tres partidos fue en muchas áreas sorprendentemente radical en sus contenidos (10). Como primera medida, el gobierno dio cumplimiento a varias de las demandas más importantes presentadas por los sindicatos y otros movimientos. Se detuvo la privatización de los ferrocarriles. Se detuvo la apertura total a la educación primaria y secundaria privadas (11). La destrucción de la legislación laboral, que tuvo lugar durante el gobierno anterior, fue revertida. Se invirtieron miles de millones en las municipalidades, que son quienes prestan la mayor parte de los servicios públicos. Se retiraron las demandas presentadas en el marco del acuerdo del AGCS en la OMC para que varios países en desarrollo liberalizaran sus sectores de servicios. Y se retiró también a los soldados noruegos de Irak.
¿Un nuevo rumbo político?
No obstante, tras esa generosidad inicial, ha sido difícil, salvo en algunas pocas excepciones, distinguir claramente el nuevo rumbo político progresista del país. Parece que el ala derecha del Partido Laborista ha retomado la ofensiva, mientras el Partido de Izquierda Socialista está mostrando todas sus debilidades –entre ellas su falta de comprensión de las estructuras básicas de poder en la sociedad. Incluso aunque pretenda ser un partido de izquierda socialista, obviamente no tiene una estrategia bien desarrollada para su participación en el gobierno. Los temas en los que el partido ha elegido intervenir en la interna política dentro del gobierno de coalición hasta ahora, han sido la política exterior y las cuestiones ambientales, en tanto que la lucha social está más o menos ausente de sus preocupaciones, a pesar que la brecha de la pobreza aún sigue aumentando –y las políticas de dumping social y anti-sindicales también están en alza. Esta falta de raíces en los movimientos sociales y en la lucha social es la debilidad mayor de este partido político. La construcción de alianzas con movimientos sociales fuera del parlamento es por lo tanto inexistente. Por el contrario, su actitud es alentar a que la gente mantenga la calma "para que podamos llevar adelante nuestras políticas".
Aun cuando el gobierno de centro izquierda todavía puede adoptar decisiones progresistas, como cancelar la deuda de algunos países en desarrollo, o reconocer al nuevo gobierno de Palestina, parece que el límite es cuando tiene que confrontar fuertes intereses económicos. Las reformas estructurales que pueden contribuir a modificar la correlación de fuerzas y de poder en la sociedad, están absolutamente ausentes. Por el contrario, el gobierno impulsa una reforma del sistema de jubilaciones que debilitará el programa redistributivo de las jubilaciones que hoy existe. También ha propuesto una reforma regional que no asume este momento como una oportunidad para fortalecer y consolidar estructuralmente la democracia local.
Para muchos de nosotros, está claro desde el comienzo que el nuevo gobierno de centro izquierda solamente representa una oportunidad, pero que su transformación en realidades efectivas dependerá de que exista una presión fuerte y permanente desde fuera del parlamento. Hay muchas razones para que esto sea así. En primer lugar, en la era neoliberal se transfirió mucho poder desde los organismos democráticos al mercado. En segundo lugar, el espacio político también se ha reducido a partir de una serie de acuerdos internacionales a lo largo de los últimos 10 o 15 años, entre los cuales el EEE (12) y los acuerdos de la OMC son los más importantes. En tercer lugar, la presión de la derecha política y los intereses capitalistas es muy fuerte, y el gobierno cede. En cuarto lugar, el ala derecha todavía mantiene las posiciones más importantes dentro del Partido Laborista, mientras que el Partido de Izquierda Socialista no tiene ni el enfoque estratégico ni las raíces sociales necesarias para constituir un polo alternativo de izquierda.
En otras palabras, la pobreza política partidaria de la izquierda no ha sido superada. Tampoco los elementos radicales del movimiento sindical u otros movimientos sociales han demostrado ser lo suficientemente fuertes para mantener la presión necesaria sobre el gobierno que muchos consideran como propio, y en el cual, aunque debilitadas, las lealtades todavía empantanan la capacidad y la voluntad de realizar acciones desde la base. La implementación de un nuevo rumbo más a la izquierda, sin embargo, en la actual situación política, dependerá completamente de ejercer una presión de ese tipo.
Hasta el momento, esto ha determinado que sea el partido populista de derecha (El Partido del Progreso) quien se ha perfilado como el gran ganador de las encuestas de opinión desde el ascenso al poder del gobierno de centro izquierda. El neoliberalismo genera bases reales para la ansiedad, el descontento y las contradicciones sociales. La derecha populista se especializa en explotar estos descontentos –y en canalizarlos en direcciones políticamente perversas (contra los inmigrantes, contra las madres solteras, contra los que reciben beneficios sociales, contra los "políticos", etc). La única manera de contrarrestar esta situación es a través de las políticas de los partidos de izquierda que tomen en cuenta seriamente el descontento de la gente, lo politicen y lo canalicen en una lucha social por soluciones colectivas.
La lucha continúa!
La próxima elección parlamentaria en Noruega será en 2009. A continuación planteamos dos hipótesis que podrían ser casos alternativos extremos en el camino a dichas elecciones:
Peor escenario posible: El gobierno de centro izquierda no ha cumplido ni ha estado a la altura de las expectativas generadas. El entusiasmo de los movimientos que llevaron al gobierno de coalición al poder, murió. La Campaña por el Estado de Bienestar y las otras alianzas se han desmovilizado. El partido conservador junto con el partido populista de derecha ganan las elecciones.
Mejor escenario posible: El gobierno ha cumplido. Ha introducido un nuevo rumbo político progresista y ha generado entusiasmo en los movimientos que lo llevaron al poder. La Campaña por el Estado de Bienestar y las otras alianzas se han fortalecido, y el gobierno de centro izquierda gana un nuevo mandato para seguir avanzando en el rumbo progresista.
Es demasiado pronto aún para concluir cual de estas dos tendencias principales terminará imponiéndose. Lo que sí está claro, sin embargo, es que el actual gobierno tiene problemas para estar a la altura de las expectativas generadas. Parece como si la mayoría del gobierno definiera un nuevo rumbo político, no como un enfoque general nuevo de la política sino como una lista de temas aislados que serán implementados (¿si se puede?), mientras que la política en general continúa igual que antes- por una senda neoliberal blanda.
Independientemente de lo que depare el futuro, las experiencias más importantes de la lucha política en Noruega en estos últimos años han sido las nuevas alianzas creadas y la independencia política que se ha desarrollado en sectores importantes del movimiento sindical, así como en los movimientos aliados (13) de éste. Son estos elementos los que nos han conducido a las victorias que hemos conquistado. Es allí donde podemos encontrar lo más importante y positivo del Método Noruego. Éste es el potencial al que se puede recurrir para cambiar la correlación de fuerzas y las relaciones de poder en la sociedad ¡La lucha continúa!
- Asbjørn Wahl es el Coordinador Nacional de la Campaña por el Estado de Bienestar
Fuente: Boletín Enfoque Sobre Comercio, editado por Nicola Bullard
Traducción: Alicia Porrini y Alberto Villarreal para
REDES-Amigos de la Tierra Uruguay ( www.redes.org.uy )
Notas
1. El Partido del Centro es un partido de agricultores o partido rural, que se ha radicalizado al ser una de las fuerzas que lideró las campañas exitosas en contra del ingreso de Noruega a la Unión Europea (entre 1972 y 1994).
2. Las experiencias reales de este gobierno, sin embargo han sido mixtas. Como éste no es el tema de este artículo, los que estén interesados en nuestras experiencias con el gobierno de centro izquierda, pueden ver un análisis anterior del tema en mi artículo "Left Parties in Government: The Norwegian Case": http://www.rosalux.de/cms/fileadmin/rls_uploads/pdfs/Themen/Sozialforen/...
3. Ver www.velferdsstaten.no. El autor de este artículo ha sido el coordinador nacional de esta alianza desde sus inicios.
4. Además del Sindicato de Empleados Municipales y Generales, han participado los siguientes sindicatos: el Sindicato de Servicios Civiles, El Sindicato de Educadores Sociales y Trabajadores Sociales, el Sindicato de Maestros, la Asociación de Enfermeras/os y la Asociación del Personal de la Salud y Cuidados Sociales. Los tres primeros eran afiliados a la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega. El sindicato de enferemeras/os estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Académicos y Profesionales, en tanto que el sindicato de maestros no estaba afiliado a ninguna confederación. El sindicato mencionado en último lugar estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Vocacionales, pero posteriormente se ha fusionado con el sindicato de trabajadores municipales.
5. El sector público redujo su participación en el Producto Bruto Interno de Noruega del 52 al 43 por ciento entre 1992 y 1998.
6. En 2000-1 los movimientos locales desarrollados tanto en Finnmark como en Nordland (dos condados del norte del país) se opusieron a los efectos de las políticas neoliberales.
7. El término "un nuevo rumbo político" ha sido usado mucho por la izquierda en Noruega durante los últimos años para exigir un cambio en la política – una toma de distancia del neoliberalismo y de la desregulación y privatización, hacia políticas progresistas con un mayor control democrático de la economía. Esto incluye una crítica a las políticas de los gobiernos socialdemócratas y de derecha, que en realidad no difirieron mucho entre sí durante las décadas de 1980 y 1990. Es en ese mismo sentido que se usa en este artículo.
8. Se puede encontrar información sobre el Proyecto de Municipalidad Modelo en: http://www.fagforbundet.no/omstilling/. Para entrar debe elegirse la palabra clave "Modellkommunemetodikken" en el margen izquierdo, y en la nueva página se pueden encontrar algunos documentos también en inglés.
9. Comenzó un año antes de las elecciones y fue denominada como la "larga campaña electoral" por la propia LO.
10. Solamente la parte referida a la Política Exterior de la plataforma está disponible en inglés: http://www.regjeringen.no/en/dep/smk/Documents/Reports-and-action-plans/...
11. La mayoría de las escuelas en Noruega son de propiedad y gestión estatal. Solamente están permitidas escuelas privadas vinculadas a credos religiosos o sistemas pedagógicos alternativos. El anterior gobierno promulgó sin embargo una ley que daba vía libre al establecimiento de escuelas privadas con el mismo programa que las escuelas de gestión pública.
12. El EEE (Espacio Económico Europeo, o EEA por su sigla en inglés) es un acuerdo entre la UE y Noruega, Islandia y Liechtenstein que hace parte a estos tres países de un Mercado Único – con algunas limitaciones en materia de agricultura, pesca y política exterior. Este acuerdo entró en vigencia a partir del 1 de enero de 1994.
13. Mientras se escribe este artículo la Presidenta de la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega (LO) está siendo obligada a renunciar a su cargo tras un dramático proceso que tuvo su origen en un conflicto interno con el personal. En un par de casos importantes mantuvo una posición política más independiente respecto del Partido Laborista, forzando además al partido y al gobierno de centro izquierda a dar marcha atrás en un par de ocasiones. Su renuncia puede tener por ende consecuencias políticas importantes, ya que las corrientes más moderadas están en este momento a la ofensiva.
En 2005 nos deshicimos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca nuestro país, y lo reemplazamos por un gobierno de centro izquierda, con participación del Partido Laborista (socialdemócrata), el Partido del Centro (1) y el Partido de la Izquierda Socialista. La plataforma política de este gobierno de coalición es probablemente la más progresista en la Europa de hoy (2).
En el marco de la correlación de fuerzas desfavorable que prevalece hoy en la sociedad, estos son logros importantes, y nuestros compañeros de otros países han expresado gran interés por las experiencias noruegas en estas áreas. Por lo tanto puede resultar útil analizar más en profundidad lo que ha sucedido, lo que se ha logrado, y lo que hemos aprendido de las experiencias concretas –de las buenas y de las malas.
El contexto político
Cuando comenzaron a desarrollarse estas nuevas tendencias en la izquierda política durante la década de 1990, la situación en Noruega se caracterizaba también por la existencia de una ofensiva neoliberal. Las privatizaciones y licitaciones competitivas eran los temas centrales de la agenda. Los servicios públicos sufrieron el ataque. El movimiento sindical estaba a la defensiva. La desregulación y los ataques generalizados al sindicalismo y los derechos de los trabajadores no encontraron mayor resistencia, entre otras cosas porque se negociaban concesiones y se entregaban posiciones en las mesas de negociación. Un movimiento obrero relativamente despolitizado, des-radicalizado y burocratizado fue tomado por sorpresa por la ofensiva neoliberal, y la ideología del pacto social no fue capaz de explicar las nuevas políticas agresivas de las fuerzas capitalistas. Como resultado, se produjo una gran confusión ideológica y se recibieron golpes muy duros.
El liderazgo socialdemócrata "pragmático y realista" siguió las tendencias políticas dominantes y adoptó muchas de las ideas neoliberales. El clímax de este proceso en Noruega se alcanzó cuando un gobierno laborista llevó adelante en 2000-2001 algunas de las reformas de mercado más importantes de los tiempos modernos. Allí se concretó la privatización parcial de la empresa estatal de telecomunicaciones (Telenor) y de la empresa petrolera estatal (Statoil), y también se reestructuró todo el sector hospitalario en base a un modelo orientado al mercado. Al mismo tiempo, el Partido habilitó la licitación competitiva para los servicios públicos a nivel municipal.
La reorientación del movimiento sindical
En esta situación, algunos compañeros y compañeras dentro del movimiento sindical comenzaron a reevaluar sus políticas. El Sindicato de Empleados Municipales y Generales y su Presidente, Jan Davidsen jugaron un rol decisivo en estos acontecimientos –además de numerosos consejos obreros locales y ramas sindicales. Reconocieron que el movimiento sindical enfrentaba una situación nueva, y defensiva, y comenzaron a discutir y a analizar nuevas formas de enfrentar y detener la ofensiva neoliberal.
Se identificaron, en forma más o menos clara, nuevos objetivos, que se pueden resumir en los siguientes puntos:
- detener la política privatizadora
- cambiar la opinión pública
- torcer la hegemonía política hacia la izquierda
- empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda
´- crear una alianza de mayoría de centroizquierda en el Parlamento
- cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad.
En otras palabras, ya no se trataba sólo de una lucha sindical estrechamente concebida, sino de un proyecto más amplio y general para cambiar la sociedad. Entre otras cosas, la derechización del partido socialdemócrata fue un elemento importante que hizo necesario que el movimiento sindical asumiera una responsabilidad política de mayor envergadura. La situación exigía una renovación –organizativa además de política.
Distintas corrientes e iniciativas de izquierda en el movimiento sindical, así como en los movimientos aliados, han seguido de muchas maneras este camino, y en una evaluación retrospectiva, podemos identificar cuatro pilares centrales que han contribuido a obtener resultados positivos:
1. Poner el énfasis en nuestros propios análisis –nuestra comprensión de los acontecimientos actuales.
2. La construcción de nuevas alianzas, amplias y no tradicionales.
3. La generación de alternativas concretas a la privatización y a la mercantilización.
4. El desarrollo de los sindicatos como actores políticos independientes.
A continuación, presento un análisis de estos cuatro pilares y de lo que se ha conseguido a partir de la reorientación de una parte (todavía minoritaria) del movimiento sindical –así como de las fuerzas y movimientos aliados.
Nuestro propio análisis
Es importante realizar un análisis exhaustivo de las relaciones económicas y sociales imperantes ya que esto resulta decisivo para el desarrollo de estrategias y alternativas. Por este motivo, hemos elaborado documentos de análisis, y organizamos proyectos de formación de carácter amplio para poder explicar y difundir en qué consiste realmente la ofensiva neoliberal mundial. La cuestión del poder social ha sido el centro de este proceso, y se ha enfatizado que detrás de la noción, aparentemente neutral, de la "globalización", existe en curso una enorme lucha de intereses. Hoy, esta lucha, a través de la desregulación, las privatizaciones y la actual orientación de mercado, socava la democracia y nos lleva a un enorme giro negativo en la correlación de fuerzas en la sociedad.
Por supuesto, también ha habido luchas internas políticas e ideológicas en este proceso –tanto dentro del movimiento sindical como en la izquierda política. La globalización presentada por los neoliberales como un proceso inmodificable, que encuentra su expresión más fuerte en las palabras de Margaret Thatcher "No hay alternativa) (TINA por sus siglas en inglés), había ganado pie también en porciones importantes del movimiento sindical, así como en los partidos políticos de la izquierda tradicional. "La globalización ha llegado para quedarse" se había transformado en una expresión muy corrientemente formulada, y el corolario implícito era que el movimiento sindical tendría que aceptar ese hecho y adaptarse. De esta forma, el aumento de la competitividad se transformó en la principal estrategia para asegurar los puestos de trabajo. Las políticas de privatización, en el mismo sentido, también fueron interpretadas como una modernización necesaria de un sector público demodé y burocratizado.
Esta actitud aprehensiva fue rechazada por el sindicato de los trabajadores municipales y por muchas otras alianzas e iniciativas que se crearon. A través de la producción de pequeños folletos, la organización de nuestras propias conferencias, la participación en incontables reuniones y eventos de otras organizaciones, así como en el debate público general, quienes participamos en la alianza conocida como Campaña por el Estado de Bienestar (ver más adelante) planteamos otra visión muy distinta, centrada en la cuestión del poder social, la resistencia y las alternativas.
Alianzas sociales amplias
El cambio general de la correlación de fuerzas en la sociedad también llevó a la comprensión de que era necesario construir nuevas alianzas fuertes y amplias dentro del movimiento sindical y entre los sindicatos y otras organizaciones y movimientos. La Campaña por el Estado de Bienestar (3) fue uno de los resultados de esta reorientación, cuando seis sindicatos nacionales del sector público –tanto independientes como asociados a la mayoritaria Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega—unieron sus fuerzas en 1999 para luchar contra los ataques constantes a los servicios públicos (4). El Sindicato de Empleados Municipales y Generales noruego fue el que inició el proceso, y seis sindicatos se unieron a éste más adelante y luego otros nueve –la mayoría de ellos del sector privado- al igual que los sindicatos de productores rurales y la asociación nacional de jubilados, y organizaciones de mujeres, estudiantes y usuarios. En su máxima expresión esta alianza reunió 29 organizaciones, que juntas representaban más de un millón de miembros (y esto no es para nada menor en un país con 4,5 millones de habitantes).
También se tejieron alianzas en otros ámbitos. A medida que la situación financiera de las municipalidades se fue restringiendo cada vez más a consecuencia de haberse producido una redistribución general de la riqueza desde el sector público al sector privado durante la década de 1990 (5), se generalizó el descontento entre los políticos locales. Un número cada vez mayor de alcaldes presentó peticiones y se organizaron muchas manifestaciones contra el presupuesto anual del Estado formulado por el gobierno nacional. En la Campaña por el Estado de Bienestar consideramos que la situación estaba madura para organizar una oposición aún más amplia. Conjuntamente con algunos alcaldes y movimientos populares locales (6), en 2002 tomamos la iniciativa de organizar el Movimiento Popular por los Servicios Públicos. Se creó un Comité Coordinador donde participaron representantes de todos los grupos involucrados. En el correr de un año, 90 de las cerca de 430 municipalidades de Noruega ya habían adherido a la acción. Ésta fue la primera vez que las municipalidades se habían organizado en una acción fuera de las estructuras formales (La Asociación Noruega de Autoridades Locales y Regionales es su agremiación profesional), y esto contribuyó significativamente a aumentar la presión sobre el gobierno nacional y el parlamento.
Antes de la 5ª Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en diciembre de 2005 en Hong Kong, la Campaña por el Estado de Bienestar emprendió una nueva iniciativa para generar una alianza de organizaciones más amplia con más de 800.000 integrantes, en apoyo a una declaración que exigía la ruptura con las políticas de comercio neoliberales. Los sindicatos y las organizaciones de agricultores fueron quienes sostuvieron esta iniciativa, que luego fue continuada a través de la red noruega de la Campaña contra el Libre Comercio. Muchas de las fuerzas impulsoras de esta alianza fueron las mismas que unos años antes habían impulsado el Foro Social de Noruega –que fuera la parte noruega en el nuevo movimiento por la justicia social y la solidaridad y contra el neoliberalismo y la guerra. A través del desarrollo de estos procesos de alianza se produjo una radicalización de los participantes.
La iniciativa de crear una alianza parlamentaria entre el Partido Laborista, el Partido del Centro y el Partido de Izquierda Socialista también se generó en las mismas coordenadas. Hasta un año antes de las elecciones parlamentarias de 2005, el liderazgo del laborismo rechazaba por completo la posibilidad de formar un gobierno de coalición junto con el Partido de Izquierda Socialista. Fue el movimiento sindical el que llevó a buen puerto esta alianza, ya que con el pasar del tiempo, también la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega se sumó con todo su peso al proyecto. En 2001, la mayoría del congreso de esta organización decidió –contra la recomendación del Comité Ejecutivo—apoyar financieramente no sólo al Partido Laborista, sino que, por primera vez en la historia, también al Partido de Izquierda Socialista. Para el siguiente congreso, cuatro años después, también la dirección había cambiado su posición política en este tema y el líder del Partido de Izquierda Socialista fue invitado a hablar en el congreso. El sindicato de los trabajadores municipales comenzó a promover reuniones de contacto entre el Partido de Izquierda Socialista y el Partido de Centro, además del Partido Laborista. Junto con el aumento de los porcentajes de apoyo al Partido de Izquierda Socialista en las encuestas en ese momento, esto generó una presión sobre la dirección del Partido Laborista.
En Oslo se generó otra alianza antes de las elecciones parlamentarias de 2005 –centrada en la necesidad de una nueva orientación política (7). En ella participó una amplia gama de organizaciones: el consejo obrero local, Attac Noruega, la Campaña por el Estado de Bienestar, el Consejo Noruego para África, el Comité de Solidaridad con América Latina, la organización juvenil de Salvemos los Niños y un par más de sindicatos. Bajo el paraguas de Oslo2005, estas organizaciones unieron sus fuerzas para exigir el fin de las políticas neoliberales llevadas adelante por los distintos gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, durante los 20 o 25 años previos. La campaña no se centró en ningún partido político en particular sino en la necesidad de un nuevo rumbo político para el país.
Nuestras alternativas
Cuando comenzó el ataque a los servicios públicos en la década de 1980, los políticos neoliberales explotaron el amplio descontento de la población con los servicios públicos asociado a su burocratización, la baja calidad y la accesibilidad limitada. Para aquellos de nosotros que queríamos defender las muchas conquistas obtenidas a través del Estado de Bienestar, era importante admitir estas debilidades, para luchar por mejorar los servicios, pero sin dar lugar a las reformas neoliberales.
Esto se resolvió por medio de una posición de principios contra las privatizaciones y las licitaciones competitivas, al mismo tiempo que aceptamos la reorganización y el desarrollo de los servicios públicos según nuestras propias premisas –y dentro del sector público. En el clima político existente en ese momento, no resultaba fácil mantener esta posición. Las soluciones de mercado eran lo que estaba de moda y la licitación competitiva había llegado para quedarse, esto era lo que se decía. Como sindicato, debíamos centrarnos en asegurar los salarios, las condiciones de trabajo y los derechos sindicales dentro del sistema de competencia, así nos aconsejaban. Ésta era incluso la posición de fuertes corrientes dentro de la dirigencia sindical y del Partido Laborista. Nosotros rechazamos esta posición. Nuestro punto de vista era que la desregulación y la propia privatización representaban una amenaza, que socavaba las condiciones de trabajo. Esta posición central clara determinó que tanto nuestro sindicato como su presidente, fueran sistemáticamente objeto de críticas abusivas en los editoriales de los periódicos dominantes.
Sin embargo, el sindicato no se limitó a una táctica defensiva. También tomó la iniciativa de realizar un esfuerzo ofensivo –a través del llamado Proyecto de Municipalidad Modelo. El sindicato celebró acuerdos tri-anuales con una serie de municipalidades con mayorías políticas afines. La meta era movilizar a los empleados para que desarrollaran y mejoraran la calidad de los servicios públicos –en el marco de que se asumieran las siguientes tres precondiciones: sin privatizaciones, sin licitación competitiva y sin despidos.
El proyecto se formuló y operó como un proceso de abajo hacia arriba, en el que las experiencias, la competencia y las calificaciones de los trabajadores eran el elemento fundamental, en conjunto con las experiencias y necesidades de los usuarios de los servicios. Dos instituciones de investigación independientes hicieron el seguimiento de la primera Municipalidad modelo (Sørum) y concluyeron que: el proyecto había conseguido una mayor satisfacción de los usuarios, mejores condiciones laborales para los empleados y una mejor situación financiera para la municipalidad –una situación beneficiosa para todos (8). Más que nada, esta fue una demostración clara de que la política de privatizaciones no apunta fundamentalmente a mejorar los servicios públicos, sino que se trata de una lucha ideológica y política para cambiar la sociedad a favor de los intereses de las fuerzas del mercado.
El nuevo gobierno de centro izquierda que accedió al poder en 2005, adoptó ahora el Proyecto de Municipalidad Modelo como política gubernamental, lanzando en otoño de 2006 el llamado Proyecto de Municipalidad de Calidad. Se trata en realidad de una versión modificada del Proyecto de Municipalidad Modelo, pero la meta es aumentar la calidad de los servicios públicos y fortalecer la democracia local –sin privatizaciones y sin licitaciones competitivas. Esto fue una victoria importante en la lucha contra las privatizaciones.
Un movimiento sindical políticamente más independiente
Finalmente tenemos el ejemplo de Trondheim, que nos sirvió de enorme inspiración en la lucha contra el neoliberalismo en Noruega. Antes de las elecciones locales de 2003, el consejo obrero de Trondheim, junto con sus socios y aliados, rompió con una vieja tradición sindical. Habitualmente el rol de los sindicatos durante las campañas electorales ha sido apoyar los partidos políticos de izquierda (la mayor parte de las veces al Partido Laborista) y los programas políticos con que realizaban sus campañas.
Antes de las elecciones de 2003 el consejo obrero se transformó en un actor político importante. A través de un proceso general y democrático, se implementaron 19 demandas concretas sobre cómo debía gobernarse Trondheim en los siguientes cuatro años. Las demandas fueron enviadas a todos los partidos políticos –con el siguiente mensaje: estamos dispuestos a apoyar a los partidos que apoyen nuestras demandas. Esto tuvo por resultado un efecto fuertemente educativo sobre varios partidos políticos –entre ellos el Partido Laborista, que no estaba en condiciones de perder el apoyo del movimiento sindical.
La nueva iniciativa de Trondheim tuvo respuestas positivas de la parte del Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista, la Alianza Electoral Roja, los Verdes, el Partido de los Jubilados y una lista local. El Partido del Centro apoyó cerca de la mitad de las demandas, y como gesto amistoso fue incluido entre los que las apoyaron. Seguidamente, la alianza sindical instó a sus integrantes y a los electores a votar por alguno de esos partidos, al tiempo que continuaba haciendo campaña por su propia plataforma política (las 19 demandas). Ese año se suspendió el tradicional apoyo financiero del consejo obrero al Partido Laborista, ya que los recursos se utilizaron preferentemente en su propia campaña.
De esta manera, un movimiento sindical más politizado fue decisivo para poner en evidencia las contradicciones políticas reales en la sociedad, y también para empujar al Partido Laborista y a otros partidos de izquierda más pequeños hacia la izquierda. El Partido Conservador, que había dominado esta ciudad (la tercera) de Noruega durante los últimos 14 años, fue el principal perdedor de la elección. La alianza política iniciada por el sindicato conquistó una clara victoria, con más del 60% de los votos. Los tres partidos vinculados al movimiento sindical –el Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista y la Alianza Electoral Roja—lograron por sí mismos la mayoría absoluta de los votos (51%). Los tres, junto con los Verdes, y con una sólida representación proveniente del sindicalismo, trabajaron juntos para desarrollar una plataforma política conjunta para la nueva mayoría. Posteriormente también se les unió el Partido del Centro, en una plataforma que incluyó la mayor parte de las 19 demandas de la alianza sindical.
La plataforma política de la nueva mayoría incluía no sólo terminar con la política de privatizaciones, sino además recuperar los servicios públicos ya privatizados. Hasta ahora, el resultado ha sido que dos guarderías y la mitad de los servicios de recolección de residuos de Trondheim, que habían sido privatizados a través de una licitación en el período anterior bajo la mayoría conservadora, han vuelto ahora a manos del sector público. Lo mismo ha sucedido con el mantenimiento de los edificios públicos. Los beneficios sociales han aumentado, los precios del transporte público se redujeron y se ha introducido un programa amplio de mantenimiento y construcción de escuelas públicas. A través de un acuerdo con los sindicatos municipales, Trondheim ha logrado sumarse a un creciente número de municipalidades modelo.
Antes de las elecciones parlamentarias de 2005, la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega (LO por sus siglas en noruego) siguió parcialmente este modelo. Desarrolló un proyecto de carácter amplio, denominado "Usted decide – LO está de su lado", para recoger las demandas y prioridades de sus miembros. Se recibieron 155.000 propuestas de los 44.000 miembros. Se identificaron 54 demandas concretas y se enviaron a los partidos políticos. Sus respuestas fueron recogidas y enviadas a los 800.000 miembros, al mismo tiempo que la LO se movilizó a lo largo de la dilatada campaña electoral (9), en pos de un cambio en el rumbo político, incluyendo a la mayoría a favor de un gobierno de coalición compuesto por los tres partidos: el Partido Laborista, el Partido de Izquierda Socialista y el Partido del Centro – que también ganaron la mayoría.
¿Entonces qué es lo que hemos logrado?
La construcción de alianzas, los nuevos movimientos sociales y los sindicatos más politizados representan nuevos elementos que han contribuido en gran medida a la consecución de cambios importantes en la izquierda en Noruega en los últimos años, y como consecuencia hemos obtenido algunas victorias importantes. Hemos estado generando un cambio en la opinión pública, de una situación en la cual la mitad de la población estaba a favor de las privatizaciones a mediados de la década de 1990 a casi el 70% en contra según las encuestas de opinión pública realizadas antes de las elecciones de 2005. Esto contribuyó mucho para que el Partido Laborista pasara de una plataforma pro-privatizaciones a una contra las privatizaciones en ese mismo período.
Hemos conseguido, cada vez más, develar las contradicciones reales de la sociedad y agudizar el debate político ideológico –a tal grado que al proclamar cuál era su principal enemigo en las elecciones locales de 2003, el Partido Conservador señaló al Sindicato de Empleados Municipales y Generales, que obviamente no era una opción electoral, pero que era visto acertadamente de todas maneras por los conservadores como el principal obstáculo que debían enfrentar en su ofensiva neoliberal. Obviamente ésta situación fue altamente positiva para el sindicato, que de esta forma pudo fijar mejor incluso que antes los términos del debate político.
Tanto en el ejemplo de Trondheim como en las elecciones parlamentarias de 2005, se produjo una polarización política mayor que la habitual entre la derecha y la izquierda. Estas experiencias han confirmado en la práctica que cuando las distintas opciones políticas aparecen claramente formuladas, cuando quedan a la vista las verdaderas contradicciones sociales, es allí cuando la izquierda puede movilizarse con mayor éxito. La interpretación simplista de que si los votantes se mueven a la derecha los partidos de izquierda también deben virar a la derecha para poder captar a los votantes de centro, ha demostrado nuevamente ser un error. Los movimientos políticos no son lineales –se trata más bien de intereses en conflicto, tanto como de la claridad o la confusión que exista en el plano político-ideológico.
En el curso de los últimos años, a través de nuestras alianzas, la politización de los sindicatos y nuestras alternativas hemos conseguido enlentecer y parcialmente detener la política de privatizaciones, y de librarnos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca Noruega. Lo hemos reemplazado por un gobierno de centro izquierda luego de las elecciones de 2005 en las que los tres partidos políticos tuvieron que hacer campaña con una plataforma anti-privatizaciones, fundamentalmente porque habíamos tenido éxito en cambiar la opinión pública, apoyándonos fuertemente en que la privatización ya no era simplemente una promesa teórica, sino experiencias concretas, muy lejanas a las doradas expectativas alentadas por los expertos neoliberales.
También fue importante, por supuesto, que el Partido Laborista hubiera sufrido una gran derrota electoral en 2001, cuando los votantes lo castigaron por los excesos neoliberales que cometió en el período anterior. La representación del partido se redujo de 36 (en 1997) a 24 por ciento, la menor desde comienzos de la década de 1920. La exigencia de un nuevo rumbo político recibió entonces asimismo un fuerte respaldo de gran parte de las bases del propio partido. Al moverse hacia la izquierda en las elecciones de 2005, el partido recuperó gran parte de su electorado.
La plataforma política del gobierno de coalición de los tres partidos fue en muchas áreas sorprendentemente radical en sus contenidos (10). Como primera medida, el gobierno dio cumplimiento a varias de las demandas más importantes presentadas por los sindicatos y otros movimientos. Se detuvo la privatización de los ferrocarriles. Se detuvo la apertura total a la educación primaria y secundaria privadas (11). La destrucción de la legislación laboral, que tuvo lugar durante el gobierno anterior, fue revertida. Se invirtieron miles de millones en las municipalidades, que son quienes prestan la mayor parte de los servicios públicos. Se retiraron las demandas presentadas en el marco del acuerdo del AGCS en la OMC para que varios países en desarrollo liberalizaran sus sectores de servicios. Y se retiró también a los soldados noruegos de Irak.
¿Un nuevo rumbo político?
No obstante, tras esa generosidad inicial, ha sido difícil, salvo en algunas pocas excepciones, distinguir claramente el nuevo rumbo político progresista del país. Parece que el ala derecha del Partido Laborista ha retomado la ofensiva, mientras el Partido de Izquierda Socialista está mostrando todas sus debilidades –entre ellas su falta de comprensión de las estructuras básicas de poder en la sociedad. Incluso aunque pretenda ser un partido de izquierda socialista, obviamente no tiene una estrategia bien desarrollada para su participación en el gobierno. Los temas en los que el partido ha elegido intervenir en la interna política dentro del gobierno de coalición hasta ahora, han sido la política exterior y las cuestiones ambientales, en tanto que la lucha social está más o menos ausente de sus preocupaciones, a pesar que la brecha de la pobreza aún sigue aumentando –y las políticas de dumping social y anti-sindicales también están en alza. Esta falta de raíces en los movimientos sociales y en la lucha social es la debilidad mayor de este partido político. La construcción de alianzas con movimientos sociales fuera del parlamento es por lo tanto inexistente. Por el contrario, su actitud es alentar a que la gente mantenga la calma "para que podamos llevar adelante nuestras políticas".
Aun cuando el gobierno de centro izquierda todavía puede adoptar decisiones progresistas, como cancelar la deuda de algunos países en desarrollo, o reconocer al nuevo gobierno de Palestina, parece que el límite es cuando tiene que confrontar fuertes intereses económicos. Las reformas estructurales que pueden contribuir a modificar la correlación de fuerzas y de poder en la sociedad, están absolutamente ausentes. Por el contrario, el gobierno impulsa una reforma del sistema de jubilaciones que debilitará el programa redistributivo de las jubilaciones que hoy existe. También ha propuesto una reforma regional que no asume este momento como una oportunidad para fortalecer y consolidar estructuralmente la democracia local.
Para muchos de nosotros, está claro desde el comienzo que el nuevo gobierno de centro izquierda solamente representa una oportunidad, pero que su transformación en realidades efectivas dependerá de que exista una presión fuerte y permanente desde fuera del parlamento. Hay muchas razones para que esto sea así. En primer lugar, en la era neoliberal se transfirió mucho poder desde los organismos democráticos al mercado. En segundo lugar, el espacio político también se ha reducido a partir de una serie de acuerdos internacionales a lo largo de los últimos 10 o 15 años, entre los cuales el EEE (12) y los acuerdos de la OMC son los más importantes. En tercer lugar, la presión de la derecha política y los intereses capitalistas es muy fuerte, y el gobierno cede. En cuarto lugar, el ala derecha todavía mantiene las posiciones más importantes dentro del Partido Laborista, mientras que el Partido de Izquierda Socialista no tiene ni el enfoque estratégico ni las raíces sociales necesarias para constituir un polo alternativo de izquierda.
En otras palabras, la pobreza política partidaria de la izquierda no ha sido superada. Tampoco los elementos radicales del movimiento sindical u otros movimientos sociales han demostrado ser lo suficientemente fuertes para mantener la presión necesaria sobre el gobierno que muchos consideran como propio, y en el cual, aunque debilitadas, las lealtades todavía empantanan la capacidad y la voluntad de realizar acciones desde la base. La implementación de un nuevo rumbo más a la izquierda, sin embargo, en la actual situación política, dependerá completamente de ejercer una presión de ese tipo.
Hasta el momento, esto ha determinado que sea el partido populista de derecha (El Partido del Progreso) quien se ha perfilado como el gran ganador de las encuestas de opinión desde el ascenso al poder del gobierno de centro izquierda. El neoliberalismo genera bases reales para la ansiedad, el descontento y las contradicciones sociales. La derecha populista se especializa en explotar estos descontentos –y en canalizarlos en direcciones políticamente perversas (contra los inmigrantes, contra las madres solteras, contra los que reciben beneficios sociales, contra los "políticos", etc). La única manera de contrarrestar esta situación es a través de las políticas de los partidos de izquierda que tomen en cuenta seriamente el descontento de la gente, lo politicen y lo canalicen en una lucha social por soluciones colectivas.
La lucha continúa!
La próxima elección parlamentaria en Noruega será en 2009. A continuación planteamos dos hipótesis que podrían ser casos alternativos extremos en el camino a dichas elecciones:
Peor escenario posible: El gobierno de centro izquierda no ha cumplido ni ha estado a la altura de las expectativas generadas. El entusiasmo de los movimientos que llevaron al gobierno de coalición al poder, murió. La Campaña por el Estado de Bienestar y las otras alianzas se han desmovilizado. El partido conservador junto con el partido populista de derecha ganan las elecciones.
Mejor escenario posible: El gobierno ha cumplido. Ha introducido un nuevo rumbo político progresista y ha generado entusiasmo en los movimientos que lo llevaron al poder. La Campaña por el Estado de Bienestar y las otras alianzas se han fortalecido, y el gobierno de centro izquierda gana un nuevo mandato para seguir avanzando en el rumbo progresista.
Es demasiado pronto aún para concluir cual de estas dos tendencias principales terminará imponiéndose. Lo que sí está claro, sin embargo, es que el actual gobierno tiene problemas para estar a la altura de las expectativas generadas. Parece como si la mayoría del gobierno definiera un nuevo rumbo político, no como un enfoque general nuevo de la política sino como una lista de temas aislados que serán implementados (¿si se puede?), mientras que la política en general continúa igual que antes- por una senda neoliberal blanda.
Independientemente de lo que depare el futuro, las experiencias más importantes de la lucha política en Noruega en estos últimos años han sido las nuevas alianzas creadas y la independencia política que se ha desarrollado en sectores importantes del movimiento sindical, así como en los movimientos aliados (13) de éste. Son estos elementos los que nos han conducido a las victorias que hemos conquistado. Es allí donde podemos encontrar lo más importante y positivo del Método Noruego. Éste es el potencial al que se puede recurrir para cambiar la correlación de fuerzas y las relaciones de poder en la sociedad ¡La lucha continúa!
- Asbjørn Wahl es el Coordinador Nacional de la Campaña por el Estado de Bienestar
Fuente: Boletín Enfoque Sobre Comercio, editado por Nicola Bullard
Traducción: Alicia Porrini y Alberto Villarreal para
REDES-Amigos de la Tierra Uruguay ( www.redes.org.uy )
Notas
1. El Partido del Centro es un partido de agricultores o partido rural, que se ha radicalizado al ser una de las fuerzas que lideró las campañas exitosas en contra del ingreso de Noruega a la Unión Europea (entre 1972 y 1994).
2. Las experiencias reales de este gobierno, sin embargo han sido mixtas. Como éste no es el tema de este artículo, los que estén interesados en nuestras experiencias con el gobierno de centro izquierda, pueden ver un análisis anterior del tema en mi artículo "Left Parties in Government: The Norwegian Case": http://www.rosalux.de/cms/fileadmin/rls_uploads/pdfs/Themen/Sozialforen/...
3. Ver www.velferdsstaten.no. El autor de este artículo ha sido el coordinador nacional de esta alianza desde sus inicios.
4. Además del Sindicato de Empleados Municipales y Generales, han participado los siguientes sindicatos: el Sindicato de Servicios Civiles, El Sindicato de Educadores Sociales y Trabajadores Sociales, el Sindicato de Maestros, la Asociación de Enfermeras/os y la Asociación del Personal de la Salud y Cuidados Sociales. Los tres primeros eran afiliados a la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega. El sindicato de enferemeras/os estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Académicos y Profesionales, en tanto que el sindicato de maestros no estaba afiliado a ninguna confederación. El sindicato mencionado en último lugar estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Vocacionales, pero posteriormente se ha fusionado con el sindicato de trabajadores municipales.
5. El sector público redujo su participación en el Producto Bruto Interno de Noruega del 52 al 43 por ciento entre 1992 y 1998.
6. En 2000-1 los movimientos locales desarrollados tanto en Finnmark como en Nordland (dos condados del norte del país) se opusieron a los efectos de las políticas neoliberales.
7. El término "un nuevo rumbo político" ha sido usado mucho por la izquierda en Noruega durante los últimos años para exigir un cambio en la política – una toma de distancia del neoliberalismo y de la desregulación y privatización, hacia políticas progresistas con un mayor control democrático de la economía. Esto incluye una crítica a las políticas de los gobiernos socialdemócratas y de derecha, que en realidad no difirieron mucho entre sí durante las décadas de 1980 y 1990. Es en ese mismo sentido que se usa en este artículo.
8. Se puede encontrar información sobre el Proyecto de Municipalidad Modelo en: http://www.fagforbundet.no/omstilling/. Para entrar debe elegirse la palabra clave "Modellkommunemetodikken" en el margen izquierdo, y en la nueva página se pueden encontrar algunos documentos también en inglés.
9. Comenzó un año antes de las elecciones y fue denominada como la "larga campaña electoral" por la propia LO.
10. Solamente la parte referida a la Política Exterior de la plataforma está disponible en inglés: http://www.regjeringen.no/en/dep/smk/Documents/Reports-and-action-plans/...
11. La mayoría de las escuelas en Noruega son de propiedad y gestión estatal. Solamente están permitidas escuelas privadas vinculadas a credos religiosos o sistemas pedagógicos alternativos. El anterior gobierno promulgó sin embargo una ley que daba vía libre al establecimiento de escuelas privadas con el mismo programa que las escuelas de gestión pública.
12. El EEE (Espacio Económico Europeo, o EEA por su sigla en inglés) es un acuerdo entre la UE y Noruega, Islandia y Liechtenstein que hace parte a estos tres países de un Mercado Único – con algunas limitaciones en materia de agricultura, pesca y política exterior. Este acuerdo entró en vigencia a partir del 1 de enero de 1994.
13. Mientras se escribe este artículo la Presidenta de la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega (LO) está siendo obligada a renunciar a su cargo tras un dramático proceso que tuvo su origen en un conflicto interno con el personal. En un par de casos importantes mantuvo una posición política más independiente respecto del Partido Laborista, forzando además al partido y al gobierno de centro izquierda a dar marcha atrás en un par de ocasiones. Su renuncia puede tener por ende consecuencias políticas importantes, ya que las corrientes más moderadas están en este momento a la ofensiva.
https://www.alainet.org/es/articulo/121925