Los pueblos indígenas y los medios de comunicación
15/06/2007
- Opinión
(Ponencia leída en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en la reunión convocada por la Comisión de Asuntos Indígenas, el 14 de junio de 2007)
Agradezco a la Comisión de Asuntos Indígenas, especialmente a su Presidente, la invitación que me ha formulado para intervenir en esta alta tribuna de la Nación.
La cuestión de los pueblos indígenas y los medios de comunicación que hoy nos ocupa, que por cierto la Cámara de Diputados en la anterior legislatura ignoró en la Ley Federal de Radio y Televisión −que la Suprema Corte de la Nación acaba de declarar como inconstitucionales varios artículos−, porque no estableció las normas necesarias para que los pueblos y comunidades indígenas tengan acceso a las estaciones de radio y televisión, así como para, como lo establece el artículo 2º Constitucional, en el último párrafo de la fracción VI de apartado A: “Establecer condiciones para que los pueblos y las comunidades indígenas puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicación, en los términos que las leyes de la materia determinen”, debe ser motivo de prioridad para esta nueva legislatura, si no se quiere seguir violando la ley o repetir la historia cercana de no cumplir un mandato constitucional, hecho que lastima a los pueblos y comunidades indígenas de México y les inflinge un nuevo golpe para afirmar su condición de excluidos de los beneficios que disfruta el resto de los mexicanos.
La obligación de normar para que la población indígena tenga en la práctica el derecho a los medios de comunicación, que no deben eludir los legisladores actuales, se da en condiciones internacionales que me gustaría comentar.
Primero, la realidad que reconocen las Naciones Unidas, organismo del que formamos parte, es que se debe promover, de forma creciente, los derechos de los indígenas que conforman más de 300 millones de personas, que forman alrededor de 5000 poblaciones indígenas en 70 países del mundo y han estado sometidos a la opresión, exclusión de los procesos de toma de decisiones, marginación, explotación, asimilación forzosa y represión cuando tratan de pugnar por sus derechos.
Segundo. Estamos en el inicio el Segundo Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo en una Alianza para la Promoción de la Diversidad Cultural. Hoy es cuando se plantea un reto y se exige un mayor esfuerzo a las naciones del mundo para que en el periodo 2005 – 2014, se traten de resolver los problemas de las poblaciones indígenas en los ámbitos de derechos humanos, medio ambiente, educación y salud.
Hay una preocupación seria de la UNESCO, que en este plazo, se aminoren las extremas condiciones de desprotección social en que viven las comunidades indígenas del mundo y que se fomente su participación plena y efectiva en la toma de decisiones que afecten directa o indirectamente sus formas de vida, sus territorios, tradiciones, su integridad cultural y sus derechos. Se reconoce, además, por este órgano internacional, que a casi 12 años, de haberse suscrito el primer decenio internacional de las poblaciones indígenas del mundo, poco se ha logrado avanzar, como lo demuestran los índices de población en el mundo, que nos muestran situaciones extremas en salud, vivienda, educación y bienestar, y que esta situación en lugar de disminuir se ha incrementado.
En este nuevo decenio se aprobará por el Asamblea General la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ya fue aprobado por el Consejo de Derechos Humanos, el 29 de Junio del 2006, luego de más de 20 años de negociación. Esta aprobación por la Asamblea General se ha retardado por la oposición de países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, que tienen interés en seguir explotando los recursos naturales que hay en territorios indígenas. Ustedes, señores legisladores que representan al pueblo, ustedes los legisladores indígenas, que nos representan también a nosotros porque son los hijos de nuestros pueblos, no pueden hacer lo mismo que hacen los poderosos en el orden mundial: ignorarnos para explotarnos mejor.
Tercero. Vivimos en tiempos de globalización. La sociedad de información que domina hoy al mundo, ha hecho que gracias a los medios de comunicación (radio, TV, Internet) el mundo se haya vuelto pequeño. Además, ha acercado a todos ese futuro que tardaba en llegar. Nuestra generación vive hoy en la era de las innovaciones. Ahora tenemos Internet, TV de bolsillo, teléfono celular, etc. Estas innovaciones tecnológicas rompen las barreras del tiempo y del espacio, pero al mismo tiempo establecen nuevas desigualdades para la población mayoritaria que no tiene acceso a estos nuevos servicios. Pero además, la globalización tiende a destruir un valor importante: nuestra identidad como nación. En este contexto se debe legislar para asegurar a los pueblos y comunidades indígenas su acceso y la oportunidad de adquirir, operar y administrar medios de comunicación.
Ya vivimos la vergüenza nacional de una completa falta de equidad en la Ley Federal de Radio y Televisión recientemente cuestionada por la Suprema Corte de la Nación , que otorgaba privilegios extremos a los concesionarios y ni siquiera de manera tangencial se ocupaba de los derechos que tienen reconocidos los indígenas en la Constitución. Si queremos hacer algo para establecer nuevas relaciones entre la población indígena y la sociedad mayoritaria, si queremos hacer algo para el desarrollo de las culturas y lenguas de los pueblos y comunidades indígenas de México, si queremos vivir una interculturalidad en este país multicultural, debemos todos apoyar el propósito de normar para que los indígenas mexicanos rompan la exclusión y logren un lugar de dignidad que les corresponde, no solo por todo lo que han dado a México, sino porque son como ustedes, como yo, mexicanos, son los primeros mexicanos de este país.
Tenemos que trabajar todos, incondicionalmente por fortalecer la composición pluricultural de la nación. La preservación y enriquecimiento de sus lenguas, conocimiento y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad, serían imposibles de alcanzar o el proceso seguiría siendo lento, conflictivo y problemático, si los pueblos y comunidades indígenas no tuvieran posibilidades de adquirir, operar y administrar medios de comunicación. No podemos seguirlos discriminando; vale la pena retomar la tesis de Aguirre Anguiano, quien recalcó en su intervención en la Suprema Corte de la Nación que se puede discriminar no sólo mediante un trato desigual, sino como lo vemos en el caso de los pueblos indígenas, existe discriminación cuando hay la omisión de legislar en lo que respecta a sus derechos ya reconocidos.
Varios campos son importantes a considerar, para valorar la importancia de los medios de comunicación para los indígenas. Uno educativo, otro cultural, otro político, uno económico y otro de carácter democrático.
En lo educativo, tenemos que reconocer el alto valor que tienen los medios en el proceso de socialización y de educación, que no es aventurado decir que educan o deseducan a veces más que las instituciones educativas. Los medios de comunicación pueden generar una sociedad más educada, más integrada y más justa, si están al servicio de la población, como es el caso de las radios comunitarias.
En lo cultural, los medios de comunicación pueden ayudarnos a cancelar el proceso de desaparición de lenguas y culturas indígenas. El hecho es que cientos de lenguas desaparecieron en América Latina y el Caribe en los últimos 500 años, y varias de las más de 600 que aún sobreviven podrían correr la misma suerte dentro de poco.
Agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y algunos expertos sostienen que se trata de una tragedia evitable, si creamos las condiciones para que esto no suceda. Según la UNESCO , la mitad de las lenguas existentes en el mundo podría perderse dentro de "pocas generaciones", debido a su marginación de Internet, presiones culturales y económicas y el desarrollo de nuevas tecnologías que favorecen la homogeneización; reconocen que la desaparición de un idioma es una tragedia, pues con ella se esfuma una cosmovisión y una cultura particulares.
En México, muchas lenguas están en riesgo de desaparecer como el pame, el kilihua, el pai-pai, el kukapá, el kikapú, el chocholteco, el izcateco, el popoluca, el seri, sólo por cita algunos de los 25 lenguas que el Instituto nacional de Lenguas Indígenas reconoce como en peligro de extinción. Schmelkes, funcionaria de la SEP , dice que aun existen posibilidades de rescatar las lenguas indígenas que se pierden por los efectos negativos de la globalización y la homogeneización de las culturas. Stavenhagen, relator especial de la ONU sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Indígenas, señala que existe en el mundo un "verdadero genocidio cultural", porque “en las circunstancias actuales es muy difícil que sobrevivan muchos años más, pues el llamado desarrollo niega el derecho de esos pueblos a seguir siendo pueblos".
Quiero recordar la Carta Cultural Iberoamericana que recoge la Declaración de Montevideo, signada por los jefes de Estado y gobierno de la comunidad iberoamericana, reunidos entre el 3 y 5 de noviembre de 2006, que establece el propósito de promover la construcción de una cultura de paz basada en el intercambio, el diálogo intercultural, la concertación y la cooperación entre nuestros pueblos y que los gobiernos nacionales, entre ellos el nuestro, se han comprometido a poner en marcha acciones nacionales y la cooperación cultural iberoamericana para la construcción de un espacio multiétnico, pluricultural y multilingüe de cooperación y concertación, como un paso hacia el reconocimiento de la cultura como factor de integración de nuestro espacio iberoamericano.
En lo político, traigo a esta exposición la iniciativa de los Gobiernos de España y Turquía, asumida por el Secretario General de las Naciones Unidas, denominada "Alianza de Civilizaciones", cuya finalidad es fomentar el diálogo multiétnico y el conocimiento mutuo entre las diversas culturas, como principios de convivencia y reconocimiento a la coexistencia en la diversidad.
En este contexto político, el acceso o el manejo de los medios de comunicación por parte de los pueblos y comunidades indígenas, permitirá dar a conocer las violaciones de los derechos humanos que sufren. Creo que nadie olvida ni debe olvidarse, el caso de la indígena Ernestina Ascención Rosario, violada por el ejército o el caso de los asesinatos de la familia de Adán Esparza Parra en Culiacán Sinaloa, sólo por citar los casos más difundidos en los últimos tiempos. Los maestros de la Sección 22 de Oaxaca y la APPO no hubieran podido infligir una derrota a los policías ministeriales y federal preventiva que trataban de entrar al campo de la Universidad para tomar el último bastión del movimiento social del año pasado, sin el apoyo de Radio Universidad, porque el movimiento perdió su principal medio de comunicación Radio Plantón, porque el gobierno lo había destruido.
Los movimientos sociales y fuerzas políticas de los pueblos y comunidades indígenas requieren un espacio para vincular y articular sus acciones y jornadas a los procesos y espacios contrahegemónicos que han venido forjando nuestros pueblos latinoamericanos. Las luchas del mundo al que pertenecen los pueblos indios, así como las luchas de los pueblos indios que pertenecen a la humanidad necesitan difundirse. Además, los medios de comunicación pueden fomentar la unidad y afirmar la identidad de los pueblos. Quiero señalar que a la par de la 37ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, se efectuó en la Universidad de Panamá la Cumbre Social Alternativa convocada por las organizaciones sociales, populares y fuerzas patrióticas que integran el Movimiento de los Pueblos Unidos de Nuestra América, los días 3 y 4 de junio del 2007. Retomo el punto 2 de su Declaración que a la letra dice: “En relación al tema del respeto a los derechos humanos individuales y sociales, la Cumbre Social Alternativa considera que hasta el momento, en la inmensa mayoría de los casos, lo que ha existido en Nuestra América es un respeto puramente formal y mediatizado y que en la mayoría de los casos no ha estado ni está garantizado en nuestros pueblos el ejercicio real y efectivo de los derechos humanos plenos, individuales, económicos y sociales, ni por tanto las verdaderas y plenas libertades democráticas”.
Esta situación no puede continuar así o ya no debemos aceptar que siga así y hoy se tiene la oportunidad para aportar algo significativo desde el ámbito de la legislación mexicana.
En el ámbito del desarrollo y de a economía, traigo a vuestro conocimiento la postura de la Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala, que se realizó recientemente en el territorio maya quiché, en Guatemala. Los participantes en el encuentro, mostraron su decidida oposición a las políticas neoliberales, que destrozan el medio ambiente, que crimininalizan los movimientos sociales y que mantienen un peligro latente contra los pueblos indios. Además, no está por demás recordar que la globalización hoy está arrasando con las economías nacionales de los países de América Latina, como lo reconoció el Quinto Congreso de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica, en donde se reunieron antropólogos, abogados y dirigentes de organizaciones indígenas, quienes coincidieron en que lo más preocupante es que el modelo neoliberal no ofrece opciones de justicia y tampoco reconoce los derechos históricos de los pueblos indios. En este evento María Teresa Sierra, coordinadora general del Congreso, destacó que los pueblos indios tienen una respuesta desde abajo a la globalización y puntualizó que los Estados deben reconocer su pluralidad, la diversidad como elemento central, admitir la autonomía de los indígenas.
En el ámbito democrático si ustedes no legislan a favor de los pueblos indígenas, tienen que reconocer que por el hecho de pertenecer a la clase social más desprotegida y pobre de nuestra sociedad, esta población no logrará cumplir con su derecho de informar y de expresarse y los medios no sólo son para los poderosos sino pueden apoyar a la pluralidad y el fortalecimiento de la democracia. El Estado debe garantizar a los que menos pueden, la igualdad en el aprovechamiento de un bien público de la federación, como son los medios de comunicación. Hay pues la necesidad de un orden jurídico para que estos medios puedan ser gozados por todos los mexicanos, indígenas y no indígenas.
Ya no podemos seguir tolerando que la historia de los pueblos indígenas sea una historia de exclusión, de discriminación y de agravios. Es un agravio a la conciencia no reconocer a los que tanto han aportado para la patria.
Para cerrar esta exposición quisiera remarcar que no basta con la legislación a favor de los derechos que la Constitución ya reconoce a los pueblos y comunidades indígenas sino también legislar para establecer políticas concretas que les permitan el acceso y al manejo de dichos medios de comunicación. No podemos ignorar la situación de desigualdad que viven estos pueblos y legislar derechos sin ocuparse de crear condiciones de acceso a ellos es una nueva forma de discriminación que debemos evitar. El que los pueblos y comunidades indígenas adquieran y manejen sus radios y tv comunitarias, o desarrollen centros digitales, centros de video indígena, propios, requiere financiamiento y apoyo técnico que debe ser previsto por esa misma situación de desigualdad.
No dejo de mencionar la importancia que tiene, el hecho de que esta Comisión acoja dentro de sus actividades, la realización del Congreso Nacional de Comunicación Indígena que puede aportar no solo ideas sino propuestas pronunciadas desde la comunidad, desde la experiencia de la diversidad, en el campo de los medios de comunicación.
Felicito ampliamente a la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados por su preocupación por el tema y de abrir espacios como el presente. Hay muchos siglos de desconfianza hacia la capacidad del Estado de actuar a favor de los pueblos menos favorecidos por el desarrollo como es el caso de los pueblos indígenas. La actuación de la misma legislatura pasada sobre la violación constitucional al no normar lo correspondiente sobre el tema que hoy nos reúne, confirma este planteamiento. Pero debemos tener un poco de esperanza hacia ustedes porque se quiere transitar por un camino de diálogo y no de violencia, se quiere abandonar los trillados caminos del dominio y del engaño. Ustedes tienen la palabra. Los pueblos y comunidades indígenas ya pusieron su parte para México, ahora México tiene que poner su parte para los indígenas.
- Franco Gabriel Hernández es Investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca y representante del nivel de formadores de docentes ante el Centro de Estudios y Desarrollo Educativo de la Sección 22.
Agradezco a la Comisión de Asuntos Indígenas, especialmente a su Presidente, la invitación que me ha formulado para intervenir en esta alta tribuna de la Nación.
La cuestión de los pueblos indígenas y los medios de comunicación que hoy nos ocupa, que por cierto la Cámara de Diputados en la anterior legislatura ignoró en la Ley Federal de Radio y Televisión −que la Suprema Corte de la Nación acaba de declarar como inconstitucionales varios artículos−, porque no estableció las normas necesarias para que los pueblos y comunidades indígenas tengan acceso a las estaciones de radio y televisión, así como para, como lo establece el artículo 2º Constitucional, en el último párrafo de la fracción VI de apartado A: “Establecer condiciones para que los pueblos y las comunidades indígenas puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicación, en los términos que las leyes de la materia determinen”, debe ser motivo de prioridad para esta nueva legislatura, si no se quiere seguir violando la ley o repetir la historia cercana de no cumplir un mandato constitucional, hecho que lastima a los pueblos y comunidades indígenas de México y les inflinge un nuevo golpe para afirmar su condición de excluidos de los beneficios que disfruta el resto de los mexicanos.
La obligación de normar para que la población indígena tenga en la práctica el derecho a los medios de comunicación, que no deben eludir los legisladores actuales, se da en condiciones internacionales que me gustaría comentar.
Primero, la realidad que reconocen las Naciones Unidas, organismo del que formamos parte, es que se debe promover, de forma creciente, los derechos de los indígenas que conforman más de 300 millones de personas, que forman alrededor de 5000 poblaciones indígenas en 70 países del mundo y han estado sometidos a la opresión, exclusión de los procesos de toma de decisiones, marginación, explotación, asimilación forzosa y represión cuando tratan de pugnar por sus derechos.
Segundo. Estamos en el inicio el Segundo Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo en una Alianza para la Promoción de la Diversidad Cultural. Hoy es cuando se plantea un reto y se exige un mayor esfuerzo a las naciones del mundo para que en el periodo 2005 – 2014, se traten de resolver los problemas de las poblaciones indígenas en los ámbitos de derechos humanos, medio ambiente, educación y salud.
Hay una preocupación seria de la UNESCO, que en este plazo, se aminoren las extremas condiciones de desprotección social en que viven las comunidades indígenas del mundo y que se fomente su participación plena y efectiva en la toma de decisiones que afecten directa o indirectamente sus formas de vida, sus territorios, tradiciones, su integridad cultural y sus derechos. Se reconoce, además, por este órgano internacional, que a casi 12 años, de haberse suscrito el primer decenio internacional de las poblaciones indígenas del mundo, poco se ha logrado avanzar, como lo demuestran los índices de población en el mundo, que nos muestran situaciones extremas en salud, vivienda, educación y bienestar, y que esta situación en lugar de disminuir se ha incrementado.
En este nuevo decenio se aprobará por el Asamblea General la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ya fue aprobado por el Consejo de Derechos Humanos, el 29 de Junio del 2006, luego de más de 20 años de negociación. Esta aprobación por la Asamblea General se ha retardado por la oposición de países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, que tienen interés en seguir explotando los recursos naturales que hay en territorios indígenas. Ustedes, señores legisladores que representan al pueblo, ustedes los legisladores indígenas, que nos representan también a nosotros porque son los hijos de nuestros pueblos, no pueden hacer lo mismo que hacen los poderosos en el orden mundial: ignorarnos para explotarnos mejor.
Tercero. Vivimos en tiempos de globalización. La sociedad de información que domina hoy al mundo, ha hecho que gracias a los medios de comunicación (radio, TV, Internet) el mundo se haya vuelto pequeño. Además, ha acercado a todos ese futuro que tardaba en llegar. Nuestra generación vive hoy en la era de las innovaciones. Ahora tenemos Internet, TV de bolsillo, teléfono celular, etc. Estas innovaciones tecnológicas rompen las barreras del tiempo y del espacio, pero al mismo tiempo establecen nuevas desigualdades para la población mayoritaria que no tiene acceso a estos nuevos servicios. Pero además, la globalización tiende a destruir un valor importante: nuestra identidad como nación. En este contexto se debe legislar para asegurar a los pueblos y comunidades indígenas su acceso y la oportunidad de adquirir, operar y administrar medios de comunicación.
Ya vivimos la vergüenza nacional de una completa falta de equidad en la Ley Federal de Radio y Televisión recientemente cuestionada por la Suprema Corte de la Nación , que otorgaba privilegios extremos a los concesionarios y ni siquiera de manera tangencial se ocupaba de los derechos que tienen reconocidos los indígenas en la Constitución. Si queremos hacer algo para establecer nuevas relaciones entre la población indígena y la sociedad mayoritaria, si queremos hacer algo para el desarrollo de las culturas y lenguas de los pueblos y comunidades indígenas de México, si queremos vivir una interculturalidad en este país multicultural, debemos todos apoyar el propósito de normar para que los indígenas mexicanos rompan la exclusión y logren un lugar de dignidad que les corresponde, no solo por todo lo que han dado a México, sino porque son como ustedes, como yo, mexicanos, son los primeros mexicanos de este país.
Tenemos que trabajar todos, incondicionalmente por fortalecer la composición pluricultural de la nación. La preservación y enriquecimiento de sus lenguas, conocimiento y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad, serían imposibles de alcanzar o el proceso seguiría siendo lento, conflictivo y problemático, si los pueblos y comunidades indígenas no tuvieran posibilidades de adquirir, operar y administrar medios de comunicación. No podemos seguirlos discriminando; vale la pena retomar la tesis de Aguirre Anguiano, quien recalcó en su intervención en la Suprema Corte de la Nación que se puede discriminar no sólo mediante un trato desigual, sino como lo vemos en el caso de los pueblos indígenas, existe discriminación cuando hay la omisión de legislar en lo que respecta a sus derechos ya reconocidos.
Varios campos son importantes a considerar, para valorar la importancia de los medios de comunicación para los indígenas. Uno educativo, otro cultural, otro político, uno económico y otro de carácter democrático.
En lo educativo, tenemos que reconocer el alto valor que tienen los medios en el proceso de socialización y de educación, que no es aventurado decir que educan o deseducan a veces más que las instituciones educativas. Los medios de comunicación pueden generar una sociedad más educada, más integrada y más justa, si están al servicio de la población, como es el caso de las radios comunitarias.
En lo cultural, los medios de comunicación pueden ayudarnos a cancelar el proceso de desaparición de lenguas y culturas indígenas. El hecho es que cientos de lenguas desaparecieron en América Latina y el Caribe en los últimos 500 años, y varias de las más de 600 que aún sobreviven podrían correr la misma suerte dentro de poco.
Agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y algunos expertos sostienen que se trata de una tragedia evitable, si creamos las condiciones para que esto no suceda. Según la UNESCO , la mitad de las lenguas existentes en el mundo podría perderse dentro de "pocas generaciones", debido a su marginación de Internet, presiones culturales y económicas y el desarrollo de nuevas tecnologías que favorecen la homogeneización; reconocen que la desaparición de un idioma es una tragedia, pues con ella se esfuma una cosmovisión y una cultura particulares.
En México, muchas lenguas están en riesgo de desaparecer como el pame, el kilihua, el pai-pai, el kukapá, el kikapú, el chocholteco, el izcateco, el popoluca, el seri, sólo por cita algunos de los 25 lenguas que el Instituto nacional de Lenguas Indígenas reconoce como en peligro de extinción. Schmelkes, funcionaria de la SEP , dice que aun existen posibilidades de rescatar las lenguas indígenas que se pierden por los efectos negativos de la globalización y la homogeneización de las culturas. Stavenhagen, relator especial de la ONU sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Indígenas, señala que existe en el mundo un "verdadero genocidio cultural", porque “en las circunstancias actuales es muy difícil que sobrevivan muchos años más, pues el llamado desarrollo niega el derecho de esos pueblos a seguir siendo pueblos".
Quiero recordar la Carta Cultural Iberoamericana que recoge la Declaración de Montevideo, signada por los jefes de Estado y gobierno de la comunidad iberoamericana, reunidos entre el 3 y 5 de noviembre de 2006, que establece el propósito de promover la construcción de una cultura de paz basada en el intercambio, el diálogo intercultural, la concertación y la cooperación entre nuestros pueblos y que los gobiernos nacionales, entre ellos el nuestro, se han comprometido a poner en marcha acciones nacionales y la cooperación cultural iberoamericana para la construcción de un espacio multiétnico, pluricultural y multilingüe de cooperación y concertación, como un paso hacia el reconocimiento de la cultura como factor de integración de nuestro espacio iberoamericano.
En lo político, traigo a esta exposición la iniciativa de los Gobiernos de España y Turquía, asumida por el Secretario General de las Naciones Unidas, denominada "Alianza de Civilizaciones", cuya finalidad es fomentar el diálogo multiétnico y el conocimiento mutuo entre las diversas culturas, como principios de convivencia y reconocimiento a la coexistencia en la diversidad.
En este contexto político, el acceso o el manejo de los medios de comunicación por parte de los pueblos y comunidades indígenas, permitirá dar a conocer las violaciones de los derechos humanos que sufren. Creo que nadie olvida ni debe olvidarse, el caso de la indígena Ernestina Ascención Rosario, violada por el ejército o el caso de los asesinatos de la familia de Adán Esparza Parra en Culiacán Sinaloa, sólo por citar los casos más difundidos en los últimos tiempos. Los maestros de la Sección 22 de Oaxaca y la APPO no hubieran podido infligir una derrota a los policías ministeriales y federal preventiva que trataban de entrar al campo de la Universidad para tomar el último bastión del movimiento social del año pasado, sin el apoyo de Radio Universidad, porque el movimiento perdió su principal medio de comunicación Radio Plantón, porque el gobierno lo había destruido.
Los movimientos sociales y fuerzas políticas de los pueblos y comunidades indígenas requieren un espacio para vincular y articular sus acciones y jornadas a los procesos y espacios contrahegemónicos que han venido forjando nuestros pueblos latinoamericanos. Las luchas del mundo al que pertenecen los pueblos indios, así como las luchas de los pueblos indios que pertenecen a la humanidad necesitan difundirse. Además, los medios de comunicación pueden fomentar la unidad y afirmar la identidad de los pueblos. Quiero señalar que a la par de la 37ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, se efectuó en la Universidad de Panamá la Cumbre Social Alternativa convocada por las organizaciones sociales, populares y fuerzas patrióticas que integran el Movimiento de los Pueblos Unidos de Nuestra América, los días 3 y 4 de junio del 2007. Retomo el punto 2 de su Declaración que a la letra dice: “En relación al tema del respeto a los derechos humanos individuales y sociales, la Cumbre Social Alternativa considera que hasta el momento, en la inmensa mayoría de los casos, lo que ha existido en Nuestra América es un respeto puramente formal y mediatizado y que en la mayoría de los casos no ha estado ni está garantizado en nuestros pueblos el ejercicio real y efectivo de los derechos humanos plenos, individuales, económicos y sociales, ni por tanto las verdaderas y plenas libertades democráticas”.
Esta situación no puede continuar así o ya no debemos aceptar que siga así y hoy se tiene la oportunidad para aportar algo significativo desde el ámbito de la legislación mexicana.
En el ámbito del desarrollo y de a economía, traigo a vuestro conocimiento la postura de la Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala, que se realizó recientemente en el territorio maya quiché, en Guatemala. Los participantes en el encuentro, mostraron su decidida oposición a las políticas neoliberales, que destrozan el medio ambiente, que crimininalizan los movimientos sociales y que mantienen un peligro latente contra los pueblos indios. Además, no está por demás recordar que la globalización hoy está arrasando con las economías nacionales de los países de América Latina, como lo reconoció el Quinto Congreso de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica, en donde se reunieron antropólogos, abogados y dirigentes de organizaciones indígenas, quienes coincidieron en que lo más preocupante es que el modelo neoliberal no ofrece opciones de justicia y tampoco reconoce los derechos históricos de los pueblos indios. En este evento María Teresa Sierra, coordinadora general del Congreso, destacó que los pueblos indios tienen una respuesta desde abajo a la globalización y puntualizó que los Estados deben reconocer su pluralidad, la diversidad como elemento central, admitir la autonomía de los indígenas.
En el ámbito democrático si ustedes no legislan a favor de los pueblos indígenas, tienen que reconocer que por el hecho de pertenecer a la clase social más desprotegida y pobre de nuestra sociedad, esta población no logrará cumplir con su derecho de informar y de expresarse y los medios no sólo son para los poderosos sino pueden apoyar a la pluralidad y el fortalecimiento de la democracia. El Estado debe garantizar a los que menos pueden, la igualdad en el aprovechamiento de un bien público de la federación, como son los medios de comunicación. Hay pues la necesidad de un orden jurídico para que estos medios puedan ser gozados por todos los mexicanos, indígenas y no indígenas.
Ya no podemos seguir tolerando que la historia de los pueblos indígenas sea una historia de exclusión, de discriminación y de agravios. Es un agravio a la conciencia no reconocer a los que tanto han aportado para la patria.
Para cerrar esta exposición quisiera remarcar que no basta con la legislación a favor de los derechos que la Constitución ya reconoce a los pueblos y comunidades indígenas sino también legislar para establecer políticas concretas que les permitan el acceso y al manejo de dichos medios de comunicación. No podemos ignorar la situación de desigualdad que viven estos pueblos y legislar derechos sin ocuparse de crear condiciones de acceso a ellos es una nueva forma de discriminación que debemos evitar. El que los pueblos y comunidades indígenas adquieran y manejen sus radios y tv comunitarias, o desarrollen centros digitales, centros de video indígena, propios, requiere financiamiento y apoyo técnico que debe ser previsto por esa misma situación de desigualdad.
No dejo de mencionar la importancia que tiene, el hecho de que esta Comisión acoja dentro de sus actividades, la realización del Congreso Nacional de Comunicación Indígena que puede aportar no solo ideas sino propuestas pronunciadas desde la comunidad, desde la experiencia de la diversidad, en el campo de los medios de comunicación.
Felicito ampliamente a la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados por su preocupación por el tema y de abrir espacios como el presente. Hay muchos siglos de desconfianza hacia la capacidad del Estado de actuar a favor de los pueblos menos favorecidos por el desarrollo como es el caso de los pueblos indígenas. La actuación de la misma legislatura pasada sobre la violación constitucional al no normar lo correspondiente sobre el tema que hoy nos reúne, confirma este planteamiento. Pero debemos tener un poco de esperanza hacia ustedes porque se quiere transitar por un camino de diálogo y no de violencia, se quiere abandonar los trillados caminos del dominio y del engaño. Ustedes tienen la palabra. Los pueblos y comunidades indígenas ya pusieron su parte para México, ahora México tiene que poner su parte para los indígenas.
- Franco Gabriel Hernández es Investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca y representante del nivel de formadores de docentes ante el Centro de Estudios y Desarrollo Educativo de la Sección 22.
https://www.alainet.org/es/articulo/121759
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