Tratamiento de la sexualidad

10/05/2007
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En este artículo planteo cómo ha sido abordado el tema de la sexualidad indígena.  Intentaré explicar las relaciones de dependencia de este tema con Estados Unidos y posteriormente me centraré en los trabajos que se han escrito y cómo estos han sido abordados.  Mi objetivo es mostrar cómo la sexualidad visto en el marco de las relaciones de poder, se convierte en un tema político.

En Guatemala no se ha realizado ninguna investigación académica sobre la sexualidad de los mayas.  En cambio sí se han escrito trabajos empíricos sobre la sexualidad, orientados a la reproducción y al control de enfermedades.  Además de que este tema no ha sido abordado en profundidad, el mismo ha sido tratado desde una visión naturalista o biologicista, tanto si se trata de corrientes positivistas o con teoría maltusiana, ambas con tintes colonialistas y con política antinatal, pero ante todo es importante aclarar como estos estudios han fundamentado los proyectos nacionales y locales. 

En el tema de la sexualidad, Estados Unidos ha aplicado su política de población basada en la perspectiva malthusiana, en el control de natalidad y ha elaborado estrategias específicas para el tercer mundo.  Esta perspectiva ha sido el fundamento para planificar líneas estratégicas traducidas como política exterior (1939), política de desarrollo (1950) y de seguridad (1960).  Estas políticas han sido operativizadas a través de institucionales gubernamentales e industrias norteamericanas con el objetivo de lograr la pacificación de los países que amenazan sus intereses económicos y políticos.  Varias de estas instituciones estadounidenses han coordinado sus estrategias con instituciones gubernamentales, ONGs y universidades guatemaltecas quienes continúan implementando sus programas especialmente en el área rural, con pueblos indígenas y en algunos casos las mujeres están siendo utilizadas como conejillas de indias para ensayos clínicos.[1]

Las justificaciones sobre el control de población son diversas desde el amenazante peligro de una explosión demográfica, “en el cual profetizan una catástrofe, afirmando que la tendencia de la población era crecer más rápido que la producción de alimentos”.[2] Otra razón, es “que el origen de la pobreza la ven en la ilimitada multiplicación de los pobres, la que debe ser rigurosamente frenada para evitar así inquietudes sociales a causa del hambre y la miseria.[3] Por eso la política de población norteamericana va dirigida específicamente a los grupos más pobres con el objetivo de frenar el aumento de la población sin entrar al análisis profundo de la distribución de los recursos y de la riqueza de este país.  En definitiva, en los países desarrollados como Estados Unidos “se teme que el crecimiento de población amenace el nivel de vida conseguido reduciendo la ‘tajada’ de riqueza nacional per cápita[4] pero esta postura es contrarestado por la siguiente, “El planeta produce, hoy, alimentos suficientes para saciar el estómago de diez mil millones de personas, casi el doble de la humanidad actual.  Por lo tanto, el problema está en la distribución injusta de las riquezas”.[5] Sin embargo, los planteamientos sobre el tema de población no sólo han sido económicos, sino políticos.  Y si por momentos la solución al problema de superpoblación era la planificación familiar, en otros existía el temor a que la extrema pobreza acabara por arrojar a países en brazos del comunismo y actualmente, a la izquierda latinoamericana.

Es posible afirmar que la teoría malthusiana fue puesta en práctica a través de campañas de control de la natalidad en el ámbito de una política imperialista hacia países del tercer mundo, en particular hacia América Latina, hacia población indígena y hacia las mujeres pobres.  Con tesis maltusianas se continúa argumentando que el problema del hambre se debe a la superpoblación y no a las estructuras sociales injustas que tienen que ver con la existencia del poder colonial en la distribución de recursos de este país, principalmente al acceso y tenencia de la tierra. 

Qué se ha escrito y cómo ha sido abordado:

Es posible afirmar que las temáticas abordadas en las tres últimas décadas (del 70 al 2000) se han desarrollado alrededor de tres temas, las cuales son: salud reproductiva, enfermedades de transmisión sexual y derechos reproductivos y sexuales.  Los temas han sido abordados en su mayoría desde perspectivas positivistas, y en menor escala con enfoque de género.  Y los grupos sociales estudiados han sido pueblos indígenas, especialmente mujeres indígenas. 

En los tres primeros años de la década de los noventa, se efectuaron trabajos empíricos sobre salud reproductiva que estaban dirigidos a la población femenina, ello con diversos objetivos, tales como: entender el comportamiento sexual de las mujeres indígenas[6], conocer la percepción de las mujeres sobre la salud comunitaria (caso Santiago Atitlán)[7] y comprender la aceptación de la planificación familiar[8]
entre grupos étnicos específicos. 

Las otras investigaciones giraron alrededor de subtemas específicos que se concentraban en identificar por un lado, los conocimientos, actitudes y prácticas de las mujeres respecto a la salud reproductiva y por el otro, la estructura cognoscitiva del pensamiento y del lenguaje de indígenas[9].  Este estudio ha sido escrito con una visión estereotipada y con un pensamiento colonialista y tutelar sobre la sexualidad de los indígenas de la etnia mam, como se demuestra a continuación:

“el estudio examinó la sexualidad de indios mayas de lengua mam…” “El objetivo del estudio fue proporcionar conocimientos básicos acerca de la sexualidad y la reproducción entre los mayas que hablan mam”, “la información mostró lo que se puede llamar una cultura de pobreza sexual”,

 Sobre el concepto de la cultura de pobreza sexual, la antropóloga Manuela Camus cuestiona esta conclusión e invita al debate:

                “tal vez sea más correcto referirse a un sexo en la pobreza y bajo diferentes presiones institucionales –la comunidad, la iglesia y el mismo excluyente Estado guatemalteco.  Además, este sexo en la pobreza se asocia –aunque habría que tener cuidado con las interpretaciones mecanicistas- con la fuerte incidencia de la violencia, el alcohol y la agresión sexual”.[10]

 Identificar la pobreza sexual para un grupo social, en este caso para indígenas significa dar una valoración racial de la sexualidad.  Esta visión sesgada de la realidad sólo viene a contribuir con la idea de satanizar a pueblos indígenas en la ignorancia, cuando realmente la ignorancia sobre la sexualidad y la aceptación de ser tema prohibido es generalizada.  Es tabú para diversos grupos sociales y clases sociales de este país.  La pobreza sexual también es identificada en los letrados y modernistas de este país porque continúan reproduciendo discursos de progreso y de futuro, pero no se atreven a practicar métodos modernos de planificación familiar y menos aún, hablar de la masturbación y la homosexualidad. 

Pero volviendo al abordaje de los temas de la sexualidad.  Si la preocupación inicial de los estudios había sido la mujer, entre 1993 y 1998 la preocupación fue el hombre; no obstante los estudios sobre la mujer continuaron.  En cuanto a los hombres y la salud reproductiva, se llevaron a cabo estudios que pusieron interés en la percepción de los hombres indígenas[11] y en su participación en el tema de salud reproductiva
[12].  A partir de 1998 se introduce el enfoque y el concepto de género[13] en los estudios que se refiere a la sexualidad. 

 La mayoría de estudios estuvieron a cargo de APROFAM (Asociación pro bienestar de la, familia) AGES (Asociación Guatemalteca de educación sexual), IDEI (Instituto de Investigaciones Interétnicas) y del Consejo de Población, este trabajo pretendió ser objetivo y en ellos se utilizó el enfoque de la naturalización de la sexualidad.  En esta década el Consejo de Población financió varios proyectos de numerosas ONGs[14] . 

Entre 1995 y 2000, otro tema emparentado con la sexualidad y la salud reproductiva fue el SIDA y las enfermedades de transmisión sexual (ETS).  Según datos recabados por Manuela Camus:

“las fuentes oficiales, como el Plan Estratégico Nacional ITS/VIH/SIDA 1991-2003, cuando se refiere a grupos específicos en el sentido social y/o cultural, de cara a estudiar sus actuaciones ante la transmisión del SIDA, demuestran cierta preocupación de los mayas, pero al fin no presentan mayores planteamientos de acciones concretas hacia esta población por parte del Estado ni de las ONGs que trabajan sobre el problema del SIDA”[15]

Las investigaciones que se llevaron a cabo con indígenas le dieron importancia a los siguientes subtemas: factores socioculturales que influyen en la infección de VIH en mujeres mayenses
[16], el proceso migratorio de trabajadores agrícolas del altiplano a la costa del pacífico[17] y sobre conocimientos, actitudes y prácticas sobre el sexo, el uso del condón y el VHI/SIDA.[18] Estos estudios, de alguna manera, han venido a identificar quiénes son los grupos de riesgo, y cómo la sexualidad está vinculada al peligro y a la muerte, y no a un espacio de placer. 

El tercer tema de estudio ha sido el de los derechos sexuales y reproductivos, planteamiento impulsado por grupos de mujeres con enfoque feminista.  Recientemente, se publicó el “Diagnóstico sobre derechos sexuales y reproductivos de las mujeres guatemaltecas”[19].  En este estudio tímidamente rescatan algunos elementos sobre lo que dicen los mayas acerca de estos derechos. 

La mayoría de estudios analizados durante esta década 1990 a 2000 son de corte empírico y se caracterizan por ser descriptivos y cuantitativos.  En ellos se hace énfasis en una concepción biologista del cuerpo y una construcción naturalista de la sexualidad, que consiste en abordar la sexualidad desde la identificación y descripción de órganos y funciones fisiológicas del cuerpo, “se suma la existencia de normas y valores en donde se exaltan la procreación como única finalidad de la vida, la responsabilidad de la cohesión familiar, el control sobre su función reproductiva biológica”.[20] Aquí aparece contemplada la sexualidad como un hecho aislado, natural, no dinámico y sólo producto de disposiciones biológicas, “olvidando la dimensión social, cultural y afectivo-emocional y el análisis de la sexualidad como algo relevante”.[21]

Por otra parte, el enfoque de la mayoría de estudios es patriarcal y etnocéntrico.  Respecto al problema de la reproducción, la responsabilidad se delega a las mujeres y a las/los indígenas, con la justificación de que son ellos quienes provocan el problema de la superpoblación pero además, se les culpabiliza del subdesarrollo. 

Estos estudios han perseguido guiar a grupos profesionales dedicados a la salud reproductiva para lograr mejores resultados en torno a la salud materno-infantil y al control de natalidad, al igual que la prevención y mayor control de las ETS, el SIDA y las enfermedades infectocontagiosas. 

Estos estudios privilegian la acumulación de datos, cifras y estadísticas y llegan a conclusiones generales que reflejan mejor sus valoraciones personales extra-científicas cargadas de prejuicios.  No hay un análisis crítico.  “no hay autocrítica, y se caracterizan por su postura ambigua prefiriendo señalar las fallas de los otros”.[22] Reafirmando que son los otros quienes tienen “pobreza sexual”.  El tema de la sexualidad no sólo es tema tabú sino reproduce desigualdad cultural inscrita en prejuicios raciales. 

Un estudio ha sido abordado desde la perspectiva feminista, rescatando los conceptos de derechos sexuales y reproductivos.  Este intenta ser un estudio analítico y crítico, y propone “la necesidad de investigar en la cultura indígena para dar testimonio de los temas relacionados con la sexualidad, nuestros cuerpos y el aborto”.[23] Si bien se hace un esfuerzo por poner en la discusión el tema de la salud reproductiva y el respeto por la diversidad cultural, el análisis queda corto, pues no profundiza en las políticas asumidas y aplicadas por el Estado. 

Puede percibirse un sesgo en los estudios efectuados, pues contrasta la gran atención prestada al tema de la planificación familiar, con la ausencia de análisis sobre la dimensión política, socio-cultural y económica de los y las mayas.  A pesar de asumirlas, las ideas malthusianas no están explícitas en estos trabajos.  Pareciera que el tema de la sexualidad está sobre-entendido y que a los expertos lo único que les interesa es la planificación familiar de los pobres e indígenas y obtener de ello resultados a corto plazo. 

El reduccionismo del tema ya sea salud reproductiva, VIH, y sexualidad no permite ver particularidades de los sujetos, no intentan mostrar novedades sino confirmar lo que ha sido ya elaborado por otras investigaciones, y en ellos se retoma a grupos étnicos desde una visión colonialista (tutelar, proteccionista) y objetiva porque ninguno de los trabajos se refiere a las sensibilidades y percepciones de los hombres y mujeres mayas[24].  Ello dentro de un contexto neoliberal, que propicia procesos de homogenización cultural, de desarrollo y de modernidad.  Puede decirse que las investigaciones no logran captar el sentido profundo de los comportamientos sociales, de las tendencias históricas y los códigos simbólicos propios de la cultura maya. 

La tarea por hacer es construir un marco explicativo para analizar fenómenos complejos e interrelacionar conceptos y disciplinas para analizar el fenómeno social en diferentes dimensiones.  La mirada de las ciencias sociales al tema de la sexualidad debe trascender desde una conceptualización de la reproducción hacia una construcción social e histórica de la sexualidad, que abarque la dimensión social, cultural, y afectivo-emocional, en la cual juegan identidades, valores, sentidos, resistencias y placeres, porque la sexualidad se encuentra sumergida en relaciones de poder, que abarca múltiples opresiones y explotación.  Si el poder está en todas partes, el poder también está en la sexualidad.  Con ello afirmo, que la sexualidad es un concepto histórico-social, cultural ligado íntimamente a lo político y económico, por lo que urge descolonizarla y desentramparla del patriarcado. 

Bibliografía:

Betto, Frei.  2004.  “Crisis de la modernidad”, Revista ALAI -América Latina en Movimiento-, No.  385-386, Ecuador. 

Bertrand, J.  (1991): Comportamiento sexual y aceptación de la planificación familiar en la población maya-k’ekchi’ de Guatemala, AGES-APROFAM.  Guatemala. 

Camus, Manuela, (2000)  La sexualidad entre los mayas y el SIDA, informe para Médicos sin Frontera-Suiza, Guatemala.

Castillo, María, et al.  (1991) Mujer y salud comunitaria.  Centro de Investigaciones de las Ciencias de la Salud.  Facultad de Medicina.  Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala. 

Córdova Plaza, Rocío.  (2003): Los peligros del cuerpo: Género y sexualidad en el centro de Veracruz.  Benemérita Universidad autónoma de Puebla.  Plaza y Valdez editores.  México. 

Dietz, Tina y Becher, Heidi (1984): Historia y trasfondos políticos de los programas de planificación familiar en América Latina, FDCL-Frauengruppe Mehringhof Geneisenaustr, Alemania. 

Ikeda J.  et al.  (1997) Reducing AIDS sexual risk behavior among seasonal migrant workers in-misspeaking rural communities in Guatemala, IDEI.  Universidad de California.  Guatemala. 

Méndez Domínguez, Alfredo.  (1995): Estudio cognoscitivo y patrones de lenguaje de los residentes indígenas en las comunidades rurales y urbanas sobre salud reproductiva en el departamento de Quetzaltenango.  Guatemala: Universidad del Valle de Guatemala. 

Méndez Puac, Juan Francisco.  (1993) Conocimientos, actitudes y prácticas masculinas en salud reproductiva.  Tesis de Medicina.  Guatemala: USAC. 

Méndez Puac.  et al, (1995) Estudio CAPs realizado en Panajachel, San Pedro La Laguna y San Lucas Tolimán.  APROFAM-JOICFP, Guatemala,

Méndez Puac, J.  F.  et al.  (1998): Salud reproductiva, género, participación del hombre e imagen de las clínicas de APROFAM.  Guatemala. 

Morgan, P.  et al.  (1999): Conocimientos, actitudes y prácticas sobre el sexo, el uso del condón, y VIH/SIDA en Adolescentes de las áreas semi-urbanas de Quetzaltenango y Puerto Barrios, PASMO, Guatemala. 

Sartori, Giovanni y Mazzoleni, Gianni.  (2003) La tierra explota: superpoblación y desarrollo.  Traducción de Miguel Angel Ruiz de Azúa.  Taurus, México. 

 Tierra Viva.  (2004): Diagnóstico sobre derechos sexuales y reproductivos de las mujeres guatemaltecas.  Guatemala.

Word V.  et al., AGES-APROFAM, Municipio De Santa Cruz del Quiche y Santa María Huta Lan Solota.  1990.

***

* Una versión resumida se publica en la Revista América Latina en Movimiento No. 420



[1] En San Juan Comalapa, Chimaltenango, una ONG con el nombre de Madres de Maíz está realizando un ensayo clínico, el objetivo es que la las mujeres utilicen el “maíz mejorado” con el supuesto de mejorar el estado nutricional de las madres y del niño antes que ocurra la concepción. 

[2] Dietz, T.  y Becher, Heidi 1984, p.  1

[3] Ibid.  p.  2

[4] Sartori y Mazzoleni:2003.  p 105

[5] Betto, Frei: 2004, p 385-386

[6] Ward V.  et al:1990

[7] Castillo, María et al: 1991

[8] Bertrand, J.  et al:1991

[9] Méndez, Alfredo:1995

[10] Camus, Manuel: 2000. p.  33

[11] Méndez Puac, J.F.  1993

[12] Entre el tema de percepción y de participación se encuentran los siguiente trabajos: Méndez Puac.  et al autores, Estudio CAPs realizado en Panajachel, San Pedro La Laguna y San Lucas Tolimán.  APROFAM-JOICFP, Guatemala 1995, Salud reproductiva en el depto.  de El Quiché; Pineda A.  et al.  Resultados del Estudio Base para un proyecto Piloto del Hombre Maya-Quiche Guatemala, 1995.  Ikeda J.  et al.  Reducing AIDS sexual risk behavior among seasonal migrant workers in-mamspeaking rural communities in Guatemala, IDEI, 1997

[13] Méndez Puac, J.  et al: 1998

[14] En 1998 diversas ONGs participaron en este proyecto, entre ellas: ASECSA, CDRO, IDEI, Proyecto Renacimiento, SHARE Guatemala, AGES y los proyectos fueron financiados por el Concejo de Población. 

[15] Camus, 2000.  p.5

[16] Entre los estudios están: Castillo, E.  et al.  Construyendo una conciencia sobre VIH/SIDA entre adolescentes y padres, Plan internacional y COEPSIDA, Guatemala, 1996; Investigación cualitativa y cuantitativa de línea de base Proyecto Gua/96/PO1, Guatemala 1996, Varios autores, Factores socio-culturales que influyen en la infección de VIH en mujeres mayenses, presentado en el congreso panamericano de infectología y el SIDA, 1999

[17] Varios autores, conocimientos, actitudes de trabajadores agrícolas que participan en el proceso migratorio del altiplano a la costa del pacífico, presentado por el Congreso Panamericano de Infectocología y SIDA. 

[18] Morgan, P.  et al.  Conocimientos, actitudes y prácticas sobre el sexo, el uso del condón, y VIH/SIDA en Adolescentes de las áreas semi –urbanas de Quetzaltenango y Puerto Barrios, PASMO, Guatemala, 1999

[19] Tierra Viva: 2004

[20] Cordova, Rocío:2003, p.13

[21] Op.  Cit.  p.  11

[22] Ibid.  p.  16

[23] Op.  Cit.  P.56

[24] Op.  Cit, p.  56

https://www.alainet.org/es/articulo/121032?language=en
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