Liberacionismo y TLC

01/04/2007
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Aplaudimos los contenidos de la carta pública que el Coordinador del Frente Liberacionista contra el TLC le envía al Embajador de los Estados Unidos de Norteamérica pidiendo aclaración y rectificación por sus recientes y desafortunadas declaraciones.

Quienes formamos parte de la resistencia patriótica, activa y pacífica, contra este TLC tenemos la obligación moral de hablar de frente y expresar nuestra oposición al mismo con claridad y sin tapujos. El presente Tratado redactado a hechura de las transnacionales cuenta con solícitos socios locales, que han estado muy pendientes de que la redacción final del voluminoso documento, les garantice los beneficios personales negociados y esperados, aún aquellos que van en detrimento del interés general, el bien común y hasta de las relaciones con nuestro gran vecino del norte.

Desde muy atrás se viene debilitando al Estado y sus instituciones para disminuir su protagonismo y favorecer las tesis aperturistas. Se recurre a todo con tal de hacer a un lado lo que interfiera, en cuenta los Partidos Políticos y las propias organizaciones sociales. Todo induce a pensar que estamos frente a una conspiración bien orquestada que cuenta entre sus logros el haber quebrado las resistencias dentro del Partido Liberación Nacional hacia una candidatura impuesta, so pretexto de oxigenar a un enfermo bajo cuidados intensivos.

Los que en su momento, se opusieron a lo que echaba por la borda doctrina e historia, fueron marginados y perseguidos. Hoy, en primera fila se destacan los que no comparten principios doctrinarios o los que creyendo en ellos, por las razones que fueren, no se muestran dispuestos a defenderlos. El oportunismo, unido a un servilismo vergonzante, invadió las estructuras del Partido Liberación Nacional.

Algunos resistentes aún permanecen en el Partido (“disidentes” según opinión del burlón usurpador). Los que optaron por el éxodo a otras trincheras, lo hicieron por no aceptar claudicaciones, ni siquiera temporales. Se neutralizó así el potencial protagónico y beligerante del PLN. Se puso en línea a los actuales acólitos para que apoyen, o callen sumisos, frente al más feroz ataque a la obra histórica de Liberación Nacional.

Los acelerados procesos iniciados, a partir de las nuevas alianzas a espaldas de las organizaciones y del pueblo costarricense se manifiestan hoy, de manera vergonzosa, en la Asamblea Legislativa. Las intervenciones de unos pocos miembros de la bancada oficialista suenan al unísono con las que realizan los representantes de un neoliberalismo a ultranza, históricamente combatido por el partido de Don Pepe Figueres .

Y aunque nos resulte triste observar el silencio complaciente de los más, abrigamos la esperanza que esa actitud se revierta, que prevalezcan los principios y valores y el sentido común. Que pronto, a las posiciones patrióticas y valientes que se oponen al desmantelamiento del modelo de desarrollo solidario, se sumen aquellos que deberían ser sus más fervientes defensores. Sin caer en trampas de “agendas complementarias de desarrollo” (solo en el papel) propuestas para paliar, dicen, los efectos negativos que producirá el brutal desmantelamiento del Estado Social de Derecho. Eso podrá servir tal vez como una medicina temporal de cuidados paliativos a un enfermo terminal. O como decía Galeano una medida que se compara a la de un destripador que reparte piezas ortopédicas entre sus víctimas.

Pero volviendo al tema. El criticar los propósitos para que se apruebe este Tratado, no significa excluir las actuaciones de quienes se han venido mostrando como sus más febriles defensores. No busquemos afuera lo que está aquí, en casa y entre nosotros. Ni tratemos de absolver de la condena histórica a quienes, desde la casa Presidencial, echan mano a métodos espurios, que riñen con las más elementales reglas democráticas, para acallar voces y aprisionar conciencias.

Lo dicho por el Embajador debe ser objeto de condena y repudio pero eso no significa tener que aceptar que su intención haya sido distorsionar una discusión y dificultar la labor de un, estadista democrático. ¿Cuál discusión y cual estadista democrático? Nos resistimos a creer que desde la cúspide del poder político alguien esté intentando resolver la contradicción política y social, que existe en el seno de nuestra sociedad cuando los hechos lo que indican es precisamente todo lo contrario.

No compartimos que se le reconozca esa intención a quienes transgreden y mienten, imponen, persiguen e infunden temor por medio de campañas mediáticas y alienantes. A quienes se valen de cualquier oportunidad, como la reciente visita a Casa Presidencial del Embajador de los Estados Unidos para amedrentar a un pueblo dispuesto a no darse por vencido en su lucha por la soberanía y la dignidad nacional.
Si en lugar de Arias fuera don Pepe, ¿cual habría sido su reacción frente a las declaraciones del señor Embajador? Nos reservamos la duda de que un representante diplomático de cualquier país se atreva a decir en Costa Rica lo que dijo en tono de amenaza, sin haber sido inducido a ello o no estando muy seguro de contar con la absoluta aprobación de su anfitrión. El cual, hasta el momento, no ha hecho ningún reclamo mientras que, molesto, se ocupa en decir que “los Ticos nos creemos la mamá de tarzán y el ombligo del mundo” (Diario Extra 31 de marzo del 2007). ¿No se acepta competencia?
https://www.alainet.org/es/articulo/120287?language=en

Clasificado en

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS