No considero casual que en vísperas de la visita de Bush a tierras de la otra América (el apéndice de la América de ellos) se haya tomado una decisión tan trascendental para el debate de ideas en una patria disminuida de patriotismo por los escasos aires democráticos que la refrescan.

El cierre abusivo y sin fundamento de \"Diagnóstico\" de canal 13, uno de los pocos programas serios, críticos, abiertos, desafiantes… donde han desfilado los personajes de gran talla intelectual de los últimos 20 años de nuestra coyuntura social, es una bofetada a la Política.

En una época de superficialidad donde predominan las novelas, las noticias condicionadas por los grupos de poder, la droga del fanatismo deportivo, espacios religiosos moralizantes que no terminan de poner los pies en la tierra sino para sacar del bolsillo una ofrenda voluntaria, los programas empaquetados que abusan del doble sentido, la ironía, el sarcasmo y la deshonra de la humanidad, \"Diagnóstico\" de canal 13 daba la cara presentando una visión siempre nueva y creativamente suspicaz de los acontecimientos que iban marcando nuestro quehacer nacional, bajo la dirección de un hombre sereno y habilidoso como es el Dr. Álvaro Montero.

La mañana del pasado lunes 5 de marzo, grabando junto a Don Álvaro Montero el abortado programa \"Diagnóstico\" que nunca llegó a la teleaudiencia, le pregunté en confianza si no creía que le podían cerrar el espacio por su abierta posición en contra del mal negociado TLC. Él me respondió que Don Oscar Arias era quien le había abierto este espacio finalizando su anterior administración y por eso no creía que eso llegara a pasarle… por desgracia para todos no fue así.

Junto a los eminentes sacerdotes Francisco Soto y Miguel Picado, dos de los grandes pilares de la intelectualidad eclesiástica de Costa Rica, grabamos ese día el último programa \"Diagnóstico\" (que imagino sólo se vio en Casa Presidencial), fundamentando la posición que un significativo grupo de sacerdotes de las Diócesis de Alajuela, Tilarán y Ciudad Quesada habían asumido en tres diferentes y desafiantes comunicados lanzados a la opinión pública.

Hoy me ataca la frustración no sólo de desconocer el posible impacto de aquel programa dentro de la Iglesia y en nuestras comunidades, sino y sobre todo, de cómo conciliar el sueño los días lunes en que los canales de TV sólo ofrecen más de lo mismo, y el espacio del Dr. Álvaro Montero descansa en paz después de recibir la extremaunción por tres sacerdotes que lo acompañaron, sin saberlo moribundo, y por una gran parte del país que se ha mantenido silenciosamente cómplice ante un acto detestable más del alarmante terrorismo informativo gubernamental en contra de los que no piensan como los que están mejor cada día.

Pbro. Ronal Vargas Aray

(Colorado de Abangares, 13-03-2007