En estos días, en los cuales el país celebró los ochenta años de nuestro Nobel de literatura Gabriel García Márquez –con excepción de algunos que buscando hacerse notar formulan expresiones irreverentes frente al gran escritor-, de nuevo aparece ayudando al proceso de búsqueda de paz, entre el Gobierno y el ELN, según información suministrada por el Presidente Uribe.

Y es que Gabo, además de ser nuestro escritor emblemático, el que colocó el realismo mágico en el centro de la atención de los amantes de la literatura, ha sido históricamente un ‘conspirador por la paz’ como el mismo se denomina. Es verdad que en los actuales acercamientos entre el Gobierno colombiano y el ELN –que deseamos sean los definitivos- ha jugado un papel fundamental, no solamente por haber acompañado la instalación formal de la primera ronda de conversaciones en diciembre del 2005 en La Habana en compañía de Mercedes su mujer de toda la vida, sino por sus gestiones previas, reservadas pero siempre muy eficaces, que contribuyeron a viabilizar los mismos. Esto a pesar del sano escepticismo que a lo largo del tiempo todo facilitador de paz adquiere. A los Garantes de Casa de Paz cuando fuimos a su residencia en La Habana a formalizarle la invitación para que estuviera, como símbolo del país, en el acto protocolario de instalación, nos formuló un profundo interrogante: “¿porqué en esta ocasión sí debo creer que va a ser en serio?”. Lo cual por supuesto nos obligó a los Garantes a esforzarnos por darle los sólidos argumentos que nos han movido a creer en este proceso en ciernes, a pesar de siempre reconocer las dificultades que los mismos conllevan.

Pero no ha sido ésta la primera vez en que Gabo ha puesto en juego sus buenos oficios para tratar que la paz en Colombia se vuelva una realidad; en años anteriores igualmente ayudó a propiciar acercamientos entre diferentes gobiernos colombianos y el ELN. Igualmente contribuyó en el pasado en los acercamientos entre el Gobierno colombianos y el M-19 y como todos los colombianos lo pudimos observar hizo presencia en la inauguración de los diálogos entre el Gobierno Pastrana y las FARC en el Caguan, cuando una mayoría de colombianos tenían puestas sus esperanzas en esas conversaciones que iban a iniciarse.

Quizá una contribución importante de Gabo, ha sido ayudar a crear un ambiente en el escenario internacional favorable a apoyar los esfuerzos de paz de diferentes gobiernos colombianos.

Por ello hay que celebrar que de nuevo el Maestro García Márquez esté dando un ‘empujón’ en La Habana al Gobierno y al ELN para que avancen en superar las diferencias que todavía tengan y darle un salto cualitativo a este proceso, de tal manera que puedan entrar en una fase de negociación formal. En ese sentido hay que destacar que Gabo ha prestado sus buenos oficios a diferentes Gobiernos, sin tener en consideración intereses políticos partidistas sino los intereses nacionales.

La situación puede evolucionar muy positivamente si los colombianos actuamos con ese desprendimiento que nos ha enseñado Gabo, si los sectores sociales no ‘congestionan’ con sus demandas sectoriales la Mesa de Negociación pretendiendo, de manera equivocada, que sus particulares y seguramente legítimas reivindicaciones deberían ser resueltas como prerrequisito para superar la confrontación armada, cuando de lo que se trata es de resolver el enfrentamiento violento para que los conflicto transcurran de manera normal sin acudir a la violencia. La Mesa evolucionará positivamente si las partes precisan aquellos elementos que pueden dinamizar políticamente el proceso y se centran en acuerdos alrededor de los mismos, antes que atarse a esquemas tradicionales de negociación, en los cuales interminables agendas, que posteriormente son abandonadas, terminan enredando la posibilidad de avanzar a pasos agigantados como lo esperan los colombianos.


Alejo Vargas Velásquez

Profesor Universidad Nacional