Las huellas de la guerra

09/03/2007
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Con el final del invierno, la actividad de los talibanes se ha intensificado en Afganistán. Un atentado suicida contra una base militar americana se cobraba la vida de una veintena de personas, lo que eleva a más de 400 el número de fallecidos en enfrentamientos entre fuerzas internacionales y talibanes sólo en 2007. En medio de la polémica de una posible retirada de tropas estadounidenses de Irak, la OTAN sigue reclamando el aumento de militares en el país afgano.

Las operaciones militares se iniciaron con la excusa de terminar con el régimen talibán que controlaba el país, y que amparaba al responsable de los atentados del 11 S, Osama Bin Laden. Cinco años después, éste sigue sin aparecer, y los talibanes, en un principio derrotados en 2001, hicieron del 2006 el año más sangriento desde que se inició la invasión. El gobierno estadounidense no aporta cifras exactas de las personas, civiles y militares, que han perdido su vida desde 2001.

El futuro a corto plazo no se presenta con visos de mejora. La OTAN ha demandado a sus miembros un aumento considerable de los efectivos en la zona, ante un inminente rebrote de atentados y de ataques por parte de Al Qaeda. El Reino Unido, tras anunciar la retirada progresiva de 1.600 soldados de Iraq, confirmaba que mandará a Afganistán un refuerzo de 1.400, lo que hará un total de 7.700. EEUU reforzará su presencia con 3.200 militares más. Esto no hace más que aumentar el gasto en lo que el gobierno norteamericano denominó “Guerra contra el terrorismo”. Hasta 2006, la Casa Blanca habría gastado 507.000 millones de dólares, y en 2007 ya ha presupuestado una partida de otros 70 mil millones. Los contribuyentes tendrán que pagar un 45% más que en 2006 en costes de guerra. Un esfuerzo mayor que el que se hizo en la guerra de Vietnam.

Mientras, los soldados de las fuerzas de ocupación en Afganistán enferman por la ansiedad que les produce estar en este país y se preguntan por la falta de sentido de su presencia en la zona. Cerca del 80% de los soldados que se encuentran en territorio afgano realizan labores de seguridad de sus campamentos.

Naciones Unidas dotó de legitimidad a la guerra en Afganistán desde el primer instante. Después de los atentados de Nueva York, se vio la invasión estadounidense como un acto de defensa. Pero, tras Afganistán llegó Iraq, en 2003, y las fuerzas se concentraron en acabar con el régimen de Saddam Husein. Los países de la OTAN se hicieron cargo de la situación en el país afgano, pero sólo en lo que se refería a cooperación y ayuda. Sin embargo, el desarrollo de la zona en cuanto a agricultura, por ejemplo, es casi nulo. Los que sí aumentan son los cultivos de heroína. En 2006, la superficie dedicada al cultivo de opio aumentó en un 59%, y su producción un 50%, lo que hace de Afganistán el mayor productor y exportador del mundo. Estos cultivos ilegales y su comercio son la mayor fuente de financiación de los talibanes para comentar atentados. Todo esto en un país con una endeble democracia que continúa muriéndose de hambre. Además, se calculan en más de 2,5 millones los refugiados que aún no han podido regresar a su país.

Cada cierto tiempo, el gobierno americano elabora nuevos presupuestos económicos para sus acciones militares, sobre todo en Afganistán e Iraq, y siempre aumentan. Pero lo que no se sabe es para qué se destinan esos fondos. El número de soldados sigue aumentando, lo que conlleva un gasto, pero no se realizan partidas para el desarrollo de los países que se invaden, ni se han realizado proyectos de futuro para cuando la presencia de tropas sea prescindible. Esto quizá sea lo que menos importa al presidente Bush y a su gobierno. Su cruzada contra el terrorismo islámico continúa, además, con el control de los pozos de petróleo en la zona. Ahora, aparece en el horizonte el nombre de Irán y de su presidente, Mahmud Ahmadineyad. Con Iraq y Afganistán en un estado de caos, Irán parece un objetivo apetecible. Aprender de los errores no es una de las mejores cualidades del presidente norteamericano, que parece estar pidiendo a mamá Condoleezza un nuevo país que bombardear.

- Javier García Ropero, Periodista
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/es/articulo/119902

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