Todos contra la violencia para construir la paz
- Opinión
1. Los múltiples rostros de la violencia
En esta visión de la persona humana como centro de la acción del Estado y de la misión de
Los obispos
La experiencia cotidiana deja en claro que somos una sociedad violenta. Aunque nos duele reconocerlo, la violencia se ha convertido en una cultura, es decir, en un estilo de vida. Hay violencia dentro del hogar, cuando los niños son maltratados y los esposos no pueden resolver pacíficamente sus diferencias; hay violencia en la calle: agresiones físicas, ataques, robos; hay violencia en muchos de los contenidos que difunden los medios de comunicación social. (…) Y es también violencia la pobreza y la falta de oportunidades para que miles de jóvenes puedan realizar sus mejores ideales (Mensaje De la violencia a la paz, 20.06.00, n. 2).
Los pronunciamientos más recientes de
En
Afortunadamente, hay señales esperanzadoras de que los distintos sectores de la vida nacional están tomando conciencia de la gravedad de la situación y se están poniendo de pie para poner manos a la obra a fin de construir juntos una verdadera “cultura de paz”. Volvemos a insistir en que es indispensable contar con un diagnóstico objetivo de lo que pasa, porque, en palabras del recordado Papa Juan Pablo II, “el mal tiene siempre un rostro y un nombre: el rostro y el nombre de los hombres y mujeres que libremente lo eligen” (Mensaje para
Debemos reconocerlo con franqueza: el rostro de la violencia homicida en El Salvador tiene incluso nombres que nos estremecen y que nos resulta difícil aceptar, como el del narcotráfico y del crimen organizado.
Al diagnóstico objetivo, para el cual vemos que hay suficientes elementos confiables a disposición, debe seguir lo que hemos llamado en
2. La violencia, un problema complejo
La violencia tiene muchos aspectos y vale la pena analizar algunos de ellos.
- En primer lugar, la violencia es un problema humano y personal. Muchos salvadoreños hoy en día viven con gran temor. La inseguridad está generalizada en nuestra sociedad: en las ciudades, en los pueblos, en el campo. La alta tasa de homicidios nos hace dudar de nuestra seguridad personal.
- La violencia es un problema social. Las tensiones que crea el alto nivel de violencia constituye una dura prueba para todas las instituciones del país, desde la familia y
- La violencia es un gravísimo problema moral. La vida humana es sagrada. Nuestra Constitución afirma que la vida humana debe de ser protegida desde
- La violencia es un problema político. El Santo Padre, en su encíclica Deus Caritas est escribió que “El orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política” (n. 28). Incumbe al Estado asegurar la vida de los ciudadanos.
- La violencia es, en el fondo, un problema espiritual. Supone la esclavitud del pecado y es el fruto amargo de las malas inclinaciones de nuestra naturaleza caída. “La paz y la violencia no pueden habitar juntas: donde hay violencia no puede estar Dios” (Compendio de Doctrina Social de
3. Algunas orientaciones pastorales
Desde que los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador, sabemos que la paz es un don de Dios confiado a los hombres y mujeres de buena voluntad. Por eso debemos ante todo pedirla al Señor y, al mismo tiempo, debemos asumirla como un compromiso personal y comunitario.
Sí, ante todo debemos orar con fervor, en una actitud de acogida de la palabra de Dios y de sincera conversión. La violencia pone de manifiesto nuestro rechazo como sociedad de aceptar la voluntad de Dios, que nos llama a vivir en comunión con él y en paz unos con otros. Comunicamos al pueblo católico que el 13 de noviembre iniciaremos a nivel nacional una novena por la paz que culminará el día 21, fiesta de
La doctrina social de
El Santo Padre considera como “una tarea humana primaria” de
Como pastores, invitamos a todos los salvadoreños y salvadoreñas a ser parte de la solución porque, de lo contrario, seremos parte del problema: “La paz se construye día a día en la búsqueda del orden querido por Dios y sólo puede florecer cuando cada uno reconoce la propia responsabilidad para promoverla” (Pablo VI, Mensaje para
En sintonía con lo dicho hasta aquí en el presente Mensaje, quisiéramos presentar respetuosamente las siguientes sugerencias:
1. Que los tres Supremos Poderes del Estado continúen buscando juntos, cada uno desde su propia área de responsabilidad, los caminos que nos conduzcan a la tan deseada paz social, teniendo como criterio supremo la dignidad de la persona humana.
2. Que se emprenda con decisión un esfuerzo sostenido para devolver al pueblo la confianza en las instituciones que tienen como finalidad asegurar la tranquilidad, la justicia y la dignidad de las personas que habitan en nuestra patria.
3. Que los distintos sectores de la sociedad civil ofrezcan con sentido patriótico su valiosa contribución a la construcción de una sociedad en paz. Como dijimos en el mensaje de julio, “los graves problemas económicos, sociales y de convivencia, demandan un esfuerzo concertado y generoso, para que el país que tanto amamos pueda seguir adelante” (Vence al mal con el bien, n. 4).
4. Es urgente enfrentar con audacia el gravísimo problema de la proliferación de armas de fuego en el país.
Finalmente, queremos expresar nuestra confianza en Dios y en la capacidad del pueblo salvadoreño para superar el problema de
Que el Divino Salvador del Mundo, con la intercesión poderosa de su bendita Madre,
San Salvador, 12 de octubre de 2006
+Fernando Sáenz Lacalle +Rodrigo Orlando Cabrera
Arzobispo de San Salvador Obispo de Santiago de María
Presidente de
+Romeo Tovar Astorga, ofm +Eduardo Alas Alfaro
Obispo de Santa Ana Obispo de Chalatenango
Secretario General de la CEDES
+José Adolfo Mojica Morales +Elías Samuel Bolaños Avelar, sdb
Obispo de Sonsonete Obispo de Zacatecoluca
+Miguel Angel Morán Aquino +José Luis Escobar Alas
Obispo de San Miguel Obispo de San Vicente
+Gregorio Rosa Chávez +Luis Morao, ofm
Obispo Auxiliar de San Salvador Obispo Auxiliar de Santa Ana
Mons. Fabio Reynaldo Colindres
A. A. del Ordinariato Militar