Mujeres campesinas reclaman su derecho a producir

12/10/2006
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Más tierra, mayor seguridad alimentaria igual: menos pobreza. “Este año queremos juntar la celebración del día internacional de las mujeres rurales con el día mundial de la alimentación y de la erradicación de la pobreza. Hemos pensado hacer la "Feria de las mujeres campesinas por el derecho a producir y a comerciar" donde participarán más de 30 grupos vendiendo sus productos. La idea es dar a conocer lo que trabajamos las mujeres y la importancia de continuar con la producción”, afirma Vilma Herrera Chavarría, de la Coordinadora de Mujeres Campesinas (C.M.C.) de Costa Rica. La actividad se realizará el martes 17 de Octubre en el Parque de las Garantías Sociales (San José), donde denunciarán también, la situación de las mujeres en el país y en Centroamérica. En América Latina existen alrededor de 60 millones de mujeres rurales que diariamente trabajan más de 12 horas para asegurar la subsistencia de sus familias. Algunas estadísticas indican que ellas contribuyen a generar alrededor del 48 por ciento del ingreso familiar en la región, como se lee en el sitio WEB, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El principal problema en América Latina es el acceso a la tierra y Costa Rica no es la excepción. En este país, las mujeres campesinas reclaman su derecho a la tierra para producir. Como principales obstáculos ven la falta de tierra, de crédito y recursos para la inversión. Para entender la situación de la tierra en Costa Rica se puede imaginar al país como un gran pastel. De ese gran pastel, la mitad son tierras no cultivables donde están los bosques, los parques nacionales, los humedales y la franja marítima terrestre. De la tierra cultivable la mayor parte la tienen las grandes empresas transnacionales y las grandes fincas. Y solo una tajada del pastel, o sea de tierra cultivable hay para que las mujeres produzcan, siempre y cuando, accedan a la tierra en forma cooperativa o a través de asentamientos que otorga el Instituto de Desarrollo Agrario (IDA). Pero de esa tajada, las mujeres solo pueden pegar un “mordisco”, porque quienes toman las decisiones sobre las fincas en la mayoría de los casos, son los varones, y el (IDA) por su parte, por razón de género, entrega títulos de propiedad en forma discriminada, más a hombres que a mujeres como lo explica Cynthia Reina Carr, de la Región Atlántica de Costa Rica. “Las entidades gubernamentales están involucradas grandemente en la discriminación en cuanto al género. Una mujer vale solamente la mitad de un hombre. Eso es una discriminación contra la inteligencia de la mujer. Por eso la parcelas que se dan no se dan a mujeres solas, pero sí se dan a hombres solos.” Además, en el Caribe falta mucha inversión pública para la infraestructura. “Hay interés de vender estas tierras a las transnacionales. Poco a poco vienen comprando terrenos para poner piñeras y bananeras las cuales están contaminando nuestro medio ambiente. El MINAE (Ministerio de Energía y del Ambiente) debe cuidar nuestro ambiente, pero no lo está haciendo.” opina Cynthia Reina Carr. Por otra parte cuando las mujeres logran conseguir un poco de tierra, su producción es para asegurar la alimentación de la familia y otro tanto sirve para abastecer el mercado local- nacional. “El gobierno tiene la política de apoyar la producción para la exportación, pero no garantiza un mercado cierto ni justo”, afirmaron las mujeres. En resumen, no hay posibilidades reales de que las mujeres rurales tengan tierra propia y no hay en el país una propuesta clara de desarrollo del agro. Las mujeres se preguntan ¿Qué tipo de campo estamos construyendo? “Se está vendiendo nuestra tierra, la juventud está migrando y con ello se está perdiendo la identidad del ser costarricense”, dijo Orfa Dalila Condega secretaria de la CMC. En Costa Rica la Coordinadora de Mujeres Campesinas (C.M.C) aglutina a más de 900 mujeres y está en lucha por el acceso a la tierra, por el crédito y porque se mejoren las condiciones y la calidad de vida de las mujeres en el campo. Y hoy por hoy se oponen al Tratado de Libre Comercio con los EE.UU, porque analizan que la situación de la Mujeres Rurales empeoraría con la implementación de este Tratado que solamente beneficiaría a las grandes empresas. La CMC es parte de dos redes de Mujeres en Mesoamérica y Latinoamérica, porque las luchas son las mismas, como explica Orfa Dalila Cóndega Pérez, que recientemente participó en una Conferencia Internacional: “Los cambios concretos para mejorar el acceso de las mujeres a los recursos y servicios productivos en los países centroamericanos, latinoamericanos son limitados. Es ampliamente reconocido que, aunque el problema de la tierra afecta prácticamente a toda la población campesina, las mujeres enfrentamos dificultades adicionales.” En el arco de una jornada, numerosas y variadas, son las actividades que las mujeres de las economías campesinas llevan a cabo. Aunque socialmente tan sólo se reconoce su función en la esfera reproductiva, es decisivo el papel que desempeñan en la producción agropecuaria y en la seguridad alimentaria. Las mujeres se ocupan, entre otras cosas, del cuidado de la huerta y de los animales, siembran, recolectan la cosecha, procesan alimentos, comercializan la producción, cocinan, cuidan, educan a los hijos y participan en las actividades comunitarias. Por otro lado, muchas entran a formar parte de la fuerza de trabajo asalariada temporal o permanente en la agricultura comercial, o bien, participan como comerciantes o artesanas dentro del sector informal. A pesar de que no existen estadísticas confiables desglosadas por sexo con relación al acceso y a la tenencia de la tierra, existen experiencias concretas de las mujeres encuestadas, y estudios realizados en diferentes períodos, en los cuales se estima que en ningún país de la región, los hombres y las mujeres tienen un acceso igualitario a la tierra. Las mujeres ante esta situación luchan por un espacio en la agenda política para así poder cambiar la historia: donde las mujeres rurales tengan tierra, más seguridad alimentaria y menos pobreza. - Lilliana León y Torge Holding, del Centro de Comunicación Voces Nuestras www.vocesnuestras.org
https://www.alainet.org/es/articulo/117570?language=en
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