La pérdida de sentido a través de la multiplicidad discursiva

11/09/2006
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En todo momento socio histórico, con mayor o menor dificultad, siempre podemos encontrar un determinado imaginario social, es decir, un conjunto de significaciones, a través de las cuales un colectivo se instituye como tal, estableciendo lo legítimo y lo ilegitimo, acordando consensos y sancionando disensos. Así por ejemplo, en líneas generales, podría decirse que a lo largo de la modernidad, el hombre tuvo el anhelo de dilucidar la Verdad sobre las diferentes vicisitudes por las que atraviesa la humanidad, a partir de la construcción de discursos objetivos y científicos, que podrían ser aplicados, con igual validez y eficacia en cualquier contexto. Es verdad que no es necesario ser un gran analista, a la luz de algunos hechos ocurridos en el siglo pasado tales como la construcción de campos de concentración, dos guerras mundiales, holocaustos, continentes enteros sumergidos en la miseria, etc., para concluir que muchos de los caminos transitados hasta aquí, mas que conducir a la humanidad a la “ sabiduría ”, la condujeron a sitios en los que reina el horror, el espanto y la miseria – tanto económica como espiritual -. Ahora bien, lo “novedoso ” de nuestra época, que algunos denominan posmodernidad, es que en estos tiempos las personas rechazan cualquier tipo de norma social que regule su vida. Ya no existe preocupación por la construcción de sociedades justas y solidarias, basadas en los valores ilustrados de libertad, igualdad y fraternidad, como así tampoco tienen relevancia alguna las “grandes teorías políticas” que promovían e impulsaban los proyectos de progreso social. Hoy por hoy, asistimos a una exaltación de lo subjetivo, en donde el individuo continuamente “ ... opta por el presente, vive de espaldas al pasado y cierra los ojos ante un futuro que no le preocupa lo mas mínimo. El presente es la única dimensión temporal que tiene relevancia. De esta manera, se libera de los errores del pasado y se descarga de la responsabilidad del futuro ... ” - Ayuste, A. (1997) “ Pedagogía crítica y modernidad ”, en Cuadernos de Pedagogía, N. 256, Madrid - . Así mismo, y como consecuencia del supuesto ocaso de las “grandes narrativas” de la modernidad, hoy en día encontramos una multiplicidad de discursos, fragmentados y parciales, que en muchos casos son ambivalentes y, en otros tantos, contradictorios entre si. A pesar de esta situación, al no existir mas un imaginario social aceptado y reconocido por todos, a la luz del cual poder decidir lo correcto o incorrecto de un enunciado, muchos optan por proclamar que todos los discursos tienen igual validez ya que, en última instancia, cada uno de ellos es la expresión de un deseo individual, y como tal, es respetable, mas allá que vaya en contra del prójimo. Además, el exacerbado cuestionamiento hacia los “ enunciados generales ” de la modernidad, acarrea el peligro concreto de que nos encontremos imposibilitados de comprender, coherentemente, la compleja dinámica del mundo social, ya que conlleva el “ … riesgo de que quedemos presos en la impotencia de la variedad, y de la infinidad de narrativas parciales y locales … y dejar intactas las estructuras de desigualdad e injusticia que tienen su génesis y reproducción en una dinámica social que es, hoy mas que nunca, global … ” - Tadeu Da Slva, T. (1993) “ Sociología de la Educación y Pedagogía Crítica en tiempos posmodernos ”, en Tadeo Da Silva, T. (Org.), Teoría educacional crítica en tiempos posmodernos, Artes Médicas, Porto Alegre. -. Por otro lado, todos estos posicionamientos también encierran un “secularismo ” que, en forma latente o manifiesta, separa y opone al hombre con respecto a Dios, ya que desde esta perspectiva, no sería necesario recurrir al Señor para comprender los fenómenos por los que atraviesa la humanidad en general. “ En unión con este secularismo ateo, se nos propone todos los días, bajo las formas más distintas, una civilización del consumo, el hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y de dominio, de discriminaciones de todo género: constituyen otras tantas inclinaciones inhumanas de este ‘ humanismo ’ ” - Pablo VI, Evangelii Nuntiandi 55. - . En este sentido, los cristianos en general, y los jóvenes en particular, por quienes por ser dinamizadores del cuerpo social y eclesial, tal y como fue planteado en la Conferencia del Episcopado Latinoamericano llevada a cabo en Medellín, la Iglesia hace una opción preferencial en orden a su misión evangelizadora, tienen la tarea primordial de evangelizar en favor de la liberación y promoción humana, y en contra de todos aquellos posicionamientos que, en forma manifiesta o latente, favorecen la atomización social, la alienación del sujeto respecto de su medio ambiente y de sus semejantes, y el final de la religión bajo la primacía del hombre. En conclusión, y tomando en cuenta lo expuesto con anterioridad, sin caer en los obsoletos y totalitarios discursos modernos, en los que lo diferente era sepultado bajo el mar de la homogeneidad, tenemos que procurar dar un corte al voraz avance, que se esta dando en nuestras comunidades, de la ideología individualista a través de la cual estamos asistiendo a una pérdida de sentido del existir, ya que lo primordial de éste es convivir con esa “ multitud de otros ”, nuestros semejantes, los que hoy en día bajo el slogan del “ sálvese quien pueda ”, son vistos no como iguales sino como objetos a usar y desechar. Tal vez, una de las vías para alcanzar este propósito sea intentar construir nuevos imaginarios sociales, en donde se encuentren “ enunciados de transición ”, entre el discurso único de la modernidad y la multiplicidad discursiva de nuestros días, que favorezcan la comprensión de la realidad de una forma abarcativa pero no totalitaria, y donde adquieran una renovada importancia los sentimientos del amor, la amistad y el diálogo, únicos valores que pueden poner una luz de esperanza sobre el sombrío porvenir. - Lic. Daniel E. Benadava es psicólogo.
https://www.alainet.org/es/articulo/117026
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