Rumbo a la Cumbre del Mercosur

Lula Da Silva reafirmó su compromiso con América Latina

16/07/2006
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El presidente brasileño salió a responder los reproches de la oposición de ideologizar la política exterior y echó por tierra los rumores de algún malestar hacia dentro del bloque regional. Entre las más diversas críticas domésticas hacia la inserción de Brasil en la región y en el mundo, Luiz Inacio Lula Da Silva celebró el ingreso de Caracas en el bloque sudamericano, desestimó problemas con La Paz y señaló que el eje central de la política exterior brasileña será el vínculo con Latinoamérica. Las expresiones cobran fuerza porque fueron realizadas a tres días de la próxima Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), que se llevará a cabo en la ciudad de Córdoba (Argentina) y a la que asistirán los mandatarios de los miembros plenos (Argentina, Brasil, Paraguay, Venezuela y Uruguay) y los de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Colombia. En el encuentro, Argentina le traspasará a Brasil la conducción del Mercosur. “La incorporación Venezuela al Mercosur representa una etapa importante en la integración regional. Venezuela tiene mucho petróleo, mucho gas y nos interesan proyectos de desarrollo estratégico para el continente", declaró Da Silva con ánimo de despejar los rumores de ciertos “problemas de cartel” entre ambos mandatarios. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) está satisfecho con el ingreso del quinto exportador mundial de petróleo a la unión porque es casi una realidad que “generará nuevas oportunidades laborales y de integración económica”. Con respecto a la relación con Bolivia, Da Silva negó tensiones por la decisión del presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos pero confesó que “la derecha conservadora brasileña (no quiso dar nombres) quería que empezáramos una guerra contra Bolivia”, a lo que añadió: “preferí negociar y empezar a buscar una solución porque nunca estuve nervioso por la crisis. Nos necesitamos mutuamente. Bolivia necesita venderle gas a Brasil y Brasil necesita comprarle gas a Bolivia". Bolivia suministra a Brasil unos 26 millones de metros cúbicos -la mitad del consumo total- de gas al día. Ese suministro es casi 80 por ciento del consumo del estado de San Pablo, el corazón industrial del país. El dato interesante es, justamente, que San Pablo está gobernado actualmente por Claudio Lembo del conservador Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien asumió después del alejamiento de Geraldo Alckmin -principal candidato opositor al presidente brasileño- para dedicarse de lleno a las elecciones presidenciales de octubre. Fue Alckmin quien colocó en el debate interno el tema de la integración regional y cuestionó la política de Luiz Inácio Lula da Silva de fortalecer relaciones con gobiernos de izquierda, como los de Venezuela y Bolivia. “No me parece que Lula pueda presentar su política exterior como una carta de triunfo electoral, sino todo lo contrario”, dijo Alckmin – ex Gobernador de San Pablo-, quien tratará de quedarse con la presidencia por el PSDB. Por ahora, los sondeos indican que perdería en primera vuelta, pero es el único con posibilidades concretas de frenar la reelección del ex sindicalista. El dirigente paulista agregó que Da Silva no ha prestado atención a las relaciones del Mercosur con la Unión Europea (UE) y ha optado por acuerdos bilaterales con otros países de América Latina priorizando intereses partidarios por sobre los nacionales. Cabe recordar que, ni bien iniciada la campaña, el PSDB y todo el arco de oposición criticaron la “ideologización” de las negociaciones comerciales del actual Gobierno y propusieron imitar a Chile en lo político y en lo económico. Y en reiteradas ocasiones, Alckmin atacó agresivamente a Da Silva por el corrimiento de la política externa hacia el eje Sur-Sur y tildó de atrasada la posición de Brasil de rechazar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). A la discusión aportó lo suyo el ex presidente brasileño José Sarney (1985-1990), quien dijo que en América Latina “se ha encendido una luz roja de alarma por las compras militares de Venezuela y que los planes de ese país constituyen una amenaza para la paz en la región, pues lo transforman en una potencia armada capaz de causar un temblor en Brasil”. "El plan del presidente Hugo Chávez de gastar 60 mil millones de dólares en armas, transformando a Venezuela en una potencia militar, es una amenaza al continente", escribió Sarney en su columna semanal en el diario paulista Folha. Quien salió a responderle fue el vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, quien desestimó las afirmaciones de que su país que está comprando más armas en el mundo y aseguró que tales aseveraciones "responden a una campaña manipuladora, abierta y perversa contra el gobierno de Hugo Chávez". Pero Sarney fue más aún más lejos con sus reflexiones y se preguntó "¿Para qué son todas esa armas?¿Para enfrentar a los Estados Unidos?”, y también se respondió: “Para la superpotencia esos armamentos no valen nada, pero pensada contra nosotros es una fuerza de hacer temblar". El ex mandatario se desempeña como senador por el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más grande del país. Quizá lo más gracioso es que el PMBD hizo público su apoyo al PT para lo próximos comicios. Con tamañas declaraciones y el pasado de Sarney, el oficialismo tendría que evaluar hasta punto es necesario seguir escuchando sus “consejos”. El funcionario se vio envuelto, en 1987 –por entonces Presidente -, en el caso de fraude público con mayor repercusión en esa década: el periodista Janio Freitas descubrió que en la licitación para construir la más importante y cara ferrovía de la región norte, en el Estado de Maranhano –de donde Sarney es oriundo- se había evitado la competencia para favorecer a una determinada empresa. Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina http://www.prensamercosur.com
https://www.alainet.org/es/articulo/116075
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