Telesur
01/08/2005
- Opinión
La salida al aire de Telesur es una clarinada por la
independencia y la integración de América Latina y el Caribe.
Es también una señal de los nuevos vientos que soplan al sur
del río Bravo gracias a la pujanza de los movimientos
populares contra el neoliberalismo y al surgimiento de
gobiernos que, en mayor o menor grado, intentan alejarse de
esa política desde una tónica más ligada al interés nacional.
Con su lema, "nuestro Norte es el Sur" la televisora
sintetiza su objetivo fundamental de lograr una programación
sobre América Latina y el mundo con una visión
latinoamericana y caribeña, antagónica a la de los grandes
consorcios que dictan los contenidos y controlan las
audiencias desde la óptica del Norte revuelto y brutal. El
respaldo del presidente venezolano Hugo Chávez ha sido
decisivo en el nacimiento de esta empresa, que –radicada en
Caracas- también copatrocinan los gobiernos de Argentina,
Cuba y Uruguay.
El temor que inspira el proyecto a Washington se ha hecho
sentir desde que Telesur hizo sus primeras pruebas. Richard
Ludgard, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del
Senado de Estados Unidos, tronaba: "la cadena es un
instrumento de la política autoritaria de Chávez". Días
después la Cámara de Diputados acordaba solicitar a la Casa
Blanca la emisión de ondas televisivas y radiofónicas hacia
Venezuela. La idea recuerda la misma operación fallida
puesta en práctica contra Cuba desde hace más de cuarenta
años. Estos amagos confirman por sí solos la necesidad
imperiosa de desarrollar un medio alternativo latinoamericano
de gran cobertura, como puede llegar a ser Telesur, por ahora
limitada en su alcance a algunos países de Suramérica. Y es
que un medio que refleje la pluralidad y diversidad de la
Patria Grande es indispensable para liberarnos de la camisa
de fuerza cultural e ideológica impuesta por las
corporaciones mediáticas occidentales. Por que, instrumentos
como son del desarraigo y la uniformidad, uno de sus rasgos
más dañinos es la enajenación de la historia y tradiciones de
lucha latinoamericanas. Se trata de una vieja manipulación
que el revolucionario y periodista argentino Rodolfo Walsh –
uno de los desaparecidos de su país- definió así: "Nuestras
clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores
no tengan historia, no tengan doctrina, ni tengan héroes, ni
mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las
luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las
lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad
privada cuyos dueños son los dueños de todas las demás
cosas".
La ola privatizadora neoliberal, más allá de sus profundas
connotaciones de esclavitud económica, es también una gran
operación de colonialismo ideológico y cultural que busca
destruir las culturas e identidades de los pueblos
latinoamericanos. Este es el espacio que Telesur le
disputará a la CNN y sus congéneres. Para hacerlo, tendrá
que enfrentar grandes obstáculos que le interpondrán los
consorcios televisivos y el gobierno de Bush. Telesur se
propone impulsar la integración de nuestros pueblos y, por lo
mismo, el rescate de los valores latinoamericanos, tareas que
forman parte del legado de Bolívar y Martí. Como pensando en
la empresa que comienza este último escribió: "La historia de
América, de los incas acá ha de enseñarse al dedillo, aunque
no se enseñe la de los Arcontes de Grecia…Injértese en
nuestras repúblicas el mundo pero el tronco ha de ser el de
nuestras repúblicas".
La lucha que librará Telesur es muy dispareja porque el
imperialismo y las clases dominantes locales disponen de
poderosos recursos de coerción. Pero Telesur puede imponerse
por el simple expediente de decir la verdad, como ha
recomendado el presidente Chávez y, cabría añadir, argumentar
la verdad: dos atributos fundamentales de credibilidad que no
poseen los heraldos de la dominación. Venezuela misma es un
ejemplo del descrédito en que pueden caer los medios de la
oligarquía en la lucha de ideas. Las propias televisoras
estadounidenses, perdieron una parte de su audiencia por la
manipulación de la información sobre la guerra en Irak.
Telesur cuenta, además, con dos prestigiosos periodistas
latinoamericanos en su puesto de mando, Aram Aharoniam y
Jorge Botero, y dispondrá de miles de voces, plumas y lentes
de talento en nuestro continente, capaces de nutrir una
programación de alta calidad que no podrán contrarrestar los
medios corporativos.
https://www.alainet.org/es/articulo/116070?language=es
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