Nuevos índices para medir el desarrollo social

11/09/2005
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El informe anual 2005 sobre pobreza y equidad de género de la coalición de organizaciones ciudadanas Social Watch presenta dos nuevos índices para medir estas dimensiones del desarrollo, en lo que constituye un aporte de las ciencias sociales a un análisis más amplio de la situación de los pobres y las mujeres en el mundo. El Índice de Capacidades Básicas y el Índice de Equidad de Género, elaborados por un equipo de sociólogos en Montevideo presentan metodología novedosa que complementa en varios aspectos los índices internacionales hasta ahora usados para evaluar el desarrollo humano. “Estos índices, que están en sus primeras etapas de desarrollo, aportan una mirada complementaria para evaluar los logros de los países en los compromisos asumidos con sus ciudadanos en la erradicación de la pobreza y el cumplimiento de los derechos humanos”, indicó Karina Batthyány, coordinadora del área de investigación de Social Watch. Social Watch es una red internacional de más de 400 organizaciones no gubernamentales (ONG) de más de 50 países que monitorea el cumplimiento de los compromisos nacionales, regionales e internacionales para la erradicación de la pobreza. Su informe anual es el estudio independiente sobre desarrollo social más reconocido a nivel mundial. El informe “Rugidos y Murmullos. Género y Pobreza: más promesas que acciones“ sostiene que, a menos que haya cambios fundamentales, no se cumplirán las metas mínimas de desarrollo acordadas en el ámbito de Naciones Unidas en 2000, incluidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Para medir los logros hacia esos objetivos internacionales, el Índice de Capacidades Básicas (ICB) propone ir más allá de la dimensión única del ingreso y evaluar varios indicadores de las distintas capacidades de la población en los ámbitos esenciales de la salud y la educación asociadas con el desarrollo social y para las cuales se fijaron objetivos internacionales. Como no está basado en el ingreso, no requiere datos de encuestas de hogares a ser aportados por los gobiernos, y permite a instituciones independientes medir situaciones a nivel nacional, regional o municipal. El ICB fue originalmente desarrollado por Social Watch Filipinas para vigilar a los gobiernos locales. “Social Watch ha demostrado que un índice de capacidades que no incluya el ingreso puede reflejar la situación de los países de forma compatible con el índice de Desarrollo Humano utilizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y, a su vez, tiene la ventaja de poder usarse para el monitoreo de situaciones a nivel provincial o municipal”, señaló Roberto Bissio, coordinador de Social Watch. El ICB se basa en tres indicadores: el número de partos atendidos por profesionales de la salud, la mortalidad de niños menores de cinco años y la cantidad de niños que permanecen en el sistema escolar hasta quinto grado. Al fusionar en un único número estos tres indicadores de fácil acceso en todos los países, el ICB hace posible comparar situaciones y sacar conclusiones globales. Es compatible con los sistemas estadísticos nacionales e internacionales y puede obtenerse mediante cálculos sencillos. Para evaluar el alcance logrado hacia los ocho ODM, Naciones Unidas identificó 48 indicadores que, si bien son útiles para indagar en los pormenores de cada Objetivo, no facilitan la visión general. Además, muchos de estos indicadores sólo presentan información disponible para una cantidad limitada de países y carecen de series históricas. De acuerdo al ICB, los 10 países que menos satisfacen las necesidades mínimas de su población son Chad, en peores condiciones, seguido por Etiopía, Rwanda, Guinea-Bissau, Níger, Madagascar, Bangladesh, Burundi, Laos y Pakistán. En el otro extremo, aquellos 10 países donde la población tiene mejores posibilidades de desarrollo social son Suiza, Suecia, Portugal, Holanda, Nueva Zelandia, Noruega, Luxemburgo, Japón, Islandia y Grecia, en este orden. El Índice de Equidad de Género (IEG) permite medir el grado de equidad de género en los distintos países, sin conexión alguna con el promedio de desarrollo socioeconómico de la población. Por su parte, el Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG) creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utiliza las dimensiones del Índice de Desarrollo Humano al tiempo que incorpora las diferencias entre varones y mujeres en cada una de las variables y dimensiones que lo componen: salud, educación e ingreso. Las diferencias entre el IEG y el IDG hacen que algunos países puedan estar clasificados de forma muy disímil según uno u otro. Por ejemplo, en la clasificación según el IEG de Social Watch, Moldova se ubica entre los 25 países con menor inequidad de género e Irlanda está solo un escalón por debajo, en el tercer grupo de países. En cambio, según el IDG del PNUD, Irlanda ocupa el lugar número 10 y Moldova el 113. ¿A qué se deben estas diferencias? En el IDG, Moldova e Irlanda no presentan grandes diferencias en cuanto a los indicadores de esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización adulta y la tasa bruta de matriculación combinada (educación primaria, secundaria y terciaria). Sin embargo, aparecen diferencias significativas entre varones y mujeres al considerar el índice de ingresos estimados (paridad de poder adquisitivo en dólares). En Moldova, el promedio de ingreso femenino asciende a USD 1.168 y el masculino a USD 1.788, pero en Irlanda esas cifras son USD 21.056 y USD 52.008, respectivamente. El ingreso estimado de los varones es más de dos veces superior al de las mujeres en Irlanda, mientras en Moldova la diferencia es considerablemente menor. Además, el IEG incluye la dimensión de empoderamiento, que en el caso de PNUD se presenta a través de un índice específico, el Índice de Potenciación de Género. Recientemente, el Foro Económico Mundial elaboró otro índice para medir la inequidad de género a nivel mundial. Se trata del Índice de Brecha de Género (GGI, por sus siglas en inglés), que amplía el número de áreas consideradas a participación económica, oportunidades económicas, empoderamiento político, logro educacional, salud y bienestar. No obstante, hasta el momento esta mayor amplitud descriptiva actúa en detrimento de la cantidad de países a los que se puede aplicar el indicador. El IEG elaborado por Social Watch cubre cerca de 130 países, mientras el GGI sólo brinda información sobre 58.
https://www.alainet.org/es/articulo/112974
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