TeleSur gana el primer pulso

27/07/2005
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TeleSur, el canal interestatal impulsado por el gobierno venezolano y financiado conjuntamente, en su primera etapa, por Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y Cuba, inició exitosamente su emisión continental el domingo, desafiando todas las previsiones que daban por hundido el proyecto y dando al traste con los intentos de bloqueo que, en las últimas semanas, distintos sectores han ejercido.

Luego de un largo periodo de espera, durante el cual se apreció la señal de prueba del canal en varios países de América Latina y del Caribe y en el que los debates frente al papel que cumpliría un proyecto de este tipo se dispararon en todo el continente, la señal satelital de TeleSur llegó en vivo a todo el continente en un emotivo acto que estuvo a cargo del director del proyecto, el ministro de información venezolano Andrés Izarra, y por el director del canal, Aram Aharonian, que incluyó pronunciamientos de importantes dirigentes políticos, corresponsales e invitados de diversos países, que resaltaron la importancia del canal en el panorama comunicativo actual. Resaltaron, por su contundencia, las declaraciones del presidente de Cuba, comandante Fidel Castro Ruz, y del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, quienes celebraron el nacimiento de TeleSur como un importante avance en la integración de nuestros pueblos y en la transformación de las relaciones sociales inmanentes a los medios de comunicación actuales.

Una verdadera alternativa: Durante la transmisión, que contó con participación de todos los países en los que el canal ha establecido corresponsalías, el ministro Izarra insistió en la importancia de TeleSur como medio de comunicación alternativa y como un instrumento que puede dar un fuerte impulso a la constitución de una nueva vía para difundir otros discursos a nivel continental, para plantear una nueva mirada comunicativa de los más relevantes hechos que ocurren a diario en nuestros países. Y no es para menos. La aparición de TeleSur en el continente americano representa un enorme avance en cuanto a la estructura de medios de comunicación que se presenta en el hemisferio occidental: su gran cobertura y el hecho de estar fuera de todo control por parte de los monopolios informativos más importantes de la región, como la CNN, FOX News o Univisión, le permiten una versatilidad impresionante como medio de comunicación masivo y favorecen la generación de una nueva cultura periodística y comunicacional.

Hay que resaltar esto, pues TeleSur, por encima de toda consideración, se propone establecer la más potente red comunicativa de financiación estatal que se ha planteado en los últimos tiempos, desde que el espectro electromagnético es considerado un bien de las naciones, y se convierte, además, en la primera gran experiencia de conexión entre los medios de comunicación comunitarios, que cuentan frecuentemente con redes abiertas de pequeña escala, y las amplias redes satelitales, que permiten llegar instantáneamente a un público absolutamente diverso y masivo que se encuentra disperso por el continente.

La experiencia de TeleSur es, de esta manera, absolutamente nueva a nivel global y se da en momentos en los que se insiste en la imposibilidad que, supuestamente, tienen los estados y los pueblos para organizar proyectos que, como éste, se encuentren por fuera del dominio de las leyes del mercado y del monopolio, dando la posibilidad a gobiernos democráticos, como el venezolano, y a comunicadores, tanto de escuela como aficionados, de plantearse un camino propio en materia periodística, investigativa, cultural y recreativa. En este sentido, el debate que deberá enfrentar, sin duda, el equipo internacional que se conforma hoy, para dar vida y hacer crecer a TeleSur, tiene que ver con este camino y con la posibilidad de definir una agenda propia de formación periodística. No será posible cumplir con los objetivos del canal sin transformar, a su vez, las dinámicas en las cuales se forman los comunicadores, las distintas dinámicas de comprensión de su oficio y de la relación con la comunidad, el público y los propios hechos a ser transmitidos.

Así mismo, la construcción de una programación que lleve a las pantallas un discurso latinoamericano, hecho desde Latinoamérica con nuestras propias miradas y nuestras propias experiencias como pueblos, trae consigo un difícil reto: lograr que ésta no se convierta en simple repetición mecánica de las formas y costumbres que han impregnado al discurso social en las realizaciones audiovisuales, fortaleciendo la innovación y el desarrollo de una creación hecha desde abajo, construyendo programas y franjas capaces de atraer a millones de personas, sin renunciar a la calidad y a la consecución de los objetivos primarios que guían al canal.

Dura tarea que será, sin duda, parte del duro debate que enfrentarán diariamente los miembros de este proyecto. Bogotá, lanzamiento desde la boca del lobo: Colombia ha sido, tal vez, el país en el que más se ha podido apreciar la influencia de toda la oleada de oposición al canal. Usando todos los medios a su alcance, el gobierno colombiano y las élites locales, encabezadas por Uribe Vélez y su corte, han desatado toda una campaña de descrédito contra el proyecto, apoyándose en sus fichas en el Concejo de Bogotá, en la manipulación que las mafias ejercen sobre la Comisión Nacional de Televisión, en su cada vez más represivo aparato de inteligencia y, por supuesto, en el aparato mediático a disposición de los grandes monopolios. No es de extrañar, entonces, que esta haya sido una de las pocas ocasiones, en toda la historia del país, en las que hayamos visto tan unida a la gran prensa colombiana en torno a una única versión que transitó, sin mayores cambios, por medios como El Tiempo, Caracol, RCN y El Nuevo Siglo -sólo por citar a algunos de los miembros de la tácita coalición-, que, valiéndose de la falta de argumentos y de profesionalismo periodístico, han tratado de levantar una barrera que bloquee a este canal y, con ello, las posibilidades de construir una alternativa real en la información que se difunde en nuestro país. Se ha escuchado de todo para tratar de hundir el proyecto.

Los argumentos han dado bandazos desde un presunto "favorecimiento del terrorismo a nivel continental" [RCN, julio 12 de 2005] o una "actitud que no contribuye a la valiosa lucha del pueblo colombiano (sic) contra el flagelo del narcoterrorismo" [vicecanciller colombiano Camilo Reyes, julio 17 de 2005] -basados en el mundialmente conocido promocional del programa Memorias del Fuego, en el que aparece durante 1.3 segundos el jefe rebelde colombiano Manuel Marulanda Vélez, junto a muchos otros personajes de la actualidad latinoamericana-, hasta el extremo -bastante ridículo, a nuestro parecer- de asegurar que TeleSur se convertirá en el "Al Jazzeera de América Latina, en cabeza de Chávez" [CM&, julio 13 de 2005] o en "un medio propagandístico de Caracas y La Habana" [Caracol, julio 22 de 2005, reproduciendo íntegros los comentarios de un senador republicano en el Congreso de EEUU], demostrando la ignorancia, la soberbia del monopolio y la manipulación que rige estas informaciones tendenciosas. Aram Aharonian, director del canal, señaló, durante el lanzamiento continental, que TeleSur "es el primer intento contra hegemónico que hay en América Latina a nivel masivo, a ver si comenzamos a desalambrar el latifundio mediático, pero recién cortamos el primer pedacito de alambre y, de aquí a democratizar esto, quedan siglos".

Adicionalmente, no dudo en responder a estos vanos cuestionamientos precisando que Telesur "sí va a ser tendencioso, en lo que se refiere a resaltar la integración latinoamericana, la diversidad y la pluralidad, en eso es totalmente tendencioso, y también contra el papel hegemónico de los medios, contra el discurso único, contra el pensamiento único, contra la imagen única" y que lo que se busca construir es "un instrumento en la guerra de las ideas" y no un instrumento propagandístico. Muy acertadamente, el destacado ensayista colombiano William Ospina señaló, durante el exitoso acto de lanzamiento realizado en Bogotá el pasado domingo, que "todos los grandes poderes saludan con preocupación el surgimiento de una voz nueva y de una mirada nueva sobre el mundo. Si no dijeran nada, eso equivaldría a que no tiene mayor importancia lo que se está haciendo. Pero, si se preocupan tanto, si sienten que esto va a afectar la conciencia de tantos seres en el mundo, si sienten que esto va a llevar un mensaje nuevo a tantos sectores del Hemisferio Occidental que están ávidos de otras verdades y de otros sueños, pues eso es un reconocimiento de que aquí hay algo importante y, en esa medida, no hay que preocuparse tanto por un intento, que será fallido, por boicotear o por sabotear algo que tanta gente espera ver y escuchar".

Ospina agregó que "como todo proyecto de esta magnitud, está en proceso de construcción: habrá cosas que ya estén totalmente determinadas y habrá otras que están en proceso de inventarse. Creo que lo más importante es que hay la voluntad de escuchar nuevas voces, de escuchar nuevos sueños y a la juventud de un continente que está ávida de expresarse y de contarle al mundo su historia y sus proyectos".

El lanzamiento de TeleSur en Bogotá, que contó con un concierto de rock, pronunciamientos de distintas personalidades e intelectuales y con proyección de distintos trabajos documentales, demuestra que este proyecto va a tener mucho qué ofrecer a las comunidades, que esperan difundir su realidad y comunicar sus luchas cotidianas, a la integración regional, de una América Latina dividida por los intereses de sus clases dominantes y por los grandes negocios transnacionales, y a la creciente lucha de los medios alternativos de comunicación en todo el mundo por liberar la información y el acceso a la comunicación. Esto, claro, si logra que su trabajo se conforma de una manera no hegemónica, que preste atención a todas las voces y que se mantenga al tanto de la construcción de redes alternativas de pequeña escala que den cuenta de nuestra realidad. TeleSur, con el éxito de su respuesta, ha ganado el primer pulso contra las fuerzas que pretenden bloquear el proyecto.

- Periódico El Turbión en la Red, Servicio noticioso - Número 102- Julio 28 de 2005

https://www.alainet.org/es/articulo/112573?language=es
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