Democracia, paz y mujeres: Una inaplazable realidad

30/03/2005
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Nada me ha parecido más apropiado que iniciar este escrito con unas palabras de Cándida Mártires López, del Instituto de la Paz y de los Conflictos de la Universidad de Granada-España en: “Las mujeres y la paz en la historia, aportaciones desde el mundo antiguo” que dicen lo siguiente”: “La paz ha sido representada a lo largo de nuestra historia occidental como mujer. La paz nació con cuerpo y atributos femeninos en la antigua Grecia, encarnada en la diosa Eirene, y su figura, relacionada siempre con la prosperidad y el bienestar, ha perdurado bajo formas y abstracciones diversas a lo largo de los siglos”. Sin embargo y lamentablemente aún, la violencia que se origina en la familia, primordialmente es del hombre (“del macho”) hacia la mujer; por una cultura arraigada y fundamentada en paradigmas equivocados de una tradición milenaria; insostenible ya, a principio del siglo XXI. El 50% de la población del planeta es femenina, por lo tanto, donde existan democracias con mucha más razón, las mujeres deberían tener no sólo iguales derechos y deberes que los hombres, sino también las mismas oportunidades. Esto permitiría la posibilidad de mayor participación en la toma de decisiones dentro de las sociedades, de manera tal, que por su propia naturaleza de dar vida, estará en contra de las guerras y esto hará que la paz en todo el mundo pueda llegar más rápidamente. Además, podemos apreciar como en los países donde el respeto, la consideración y la responsabilidad son dados a las mujeres en igualdad de condiciones, la violencia hacia ella misma disminuye y la libertad se equipara con la del hombre. El grado de derechos y deberes deben ser exactamente iguales a los de los hombres. En tanto esto no sea así, las diferentes sociedades de los pueblos del mundo no alcanzarán la paz, la democracia y la libertad que tanto deseamos. En la “Declaración de Atenas” adoptada en la primera Cumbre Europea “Mujeres en el Poder” y celebrada en esa ciudad el 3 de noviembre de 1992, mujeres con experiencia en altos cargos políticos, “constataron un déficit democrático en los Estados miembros de las Comunidades europeas y países europeos que siguen caracterizando, una desigualdad profunda en todas las instancias y organismos de decisión públicos y políticos en todos los niveles”. Ahí mismo: “proclamaron la necesidad de conseguir un reparto equilibrado de los poderes públicos y políticos entre hombres y mujeres”. También las firmantes de esa declaración sostenían entre otras cosas que: “La igualdad formal y real entre mujeres y hombres es un derecho fundamental del ser humano. -Las mujeres representan más de la mitad de la población. La igualdad exige la paridad en la representación y administración de las naciones. –Las mujeres representan la mitad de las inteligencias y de las cualificaciones de la humanidad y su infra-representación en los puestos de decisión constituye una pérdida para la sociedad en conjunto. Podemos imaginarnos entonces, si las mujeres que han firmado está declaración pertenecen a las sociedades más modernas de nuestro planeta…¿cuanto esfuerzo necesitamos hacer para que el resto de ellas puedan alcanzar niveles semejantes ? Ha llegado el momento de reconocer de forma contundente todos los derechos de la mujer y que estos sean equiparados con los del hombre. En junio del 2003, el ABC, un periódico de España, publicó un reportaje donde se mencionaba algo que resulta pertinente a propósito de nuestro tema: de acuerdo a una encuesta mundial de valores efectuada en más de 100 países, “en algunas cuestiones, nuestro mundo empieza a tener más consenso: la democracia es considerada por unanimidad como la mejor forma de gobierno”. En términos generales, más o menos el 80% de la población encuestada en esos países le da una gran importancia a la democracia. Pareciera que, por fin, después de más de 200 años de haber germinado la democracia moderna, empezamos a comprender que esta forma de vida, nos permite vivir con mayor bienestar, prosperidad y más libertad., coincidiendo con “Eirene”, que podría darnos motivos suficientes para iniciar nuevos paradigmas. El cambio se ha ido gestando poco a poco y los logros han sido extraordinarios especialmente en los últimos 50 años, sin embargo sabemos que todavía esto no es suficiente. Debemos enfatizar y consolidar la promoción de la democracia, porque es por este camino por el que las mujeres podrán avanzar más. Esto es una inaplazable realidad. * Ricardo Vilchez Navamuel es presidente de IFEDE – Madrid, España
https://www.alainet.org/es/articulo/111673?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS