León Ferrari - la Religión y la Censura
19/01/2005
- Opinión
"Dios no mata"
León Ferrari es un artista, filósofo, escritor; es decir un
pensador o como algunos lo definen un "libre pensador".
Los que piensan y no son libres, están enjaulados, algunas
veces en cárceles y otras, son prisioneros de sus propios
pensamientos y prejuicios. Recientemente escribí algunas
notas sobre los muros, los físicos, como el de Berlín, que por
décadas dividió a un pueblo en la llamada "Guerra Fría" y que
fuera derribado en 1989. Otros muros se construyeron para
separar, dividir, agudizar y generar más odio; como el
levantado por Israel para dividir a la Palestina; Corea del
Norte y Corea del Sur, Estados Unidos y México; esa locura de
permitir el paso de la mercancía y no del ser humano. Pero los
muros más difíciles de derribar son los de la intolerancia, los
que están en nuestra mente y corazón.
Tengo que aclarar dos cosas antes de continuar con este
artículo: Primero, todavía no visité la exposición de Ferrari;
aunque conozco su obra , y espero poder verla.
Segundo, leí en diversos medios de comunicación, sobre la ola
desatada de broncas, aplausos y repudios, de diversos calibres.
Conocía una de las obras expuestas, el Cristo crucificado en un
avión de combate. Confieso que me sentí molesto y agredido en
mi creencia de cristiano; soy parte y miembro de la iglesia, y
ver la imagen de Cristo crucificado en un bombardeo, y la
imagen de la Virgen en un rayador, me provocó malestar. Esa
fue mi primera impresión. Gracias al Tata Dios superé el
malestar, pero no la impresión y traté de comprender el sentido
con que Ferrari desde la plástica provocaba a las conciencias.
Muchas cosas se invocaron como la libertad del arte y la
censura A Cristo lo han crucificado de muchas formas, no sólo
en un avión de combate.
Escuche los gritos del Cardenal Bergoglio indignado por lo que
considera una blasfemia contra la iglesia por parte de León
Ferrari; sumándose al repudio las múltiples indignaciones de
algunos curas y católicos, catoliquísimos y cruzados, quienes
reclaman a jueces, autoridades civiles y religiosas, mandar al
artista a los quintos infiernos del Dante, a fin que lo cocinen
al spiedo o al asador que debe tener Satanás en el fuego
eterno, quien tiene que utilizar tanto fuego para cocinar algo,
o a alguien.
Pero los milagros existen y a fuerzas de rezos encontraron una
jueza que dio lugar a la demanda del grupo Cristo Sacerdote y
clausuró la exposición de León Ferrari en el Centro Cultural de
la Recoleta. Y los catoliquísimos exclamaron; ¡milagro!. Amén.
Mientras el artista grita que saquen a la humanidad del
infierno, del miedo, de las intolerancias y las imbecilidades
humanas, de la hipocresía religiosa imperante y los pajaritos
cagaban sobre una obra del genial Miguel Ángel. Del malestar
del primer momento, comencé a sonreír. El artista metió el dedo,
allá. Si a Cristo lo crucificaron en un bombardeo; a la Virgen
la rayaron para hacerla queso o pan rayado, o yeso molido, a
gusto del consumidor.
Los cruzados reciclados del Siglo XXI, salieron a defender la
Civilización Cristiana y Occidental y a apostrofar a los que no
comulgan con sus verdades. El gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, reclamó la libertad de expresión, y los feligreses de la
Iglesia aledaña exorcizaban al demonio presente en el Centro
Cultural de la Recoleta.
Algo huele mal en ésta tierra. Ésa historia ya la conocemos,
la vivimos y la sufrimos, y las heridas continúan doliendo y
tardan en cicatrizar.
Debemos tener memoria.
Como cristiano debemos preguntarnos dónde está Cristo, el Hijo
de Dios que luchó y se sacrificó hasta dar la vida por cada uno
de nosotros y por toda la Humanidad.
Todo esto me trajo a la memoria experiencias vividas en la
prisión, en el centro de torturas, en la Superintendencia de
Seguridad Federal de la Policía Federal, a una cuadra y media
del Departamento Central de la Policía, en el 3er. Piso, de la
calle Moreno, durante la dictadura militar que asoló la vida y
el derecho del pueblo argentino. Esos otros cruzados con
uniformes, que decían que todos los horrores cometidos,
torturas, vejaciones, muertes, secuestros y desapariciones de
personas adultas y niños, arrancados del vientre de sus madres
y desaparecidos; lo hacían en nombre de la Civilización
Cristiana y Occidental para salvar al país del demonio
comunista.
Confundían la Cruz, ese instrumento de tortura con el que
mataron a Cristo, de la que habla San Pablo, que para muchos
es locura, y que para los cristianos es transformada por el
Amor, con esa otra cruz svástica signo de muerte y degradación
humana.
Ahí, en ese centro de torturas, de miseria y desamparo, tuve el
encuentro con Cristo, el Hijo del Dios de la Vida. Esos 32 días
encerrado en un "tubo", pequeño calabozo, más exactamente el No.
14, como el de la canción del penado, que murió haciendo señas
y nadie le entendió.
Y ese momento del 4 de Abril del año 1977, cuando la guardia
abrió el calabozo y entró la luz, pude leer en la pared muchas
cosas escritas por los prisioneros que me precedieron. Nombres
de seres querido, oraciones, nombres de los club de football,
insultos a los militares y policías y cientos de escritos,
raspaduras; pero lo más impresionante que quedó grabado para
siempre en mi mente y el corazón, fue una gran mancha de sangre
y escrito con esa misma sangre el clamor más profundo de fe:
"DIOS NO MATA".
Un prisionero o prisionera en el momento más trágico de su vida,
tiene la voluntad y la fe de invocar al Dios de la Vida. Ahí
estaba el Cristo.
Muchos de los que hoy se indignan y se golpean el pecho y hacen
cadenas de oración contra el artista, que tiene el coraje de
golpear conciencias para que reaccionen frente a la hipocresía,
guardaron silencio o fueron cómplices de las atrocidades
cometidas por la dictadura militar. Incluso dentro de la misma
iglesia católica, sacerdotes y obispos que avalaron las
torturas y la masacre contra el pueblo y que bendecían las
armas y las atrocidades cometidas.
No quisieron reconocer en el hermano y la hermana al Cristo
viviente, no el de las imágenes y estampitas, de esos Cristos
con mirada de huevo frito, amorfos y asexuados, de esas
vírgenes de yeso como modelos de pasarelas, 60-90-60.
Se olvidaron de esa María de Nazareth, mujer de lucha,
sacrificios y esperanzas, que alza su voz con fuerza y coraje
en el más increíble y vital mensaje de liberación de todos los
tiempos en la historia de la Humanidad. Es el canto del
Magnificat: "Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se
regocija en Dios mi Salvador.
Porque puso su mirada en mi. Desde ahora me llamarán
bienaventurada todas las generaciones.
Hizo proezas con su brazo. Esparció a los soberbios en el
pensamiento de sus corazones.
El Señor derribó del trono a los poderosos y exaltó a los
humildes.
A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia De
las cual habló a nuestros padres, Para con Abraham/ y su
descendencia Para siempre. ( Lucas-1:46-) Hoy muchos de
aquellos que se horrorizan de la exposición de León Ferrari,
callaban o eran cómplices de la brutalidad de aquellos otros,
que decían defender la "Civilización Cristiana y Occidental",
masacrando al pueblo y justificando todas las atrocidades.
¿ Dónde está el Cristo, que no quieren ver?. No hay que caminar
mucho para encontrarlo; está ahí, al lado tuyo; en los chicos
de la calle, en las villas miseria, en los piqueteros, en las
mujeres sufrientes, en los indígenas, en los más pobres y
necesitados. Está en todo ser humano, en la vida misma; en
aquellos que nos cuestionan e interpela y reclaman el derecho a
una vida justa y humana. La Iglesia Pueblo de Dios está en
el templo sagrado del corazón, en la comunidad y la mente de
cada uno.
Los señores de la muerte vaciaron el profundo sentido del
mensaje del Evangelio, y enviaron a Cristo al destierro, para
utilizar su imagen, símbolos y signos a medida de sus intereses.
León Ferrari el artista censurado, tiene la necesidad de gritar
desde lo más profundo del sentido humano, para que saquen del
infierno a la humanidad.
Satanás, esos bichitos que la Edad Media representaba en las
catedrales, en el Evangelio de Piedra, son casi cómicos; hasta
simpáticos engendros antro-zoomorfo, mitad cabras, (pobres
animalitos), mitad humanos (pobres humanos), con colas de algún
indefinido reptil, (pobres reptiles); pobrecitos todos los
animalitos, utilizados sin permiso por los artistas y
diablillos, que con sus grandes tenedores y pinceles, cocinan
en el fuego eterno a los condenados.
¿El infierno, dónde está. Qué es?. Lo sabe el Cardenal
Bergoglio y sus huestes de cruzados?- Aquellos que sienten que
es una blasfemia a la Iglesia y arremeten contra Ferrari, y que
indignados convocan al desagravio y a jornadas de oración para
desterrar el mal. El infierno lo han construido los hombres y
Satanás está encarnado en los Videla, los Pinochet, los
Massera, los Strossner, y muchos otros dictadores. Satanás se
mimetiza y surge en esos señores que visten elegantes y
vistosos uniformes. En los funcionarios del FMI, en la Deuda
Externa, en los Tratados internacionales que imponen que se
generen más pobres y hambrientos, para que ellos sean más ricos
y poderosos.
En Bush y en Bin Laden, y al derrotado Sadan Hussein, quienes
fueran aliados y hoy están enfrentados y desatan guerras en
diversas partes del mundo.
El infierno está en las cárceles de Irak y Guantánamo, en las
torturas y desprecio humano. La guerra en Irak ha costado hasta
el momento más de cien mil muertos.
África, Asia, América Latina tienen sus propios infiernos y sus
funcionarios diabólicos.
El infierno es (como lo señala la FAO) que mueren por día más
de 35 mil niños de hambre en el mundo Son aquellos que están
condenados antes de nacer.
¿Cómo ayudarlos a salir del infierno?. Ese es el grito que
quieren silenciar de León Ferrari.
El infierno lo fabrican la maldad y las complicidades, como
cuando la dictadura militar en el Congreso Eucarístico en
Mendoza, censuró el Magnificat , a la Virgen, esa mujer del
pueblo valiente y con ovarios, que proclamaba la Buena Nueva,
mientras muchos obispos sumisos guardaban prudente silencio a
la censura del grito de liberación de María.
Otros cristianos asumieron el compromiso junto a la Iglesia
Pueblo de Dios y dieron la vida por sus hermanos, el martirio
de muchos cristiano en el continente y aquí, en nuestro país.
No nos alcanzaría el tiempo para recordar a cada uno de esos
hermanos y hermanas. Nombraré sólo a algunos que nos guían y
fortalecen en la fe.
El querido Obispo Enrique Angelelli, que hasta ahora sus pares
no quieren reconocerlo como mártir.
No importan esas pequeñeces humanas; el Pueblo de Dios sí
reconoce a sus Pastores y Mártires. Son aquellos que nunca lo
abandonan.
Carlos Mujica, el sacerdote de la Villa 31, curita solidario y
comprometido con los pobres desde la fe; que dio su vida, para
dar más vida y asumir su cruz.
Las monjas francesas secuestradas, asesinadas y desaparecidas
por la Armada Argentina de la dictadura.
Esos hermanos obispos que continúan la lucha y otros que
marcharon al encuentro con el Tata Dios. Jaime de Nevares,
Jorge Novak, Alberto Devoto, Vicente Zaspe., Ponce León. Y
aquellos hermanos y hermanas que caminan y luchan día a día
celebrando al Dios de la Vida; Miguel Hesayne, la hermana
Martha Pelloni, Maccarone, Piña, La hermana María Barsa y
cristianos de otras iglesias hermanas como los Obispos Federico
Pagura, Aldo Echegoyen, No estoy de acuerdo con la censura
artística y de los medios informativos.
No estoy de acuerdo con los agravios a lo más profundo de la fe
de todos los Credos.
Pero no es Ferrari quien ha ofendido al Dios de la Vida. El
escándalo que hacen para censurar la exposición, no ha hecho
otra cosa que avivar el fuego en las conciencias.
Debemos volver a "Beber en el propio pozo", como bien lo
señala , Gustavo Gutiérrez. Volver a las fuentes. La Iglesia
tiene mucho que recorrer en su historia y corregir sus males y
eso no se logra gritando y silenciando a otros.
Estamos en el Adviento y espero que el Espíritu de luz y Amor
ilumine a nuestro pueblo y a todos aquellos que viven la fe.
Adolfo Pérez Esquivel
Buenos Aires, diciembre 19, de 2004
https://www.alainet.org/es/articulo/111193?language=es
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