La Paz nunca vendrá de la pobreza y el hambre
26/09/2004
- Opinión
"El hambre es la más cruel de las armas de destrucción en
masa", pues mata 24 mil personas por día y 11 niños por minuto,
denunció el Presidente Lula, de Brasil, al inaugurar la Cumbre
contra el Hambre y la Pobreza. Ésta se convocó por iniciativa
del mismo Lula, secundado por los presidentes de Francia, España
y Chile, con la participación de 55 mandatarios y los delegados
de más de 100 países, reunidos la víspera del actual período de
sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.
La humanidad ha logrado espectaculares progresos
científicos y tecnológicos —observó el brasileño— y una
producción mundial más que suficiente para saciar a todos los
hambrientos del planeta. Sin embargo, no lo hace, pese a que "el
hambre abate la dignidad, destruye la autoestima y viola el más
elemental de los derechos humanos: el derecho a la vida".
Este es un grave problema social que, para encontrarle
solución, debemos enfrentarse como un problema político —agregó—
, porque cambiar esta situación demanda una política de
inclusión social que supone retomar el crecimiento económico
sustentable, con expansión del empleo y de la renta de grandes
segmentos de nuestras sociedades que hoy están al margen de la
producción, del consumo y de la ciudadanía. Como también supone
reducir las profundas asimetrías de la economía mundial, para
equilibrar las relaciones comerciales entre las naciones y
atenuar las presiones financieras sobre los países en
desarrollo.
A su vez, el presidente Chirac añadió que urge "proponer
enfoques radicalmente novedosos, realistas y económicamente
racionales" para que "una parte de la riqueza generada por la
globalización se ponga al servicio de la eliminación de la
pobreza, de un desarrollo sostenible y de una prosperidad
compartida". El francés señaló que es indispensable corregir el
rumbo y dotar a la globalización de una conciencia y ética
social que le otorgue legitimidad y sentido de servicio a la
humanidad, pues "una globalización que tolere la depredación y
cuyos frutos sean acaparados por una minoría no tiene futuro".
Así, llamó a las potencias occidentales a actuar antes de que
sea demasiado tarde, pues "el precio del egoísmo es la
rebelión".
Ante la Asamblea General, el presidente Martín Torrijos, de
Panamá, concretó la dimensión latinoamericana del problema, al
recordar que actualmente en todos los continentes hay cruentos
conflictos, pero que además existe éste, cuyas dimensiones
universales requieren soluciones universales. Si bien en América
Latina ha disminuido el riesgo de que la democracia sea
interrumpida por golpes militares —advirtió—, quienes ahora la
ponen en mayor peligro ya "no son las divisiones del ejército"
sino "las legiones de pobres y desamparados", cuya paciencia
cede lugar a la desesperación, quienes podrán dar al traste con
la institucionalidad democrática si sus necesidades mínimas no
son atendidas.
Aunque "en los últimos años se ha generado una riqueza sin
precedentes, al mismo tiempo ha aumentado el número de pobres" —
prosiguió Torrijos—, con el agravante de que "entre más pobreza
existe en un país, menos posibilidades existen de que salga de
ella", pues las naciones pobres están agobiadas por la deuda
pública, y en ellas "millones de personas hoy nacen debiendo más
de lo que van a ganar en toda su vida".
Según la experiencia ha demostrado —añadió—, las ayudas
directas en forma de deuda o donaciones no bastaron para
superar la pobreza y la falta de crecimiento que pretendían
resolver. Reducir la pobreza reclama grandes esfuerzos y
recursos propios de los países pobres, que debieran ser
"compensados con una reducción de la deuda pública por parte de
los países acreedores o las agencias multilaterales" —propuso
Torrijos—, mediante una cláusula que alivie los intereses a
pagar, si se cumplen las metas de reducción de la pobreza".
Esta es una de las ideas que permitirían hacer frente el
problema. Materializarlas no admite demoras porque, como Lula
puntualizó al iniciar el debate, "la paz nunca podrá surgir de
la pobreza y el hambre".
https://www.alainet.org/es/articulo/110608
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