Sobre regulación y democracia
29/05/2004
- Opinión
El hombre de este tiempo vive delante de lo que acontece en el
mundo entero. Y lo hace a través de los periodistas; ellos son
los testigos, quienes nos narran los acontecimientos. Por
supuesto que cada uno de ellos a través de su cultura, de los
medios que tienen en sus manos para analizar. Ernesto Sábato
¿Es verdad lo que sostiene Giovanni Sartori, que en la
actualidad proliferan las mentes débiles, las que son el
producto de una sociedad en que las personas tropiezan con un
mecanismo, también el de los medios, para que esa degradación
involución humana sea una norma universal?
¿El público es adiestrado para que consuma y no para pensar?
¿Es ello también responsabilidad de la tendencia homogeneizarte
de los medios electrónicos, de la mass-media regimentada en la
globalización, Ello sumado a la enseñanza que también actúa con
esquemas de entrenamiento puntual, de acuerdo a intereses
globalizados?
¿Qué papel juegan en ello los medios concentrados tras las
grandes corporaciones informativas?
Es evidente que ese proceso, abonando la concentración,
favorece a ese círculo vicioso que lleva al pensamiento confuso
- a los estrambóticos, a los excitados, a los exagerados y a los
charlatanes. La televisión premia y promueve la extravagancia,
el absurdo y la insensatez. De este modo refuerza y multiplica
al homo insipiens" (1).
Sin embargo, por el momento, el panorama es apocalíptico.
Que el tema de la información está en la mesa de discusión, es
más que evidente. En el mundo se están incentivando los debates
que oponen, como los avisados han detectado, a quienes buscan
concretar el camino de la información, sin adjetivos, que le
sirva a la gente, enfrentados a quienes la han convertido en un
elemento más de dominación ideológica, para lo que se utilizan
espectáculos de entretenimiento periodístico (¡también las
guerras integran el paquete!), muchos de ellos globalizados,
convirtiendo ese todo en un negocio - económico o político - con
un solo objetivo: dejar las cosas en la superficie y, además,
propender al afianzamiento del statu quo. (2)
En pocas palabras, afianzar la dominación del capital monopólico
a través de un modelo globalizado de exclusión y marginación de
importantes sectores de la población del mundo que en muchos
países se expresa de manera dramática.
Por supuesto, es de una obviedad infinita aclararlo, que en
estas líneas no estamos criticando al espectáculo como expresión
cultural humana, sino a la infinita "tilinguearía" metodológica
de algunos o al pretendido juego "serio" de otros, que son dos
caras de la misma moneda, la que se utiliza para desinformar y
homogeneizar el pensamiento.
Algunos programas que se tildan de periodísticos, encaran la
información, fundamentando el "gancho" en efectos de producción,
que muestran realidades con una insoportable ligereza epidérmica
que, obviamente, cuestiona a la información misma. También un
subrayado a la manipulación informativa, sin duda, otro
fundamento malsano que se utiliza abiertamente y cada vez con
una sutileza mayor, con el objetivo de desinformar.
El tema que encaramos hoy es difícil y con perfiles infinitos.
Pero es bueno, a esta altura de los acontecimientos, tratar de
desentrañar algunas verdades o, por lo menos, exponer
situaciones que muestren como el tema de la información es de
fundamental importancia para la sociedad humana.
Información sin adjetivos
En el primero de los grupos, el de la información sin adjetivos,
la libertad de informar está en juego. Con ella y por ello
debemos batallar por una democratización plena y el elemento que
la caracteriza, que es la lucha por la diversidad...
Recordemos que en 1973 la UNESCO lanzó la discusión de como
organizar el nuevo orden mundial de la información y la
comunicación, con el objetivo de hacerla más democrática. (El
norte del planeta controlaba entonces el 80% del sistema
informativo)
La idea de la UNESCO era dotar de reglas éticas y profesionales
capaces de promover una circulación de una información más
equitativa, a fin de equilibrar las distorsiones producidas en
el libre mercado. El debate concluyó en 1981 en una crisis que
se expresó con el retiro de Estados Unidos, el Reino Unido y
Singapur de la UNESCO y con el cese de iniciativas sobre
políticas de información para los países subdesarrollados que,
desde ese momento, fueron considerados como protagonistas de una
indebida injerencia estatal en el libre mercado. Siguió
rigiendo, por lo tanto, la ley de la selva.
"Hoy nos encontramos ante un nuevo orden mundial de la
información, muy distinto al discutido en los años 70, pues es
impulsado y guiado por el mercado y se caracteriza por una
concentración creciente tanto de los medios de comunicación como
de las empresas de telecomunicaciones. El otro ingrediente es la
homogenización de los contenidos. (3)
A nivel planetario observamos que el sistema informativo se está
concentrando a un ritmo cada vez más acelerado y las grandes
corporaciones – como la de Rupert Murdoch o Silvio Berlusconi –
que ocupan posiciones dominantes y exclusivas en el mercado, de
hecho impiden la diversidad, el necesario y verdadero pluralismo
informativo.
Lo que cualquier observador atento puede observar es, como, los
contenidos de la prensa norteamericana tienen un enfoque cada
vez más homogéneo.
Es tan así que hoy, cuando faltan pocos meses para las
elecciones presidenciales estadounidenses, el 61% de la
población cree que Sadam Hussein tuvo participación en los
atentados del 11 de setiembre. Sin embargo como consecuencia de
otros hechos, como el de las torturas a los presos iraquíes –
cuya difusión masiva todavía debemos interpretar – la figura del
presidente norteamericano comenzó a derrumbarse en la opinión
pública.
¿Cómo entender la difusión de las fotografías de contenido
atroz, que muestran como los soldados norteamericanos torturan a
prisioneros iraquíes? ¿Por qué las grandes cadenas informativas
participaron de ese juego informativo?
Obviamente al presidente Bush le preocupan más esas fotografías,
no la acción de sus tropas, pues la tortura es moneda corriente
para los ejércitos de todas las latitudes. En mi pequeño país
por más de 10 años se torturó a miles de uruguayos que habían
cometido el delito de pensar distinto al gobierno de la
dictadura. Y esa tortura no era otra cosa que la aplicación de
una doctrina, la de Seguridad Nacional, emanada del Departamento
de Estado, para imponer, en mi país, la aplicación del modelo
económico que determina la exclusión y la marginalidad de buena
parte de la población. Hasta hoy, en razón de legislaciones de
punto final, la información sobre la magnitud de estos hechos,
no ha trascendido oficialmente.
Los "abogados del diablo"
La "objetividad" es un elemento de construcción opinable, a la
que se puede acercar en círculos sucesivos, en base a un camino
tan diverso como contradictorio. En esto no hay recetas ni
fórmulas mágicas.
Hablamos de diversidad, la que permite a los medios
independientes crecer en el marco de sociedades que tienden a la
madurez, pero la que está siendo jaqueada por las grandes
corporaciones que pretenden a través de los medios arribar a su
paradigma, el del pensamiento único.
Pensamiento único que necesita que se recorra un camino
complaciente y simplista, el que emprenden muchos medios que en
lugar de actuar en su papel de "abogados del diablo", no
incomodan al informante. Ello tiene poco sentido para una
democracia, que necesita de la confrontación de ideas para su
crecimiento consolidación.
Es un camino malsano, utilizando para el debate la expresión de
intereses subalternos que llegan a los receptores del mensaje,
por razones inherentes al método utilizado, sin la fecundidad
imprescindible para que el milagro de la comunicación se
produzca.
El hombre de este tiempo vive - como dijo alguna vez Ernesto
Sábato - delante de lo que acontece en el mundo entero. Y lo
hace a través de los periodistas; ellos son los testigos,
quienes nos narran los acontecimientos. Por supuesto que cada
uno de ellos a través de su cultura, de los medios que tienen en
sus manos para analizar.
De ellos depende el cariz con que interpretamos los hechos, el
partido que asumamos frente a lo que nos pasa como Humanidad.
Para la construcción de una sociedad cada vez más justa y
democrática son necesarias, la libertad de prensa, la libertad
de expresión y el derecho a la información, mediante la
promoción de la ética, la investigación, la precisión y el uso
de nuevas tecnologías en el ejercicio periodístico, así como la
protección de los periodistas.
El camino de la diversidad
Son esenciales para la construcción de una sociedad cada vez más
justa y democrática, la libertad de prensa, la libertad de
expresión y el derecho a la información, mediante la promoción
de la ética, la investigación, la precisión y el uso de nuevas
tecnologías en el ejercicio periodístico, así como la protección
de los periodistas.
Democratizar la información permite que una sociedad que se
reconoce en la diversidad confronte ideas, en contraste con los
intentos por imponer la homogeneidad conceptual, en un camino
que de prosperar llevaría a un deleznable pensamiento único.
"Pocos derechos fundamentales pueden asociarse hoy de manera tan
natural al desarrollo armónico de las sociedades como el derecho
a la información, no sólo recogido implícitamente por los
ordenamientos que sobre derechos humanos han promulgado los
principales organismos internacionales, sino vinculados por
ellos mismos a la democracia". (4)
Este ha sido el papel de la prensa independiente en la sociedad
industrial y que se consolidó a lo largo del siglo pasado. Las
sociedades terminan por admitir que los periodistas no sólo
pueden sino deben ser los "guardianes" de la democracia, en el
sentido de vigilar a sus propias instituciones; "velar por que
las instituciones democráticas funcionen correctamente y que
nadie cometa excesos en contra de los intereses de los
ciudadanos amparándose en los privilegios que indudablemente
otorga el ejercicio de cualquier tipo de poder".
La libertad de expresión ("incluida la crítica a los
funcionarios públicos, al gobierno, al régimen, al sistema
socioeconómico y la ideología prevaleciente") y la variedad de
fuentes de información ("que no sólo existen, sino que están
protegidas por la ley") y son fundamentos de la democracia
moderna.
Hay que enfatizar el compromiso de los comunicadores con el
derecho a la información, que por un lado significa el total y
libre acceso a todo tipo de noticia y por otro la posibilidad de
que los medios se hagan eco de la diversidad de opiniones, sin
impedimentos de ninguna clase.
Sin libertad de expresión ni derecho a la información "como
derechos, instituciones y procesos efectivos, no como meramente
nominales", no puede existir una sociedad capaz de gozar de
ninguna de las instituciones ni, tampoco, habría manera de
maximizar el debate público.
Y ello implica pluralismo, que sólo es visible cuando la prensa
recoge y difunde tanto el discurso político como la crítica al
discurso político y las demandas sociales.
Al informar, los medios colaboran al necesario tránsito que debe
existir entre los que hacen política y aquellos sobre los que
esa política se ejecuta.
La vinculación entre la democratización del ejercicio del poder
público (mediante el acceso de la ciudadanía a la información,
como mecanismo de control y rendición de cuentas) y la
articulación de la sociedad civil (mediante la expansión de una
cultura democrática), se complementan con la actuación social de
una prensa democrática que ejerza una constante vigilancia de la
legalidad en la actuación del poder público, lo que de suyo
enriquece con información de calidad el debate público en el que
participa la sociedad civil.
A su vez, el grado de democratización de las sociedades es
determinante para la eficacia de la investigación periodística,
concebida como elemento que construye la realidad social a
partir de su participación en determinar el marco cognitivo de
la opinión pública.
Creemos que los periodistas, como los militantes políticos y
todos los que participamos en el quehacer social, tienen la
obligación de reconceptualizar permanentemente su papel en el
marco de la sociedad.
La prensa no debe ser funcional a determinados proyectos
políticos; esa es tarea de quienes asumen directa y abiertamente
ese compromiso.
Tampoco es posible creer en una prensa sin valores. Eso si, en
el trabajo riguroso, sin prejuicios, el que hace el máximo
esfuerzo para entender y reflejar cabalmente la realidad.
1) Giovanni Sartori.
2) Suplemento Bitácora (www.bitácora.com.uy)
3) Roberto Savio, presidente emérito de la agencia IPS y miembro
del Consejo Internacional del Foro Social Mundial (FSM) Italia.
4) Extraído de un documento, titulado "La libre información, un
derecho humano y una herramienta para la democracia", del
departamento de Información e Imagen del PS de Uruguay.
* Carlos Santiago es periodista y escritor. Secretario de
redacción del diario LA REPUBLICA y del suplemento Bitácora,
editor de www.bitacora.com.uy. Montevideo, Uruguay.
(carsant@montevideo.com.uy o carsant10@hotmail.com ).
* Ponencia presentada por el autor en el Diálogo "Comunicación
audiovisual global, diversidad cultural y regulación",
organizado por el Consejo de Audiovisuales de Barcelona, que
tuvo lugar en el marco del Forum Barcelona 2004, los días 28 y
29 de mayo.
https://www.alainet.org/es/articulo/109996
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