Los nuevos BIO gángsters
31/05/2004
- Opinión
La Organización de la Industria Biotecnológica (BIO, por sus
siglas en inglés) se prepara para su reunión anual en San
Francisco, Estados Unidos, del 7 al 9 de junio próximos. Se
vanagloria de volver a sus orígenes, ya que se encuentran en el
área de la bahía de San Francisco las sedes de más de 800 de
las mil 457 empresas biotecnológicas estadunidenses, muchas de
las cuales son las trasnacionales que dominan los mercados de
semillas, transgénicos, farmacéutico, químico, genómico.
Con más exactitud se puede decir que vuelve a sus orígenes
porque en esa bahía está lo que fue la tristemente famosa
prisión de Alcatraz. En 1894, 19 indios hopis fueron
encarcelados, poco antes de que el gobierno decidiera atacar
militarmente a los hopis para "civilizarlos". Su crimen fue,
además de negarse a ser "educados" en escuelas del gobierno,
donde eran azotados por hablar su idioma o hacer cualquier
mención de su propia cultura, negarse a practicar la
agricultura tal como el gobierno les imponía: en lotes
individuales, en lugar de sus formas tradicionales comunales.
Más de un siglo después empresas biotecnológicas de BIO se
empeñan en cambiar las formas de vida y agricultura, ya no sólo
de los hopis, sino de todos los campesinos e indígenas del
planeta, privatizando sus semillas y contaminando sus campos
con sus genes transgénicos patentados. En lugar de llevarlos a
Alcatraz, llevan a juicio a los agricultores contaminados, como
Percy y Louise Schmeiser en Canadá, por "uso ilegal de sus
patentes", y en Chiapas, Monsanto amenaza a los campesinos
indígenas con que podrán sufrir multas y prisión si descubren
sus genes patentados en sus campos. Aconsejan la delación de
"cualquier situación irregular" para "evitar convertirse en
cómplices".
Frente a la contaminación, el gobierno de Canadá comenzó hace un
tiempo a aconsejar a los agricultores que no usen sus propias
semillas. Lo más seguro, dicen, es usar las semillas
certificadas de las empresas para evitarse problemas legales (y
garantizar el pago de regalías por patente en la propia
compra). Quienes dominan el mercado de semillas certificadas en
todo el mundo son los mismos gigantes genéticos que producen
los transgénicos.
Este concepto de "seguridad" que van dejando para agricultores y
campesinos es igual a la seguridad que ofrecían los gángsters de
Chicago en los años 20: para estar seguro, hay que pagar... ¡a
los mismos que crean la inseguridad!
Los representantes de BIO llegan a San Francisco con una
sensación de victoria: la Corte Suprema de Canadá les acaba de
regalar la sentencia en el caso Schmeiser, afirmando la patente
de Monsanto. En la práctica quiere decir que en cualquier lugar
que se encuentre un gen patentado por los magnates de la
privatización de la vida, sean plantas, animales o hasta
humanos, podrán reclamar pago por uso de sus "propiedades".
También la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) publicó recientemente un informe, plagado
de silogismos y errores fácticos, que más bien parece un
panfleto de la industria biotecnológica, afirmando que el único
problema de la biotecnología es que no llega a los pobres. Para
resolverlo, la FAO sostiene que se necesitaría más
investigación pública, pero, como esto es difícil y quienes
tienen la tecnología son las trasnacionales del agro, hay que
garantizarles su propiedad intelectual "por medios legales o
biológicos", por ejemplo usando la tecnología Terminator, para
hacer semillas suicidas y garantizando que nadie usará sus
semillas sin pagarles. ¿Qué más puede pedir BIO?
Pese a la inmensa maquinaria de propaganda y las decenas de
millones de dólares que invierten anualmente para convencer al
mundo de que los transgénicos y la contaminación son buenos
para nosotros, y que hasta agencias de Naciones Unidas les
hagan el trabajo sucio para legitimar su apropiación de los
bienes comunes y públicos, no han conseguido sus objetivos.
Como muestra de ello en San Francisco se prepara una importante
movilización de miles de activistas y campesinos para recibir a
los delegados de BIO. Las actividades se agrupan bajo el nombre
Reclaim the commons (Reclaman los comunes). Antes de la
conferencia de BIO, organizan una serie de talleres en los que
no sólo se hablará de transgénicos y su impacto: es una
manifestación multicolor y diversa en la cual se esperan, entre
muchos otros, a delegados de movimientos de los sin techo,
trabajadores inmigrantes y rurales, agricultores orgánicos,
activistas contra la guerra en Irak, artistas, intelectuales,
feministas...
La diversidad de la respuesta es reflejo de la amplitud del
ataque: quizá más claramente que otras industrias igualmente
nocivas, la biotecnológica, con la manipulación genética y el
patentamiento de la vida, con sus métodos gangsteriles de
tratar a los campesinos, es la más clara insignia de los
modernos "cercamientos de los comunes", similares a los que en
la Inglaterra de 1700 se apropiaron y privatizaron los terrenos
comunales de miles de campesinos, llevándolos a la miseria.
Al igual que los hopis, muchos movimientos sociales, urbanos y
rurales, indígenas y campesinos por todo el mundo, que realizan
desde pequeñas acciones locales y cotidianas hasta encuentros
colectivos más amplios donde se comparten resistencias y
propuestas, lo que se reclama es el derecho a la propia cultura
y a la diversidad, al acceso y comunalidad de bienes y, en
definitiva, a decidir sobre nuestras propias condiciones de
vida. Sin esperar a que los nuevos gángsters den su permiso, lo
que se teje al reclamar los comunes es la dignidad de todos.
* Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC. La Jornada, México D.F. Martes 1 de junio de 2004
https://www.alainet.org/es/articulo/109994
Del mismo autor
- Guerra y alimentos 29/03/2022
- La disputa sobre quién nos alimenta 16/02/2022
- Científicos llaman a parar la geoingeniería solar 31/01/2022
- Vacunas transgénicas: experimento masivo 28/09/2021
- Cumbre de los dueños de la alimentación 07/07/2021
- Datos biométricos y capitalismo de vigilancia 14/05/2021
- COVAX: la trampa 29/04/2021
- Maíz, transgénicos y transnacionales 29/04/2021
- Prohibir cubrebocas con nanomateriales 12/04/2021
- El legado de la pandemia 16/02/2021