Campaña anti-TLC

TLC: la nueva Carta de la Esclavitud

04/04/2004
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-Entrevista de Luis Cifuentes transmitida por el Canal 9, de Ibarra, el día 5 de abril del 2004- Nuestro invitado es el doctor René Báez, ex decano de la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica, profesor del Instituto Superior de Posgrado de la Universidad Central y autor de varios libros sobre el Ecuador y América Latina, con quien dialogaremos sobre la economía nacional y específicamente sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, instrumento a cuya firma viene apostando el gobierno del coronel Lucio Gutiérrez. -- Doctor Báez, el Ecuador soporta en estos días una nueva ola de paros y movilizaciones –maestros, trabajadores de la salud, gobiernos seccionales, guardias penitenciarios, presos- en demanda de transferencias presupuestarias. ¿A qué obedece la penuria fiscal en una época en que el precio del petróleo ha alcanzado niveles excepcionalmente altos (promedio superior a los 35 dólares por barril en los últimos meses)? ¿A qué atribuir concretamente el descalabro de las finanzas públicas? A dos sobrepesos que arrastra el presupuesto del Estado: el servicio de la deuda y los gastos militares. Para este año, el régimen, obsecuente a los designios de los Shylocks internacionales y nativos, destinó la bicoca de 2.400 millones de dólares al pago de la deuda externa-interna (1.700 para amortizaciones y 700 para intereses). Si a esos 2.400 millones añadimos los 800 millones destinados al presupuesto del ministerio de Defensa, se tiene que las 4/5 partes de los ingresos ordinarios del Fisco se esfumarán en gastos improductivos. La miniaturización de los recursos para la inversión social -educación, salud, salubridad, vivienda- y la mora en su transferencia tienen esa inequívoca raíz. --¿Cómo explicar adicionalmente los ostensibles problemas de los sectores productivos? En el continente, y particularmente en el Ecuador, asistimos al colapso del liberalismo esquizofrénico (Estado máximo para los ricos, Estado mínimo para los pobres). Una de las expresiones de ese colapso es la irracional estructura del presupuesto. Pero el modelo neoliberal funciona también bajo la lógica perversa de concentrar los frutos de la actividad económica en el sector financiero, lo cual deviene en una dictadura de los bancos y la consiguiente asfixia de la "economía real". ¿Cómo puede esperarse la reactivación del aparato productivo y el crecimiento del empleo si los empresarios se ven abocados a endeudarse a tasas de interés del orden del 20 por ciento? ¿Cómo se puede estimular el ahorro del público pagando intereses negativos, inferiores a la tasa de inflación? --¿Cómo entender los Tratados de Libre Comercio (TLCs) propuestos por los Estados Unidos? Se trata de propuestas de integración-desintegradora, anexionista, de nuestros países. Actualizan y concretan la vieja doctrina panamericanista y, en los tiempos que corren, hacen parte de lo que Habermas ha denominado como el "imperialismo de la seguridad". Desde esta última perspectiva, el TLC que la Casa Blanca ha planteado a los países andinos, con la sintomática exclusión de la Venezuela de Hugo Chávez, comporta la otra cara del Plan Colombia, sarcásticamente rebautizado por la administración de George W. Bush como Iniciativa Regional Andina. --¿Cómo describe al TLC a que han sido invitadas las naciones bolivarianas? Ese TLC, igual que los ya firmados por México, Chile y Centroamérica, comporta un mecanismo de legalidad supranacional para asegurar las mayores ganancias a las corporaciones estadounidenses; y, en contrapartida, para alienar más aún la soberanía de nuestras repúblicas, profundizar la explotación ("flexplotación") de la mano de obra, ampliar el control y la expoliación de los recursos naturales y energéticos, apropiarse de los saberes de las comunidades autóctonas, liquidar a las empresas competidoras locales, evangelizar a nuestros pueblos en el monoteísmo del mercado… El TLC de marras empuja un plan completo de recolonización y esclavizamiento de los pueblos bolivarianos. Expuesto de otro modo, el TLC pretende llevar a sus últimas consecuencias la subordinación productiva, comercial, financiera, tecnológica, ideológica, cultural y legal de nuestras naciones a la potencia unipolar. Está diseñado, a partir del pospuesto ALCA, para que Washington fortalezca su posición competitiva frente a sus grandes rivales de la Unión Europea, Japón y China. --¿Cómo explicar la actual posición de Lucio Gutiérrez favorable al ALCA y al TLC? Especialmente después de la ruptura con la CONAIE y Pachacutik, Gutiérrez y su Partido Militar se han vuelto rehenes de fuerzas políticas como el Partido Social Cristiano, representante de la retrasada burguesía exportadora, importadora y comisionista asentada principalmente en Guayaquil. -- Dados los problemas de fiscales y financieros que Ud. reseñó, ¿qué puede esperar el país de la firma de un TLC con los Estados Unidos? El gobierno está abordando el TLC con los Estados Unidos en los términos menos responsables que se pueda imaginar. Para comenzar, el régimen gutierrista no ha sustentado su decisión en una consulta plebiscitaria ni en la previa elaboración de un proyecto nacional. No existen estudios sobre la incidencia del TLC en los múltiples ámbitos que abarca y ni siquiera se ha trazado la prospectiva de los productos ecuatorianos en el mercado estadounidense en el evento de la firma del acuerdo. Ya en vísperas del inicio de las negociaciones –previsto para el próximo mayo- ni siquiera se ha completado la conformación de los grupos de trabajo. Tampoco se conoce a ciencia cierta quién es el negociador principal, si el presidente del Banco Central, Mauricio Yépez, o la ministra de Comercio, Ivonne Baki (quien parece conceder a la suscripción del TLC con la superpotencia la misma importancia que al torneo de Miss Mundo a celebrarse próximamente en el país). En suma, una asunción superficial y frívola del mayor desafío internacional que ha tenido el Ecuador a lo largo de su vida republicana. --¿Podría precisar las eventuales consecuencia del TLC de marras? Comencemos, a título ilustrativo, con el comercio agrícola. Estados Unidos ha anticipado que los subsidios que provee a sus agricultores no son materia negociable dentro del TLC. Esto significa que la agricultura nacional, tanto la de autoconsumo campesino-indígena como la secularmente destinada al mercado interno, sería forzada a competir con la agricultura blindada y supertecnificada de la potencia mundial. Se ha estimado que semejante disparidad determinaría que dos millones de campesinos se vean obligados a abandonar sus tierras ancestrales. Algo parecido acontecería con los subsectores industrial y artesanal, impotentes para competir incluso con sus similares de Colombia y Perú. Ni qué hablar de la capacidad de competición ecuatoriana en el área de los servicios modernos. Y esto para no referirnos a las nuevas formas de concertaje que implica el TLC: propiedad intelectual, ambiente, gastos gubernamentales, institucionalidad supranacional. Con razón se ha dicho que el ALCA y los TLCs prefiguran un colonialismo más rampante que el que implantara en estos territorios la Corona española en el siglo XVI. --¿Sus panegiristas han señalado que el TLC supondría un desafío para que el Ecuador mejore su productividad y atraiga a la inversión externa directa? A propósito del TLC vivimos el renacimiento del "mito de la productividad". Igual se habló cuando Abdalá Bucaram y Domingo Cavallo quisieron implantar el modelo monetario de la convertibilidad y cuando Jamil Mahuad nos impuso la dolarización. La productividad no es algo que se pueda improvisar. Si se quisiera seriamente elevar la productividad de la economía ecuatoriana habría que comenzar desmontando el modelo rentista y parasitario que el ministro Pozo –en connivencia con los organismos internacionales y la bancocracia doméstica- tanto se empeña en defender y radicalizar. En cuanto a la inversión externa directa, creo que la experiencia contemporánea con la inversión externa indirecta –los créditos- debería constituir una lección. No por capricho personal el Libertador Bolívar decía que odia más a los préstamos que a los españoles. --¿Cómo visualiza el futuro nacional si se consuma la suscripción del TLC? El Ecuador aceleraría su conversión en un gran bazar sin producción propia, en un gigantesco gueto socioeconómico. --¿Qué actitud han asumido las universidades frente al reto del TLC? Lamentablemente las universidades ecuatorianas –incluidas las estatales- continúan obsesionadas con el "pensamiento único". --¿Cómo preservar el optimismo frente a un panorama tan sombrío? No se tiene que olvidar nunca que el Reich de los 500 años tiene su propia historia de resistencia. Y, sobre todo, se tiene que recordar siempre que el precio de la libertad es el valor.
https://www.alainet.org/es/articulo/109791?language=en

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