El TLC no es la panacea

04/04/2004
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No es la panacea, tampoco será la lámpara de Aladino y menos el elixir de la juventud. ¿Qué será pues? Nadie lo sabe. Y tampoco el ministro Alfredo Ferrero que acaba de hacer la explicación en un programa de radio, sobre todo aquello que el tratado de libre comercio con los Estados Unidos nunca será. Nos va a ayudar -dice el sobrino del premier, encargado de dirigir las negociaciones de comercio internacional-, a que el Perú tenga un mayor mercado de exportación. Pero esta afirmación es un exceso de modestia respecto a lo que se ha dicho y se ha tratado de hacer creer en relación a un acuerdo de comercio con el coloso del norte. Afirma, el también sobrino del ex vicepresidente Raúl Diez Canseco, que el TLC es nuestra alternativa ante el riesgo de que el Área de Libre Comercio de las Américas ALCA, no se concrete en el 2005, como estaba previsto. Pero no explica porqué se encuentra atracado este proceso después de diez años de negociación. No es que no sale por alguna dificultad técnica, o por algún bloqueo mental de alguno de los participantes principales, sino por una diferencia política muy clara entre los intereses norte- sur, expresados los primeros por Estados Unidos y sus socios más cercanos, y los segundos por Brasil, Argentina y Venezuela, y a más distancia por otros países del Área. Es curioso. Los hinchas del TLC quieren sacarle la vuelta a este debate. Como si el hecho de que halla quienes contradicen al grandote fuera el problema, y no los temas puestos a la mesa. En la disputa sobre los subsidios agrícolas de Estados Unidos que compiten deslealmente con la producción agropecuaria del sur que corre el riesgo de ser quebrada: ¿dónde se coloca el Perú? Frente al planteamiento de MECOSUR para no entrar a considerar los temas de inversión, servicios, compras estatales, propiedad intelectual, que conllevan concesiones solamente del lado de las economías débiles, si no hay simultáneamente medidas compensatorias de la otra parte: ¿qué se dice el gobierno peruano? Nos apuramos por tener nuestro propio ALCA chico, haciendo como que estos puntos no van con nosotros. Debilitando además la pelea que los otros llevan sobre intereses que son también en gran parte los nuestros. Los TLC son una fórmula para dividir a los más pobres y hacerles perder su única fortaleza que es su número. Esta es la táctica de toda la vida. Y la conducta de gobiernos como el de Toledo es absolutamente recurrente en la triste historia de América Latina. El TLC con Chile fue el primer paso en esa ruta. Y, por cierto, la contraparte fue escogida que pleno sentido político. La única experiencia aparentemente exitosa del modelo neoliberal, el país al que todos le conceden supuesta seriedad institucional, el gobierno de los socialistas post pinochetistas, etc. Todo eso pesa. Como que ahora en el séquito que Estados Unidos lleva a todo lado para discutir con brasileños y argentinos, van los chilenos al lado de canadienses, mexicanos, costarricenses y ecuatorianos (¡!). A Perú, Colombia y otros que juegan el partido del norte, los han relegado al montón. Así va la cosa. El TLC con EEUU, no va a ser la panacea, bueno es aclararlo. Pero sí va a ser un adelanto del ALCA a mínima escala, para presionar a los otros posibles socios en posiciones más exigentes, tanto en el sentido de ponerlos en riesgo de aislamiento, como de mostrarles que hay quienes ceden donde ellos se ponen intransigentes. Y capaz nos pidan que cedamos más de la cuenta para que eso mejore su plataforma de negociación global. ¿Acaso no fue así que ocurrió con la deuda externa?
https://www.alainet.org/es/articulo/109716?language=es

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