FSM 2004: La diversidad en la escena

22/01/2004
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Evocando a Gandhi, quien afirmó que el mundo puede cambiarse sin violencia, con transformaciones que empiecen en cada una de las personas y luego se proyecten al conjunto, concluyó en Mumbai (India) la IV edición del Foro Social Mundial que, del 16 al 21 de enero, congregó a unas cien mil personas, provenientes de 140 países. Se abordaron en él decenas de problemáticas: paz, libre comercio, agricultura, comunicación, y otras, todas de crucial importancia para la formulación de alternativas a la globalización neoliberal, que es el propósito central del Foro. No obstante, si hubiera que sintetizar el evento en una palabra esta es: Diversidad, pues esa fue la problemática que predominó en hechos y discurso. En Mumbai se escucharon decenas de lenguas; se vieron policromas expresiones creativas y culturales; se enfocaron problemáticas similares con distintos enfoques y formas de construcción discursiva; pero lo que sentó precedente en la historia del FSM es la visible participación de una diversidad de etnias y grupos sociales, cuya presencia evidenció de facto que el mundo resiste a la homogenización inherente al proceso de globalización. De la mano de la diversidad en números estuvo presente la diversidad de pensamiento, ambas cimiento indiscutible de las alternativas en cuestión. Pues, la producción de pensamiento propio y diverso, conjuntamente con el fortalecimiento de las autonomías, son un sólido cimiento para la construcción de ese otro mundo posible, tal como se enfatizó en el Panel-debate "Alternativas diversas para cambios globales", organizado por distintas redes de mujeres . Por eso, como lo señaló el artista –y político- brasileño Gilberto Gil, el reto hacia adelante es el de hacer que "la diversidad y la pluralidad se vuelvan una práctica que se aplique a todo", al pensamiento, la creación y la acción, a la proyección del alter mundo igualitario, sin discriminación y con justicia económica y social, que es la utopía que convoca no solo al evento Foro, sino también a un proceso que engloba a millones de iniciativas y propuestas en el mundo entero. La justicia como eje de la economía Otro Mundo es posible y necesario, fue parte del discurso unánime de los numerosos eventos sobre economía, especialmente sobre libre comercio, donde se expresaron voluntades de continuar actuando para revertir los dictámenes de la OMC y acuerdos regionales similares. Al analizar el fracaso de Cancún, por ejemplo, se puso en evidencia la importancia de la lucha ciudadana y su liderazgo en la formulación de propuestas de integración para, en palabras del mensaje enviado por el Nobel de la Paz Nelson Mandela, eliminar todas las injusticias que afectan principalmente a los países del Sur y grupos discriminados. Así, el asunto de la justicia económica constituyó también un eje transversal en los análisis de una amplia amalgama de problemáticas, desde la agricultura donde el libre comercio es la principal amenaza que pende sobre la vida campesina, hasta en la comunicación cuyos mecanismos son eje dorsal de la globalización. Las Instituciones Financieras Internacionales, especialmente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, fueron señaladas como el más monumental semillero de desigualdades, entre los países y entre las personas, y por tanto sus políticas fueron identificadas, una vez más, como las principales responsables de las situaciones críticas que afectan a los países pobres, de tal manera que entre las alternativas destacó la urgente reorientación de esas instituciones para ponerlas al servicio de los pueblos y no del capital. Igualmente, el no pago de la deuda externa: "No debemos nada, no pagamos nada", se leía y oía por todas partes. Asimismo, estuvo en la mira el despilfarro de recursos en armamento y bases militares, cuyo fin es el dominio y su utilización en invasiones y guerras, constituyendo la mayor afrenta a la dignidad de los pueblos. Por eso, recurrentemente se apeló al revertimiento de dichos recursos a la educación, la salud, la erradicación del hambre, entre otros. La arrogancia de George Bush, el cristalizador de los anhelos imperiales estadounidenses, sus simplificados argumentos, que pretextando combatir al terrorismo siembran terror, fueron señalados como el peor de los anacronismos de la época. Por eso, la demanda de rendición de cuentas de las invasiones, llamadas guerras, estuvo al orden del día. La condena a la invasión a Irak y Afganistán, al sometimiento de pueblos como el Palestino, a la multiplicación de bases militares y de políticas llamadas de seguridad, al achicamiento de los derechos individuales y colectivos con ese pretexto, se escuchó al unísono. Nadie cree que la guerra resuelva ningún conflicto, pero sí en que los agudiza y encamina hacia un retroceso de la humanidad hacia situaciones coloniales y profundiza los desbalances de poder existentes. El futuro del Foro "El Foro Social Mundial es la verdadera ONU, porque aquí están los pueblos con voz propia. Este es el auténtico espacio de convergencias de sectores y naciones, para decir lo que aspiran y lo que es importante para la humanidad", dijo la líder ecuatoriana Blanca Chancoso en el discurso de clausura del Foro. Enfatizó también en que a la vez que este punto de encuentro mundial es indispensable para pensar el futuro en colectivo, lo es más aún su proceso en los distintos países y regiones, donde se generan las propuestas y las solidaridades desde abajo. El Foro celebrado en Mumbai, abre un nuevo estilo de participación y convergencias, donde la visibilidad de distintas formas de expresión marcan el tono de las luchas comunes, aquí se combinó la producción de ideas y propuestas con marchas permanentes que, con distintos símbolos y manifestaciones culturales, expresaban la misma aspiración que la dicha en palabras: Otro mundo es posible, urgente y necesario.
https://www.alainet.org/es/articulo/109241?language=es
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