Crisis, terrorismo y elecciones en USA

28/11/2003
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La administración Bush no solo que se está convirtiendo en una amenaza para la paz mundial, sino también para la estabilidad económica del planeta. De seguir con sus políticas económicas y militares, el riesgo de una crisis financiera y económica a mediano plazo no es desdeñable. En efecto, de los datos existentes se podría concluir que la administración Bush, luego de recortar los impuestos, reducir el gasto social del gobierno, e incrementar los gastos militares, ha optado por una vía espúrea de crecimiento vía devaluación del dólar. El problema es que Estados Unidos es la economía más importante del mundo y una decisión de este estilo afecta directamente al comercio y a la producción mundial. Durante la era Clinton, el énfasis de su administración estuvo en el crecimiento desde dentro apostando a la tecnología y a la denominada “nueva economía”, sobre todo a aquellas empresas que cotizan bajo la denominación del índice Nasdaq. Con la era Bush, retornan al poder aquellas empresas vinculadas a la energía, sobre todo el petróleo, y la industria de la guerra, lo que los soviéticos alguna vez denominaron el complejo industrial-militar norteamericano. Esta transición de prioridades en materia económica es evidente por el comportamiento de algunos indicadores económicos. Declive del dólar La administración Bush probablemente termine el año con un déficit fiscal superior a los 400 millardos de dólares, y el déficit en cuenta corriente se calcula actualmente en un 5% del PIB del país. La devaluación de la moneda norteamericana vis à vis del euro alcanza ya un acumulado del 40%, y tal como van las cosas, se estima que en el transcurso de estos meses la moneda norteamericana se cotice hasta en un 1.30 dólar por euro (actualmente está en 1.19 dólar por euro). Esto tiene algunas consecuencias. En primer lugar, son buenas noticias para los exportadores norteamericanos y también para los exportadores chinos que han vinculado su moneda, el yuan con el dólar, pero son malas noticias para ciertos sectores productivos norteamericanos y también son malas noticias para los europeos y los japoneses En efecto, una devaluación del dólar limita las exportaciones de los europeos y los japoneses hacia los Estados Unidos, y por lo tanto se constituye en una traba a las tímidas señales de recuperación económica que, después de una década, empezaba a experimentar Japón, al tiempo que traslada el costo de la recuperación económica a los europeos que también están tratando de salir de la recesión. Es decir, la devaluación del dólar podría tener profundas consecuencias en el crecimiento de la economía global. De hecho, los inversores financieros internacionales, sobre todo los gobiernos de China y de Japón, que figuran entre los más importantes compradores de papeles de la Reserva Federal norteamericana, en este último mes tuvieron un comportamiento revelador: las compras de papeles de la reserva federal el último mes no alcanzaron ni un 10% de las adquisiciones financieras del mes anterior, y representan apenas un 5% del promedio mensual de las adquisiciones financieras del último semestre. Esto es un indicio de cómo se está evaluando a nivel mundial la política económica de la administración Bush. Un descenso brusco en el mercado de valores norteamericanos, tiene directas implicaciones con el déficit en cuenta corriente norteamericano. Estados Unidos, justamente, había logrado financiar ese déficit a través del mercado financiero internacional. Los bonos y papeles de la Reserva Federal son los más seguros del mundo, de ahí la preferencia por mantener activos financieros en dólares. El dólar siempre fue una moneda de refugio cuando las tormentas financieras amenazaban con desestabilizarlo todo. Ahora es el dólar el que está generando desconfianza en los mercados mundiales de capitales. Es el dólar el que amenaza con la desestabilización, de ahí que ahora se incremente la necesidad de protegerse del dólar. De mantenerse este comportamiento de los inversores internacionales sobre el dólar, es probable que la FED tenga que intervenir incrementando las tasas de interés, que por ahora están en su nivel histórico más bajo. Un incremento de la tasa de interés hecha por la FED tiene directa relación con la oferta productiva mundial, con el mercado de papeles de la deuda externa, con los mercados de derivados, con las acciones de las empresas, etc., y generaría un mayor espacio para la especulación financiera mundial. Un incremento de la tasa de interés sumado a la estrategia de devaluación del dólar, con el contexto de un fuerte déficit fiscal y déficit de cuenta corriente americanos, se convertiría a la larga en un detonante para una nueva crisis económica mundial. La pesadilla de Irak Pero la administración Bush, tiene en mente otro tipo de prioridades que aquellas de la economía, aunque sabe que la economía fue el mensaje que Clinton utilizó de manera exitosa para su elección y reelección. Por ahora, sus prioridades están en la agenda militar y geopolítica, y no porque esta administración tenga una visión global al estilo Kissinger o Breszinsky, sino porque las empresas que hacen lobby cerca del entorno de la administración Bush, tienen intereses concretos que imponer, negociar y sacar adelante en varias regiones del mundo, y quizá el ejemplo más significativo de ello, sea Halliburton y la relación de esta empresa con el vicepresidente Cheney. Es esta agenda militar y geopolítica la que ha provocado varios impasses de los cuales la administración Bush no sabe cómo salir. Sobre todo, la invasión a Irak, y el costo político que empieza a tener esta operación. Cuando se planificó la invasión a Irak, se pensó en un control del mercado petrolero vía Irak, y por lo tanto menores precios en la energía que podrían contribuir a una mejora en la capacidad de consumo de los hogares norteamericanos, se pensó también en jugosas operaciones financieras con la segunda mayor reserva mundial de petróleo del alta calidad. Se pensó también en permanecer en Irak y establecer un control geopolítico sobre el medio oriente. Ese control se revelaba vital a la hora de negociar la creación de un Estado Palestino. También podría vincularse el control de ese país con los extensos recursos gasíferos en Afganistán, país al que también se había invadido. En fin, el problema en Irak nunca pareció militar, ya que diez años de bloqueo habían mermado cualquier capacidad de respuesta bélica que el régimen de Hussein habría podido tener. En el papel las cosas eran demasiado fáciles como para resistir la tentación de decir No. Esta decisión se está, finalmente, convirtiendo en la mayor pesadilla de la administración Bush. No ha logrado hasta ahora controlar la situación militar, económica y social en Irak. Los costos en vidas humanas son enormes, y en contextos de elecciones bien pueden ser argumentos que utilice la oposición en contra del Presidente Bush. Los costos fiscales de la guerra son también grandes, y de hecho la administración Bush posee actualmente el récord absoluto en déficit fiscal. Es decir, el affaire Irak no tiene ningún viso de resolución ni al corto ni al mediano plazo, y de no darse un tratamiento políticamente correcto a este affaire, Irak bien puede constituirse en la pesadilla de la familia Bush. Habría que recordar que Bush padre tampoco pudo reelegirse justamente por la guerra del Golfo a inicios de los noventa. Se podría pensar, entonces, que el entorno del Presidente Bush esté planificando la apertura de un nuevo escenario a nivel geopolítico (¿quizá Colombia?), pero dadas las circunstancias y los tiempos, es bastante difícil que existan las condiciones de crear ese escenario en el que Bush aparezca de salvador, como fue en su momento la invasión de Grenada, o de Panamá. Definitivamente, no hay tiempo para ello. Guerra comercial Además, está la economía, y las decisiones que se están adoptando en vez de solucionar el complejo panorama económico mundial más bien lo están complicando. Está por ejemplo, el enorme déficit comercial con China, que se calcula llegará a fines de 2003 a los 130 millardos de dólares. La administración Bush ha decidido frente a China, imponer cuotas de importación a cierto tipo de textiles (brassiers, salidas de baño, etc.), una decisión irrisoria si se considera el volumen total del comercio con China, y, sobre todo, si se toma en cuenta que China en estos momentos está negociando un contrato de 6 millardos de dólares con la empresa americana constructora de aviones Boeing. Pero la decisión ha sido tomada y muchos se atreven a decir que quizá estemos en vísperas de una guerra comercial. Los signos de esa guerra comercial están también presentes en el caso de su mejor aliado a nivel internacional: Inglaterra. En efecto, Estados Unidos decidió imponer un arancel a la importación de acero inglés, justamente en momentos en que Inglaterra era el único país, conjuntamente con España, en avalizar de manera total la invasión a Irak. Inglaterra ha presentado una queja al seno de la OMC y está exigiendo que la Unión Europea imponga cierto tipo de aranceles a la producción norteamericana. Es difícil pedir mayor incoherencia a un gobierno pero más difícil aún se hace comprender las razones del Primer Ministro británico, Tony Blair, de adscribir de manera tan absoluta las decisiones de la administración Bush. Habría que añadir a todo este panorama, el fracaso de las negociaciones en la OMC, debidas justamente a las incoherencias de Estados Unidos y también de Europa, y el nuevo rumbo que está adoptando el ALCA, cuya agenda se está saliendo del control norteamericano, sobre todo por la acción de la diplomacia brasileña. Tenemos entonces, un escenario de incongruencias y gruesos errores en la política exterior y en la política comercial, está, además, la inconsecuencia de utilizar el tipo de cambio como palanca para el crecimiento económico con la correlativa desestabilización de los mercados financieros internacionales y el atentado que se hace a la recuperación económica global, está, de otra parte, el empantanamiento y escalada del conflicto bélico en Irak y la constatación de que en Irak la guerra continúa pero bajo el escenario más temido por el Pentágono, la guerra de guerrillas. Esta guerra está absorbiendo una enorme cantidad de recursos que se están financiando vía déficit fiscal. No habría que olvidar que la irresponsabilidad de financiar vía déficit fiscal la guerra de Vietnam, llevó a la desarticulación del sistema de Bretton Woods en 1971, por lo que el escenario de una crisis actual adquiere cada vez más plausabilidad. El recurso estratégico del miedo Habida cuenta de ese escenario cabría pensar que Bush hijo tiene pocas posibilidades para la reelección. Pero la administración Bush, tiene a su haber un recurso estratégico fundamental y que probablemente pesará en las próximas elecciones la balanza a su favor. Ese recurso estratégico es el miedo. La administración Bush, por la vía de sus servicios secretos y de inteligencia, sabe que los atentados terroristas de los últimos meses tienen una lógica, aquella de enviar un mensaje a los aliados políticos de Estados Unidos, así por ejemplo, luego de la ola de ataques terroristas en varias partes del mundo, Japón ha decidido no involucrarse en Irak. El atentado en Turquía fue, en realidad, un mensaje a los ingleses, y se contextualizaba en la visita que Bush hiciera a Inglaterra. Igual cosa con el atentado en contra de los italianos, o contra los ataques a los árabes, etc. Esos atentados se constituyen en la nueva prosa con la cual el poder conjuga la dominación a nivel mundial y las resistencias que provoca. Se constituían en ese nuevo lenguaje del miedo que va asumiendo la política en tiempos de imperio y de decadencia. Son la forma por la cual el terrorismo establece canales de interlocución con ese poder imperial. A través de esos atentados, Al Qaeda se está convirtiendo en el verdadero interlocutor político de Bush. En la sombra de su espejo. En su interlocutor necesario. Esos atentados generan un miedo latente, persistente. Bush tiene a su favor ese miedo. Tal como van las cosas, la administración Bush sabe que la conciencia social en Estados Unidos está fragilizada desde el 11-S. Esa vulnerabilidad es una enorme oportunidad para instalar el miedo de manera persistente, cotidiana. Cuando el miedo está ahí, la sociedad pide protección, solicita defensa. El poder asume ese pedido y genera mecanismos de control sobre esa incertidumbre. La sociedad comienza a sentirse vigilada, controlada. Pedía seguridad pero ahora le entregan control. Pedía certezas, pero ahora juegan con las incertidumbres y con la amenaza. La sociedad, para el poder, debe sentirse siempre amenazada, debe pedir seguridad, debe legitimar el control que se ejerce sobre ella. El Estado deviene en panóptico y la sociedad vive en la inseguridad y en el atemorizamiento permanente. En Estados Unidos, se llega al delirio de controlar hasta las lecturas que se hacen en las bibliotecas, los correos electrónicos, todos los estudiantes extranjeros son monitoreados cotidianamente por los servicios de inteligencia, e incluso se están desarrollando nuevos programas informáticos que puedan decodificar la forma de caminar de la gente para identificarlos mejor y controlarlos. Estados Unidos, la patria de El Federalista, el país de las libertades individuales, se está convirtiendo en un Estado totalitario, en el Gran Hermano de la pesadilla imaginada por Orwell. Así, el mejor regalo que puede recibir la administración Bush en estos meses de elecciones y de terrorismo, es justamente un atentado en contra de su seguridad nacional. No son gratuitas las alertas que hacen los organismos de seguridad del Estado norteamericano sobre la posible existencia de un nuevo atentado terrorista en contra de EEUU. Dadas las actuales características de quienes conforman el entorno de Bush, dada su falta de escrúpulos, su carencia total de una visión humanista, su apego desmedido por el poder, su pragmatismo absoluto, es bastante probable que este entorno político, considere que un atentado terrorista, bien puede ser una excelente oportunidad para que los norteamericanos opten por el único presidente que ha ofrecido hacer la guerra al terrorismo en donde quiera que éste se encuentre.
https://www.alainet.org/es/articulo/108894
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