De Cancún a Miami: El desarrollo del hemisferio en juego

20/11/2003
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El papel de la estrategia de desarrollo ha cedido gradualmente su lugar a la estrategia de liberalización, en el entendido de que la liberalización del comercio por sí sola conducirá inevitablemente al desarrollo sostenible, lo cual no es así. Comunicado de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Cancún, Septiembre 2003.

Después de la controvertida reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún en septiembre 2003, los ojos del mundo apuntan ahora a la ciudad de Miami, donde los ministros de comercio de las Américas se reunirán este noviembre para discutir lo que pretende ser el bloque comercial más grande del mundo, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El proyecto ALCA surgió de la Cumbre de las Américas de 1994, en la misma ciudad de Miami. Concebido como parte de la “Iniciativa de las Américas” lanzada por el Presidente Bush (padre) en 1991, pretende poner un marco jurídico a las políticas de liberalización, apertura al comercio e inversiones extranjeras y de desregulación del Estado que han sido promovidas durante más de 20 años por los Estados Unidos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo bajo el llamado “Consenso de Washington”.

Sin embargo, hoy en día ese modelo enfrenta una crítica resonante, no sólo por los inaceptables niveles de pobreza y desigualdad generados, que se concentran sobre todo entre las mujeres y las poblaciones rurales, sino también por la poca capacidad de generar crecimiento. Camino a Miami, el ALCA se tambalea ante las crecientes dudas sobre sus implicaciones para el futuro desarrollo del hemisferio.

Varios gobiernos de la región quieren revisar los términos de negociación del ALCA. La fecha arbitraria de 2005 para concluir las negociaciones parece irrealista dados los pocos avances en los grupos de trabajo y las controversias sobre temas centrales. Excluidos de las negociaciones, cada vez más sectores representativos de la sociedad civil en la mayoría de los países del hemisferio se están pronunciando en contra del ALCA y planteando alternativas.[1]

En Cancún se dio una confrontación de intereses entre países desarrollados y países en vías de desarrollo, y se abrió camino a la esperanza de que los legítimos intereses de estos últimos puedan ser abordados en el escenario multilateral. En este contexto, el proyecto del ALCA, socava las posibilidades de éxito de las negociaciones en la OMC. En este camino de Cancún a Miami, Oxfam Internacional reitera su oposición al ALCA, y conjuntamente con otros actores sociales en el hemisferio planteamos propuestas distintas para que el comercio y las inversiones realicen su potencial y contribuyan al desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza.

Lecciones para el ALCA: El Tratado del Libre Comercio de América del Norte:

El primer paso en grande del proyecto hemisférico del ALCA, y el modelo para los acuerdos y negociaciones sucesivas, ha sido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) acordado entre Estados Unidos, Canadá y México en 1993. Para el resto de los países de América Latina y el Caribe, la experiencia de México con el TLCAN deja lecciones importantes.

En México, según el Banco Mundial, 45 millones de mexicanos pobres viven con menos de US$2 al día, de ellos 10 millones viven en la pobreza extrema, con menos de US$1 al día.[2] Los altos niveles de pobreza se han mantenido como constantes durante el TLCAN, aunque según datos de la CEPAL el nivel de pobreza rural ha aumentado en la última década.[3]

Naciones Unidas en su primer informe sobre el Desarrollo Humano en México en el año 2002, ubica a México en el lugar 54 de 173 países en el índice de desarrollo humano, el mismo ranking que a principios de los años noventa. El Banco Mundial destaca las enormes diferencias entre ricos y pobres, el norte y el sur, las ciudades y el campo, y entre hombres y mujeres que han aumentado en los últimos 10 años. La incapacidad del TLCAN de abordar el problema de la pobreza y la desigualdad entre países tan asimétricos como Estados Unidos, Canadá y México es indicativo de las limitaciones de un ALCA que repite el esquema del TLCAN.

Sin embargo, para México las cifras macroeconómicas son citadas por los defensores del modelo como sinónimo del éxito. México se ubica entre los primeros 10 países exportadores del mundo, sus exportaciones crecieron de US$51 millones en 1993 a US$160 millones en el 2002. Durante buena parte de la década de los 90, México fue el mayor receptor de inversión extranjera en el mundo, con un increíble acumulado de 153 mil millones de USD durante el TLCAN.[4] Sin embargo, el prometido crecimiento económico no ha llegado: un promedio anual de crecimiento de menos de 1% durante el TLCAN solo ha exacerbado las grandes desigualdades sociales. Según un informe del 2003 de las Naciones Unidas, la economía mexicana está virtualmente estancada por tercer año consecutivo. [5]

La integración económica entre México, EEUU y Canadá podría haber ayudado a combatir la pobreza y la desigualdad, pero la manera en que el TLCAN la abordó, socavó dicho potencial. Por ejemplo el TLCAN debilitó substancialmente el rol regulador del Estado mexicano, de manera que los flujos de comercio e inversiones han tenido una pobre conexión con las cadenas productivas nacionales, con poco efecto multiplicador para el resto de la economía, para generar crecimiento y empleo.

Por otro lado, al permitir la entrada a productos agrícolas subsidiados, el TLCAN causó estragos entre los millones de pequeños productores de granos básicos.

En lugar de asimilar las lecciones del TLCAN, se pretende extender las mismas reglas al resto del hemisferio. En particular, Estados Unidos está promoviendo el mismo modelo de acuerdo comercial, habiendo concluido uno con Chile y promoviendo un acuerdo con Centroamérica para este mismo año. Canadá esta promoviendo un acuerdo parecido con cuatro países centroamericanos. Estos acuerdos igual que el ALCA, incluyen la liberalización comercial en la agricultura, la desregulación de las inversiones y reglas estrictas de propiedad intelectual que limitan el acceso al conocimiento y la tecnología. En general, estas reglas dañan la capacidad de los gobiernos para hacer que el comercio funcione en favor de las metas de desarrollo y erradicación de la pobreza.

Un balance entre multilateralismo y regionalismo

Desde la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, las negociaciones comerciales a nivel multilateral han estado caracterizadas por un lado, por la creciente protesta de organizaciones de la sociedad civil contra el modelo y por el otro, la creciente oposición de algunos países en vías de desarrollo a una agenda impuesta por los países ricos. Después del debacle de Seattle, en la reunión ministerial en Doha, los países ricos reconocieron que los acuerdos comerciales habían perjudicado el desarrollo, y acordaron una llamada “Ronda de Desarrollo”.

Pero, previo a Cancún, los Estados Unidos y la Unión Europea se habían destacado por el incumplimiento sistemático de casi todos los compromisos adquiridos en la reunión anterior en Doha, sobre todo en los temas sensibles a la problemática del desarrollo y la pobreza así como el acceso a medicamentos de bajo costo y reformas en la agricultura. La aprobación por los Estados Unidos del nuevo “Farm Bill” en 2002, que aumentaba los apoyos internos en agricultura, seis meses después de haberse comprometido a reducirlos en Doha, ilustra éste problema.

En la víspera de Cancún, un bloque de países, llamado el G20, encabezado por Brasil, Sudáfrica, India y China, planteó una contrapropuesta a los EEUU y la Unión Europea para abordar los subsidios y apoyos internos de estos países que distorsionan los mercados. Al mismo tiempo numerosos países[6], plantearon la necesidad de consideraciones especiales para ciertos productos agrícolas por su importancia para la seguridad alimentaria y la agricultura de pequeños productores.

Ante la imposibilidad de imponer sus intereses en Cancún, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, fustigó el escenario multilateral y anunció las pretensiones del gobierno de los EEUU de buscar acuerdos más a su gusto en el ámbito bilateral y regional. De cara a la reunión ministerial en Miami, varios países latinoamericanos recibieron presiones sin precedentes para salir del grupo del G20, y de adoptar una declaración que respalde el proyecto del ALCA, tal como hicieron un grupo de 13 países, en la reciente reunión vice-ministerial, en Trinidad y Tobago.

En el ALCA, en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Centroamérica y con los acuerdos bilaterales, los EEUU y Canadá presionan por reglas más ambiciosas que las de la OMC buscando incluir los temas de inversiones, compras gubernamentales, políticas de competencia y facilitamiento del comercio que fueron rechazados en Cancún. Al mismo tiempo, los Estados Unidos promueven reglas más estrictas de propiedad intelectual que parecen olvidar los acuerdos de Doha. Sin embargo, a pesar del interés expresado por el resto de los países del hemisferio, los Estados Unidos rechazan el abordaje del tema de subsidios y apoyos internos en agricultura. Esta posición, explicitada en la reunión en Trinidad y Tobago, va de la mano con el intento de culpar a Mercosur y particularmente a Brasil y Argentina por dificultar las negociaciones.

Estas presiones ilustran una estrategia deliberada de socavar el proceso de construcción multilateral, para privilegiar el ámbito regional y bi-lateral donde los países pobres tienen menos fuerza. Para Oxfam Internacional, un sistema comercial regional fraguado bajo enormes presiones políticas de la principal potencia económica del mundo no conduce a nuestra perspectiva de Comercio con Justicia.

Porque decir NO al ALCA:[7]

América Latina y el Caribe enfrentan graves problemas sociales y altos índices de pobreza. Según la CEPAL, en el año 2002 se registraron 220 millones de personas viviendo en la pobreza, lo que representa el 43.4% del total de habitantes.[8] Cualquier planteamiento de integración debe partir de la imperante necesidad de combatir estos niveles inaceptables de pobreza y exclusión.

Se necesitan reglas justas para la agricultura:

Más de 120 millones de personas dependen directa ó indirectamente de la agricultura en Latinoamérica y el Caribe. El ALCA profundizaría la liberalización agrícola dejando a los pequeños productores aún más vulnerables al “dumping” de productos altamente subsidiados de los Estados Unidos.

Estos subsidios privilegian a la gran agroindustria, amenazando los medios de vida de los pequeños productores tanto en América Latina como en los Estados Unidos, agravando la crisis de seguridad alimentaria.

Oxfam Internacional propone:

  • Poner fin al dumping de alimentos que destruyen medios de vida de millones de personas al establecer una competencia injusta en los mercados internos. Proponemos la eliminación de todos los subsidios que directa o indirectamente permiten exportar por debajo de los costos de producción. Los subsidios y apoyos internos a sectores o productos son justificados por razones sociales o ambientales, pero las reglas tienen que impedir que esto se convierte en “dumping”.

  • Lograr un tratamiento especial en la agricultura, que permita exentar de los compromisos de liberalización productos que sean esenciales para la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.

  • Lograr un mayor y más seguro acceso a los mercados de los EEUU y Canadá con la suspensión de los obstáculos arancelarios y no-arancelarios a los países pobres, y la eliminación del uso arbitrario de reglas anti-dumping por parte de los EEUU. Deben pactarse mecanismos que impidan que se disfracen de medidas fitosanitarias y normas de calidad, barreras no justificadas al comercio.

Inversiones vinculadas al desarrollo:

La inversión extranjera directa se ha convertido en los últimos diez años en la mayor fuente de transferencia financiera de los países ricos a los países pobres, y podría tener un potencial para contribuir al desarrollo y la lucha contra la pobreza. Sin embargo, como hemos visto en el caso de México, el auge cuantitativo de inversiones ha tenido un pobre impacto cualitativo en la problemática económica y social. Las reglas sobre inversiones del TLCAN han limitado la posibilidad de regular la inversión, lo que ha dado por resultado una muy pobre conexión con las cadenas productivas nacionales.

El gobierno de los EEUU y de Canadá pretenden reeditar las reglas de inversión del TLCAN (contenidas en el Capítulo XI) que privilegian los intereses de las grandes corporaciones. Al eliminar los requisitos de desempeño sobre contenido nacional o transferencia tecnológica e impedir el uso de inversiones para promover políticas industriales nacionales, estas reglas quitan las herramientas que vinculan las inversiones al desarrollo. Las cláusulas que autorizan a empresas transnacionales demandar a los Estados, es otro ejemplo del desequilibrio a favor de los privilegios corporativos.

Oxfam Internacional propone:

  • Eliminar las reglas de inversión propuestas en el ALCA.

  • Que los gobiernos retengan el derecho de introducir requisitos de desempeño y medidas que contribuyan a desarrollar vínculos entre el sector exportador y la economía local, asegurando el desarrollo de la capacidad productiva local.

  • Que los gobiernos puedan ejercer controles sobre los flujos de inversión especulativa de corto plazo, o cuando tenga el potencial de amenazar los derechos laborales y ambientales, o cuando no contribuya al desarrollo.

Acceso a los beneficios del conocimiento y tecnología:

El acceso al conocimiento, investigación, ciencia y tecnología es esencial para el desarrollo y la reducción de la pobreza, sin embargo las reglas de propiedad intelectual que Estados Unidos desea incluir en el ALCA podría incrementar substancialmente sus costos. La gente común sentiría el efecto al pagar aún más por la adquisición de medicamentos.

Los países latinoamericanos y caribeños ya están obligados a aplicar altos y perjudiciales niveles de protección de propiedad intelectual por el Acuerdo de Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC) de la OMC. El costo de implementación de este acuerdo ya es alto e incrementará los precios de muchos bienes, tecnologías importadas, y medicamentos. Las casi 2 millones de personas viviendo con VIH/SIDA en América Latina y el Caribe y los programas de salúd pública simplemente no pueden pagar el alto costo de medicamentos patentados.


Oxfam Internacional propone que:

  • Los países de la región cumplan con la Declaración de Doha de la OMC para mejorar el acceso a medicinas esenciales a bajo costo.

  • Se elimine el acuerdo sobre propiedad intelectual a nivel regional. Estados Unidos debe dejar de utilizar la presión bilateral en los acuerdos comerciales para obligar a los países a adoptar reglas ADPIC-plus que favorecen los intereses corporativos y las utilidades, en lugar de compartir el conocimiento para una mejor salud y acceso a la tecnología.

Una propuesta alternativa de integración:

La orientación del ALCA no ofrece esperanzas de que pueda arreglarse con simples reformas. Hace falta un esquema de integración alternativo que propicie el desarrollo con equidad y sustentabilidad. Oxfam Internacional propone:

  • Que ciertos temas sean eliminados de la agenda regional para ser tratados en el ámbito multilateral. El escenario multilateral es necesario para lograr una coherencia global y para que los países pobres puedan trabajar y negociar colectivamente para defender sus intereses. La proliferación de acuerdos regionales y bi-laterales que van más allá de la OMC, fraguados bajo la presión política y económica de los Estados Unidos, está socavando la posibilidad de que los países en vías de desarrollo puedan defender sus intereses en el ámbito multilateral.

  • Que la integración regional tome como punto de partida un tratamiento especial y diferenciado que busque compensar las enormes asimetrías entre países de la región. Se debe desarrollar programas y mecanismos de compensación que privilegien la cooperación para el desarrollo, con medidas de apoyo a los países en vías de desarrollo a la luz de la experiencia de la integración europea.

  • Los esquemas de integración intra-regional, como MERCOSUR o la Comunidad Andina de Naciones (CAN), o CARICOM, deben ser promovidos para potenciar las relaciones comerciales y la complementariedad entre países del Sur y un mayor acceso a los mercados de la misma región. Una interdependencia intra-regional que busque fomentar mutuamente los mercados domésticos, permitiendo a su vez el libre flujo y tránsito de mano de obra, ofrecería mayor potencial de crear mercados internos sólidos, estables y un crecimiento sostenible, reduciendo a su vez la dependencia de los Estados Unidos. Estos esquemas de integración no han sido suficientemente explorados, ni promovidos.

Conclusión:

En el camino a Miami, el ALCA se tambalea ante las diferentes perspectivas y visiones. Hay una fuerte oposición de parte de organizaciones de la sociedad civil, y varios gobiernos quieren replantear los términos de negociación. Las reglas que promueve el ALCA, sobre todo a través de la liberalización comercial en la agricultura, la desregulación de las inversiones y las reglas de propiedad intelectual, repiten los errores del TLCAN y limitan la capacidad de los gobiernos para hacer que el comercio funcione en favor de las metas de desarrollo y erradicación de la pobreza. Por estas razones Oxfam Internacional se opone al ALCA, y planteamos un esquema alternativo de integración que responda a los intereses regionales de desarrollo.


[1] “Alternativas para las Américas”. . Alianza Social Continental, Diciembre 2002. .

[2] Banco Mundial en México, Reseña sobre México. . 2003

[3] “Indicadores Sociales Básicos de la sub-región norte de América Latina y el Caribe” Edición 2002, CEPAL. . Naciones Unidas.

[4] Fuente: Banco de México. .

[5] “Mexico: evolución económica durante 2002 y perspectivas para el 2003” Naciones Unidas, Comisión Económica par América Latina y el Caribe, CEPAL, México, 6 de agosto 2003.

[6] Según posiciones del G20 y de los países de la Unión de África, Asia, Caribe y el Pacífico, y los países menos desarrollados presentadas en Cancún sobre agricultura.

[7] Para un análisis más detallado de la posición de Oxfam Internacional sobre el ALCA ver: “Comercio con Justicia para las Américas. . Agricultura, Inversiones y Propiedad Intelectual, tres razones para decir no al ALCA.” Oxfam Internacional. . Enero 2003.

[8] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). . Panorama Social de América Latina 2002-2003. .

https://www.alainet.org/es/articulo/108832?language=es

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