Los norteamericanos ocuparon Bagdad. Sea que Hussein haya huído o planee continuar la lucha, no parece probable el comienzo de una etapa estable para la región. El tercer round de este combate fue ganado a través de un knock out técnico por los Estados Unidos. Luego de un primer round en el que se vieran obligados a detener la marcha y replantearse el esquema, un segundo en el cual los golpes mutuamente propinados alcanzaron intensidad abrumadora -pese a la desproporción de las fuerzas-, el monstruoso ejército norteamericano pudo entrar por fin en Bagdad. Fueron festejados por un grupo de lúmpenes o sinceros admiradores; comoquiera que fuese no superaban los 100 o 200 entusiastas, en una ciudad que alberga unos 4.000.000 de habitantes. El abandono de la plaza por el ejército de Sadam Hussein constituyó una sorpresa para muchos. Pese a ello, todos los que ansiamos la paz suspiramos aliviados. ¿El final? La huída sin dejar huellas del ejército iraquí puede significar varias cosas. De ellas podrían ser relevantes para nuestro análisis tres: 1) Que se haya desarticulado al núcleo de la Fuerza Republicana, inhabilitándola para el combate. 2) Que Hussein haya decidido abandonar definitivamente la lucha y esconderse. 3) Que se haya efectuado una retirada estratégica, para pasar luego a una guerra de guerrillas. Cualquiera haya sido la realidad de los Hussein, difícilmente se pueda afirmar que esto constituye el final de esta guerra iniciada unilateralmente por los Estados Unidos. 2, 3, muchas palestinas Dentro del proyecto estratégico de vastos alcances, lanzado por el equipo de Bush en septiembre de 2001, no está prevista la paz en el corto plazo. La intención de provocar miniguerras controladas por las enormes fuerzas norteamericanas, no sólo tiene el propósito de patear la mesa y redistribuir los naipes. También es considerada la única solución para la grave crisis económica que atraviesa EE.UU. Volviendo al caso Iraq, el resultado de esta ocupación podría ser el surgimiento de una resistencia popular que convierta a este país en una nueva Palestina. Ataques suicidas, levantamientos parciales de la población, golpes guerrilleros, serán posiblemente la información que comenzaremos a recibir desde Bagdad. No necesariamente estas acciones serán comandadas ya por Sadam Hussein. Aún suponiendo que tuviese al núcleo de sus fuerzas intacto, puede haber abandonado la lucha para retirarse a disfrutar de un exilio dorado. Pero seguramente no incluirá en él a amplias franjas de lo que fuese su ejército, quienes junto a otros sectores políticos sí podrían impulsar la conformación de pequeñas fuerzas de resistencia al invasor. Choque de civilizaciones Además de la resistencia local, al invadir el país los marines se abrió en Iraq un espacio para el juego violento de otros factores. Al presente circulan clandestinamente por el país grupos altamente entrenados de combatientes palestinos, iraníes, afganos, sirios, libios, y de otras procedencias, decididos a causar el mayor daño posible a los occidentales. También ellos poseen un proyecto estratégico: el de la liberación árabe. Con todo lo que esto implica, no sólo el manejo independiente de los inmensos recursos con que cuenta la región, sino la autodeterminación cultural, cuestión que ocupa un puesto central en su mística guerrera actual. Este último factor induce a suponer que la lucha no será abandonada fácilmente por los numerosos movimientos políticos mencionados. Basándonos en esta consideración, pues, nada permite afirmar con propiedad que la guerra haya terminado, con la ocupación de Bagdad por fuerzas norteamericanas. Es posible que no haya hecho otra cosa que comenzar.