El Vía Crucis del migrante, camino de la esperanza

04/04/2003
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La Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala, se solidariza con el sufrimiento y el calvario de miles de migrantes que buscan salir de la pobreza y caminan con la esperanza de encontrar un lugar para vivir dignamente. Quienes estamos junto a los migrantes, conocemos profundamente su dolor por haber dejado a la familia y la patria que los vio nacer. Pero no sufre solamente él. Es un dolor para toda la familia. En la búsqueda de una vida más digna los y las migrantes se enfrentan a vejámenes, discriminaciones, racismos, xenofobias. Por tal razón, frente a la falta de políticas económicas de desarrollo equitativo en los países expulsores de migrantes, a la comunidad nacional e internacional; Denunciamos 1.. Las políticas económicas de los gobiernos de la región que han reconocido solo la importancia de la globalización del mercado y la integración de los intereses económicos de grandes corporaciones financieras por medio de los Tratados de Libre Comercio, dejando a los pobres sin empleos y salarios dignos, sumergiéndolos en una extrema vulnerabilidad por la falta de habilidades laborales especializadas. 2.. Los inhumanos y vergonzosos tratos a los migrantes de parte de algunos Agentes de Migración de México y Estados Unidos. En las fronteras a los indocumentados interceptados, se les niega consultar a un abogado, familiar o tutor e inclusive solicitar asilo. 3.. Las estrictas leyes migratorias adoptadas por los gobiernos, que han estado marcadas por la corrupción, atropellos, y abusos sistemáticos a los Derechos Humanos de los migrantes. A consecuencia de la ausencia de derechos y políticas justas los migrantes sufren a manos de asaltantes y "coyotes" en las zonas fronterizas. 4.. Las políticas de control fronterizo de los gobiernos. Ellas han contribuido al abuso e inclusive a la muerte de migrantes en México y en los Estados Unidos. El gobierno estadounidense ha emprendido iniciativas de bloqueo fronterizo de control a indocumentados. Los datos oficiales señalan que hasta la fecha más de 2.000 migrantes han perdido la vida; muchos de ellos ahogados, por insolación o por deshidratación. Esta pérdida de vidas humanas clama al cielo. Con la convicción de encontrar siempre personas que usan su liderazgo en bien de los demás, Pedimos 1.. Que los gobiernos enfrenten la realidad de la globalización y trabajen a la vez por la globalización de la solidaridad a favor de los más pobres y excluidos. 2.. Que los gobiernos armonicen sus políticas migratorias, de tal forma que se respete la dignidad de los migrantes y se reconozcan las consecuencias sociales de la migración. 3.. Que las políticas migratorias sean humanitarias y reconozcan el derecho al "Debido Proceso" a toda persona migrante, especialmente en el caso de los indocumentados, quines no gozan de esta protección y pueden ser expulsados por razones arbitrarias. 4.. Que los gobiernos que todavía no han ratificado la Convención Internacional de los Derechos Humanos de los Migrantes Trabajadores y sus Familiares, lo hagan. Es un instrumento internacional que brinda protección a los migrantes en los aspectos de los derechos civiles, políticos, jurídicos, económicos, sociales y culturales. 5.. Que la administración del sistema migratorio se imbuya de un pleno estado de derecho. La actual política migratoria de la región aparece en algunos casos contradictorios. Instamos a las autoridades migratorias a fortalecer la participación de Iglesias y organizaciones de la sociedad civil, como factores para conseguir una sana transparencia en el sistema migratorio. Todo esto lo pedimos porque desde nuestra fe contemplamos a Jesús sufriente en los migrantes, hombres y mujeres. Ellos como Jesús cargan con la cruz de una vida dura y difícil. Esperamos que la contemplación de Jesucristo, nuestro Señor con la cruz a cuestas despierte en todos los guatemaltecos sentimientos de solidaridad, de paz y apoyo a los migrantes. Finalmente, para implorar de Dios, su misericordia y su perdón, por todos los daños que sufren los migrantes, en su cuerpo y en su alma, hemos decidido celebrar este Vía Crucis, Camino de la Cruz. + Alvaro L. Ramazzini I.
Obispo de San Marcos y Presidente de la Pastoral de Movilidad Humana
Conferencia Episcopal de Guatemala Guatemala de la Asunción, 04 de Abril de 2003.
https://www.alainet.org/es/articulo/107274
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