El circo de la diplomacia
27/02/2003
- Opinión
Hay artículos que valen más que cientos de discursos. Uno de ellos es
el que acabo de leer de Paulo Coelho. Se refiere a los políticos,
enfrascados en la obsesiva proclama de que Sadam es el responsable de
todo. Coelho les ofrece una guía segura para localizar las armas tan
buscadas, poder destruirlas, sin una gota de sangre y poder beneficiar
con los costes inmensos de la guerra a millones de seres humanos en
Brasil, Africa y Europa. No tienen sino dar mandato a los inspectores
para que viajen a EE.UU., a la CIA y reclamarles todos los informes
que dicen poseer sobre las armas escondidas, volverse con ellos y
controlar su inmediata eliminación. En caso de no disponer de esos
informe la CIA, que vayan a la Casa Blanca, a la habitación particular
de Bush y, si después de mirar debajo de la cama, no encuentran
nada, que llamen a su psiquiatra para que le medique y le libere de la
fatal pesadilla que sufre, no sea que actúe contra la humanidad.
Hace días que venimos contemplando a políticos y diplomáticos que,
sin descanso, se suben a tarimas para repetir siempre lo mismo: Sadam
debe desarmarse, viene incumpliendo las resoluciones de la ONU, es un
peligro inminente para todos, el tiempo se le acaba, debe ser atacado
con pruebas de los inspectores o sin ellas, hay que desmantelar su
régimen y dejar que EE. UU. entre como dueño y establezca un
régimen "democrático".
Ni palabra sobre la cuestión central
A pesar de que, reiteradamente, analistas serios y fiables han
probado y superdicho que la razón de esta guerra es el petróleo (el
robo del petróleo) y el poder dominar la zona para reorganizarla de
acuerdo con los intereses de EE.UU.
Nadie niega la execrable dictadura de Sadam. Pero nadie, con
datos y argumentos consistentes, afirma que Sadam sea ahora un
peligro o una amenaza grave para la seguridad y estabilidad de la
zona oriental. Ningún país se siente amenazado ni, mucho menos,
agredido, ni con peligro de serlo. Y, sin embargo, nada de la cuestión
central, a nuestros políticos se les nota ausentes, recitantes de un
guión ajeno mal aprendido: Sadam debe desarmarse, desarmarse,
desarmarse...
Un país, Irak, embargado, bombardeado, arruinado, más débil
ahora que cuando la guerra del Golfo, se enfrenta al ejército más
poderoso del mundo, en posesión de armas nucleares, bacteriológicas y
químicas como ningún otro. Este ejército, supertecnológicamente
armado, sale a luchar contra un pueblo indefenso (está demostrado que
en las últimas guerras las víctimas civiles han alcanzado un 98 %),
no entra a combatir con otro ejército sino que, con bombas
inteligentes lanzadas desde 16 .000 m. de altura, alcanza sus
objetivos sin apenas riesgo.
Y, sin embargo, nada de la cuestión central . A la postre, el
provocador de la guerra, y el culpable, es Sadam.
Se está pregonando ya cómo va a ser la guerra, cuántos soldados,
compañías especializadas, bombas, helicópteros, portaviones,
misiles, etc. van a intervenir, cuánto va a durar, cómo será el
reparto, etc. No he oído, todavía, ni una palabra a Bush, Rumsfeld,
Cheney, Condoleezza, etc. sobre la tragedia de miles y miles de
inocentes masacrados (sus efectos colaterales) ni cuestionarse sobre
la legitimidad de ese crimen. ¿Dónde tienen los ojos y el corazón? Y
luego que sus ejércitos vuelvan a sus lares aireando su victoria, cual
héroes, con todas sus fanfarrias, y serán aclamados en la calle y
en el capitolio, en nombre de la patria y de dios. ¿No se pueden
acuñar, para este momento, las palabras del Che: "Estados Unidos no
es gendarme de la libertad, sino perpetuador de la explotación y la
opresión contra los pueblos del mundo y contra buena parte de de su
propio pueblo?"
Hay que comunicar luz a las palabras: esto no es una guerra, es
una agresión unilateral, una cobardía, una masacre calculada y sin
precedentes.
(Y esto lo decimos visceralmente, - es decir, con una inteligencia que
no puede dejar de ser cordial, sentiente, visceral-, cuantos amamos
a las personas, a los pueblos y a la humanidad).
Nuestros actores políticos saben, todos ellos, que , según la
resolución 687 –cosa que ha recalcado el secretario general de la Liga
Arabe, Amr Mussa-, "El desarme de Irak debe formar parte de la total
eliminación de las armas de destrucción masiva en Oriente Próximo. Y
todo el mundo sabe que Israel almacena numerosas armas de destrucción
masiva. La comunidad internacional debería obligarle a renunciar a
ellas. Pero, estamos asistiendo al escándalo de un doble rasero. Se
presta una gran atención a la sospecha de que Irak puede tener armas
de destrucción masiva y se acepta la realidad de que otro país de la
zona las tiene".
Sobre esto, nada. ¿Qué les lleva a concertarse tan
admirablemente? ¿Por qué se aprieta con firmeza a Irak y se deja en
impunidad a Israel? ¿No son los mismos los que en una parte gritan y
en otra callan?
Es aquí donde la acrobacia político-diplomática deja de ser
espectáculo, para convertirse en melodrama. Porque, ¿a tan alto
grado de enfatuamiento han llegado que piensan obrar en nombre propio
y no de la sociedad, como si fuesen dueños de la vida de las personas
y de los pueblos?
Quien compra manda, decía el Che. Y, al final, Turquía cede a
Bush sus bases por miles de millones de dólares. Cuando el Gobierno
de EE. UU. habla, los demás tiemblan. El dinero es poder, poder para
pasar por encima de la razón, del derecho y de la ética; poder para
presionar, chantajear y someter. Y, así, vuelta a recitar el
estribillo: Sadam es el hombre más peligroso, debe ser desarmado, etc.
La política, Sr. Powell, no es lo que se dice sino lo que se
hace. Y no venga con que, en estos últimos cien años, la política de
su país no tiene nada de qué arrepentirse. Porque tenemos memoria y
sabemos de las dictaduras que los gobiernos de su país han
entronizado y de las democracias que han derrotado, siempre que unas
y otras hayan servido o se hayan apartado de su intereses. Nos ha
tocado ver cómo los campesinos de El Salvador, Honduras, Guatemala ,
etc. eran degollados por la "contra", los "escuadrones de la
muerte",... entrenados por EE.UU. Y eran llamados "paladines de la
libertad". Y vimos con qué desprecio EE.UU. acogía el veredicto del
Tribunal Internacional de la Haya (de los 15 votos, sólo EE.UU. e
Israel se abstuvieron) y que obligaba a EE. UU. a resarcir a la
Nicaragua sandinista con 16.000 millones de dólares por los destrozos
de la guerra.
Yo me contentaría con que los políticos dejen de ser altavoces
sin alma, muñecos sin dignidad personal y nacional. Me contentaría
con no volver a oirles argumentos que les imponen pero que ellos no
creen. Me contentaría con que ningún medio (periódico, radio,
televisión,...) les diese cancha para repetir vanos discursos. Porque
desde el momento en que les permitimos argumentar con la lógica del
imperio, hemos caído en la trampa, y damos como válida su falaz
dialéctica.
El problema es el robo del petróleo, digámoslo una y otra vez,
de frente, y no permitamos que nos lleven a un terreno falso. Ellos,
encantados con que nos traguemos la monstruosidad del diabólico Sadam
, sin más, y, así, poder exhibir buena conciencia y alegar legalidad
internacional.
No por decir esto, espero nos traten de sentimentales,
populistas, manipulados, irresponsables, ni nos exijan hacer profesión
de repudio y condena, -como parece obligado hacer siempre que sale
este asunto, si no se quiere levantar sospechas de pasividad o
complicidad- sobre la dictadura de Sadam. Se trata de otra cosa.
Porque si no, nos aguardan otras muchas dictaduras, recientes, que
fueron mimadas por los que ahora detestan a ésta y no maldijeron ni
combatieron para nada a aquellas.
¿Los políticos, por ser políticos, deben renunciar a ser libres?
Hablan en nombre de. Y el "en nombre de sí" lo dejan, seguramente en
momentos personalmente comprometedores y decisivos, aparte. Y surge
entonces el espectáculo monótono, penosamente gregario, de verlos
declamar, por turno, lo que se les impone.
El circo es espectáculo, y la actuación de muchos políticos es
espectáculo, no ciertamente de diversión y de risa, sino de rechazo y
aborrecimiento. "Es legítimo, escribe Thomas L. Friedmann, periodista
del The New Yord Times, que el equipo de Bush haga de Sadam el centro
del mundo, pero dos años de fanfarronadas han conseguido que mucha
gente haga oídos sordos a los argumentos de EE. UU. Hay demasiada
gente que ya no acepta la fuerza de EE.UU. como algo bueno".
* Benjamín Forcano, Teólogo
https://www.alainet.org/es/articulo/107046
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